19.05.2013 Views

una entrevista con santiago béjar. - Portal sobre Patrimonio Musical ...

una entrevista con santiago béjar. - Portal sobre Patrimonio Musical ...

una entrevista con santiago béjar. - Portal sobre Patrimonio Musical ...

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

2<br />

Proyecto desarrollado por:<br />

Pilar Barrios y Ángel Domínguez:<br />

Grupo <strong>Patrimonio</strong> musical y educación.<br />

Universidad de Extremadura.<br />

Francisco Caballero:<br />

Grupo de Música e identidad extremeña (MUIDEX).<br />

Universidad de Extremadura.<br />

Patrocinan:<br />

Excmo. Ayuntamiento de Plasencia.<br />

Asociación de tamborileros “Santiago Béjar”.<br />

I.S.B.N. 978-84-15321-45-3<br />

Depósito Legal: CC-001251-2011<br />

Editado por c2o Comunicación<br />

Propiedad de todas las ediciones: Santiago Béjar.<br />

No está permitida la reproducción total o parcial de esta obra,<br />

ni su tratamiento o transmisión por cualquier medio o método<br />

sin autorización de sus autores.


Santiago Béjar.<br />

El hijo del tamborilero.<br />

3


4<br />

A todos aquellos que nos ayudaron<br />

a sacar este hermoso proyecto adelante.<br />

El diseño de la portada y <strong>con</strong>traportada<br />

están inspirados en las pinturas rupestres<br />

del castillo de Monfragüe,<br />

en Torrejón el Rubio (Cáceres),<br />

y en los paisajes de las sierras del norte de Cáceres.


