Encuentro con la Palabra - Ciudad Redonda
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JUEVES SANTO<br />
Oración<br />
de <strong>la</strong> mañana<br />
“Vemos a Jesús coronado de gloria y honor por su pasión y<br />
muerte. Así, por <strong>la</strong> gracia de Dios, ha padecido <strong>la</strong> muerte para bien<br />
de todos. Dios, para quien y por quien existe todo, juzgó <strong>con</strong>veniente,<br />
para llevar a una multitud de hijos a <strong>la</strong> gloria, perfeccionar y<br />
<strong>con</strong>sagrar <strong>con</strong> sufrimientos, al guía de su salvación”. Hb.2.<br />
Estamos ya, en los días más c<strong>la</strong>ve, de esta semana.<br />
Vemos <strong>la</strong> figura de Cristo, enfrentado ya <strong>con</strong> <strong>la</strong> pasión<br />
y <strong>la</strong> muerte que le espera, “ para bien de todos” , y “ llevar<br />
una multitud de hijos a <strong>la</strong> gloria” . Tarea de “ gloria<br />
y honor” , pero también tarea que ha de realizar desde<br />
una vida rota, y desde una sangre derramada.<br />
Es normal, que el miedo se apodere de él, y <strong>con</strong><br />
lágrimas y <strong>con</strong> sangre, grite al Padre, que “ pase de él<br />
este cáliz” . Pero el amor puede más que el miedo, y el<br />
cáliz lo bebió hasta agotarlo. Así es el amor.<br />
Oración<br />
de <strong>la</strong> tarde<br />
“Jesús, para <strong>con</strong>sagrar al pueblo, <strong>con</strong> su propia sangre, murió<br />
fuera de <strong>la</strong>s mural<strong>la</strong>s. Salgamos, pues, fuera del campamento, cargados<br />
<strong>con</strong> su oprobio, que aquí no tenemos ciudad permanente,<br />
sino que andamos en busca de <strong>la</strong> futura. Por su medio, ofrezcamos<br />
<strong>con</strong>tinuamente a Dios, un sacrificio de a<strong>la</strong>banza, es decir, el fruto<br />
de unos <strong>la</strong>bios que profesan su nombre”. Hb.13.<br />
Nos sobrecoge el silencio del misterio de esta tarde.<br />
Es el amor el que hab<strong>la</strong>. La sangre de un Dios, hecho<br />
Hombre, es “ Pa<strong>la</strong>bra <strong>con</strong>secratoria” : esa sangre<br />
sagrada, nos hace a nosotros sagrados. Y desde<br />
entonces, somos un pueblo sagrado, <strong>con</strong> un destino<br />
futuro, que vamos rea-lizando desde el presente.<br />
Somos el precio de una sangre derramada, de un<br />
sacrificio total. Se ofreció él, al Padre, y en él, fuimos<br />
ofrecidos nosotros, en ofrenda permanente, para que<br />
<strong>con</strong>tinuemos siendo ofrenda agradable al Padre, en<br />
Cristo Jesús. Esa será nuestra “ eucaristía perfecta”<br />
ofrecida cada día.<br />
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