PILAR BARRIOS MANZANO.<br />

Catedrática de Escuela Universitaria.<br />

Universidad de Extremadura.<br />

FRANCISCO JAVIER CABALLERO CARRASCO<br />

Profesor de Educación Secundaria.<br />

I.E.S. Francisco de Orellana. Trujillo.<br />

ÁNGEL DOMÍNGUEZ MORCILLO<br />

Antropólogo y Maestro de Educación <strong>Musical</strong>.<br />

Colegio Gabriel y Galán. Cáceres.<br />

Santiago Béjar.<br />

El hijo del tamborilero.<br />

En Plasencia, a 3 de Diciembre de 2011,<br />

día de San Francisco Javier.<br />

5


ÍNDICE DE CONTENIDOS.<br />

Unas palabras de Santiago Béjar. 9<br />

Prólogo. 10<br />

INTRODUCCIÓN. 13<br />

Canción de Santiago Béjar: Hospital Virgen del Puerto. 16<br />

1. MIS EXPERIENCIAS VIVIDAS CON SANTIAGO BÉJAR. 18<br />

2. UNA HISTORIA DE VIDA. 23<br />

2.1. Orígenes y transcendencia. 23<br />

2.2. La familia de Celedonio y Eusebia. 24<br />

2.3. Sus primeros pasos en la música. El salón de baile y la orquesta “Vista Alegre” 27<br />

2.4. Los años de juventud. 29<br />

2.5. La postguerra. 30<br />

2.6. La orquestina “Los Morriñas” (1941-1944) 31<br />

2.7. La boda y el servicio militar (1943-1944) 32<br />

2.8. La vuelta a casa. 33<br />

2.9. Un nuevo cambio de gusto, el rock and roll y las discotecas (1960) 34<br />

2.10. Emigración-viudedad-retorno. 35<br />

2.11. Un emigrante retornado el hombre orquesta (1980) 36<br />

2.12. El redescubrimiento de la gaita y el tamboril (1984) 37<br />

2.13. Los Coros de Plasencia. El reencuentro <strong>con</strong> su padre a través de García Matos (1990) 37<br />

2.14. Maestro de tamborileros (1993). 39<br />

2.15. Premios homenajes y re<strong>con</strong>ocimientos. 40<br />

2.16. Su vida actual. Su remanso de paz. El retorno a la naturaleza. 43<br />

3. EL MÚSICO. 45<br />

3.1. El músico teórico. 47<br />

3.2. El intérprete. 51<br />

3.3. El docente. 63<br />

3.4. ¿El futuro? 66<br />

4. LA MÚSICA Y LA VIDA: UNA ENTREVISTA CON SANTIAGO BÉJAR. 68<br />

5. EL MÉTODO. 79<br />

5.1. Justificación. 79<br />

5.2. Notación. 80<br />

5.3. Notación del ritmo. 82<br />

5.4. Introducción a la gaita y el tamboril. 82<br />

Pág.<br />

7


8<br />

6. PARTITURAS. 91<br />

6.A. TOQUES DE BAILE Y DANZA. 93<br />

6.A.1. Sones -<br />

6.A.2. Jotas. 94<br />

6.A.3. Pindongos. 106<br />

6.A.4. Perantones y Charradas. 112<br />

6.A.5. Otros bailes. 120<br />

6.A.6. Danzas. 134<br />

6.B. TOQUES VARIOS. 139<br />

6.B.1. Alboradas y pasacalles. 140<br />

6.B.2. De ronda. 142<br />

6.B.3. De bodas. 166<br />

6.B.4. Romances. 169<br />

6.B.5. Villancicos. 170<br />

6.B.6. De canto en situaciones diversas. 180<br />

6.B.7. Toques asimilados. 193<br />

7.C. RELIGIOSAS Y PARALITÚRGICAS. 197<br />

7. PARTITURAS Y TABLATURAS MANUSCRITAS. 211<br />

7.A. TOQUES DE BAILE Y DANZA. 211<br />

7.A.1. Sones 212<br />

7.A.2. Jotas. 213<br />

7.A.3. Perantones y Charradas. 218<br />

7.A.4. Danzas. 220<br />

7.B. TOQUES VARIOS. 221<br />

7.B.1. Alboradas y pasacalles. 222<br />

7.B.2. De ronda. 223<br />

7.B.3. Romances. 230<br />

7.B.4. Villancicos. 231<br />

7.B.5. De canto en situaciones diversas. 232<br />

7.B.6. Toques asimilados. 233<br />

7.C. RELIGIOSAS Y PARALITÚRGICAS. 235<br />

7.C.1. Tradicionales. 236<br />

7.C.2. Misa extremeña. 237<br />

ANEXOS<br />

1. Clasificación del repertorio por géneros. 242<br />

2. Índice alfabético de canciones. 243


UNAS PALABRAS DE SANTIAGO BÉJAR.<br />

9


10<br />

PRÓLOGO.<br />

Si en algún lugar del orbe reside la magia que aúna lo divino y lo humano, ese lugar<br />

es la <strong>con</strong>junción de valles fértiles y generosos que forman la Alta Extremadura, en cuya<br />

capital tuve el providencial privilegio de nacer .<br />

La banda sonora original de este reducto histórico y natural de excepción no es otra que<br />

la música que emana del primitivo y pastoril son de gaitas y tamboriles, sones que inun-<br />

dan de vida, fiesta y oración de cada pueblo del norte extremeño, desde Gata al Arañuelo,<br />

desde el Alagón a Monfragüe .<br />

Allí donde huele a miel de las Hurdes, a cerezas del Jerte, a castaños del Ambroz, a<br />

pimentón de la Vera, al aceite de la Trasierra y Granadilla..., todo lo inunda la luz brillante<br />

de la gaita extremeña y el tamboril, cincelando en madera y cuero profundas melodías que<br />

dibujan en el inmenso cielo altoextremeño el rostro amable de los infinitos tamborileros<br />

que marcaron <strong>con</strong> música y vida el devenir histórico de <strong>una</strong> tierra rica en buenas y traba-<br />

jadoras gentes .<br />

Caminando por el sendero marcado por el insigne etnomusicólogo placentino del que<br />

celebramos en 2012 el centenario de su nacimiento, Don Manuel Gª Matos, nos en<strong>con</strong>tra-<br />

mos <strong>con</strong> dos excepcionales representantes de este noble y pastoril arte musical extremeño:<br />

Antolín Garrido y Celedonio Béjar, ambos, músicos tradicionales de la primera mitad del<br />

siglo pasado que entregan el testigo emocional y técnico al protagonista de nuestra histo-<br />

ria, Santiago Béjar, definido por el profesor y antropólogo de Valdeobispo Ángel Domín-<br />

guez, como el mejor tamborilero, alumno excepcional y maestro de maestros durante estas<br />

últimas décadas que unen los siglos XX y XXI .<br />

Santiago representa la esencia musical tradicional de este mágico norte de Extrema-<br />

dura, mantiene la milenaria costumbre de poner música a cada espacio, a cada instante,<br />

siembra virtud y bondad allá por donde transcurre, acompañado de su destreza musical<br />

al calor de la gaita y el tamboril, ni siquiera cuando sus labios arrancan las más hermosas<br />

melodías del alma de esta tierra a su flauta de madera templada, despide a su sonrisa, <strong>una</strong><br />

sonrisa marcada siempre por la intensidad de <strong>una</strong> vida de esfuerzo y sacrificio permanente<br />

y de música extraordinaria capaz de inundar de alegría cada rincón del corazón generoso<br />

de las tierras que le vieron nacer y vivir .


Sirvan mis palabras para agradecer su dedicación musical al servicio del patrimonio artístico<br />

esencial de Extremadura. Gracias, Santiago, por tu ejemplo, tu humildad, por tu generosidad,<br />

por tu magisterio, ése que hace que sea posible <strong>con</strong>servar las raíces de nuestra Extremadura, que<br />

podamos entenderla y disfrutarla más profundamente, ése que hizo posible el resurgimiento de<br />

generaciones y generaciones de jóvenes tamborileros a los que mostraste cuanto sabes, facili-<br />

tando el camino para quien no <strong>con</strong>oce el lenguaje musical <strong>con</strong> tu extraordinario método, pero<br />

envolviendo también de los tecnicismos musicales que aprendiste a orillas del Jerte y de manos<br />

de tu maestro, al tradicional saber musical de los pueblos de la alta Extremadura, acercándolo<br />

así a los teóricos y eruditos .<br />

Gracias también a quienes hicieron posible esta obra, a sus alumnos, tamborileros todos en<br />

ejercicio que forman la Asociación de Tamborileros del Norte de Extremadura y a los profe-<br />

sores: Pilar Barrios, mi admirada profesora, que nos acercó a la vida intensa del músico; Ángel<br />

Domínguez, que nos acercó al excepcional músico extremeño y a Francisco Javier Caballero<br />

que nos acercó al maestro que permite <strong>con</strong> su magisterio que se mantenga la tradición a lo largo<br />

del tiempo .<br />

Todo un privilegio para mí, siempre inmerecido, poder prologar esta obra insigne que nos<br />

permitirá <strong>con</strong>ocer a uno de nuestros más destacados músicos, ejemplo de <strong>con</strong>servación y di-<br />

vulgación de nuestras más importantes tradiciones populares, en este caso la del noble arte del<br />

toque de gaita y tamboril, al que Santiago Béjar devuelve <strong>con</strong> su buen hacer el re<strong>con</strong>ocimiento<br />

y el prestigio social que se merece .<br />

Fernando Pizarro Gª-Polo.<br />

Maestro en Educación <strong>Musical</strong>.<br />

Alcalde de Plasencia.<br />

11


INTRODUCCIÓN.<br />

Francisco Javier Caballero.<br />

“Todo tiene quien todo da” 1<br />

Santiago en su finca Calzoncillos.<br />

Al fondo, Plasencia.<br />

Hace ya unos años que Santiago Béjar<br />

entró en mi vida; fue allá por el 1997, y fue<br />

como un soplo de aire fresco que hace que<br />

se te hinche el pecho y se te llene el alma de<br />

ilusiones. Al escucharlo tocar me dije a mí<br />

mismo: “yo quiero tocar como el Maestro”.<br />

Empecé a asistir a sus clases en el aula de<br />

la Diputación de Cáceres y a <strong>con</strong>ocer a gente<br />

enamorada de los sonidos de la tierra. Nada<br />

más en<strong>con</strong>trarte <strong>con</strong> la persona de Santiago<br />

tu cabeza empieza a funcionar y a hacerse<br />

preguntas: ¿Este hombre viene desde<br />

Plasencia a Cáceres en su “cuatro latas” para<br />

darnos clase a unos cuantos locos que<br />

queremos aprender a tocar la gaita y el<br />

tamboril?... Pero !Con la edad que tiene! (en<br />

aquellas fechas <strong>con</strong>taba ya los 74 años) Él<br />

solito, llega el invierno y las lluvias y<br />

Santiago sigue viniendo. Increíble. Al final te<br />

das cuenta que su amor por la música es<br />

capaz de hacer que supere cualquier barrera,<br />

por alta que ésta sea.<br />

Cuando le miras a los ojos ves en ellos la vida, y te da la sensación de que te está mirando<br />

un niño, quizás por eso es <strong>con</strong>ocido como “el Picardías”. O quizás porque su mirada comunica<br />

alegría, es limpia y cristalina.<br />

1 En mi pecho. Nuevo Catálogo de Seres y Estares. 1990. El último de la fila.<br />

13


14<br />

Sé por mi profesión (yo también soy profesor) lo difícil que es comunicar <strong>con</strong> los alumnos,<br />

<strong>con</strong>seguir que se motiven y que al final se <strong>con</strong>sigan los objetivos inicialmente planteados.<br />

Para Santiago esto parecía <strong>una</strong> cualidad innata, él <strong>con</strong> su pedagogía, mezclando canciones,<br />

chascarrillos y vivencias nos fue abriendo su corazón. Nos <strong>con</strong>tó sus inquietudes y anhelos.<br />

A algunos nos <strong>con</strong>tagió su ilusión por hacer que este mundo de la gaita y el tamboril siguiera<br />

adelante. Un día nos <strong>con</strong>tó <strong>una</strong> de sus ilusiones: “Me gustaría un día ver por lo menos a 30<br />

tamborileros, alumnos míos, haciendo un pasacalle”.<br />

Fruto de esas ilusiones, generosidad e interés por comunicar, nació la idea de este proyecto.<br />

Santiago sabe, por su propia experiencia, lo que es querer aprender a tocar un instrumento y no<br />

tener quien te lo enseñe. Nos lo ha <strong>con</strong>tado en muchas de sus anécdotas del servicio militar y de<br />

la época de aprendizaje del saxofón. Quizás por todo esto su empeño en que tanto la gente que<br />

sabe solfeo como los profanos en la materia puedan aprender de <strong>una</strong> forma fácil y accesible. Él<br />

quiere llegar a todo el público y a todos los alumnos, que ninguno se quede por el camino. Por<br />

eso empezó a transcribir las canciones que tocaba a <strong>una</strong>s hojas de tablaturas de digitación donde<br />

cualquier alumno no docto en solfeo podía iniciarse en el aprendizaje del instrumento. Pero a su<br />

vez se daba cuenta que no podía perder a aquellos músicos <strong>con</strong> <strong>con</strong>ocimientos de solfeo y por<br />

eso planteó la posibilidad de unir las dos escrituras musicales.<br />

Santiago en Extremadura, <strong>con</strong> sus clases, ha sido uno de los tamborileros que ha propiciado<br />

el cambio en el perfil del prototipo de tamborilero. Ya no sólo son cabreros los que interpretan<br />

nuestras bellas canciones en las sierras de la alta Extremadura. Entre los alumnos que asistimos<br />

a sus clases hay de todo tipo de profesiones: psicólogos, maestros, profesores, informáticos,<br />

ingenieros, funcionarios, jubilados, niños, etc. Su empeño: hacer renacer la figura del tamborilero<br />

en Extremadura y darle re<strong>con</strong>ocimiento y prestigio social.<br />

Este verano <strong>con</strong>ocí a un francés que me <strong>con</strong>tó que cuando llegó a las Hurdes creyó estar en<br />

un cuento de hadas al salir a pasear por el monte y de pronto romperse el maravilloso silencio<br />

que reinaba <strong>con</strong> el trino de <strong>una</strong> gaita y los ritmos del tamboril. Me <strong>con</strong>tó que le parecía <strong>una</strong>


escena bucólica, como si hubiese retrocedido dos o tres siglos. Gracias a Santiago muchos más<br />

de nosotros, o quizás de nuestros hijos, podremos vivir esa misma maravillosa experiencia.<br />

Creemos que <strong>con</strong> las palabras que nos comunicó el profesor Manuel García Matos, ya en<br />

1944, queda suficientemente claro el porqué se necesita <strong>con</strong>servar :<br />

“Hubo un tiempo en que no existió en la comarca (se refiere a la Extremadura Alta), un<br />

pueblo o aldea por pequeños que fuesen que dejaran de tener su tamborilero propio. Hoy<br />

desgraciadamente, muchos de esos pueblos han perdido ese músico tradicional y típico por<br />

haber dado paso a <strong>una</strong> atrevida ignorancia y un funesto deseo de modernidad a esos cacharros<br />

musicales llamados manubrios u organillos que no han hecho otra cosa que venir a corromper<br />

sanas y bellas costumbres - particularmente en lo que se refiere al baile y danzas populares<br />

- y hacer que se pierda en el olvido <strong>una</strong> <strong>con</strong>siderable parte de nuestro interesante folklore<br />

instrumental.. ... Vamos dejando perder poco a poco la existencia del tamborilero y muchas<br />

villas y aldeas carecen de él desde hace ya tiempo. Con él se extinguieron muchas joyas<br />

musicales que ya no pueden <strong>con</strong>tar para la historia musical patria<br />

Pero en fin; algo hemos de <strong>con</strong>solarnos, sin embargo, si apreciamos el elevado número de<br />

melodías todavía existentes y de las que recogemos aquí un buen caudal, lo que prueba que<br />

aún quedan pueblos fieles <strong>con</strong>servadores de su tradición que siguen sin perder el buen sentido,<br />

demostrando <strong>con</strong> ello un puro cariño a lo que es propio” 2<br />

Así como las palabras que nos dice Bonifacio Gil:<br />

“Por ser breve en esta introducción, diré que en las excursiones que posteriormente hice a<br />

Villanueva de la Serena, Alburquerque, Talavera la Real, Guareña, Cabeza del Buey, Fregenal<br />

de la Sierra, Coronada de la Serena y otros pueblos de la provincia de Badajoz, y a Alcuéscar,<br />

Santiago de Carbajo, Torrejoncillo, Hervás, Baños de Montemallor y varios más de Cáceres,<br />

<strong>con</strong> la de esta capital y la de Badajoz, he llegado a reunir más de 400 canciones de todas clases,<br />

número suficiente para la reivindicación musicológica de Extremadura; <strong>con</strong> la particularidad,<br />

de resultar un número insignificante para el existente. Si los medios e<strong>con</strong>ómicos del Centro<br />

tuvieran más ensanche y los míos, de tiempo, fueran compatibles <strong>con</strong> el cargo, veríamos en<br />

breve formarse media docena de volúmenes como el presente, sin que fuera necesidad de<br />

recorrer todos los pueblos extremeños. Muchos son los lugares que no tengo anotados los que<br />

son, por noticias, un vivero folklórico. ¡Lástima que no se acuda <strong>con</strong> la premura que fuera de<br />

desear! Millares de canciones yacen por esas casitas extremeñas de campo y de la ciudad y<br />

están a punto de sepultarse- ¡cuantas no habrá ya enterradas!- por que las personas viejas<br />

que las saben están llamadas a correr en breve la misma suerte, por ley natural de vida” 3<br />

2 M. GARCIA MATOS. “Lírica popular de la Alta Extremadura”. Unión <strong>Musical</strong> Española. Madrid. Edición<br />

facsimilar, 2000 (Pilar Barrios y Carmen García Matos).<br />

3 Bonifacio Gil, en su “Cancionero Popular de Extremadura”Diputación de Badajoz (1930)<br />

15


18<br />

1 MIS EXPERIENCIAS VIVIDAS CON SANTIAGO BÉJAR.<br />

Pilar Barrios.<br />

En sucesivas ocasiones me había expresado Santiago Béjar su intención de sacar, en un li-<br />

bro que quedara para el futuro, sus partituras y su vida. Me decía algo así como “Quiero sacar<br />

todo esto para que un día pueda ver a muchos muchachos tocando la flauta y el tamboril….<br />

Pilar usted lo escribe así como en el libro de García Matos” (Se refería al prólogo-presentación<br />

que hice a la edición facsimilar de la Lírica… que sacamos en 2001 y que Santiago <strong>con</strong>oce tan<br />

bien). Ahora me alegro de que estemos ya en este punto, cuando Santiago por fin ve cumplido<br />

su deseo.<br />

Anselmo Toribio me llamó, de parte de Santiago, encargándome la biografía para el libro de<br />

partituras que estaba trascribiendo Francisco Caballero. Me hizo especial ilusión, porque por<br />

fin íbamos a ponernos a ello, <strong>con</strong>tando además <strong>con</strong> nuestro compañero de investigaciones y<br />

andanzas folklóricas, Ángel Domínguez. Se presentaba <strong>una</strong> empresa para abordar <strong>con</strong> muchas<br />

ganas. Visto ya el final ha durado mucho más de lo que pensábamos porque todos hemos puesto<br />

la carne en el asador, entre nuestras muchas obligaciones; pero finalmente ha salido mucho más<br />

que un método de gaita y tamboril.<br />

Siempre he sentido un profundo respeto, cariño y admiración por Santiago Béjar, por su<br />

gran calidad como persona y por ser ese tipo de músico que nace de manera espontánea, quizá<br />

por genética, impregnación y/o tradición familiar, y que se va adentrando <strong>con</strong> naturalidad en<br />

un instrumento, después en otro, después en otro, y siempre <strong>con</strong> la misma facilidad. Ese tipo<br />

de músico popular, empeñado en aprender todas las herramientas posibles para llegar al <strong>con</strong>o-<br />

cimiento de los códigos de la música, lo que le hizo recurrir finalmente a un soporte escrito, el<br />

de la partitura, para seguir aprendiendo. Y hasta ahora cada día sigue mejorando, a sus 88 años.<br />

Es Santiago <strong>una</strong> de esas personas que sabe tanto como muchos músicos, que por haber sido<br />

formados en <strong>con</strong>servatorios, en la mal llamada “música culta”, <strong>con</strong>sideran que la música es<br />

únicamente lo que ellos hacen, y que la música popular es <strong>una</strong> hermana menor y los músicos<br />

populares,… pues eso, músicos populares. Corren nuevos tiempos y cambian las mentalidades<br />

en favor de lo real. Me hallo entre los formados en <strong>con</strong>servatorios y universidades y puedo


asegurar que entre estos músicos populares he aprendido mucho de lo que sé, sin menospreciar<br />

para nada a mis maestros de “música culta”, claro. En mis andanzas, en nuestras andanzas por<br />

nuestros pueblos, alquerías, caseríos; entre músicos, cantores, danzantes y bailones, sigo <strong>con</strong>o-<br />

ciendo un aspecto mucho más amplio de lo que es la música, el buen hacer que se respira en las<br />

zonas rurales. Sé que aún me falta mucho por aprender de la sabiduría popular.<br />

Con estas inquietudes busqué a personas como Santiago Béjar y por ello agradezco que me<br />

dejara entrar en su vida y han sido muchos los buenos ratos pasados en los últimos doce años.<br />

Había oído hablar de un tamborilero que venía a dar clases de flauta y tamboril al entonces<br />

Centro de artesanía de la Diputación Provincial en Cáceres, pero me lo en<strong>con</strong>tré personalmente,<br />

no puedo precisar; sería en 1997 o 1998. Era un día de la Patrona de Cáceres, un primer do-<br />

mingo de mayo, en el Santuario de la Virgen de la Montaña, al mismo tiempo sonaba la Salve<br />

Rociera que cantaba un coro al estilo andaluz, y mientras los cofrades portaban las andas, en<br />

donde devolvían a la Virgen a su ermita… A muchos no nos gustaba ni un pelo que siempre se<br />

cantara música andaluza a la Virgen de la Montaña, pero en fin, así era….<br />

Ese domingo según iba la avalancha de cofrades, numerosos fieles todos apelotonados que-<br />

riendo entrar casi al mismo tiempo por el estrecho trayecto que va de la plazoleta a la ermita,<br />

allí se oía un sonido familiar, había un tamborilero mayor tocando al paso de la Virgen; tocaría<br />

algo así como “El pasacalle de entrada y salida de la iglesia” que Celedonio Béjar, su padre,<br />

había dictado a García Matos. Pero según llegaba la avalancha, Santiago se apartó un poco,<br />

pero seguía tocando <strong>con</strong> todas sus ganas..., la Salve rociera tapaba la música de la flauta y el<br />

tamboril. Santiago seguía tocando mientras la Virgen entraba en la ermita, el coro rociero no se<br />

callaba y Santiago tampoco. Yo pensaba “lo van a espachurrar <strong>con</strong>tra la pared”, pero él según<br />

se veía más empujado y avasallado, <strong>con</strong> más brío e ilusión tocaba…, pero qué bien sonaba…<br />

Su tesón y bonito sonido me encandilaron ya en aquel momento, cuanto más alto cantaba el<br />

coro rociero, más fuerte tocaba su flauta y <strong>con</strong> más denuedo golpeaba el tamboril. Nunca se lo<br />

he <strong>con</strong>tado.... Fue entonces cuando se despertó mi simpatía por Santiago Béjar, mi empatía <strong>con</strong><br />

Santiago Béjar… Por ello me alegro de tener esta oportunidad de <strong>con</strong>tar su vida, hilando tantas<br />

<strong>con</strong>versaciones y grabaciones.<br />

Ricardo Jimenez y Santiago Béjar.<br />

Ya fuimos quedando para ir graban-<br />

do tanto como tenía que <strong>con</strong>tar este Maes-<br />

tro, quedamos para grabarle muchas veces<br />

en nuestra casa, en la suya, en su finca pla-<br />

centina, en las celebraciones de los pueblos,<br />

en Valdeobispo, en Cáceres, en Plasencia…<br />

Cuando presentamos la edición facsimilar de<br />

la “Lírica Popular de la Alta Extremadura”<br />

(2000), en el “I Congreso de Música y Edu-<br />

cación <strong>Musical</strong> en Extremadura” (2001).<br />

19


20<br />

En julio de 2000, en el VI Congreso de la Sociedad Ibérica de Etnomusicología (SiBE) en<br />

Faro (Portugal), Enrique Cámara, catedrático de Etnomusicología de la Universidad de Valla-<br />

dolid, me llamó para hablarme de un proyecto de I+D del Ministerio de Ciencia y Tecnología,<br />

entre las universidades Complutense de Madrid y de Valladolid, <strong>con</strong> el tema “La música tradi-<br />

Anselmo Toribio, Francisco Caballero, Pilar Barrios,<br />

Santiago Béjar y Ángel Domínguez.<br />

cional de Extremadura a través de sus<br />

protagonistas”.<br />

Todos los investigadores eran et-<br />

nomusicólogos latinoamericanos, En-<br />

rique Cámara, de Argentina, Marita<br />

Fornaro y Antonio Díaz de Uruguay,<br />

Victoria Eli de Cuba, y, disculpándo-<br />

se por no haber <strong>con</strong>tado <strong>con</strong> extreme-<br />

ños para este proyecto, nos pidieron<br />

colaboración e ideas <strong>sobre</strong> personas<br />

características de la música popular<br />

extremeña. Fue un nuevo momento<br />

para compartir <strong>con</strong> Santiago, tantos<br />

encuentros entre unos y otros, nuevas experiencias agradables y enriquecedora. Santiago siem-<br />

pre acudía, <strong>una</strong>s veces como invitado y otras como voluntario, porque siempre nos ha ido acom-<br />

pañando en todo lo que hemos hecho <strong>sobre</strong> música extremeña.<br />

Después vino la etnomusicó-<br />

loga canadiense Judith Cohen,<br />

siguiendo los pasos de las in-<br />

vestigaciones de Alan Lomax y<br />

buscando alguien que reprodu-<br />

jera los pindongos y danzas de<br />

paloteo que García Matos había<br />

tocado en Mallorca <strong>con</strong> la flau-<br />

ta y la mesa (por tamboril) para<br />

que le grabara el investigador<br />

americano. Nos dirigimos de<br />

nuevo a Santiago y, como siem-<br />

pre, dejó <strong>una</strong> buena muestra de<br />

buen hacer.<br />

En la presentación del CD de Alan Lomax en Arroyo de la Luz. De<br />

izquierda a derecha: Primiano Calle, Fernanda Sánchez, Pilar Barrios,<br />

Santiago Béjar, Ángel Domínguez y Judith Cohen.<br />

Los días 14 y 15 de marzo de 2003, en el “I Seminario de Investigación. <strong>Patrimonio</strong> musical<br />

en la tradición extremeña”, en la Sala Malinche de la Institución Cultural “El Brocense” de<br />

Cáceres, vivimos <strong>una</strong> experiencia inolvidable <strong>con</strong> Santiago. Tocó y nos <strong>con</strong>tó, como siempre,<br />

todo lo que había aprendido de su padre, a través de García Matos. Una de las actuaciones que


salieron espontáneamente, y que resultó maravillosa, fue la que hizo <strong>con</strong> Enrique Cordero, de<br />

Guadalupe, cantando y acompañándose <strong>con</strong> instrumentos de percusión.<br />

Y así un largo etcétera de encuentros, viviendo su homenaje, la entrega del premio de Extre-<br />

meña Sonora, como “Extremeño del año en 2009”, en cuyo documental tuve el placer de parti-<br />

cipar <strong>con</strong> los materiales que le teníamos grabados. Sentí gran orgullo al entregar la figura <strong>con</strong>-<br />

memorativa (precisamente un tamborilero), a<br />

Francisco Javier Caballero, que la recogió en<br />

su nombre ante la ausencia de Santiago por<br />

enfermedad.<br />

Lo que es el destino, porque un toque de<br />

oro muy enriquecedor, en cuanto a satisfac-<br />

ciones y resultados, se ha producido en la<br />

bonita experiencia compartida <strong>con</strong> él, <strong>con</strong><br />

Fran Caballero y <strong>con</strong> Ángel Domínguez en la<br />

elaboración de este libro. En cada palabra, en<br />

cada frase, Santiago nos ha ido, como siempre enseñando y transmitiéndonos esa ilusión por<br />

la música popular, por las tradiciones, por nuestra tierra; <strong>una</strong> ilusión que no nos falta, pero que<br />

ha aumentado <strong>con</strong> creces en tantos días compartidos…, tantas <strong>con</strong>versaciones, tantas risas…<br />

No dejaba de sorprendernos nunca…Y Ricardo Jiménez <strong>con</strong> los medios audiovisuales: Una<br />

fotografía, colocando a Santiago como un presentador de televisión para grabarle en vídeo,<br />

las discusiones <strong>sobre</strong> qué grabar, primeros planos generales, <strong>con</strong>versaciones…Y la compañía<br />

callada a veces de Anselmo Toribio, Nati Manzano, Cele Béjar y Luis Salido, su yerno. Estas<br />

experiencias son las que, después del esfuerzo pasado, encandilan al investigador en el trabajo<br />

de campo y enamora a quien percibe todos esos valores, que tienen un sabor especial, desde la<br />

música popular, en los entornos rurales.<br />

Francisco Caballero, Santiago Béjar, Pilar Barrios,<br />

Ricardo Jiménez y Ángel Domínguez.<br />

Santiago <strong>con</strong> sus hemanos Nati y Lino... y <strong>con</strong> sus hijas, Julia y Celedonia.<br />

21


22<br />

Hay que decir que es fácil para los investigadores entrar tan a fondo en el mundo afectivo<br />

de los informantes: Nosotros lo hemos hecho <strong>con</strong> intensidad, pues hemos vivido <strong>con</strong> nuestro<br />

amigo, entre otros muchos, uno de los momentos más importantes de la vida de un hombre,<br />

la repartición de sus bienes entre sus descendientes. Fue el 16 de octubre, uno de los últimos<br />

días de trabajo de campo, después de tanta polémica riquísima y divertida <strong>sobre</strong> las jotas en 3/4<br />

o 6/8, <strong>sobre</strong> las diferencias entre sones, jotas, perantones…., como explica muy bien después<br />

Ángel Domínguez.<br />

Ese domingo su hija Cele nos <strong>con</strong>vocó a todos para pasar juntos un buen día en el campo y,<br />

de paso, revisar los materiales que estábamos ultimando. Acudieron también sus hermanos Nati<br />

y Lino, tan inteligentes y divertidos como él. ¡Qué experiencia tan agradable ¡El día anterior le<br />

había entregado a su nieto mayor su saxofón, como le había prometido, y a nosotros nos hizo el<br />

honor de estar de testigos en la repartición de sus tierras entre sus cuatro hijos, <strong>una</strong> repartición<br />

totalmente equitativa, hecha por sorteo. Ha sido <strong>una</strong> buena experiencia el percibir los valores de<br />

amor, cariño y generosidad, que ha transmitido a sus hijos, lo que le dignifica nuevamente. Es<br />

un gran premio para él poderlo vivir y sentir, por su buen hacer, mientras ha vivido.<br />

¿Qué será de sus flautas y tamboriles? Ojalá un día estén en ese Centro de <strong>Patrimonio</strong> Mu-<br />

sical Extremeño, pues ya urge que los políticos y las instituciones nos permitan llevar a cabo<br />

entre los que queremos, valoramos y guardamos <strong>una</strong> parte de él.<br />

Trabajo de campo el día 16 de octubre de 2011. Un domingo en la finca “Calzoncillos” de<br />

Santiago Béjar. Al fondo la ciudad de Plasencia. Arriba: Ricardo Jiménez Barrios, Ricar-<br />

do Jiménez Rodrigo, Luis Salido, Ángel Domínguez, Francisco Caballero. Abajo: Daniel<br />

Suela, Pilar Barrios, Mercedes Gordo, Lino Béjar, Julia Béjar, Cele Béjar y Nati Béjar.


2 UNA HISTORIA DE VIDA.<br />

Pilar Barrios.<br />

2.1. ORÍGENES Y TRANSCENDENCIA.<br />

El hijo del tamborilero vendió sus ovejas, pero a sus 87 años, sigue cogiendo aceit<strong>una</strong>s,<br />

mientras observa a vista de pájaro, desde su finca “Calzoncillos”, las más bellas vistas de la<br />

ciudad de Plasencia.<br />

Cuando nos va <strong>con</strong>tado, Santiago<br />

Béjar nos hace seguir casi paso a paso<br />

la vida de los pueblos de entre 1930 a<br />

1980 aproximadamente, la vida en el<br />

campo, el éxodo rural, la emigración<br />

y el retorno. De la misma manera nos<br />

hace vivir la evolución de la música del<br />

siglo XX, las vivencias, la transmisión<br />

de generaciones y los encuentros a par-<br />

tir de los cambios de estilo; los cam-<br />

bios de gusto en las zonas rurales, que<br />

inmediatamente se correspondían <strong>con</strong><br />

los de cualquier otra parte de Europa o<br />

América, a pesar de que los medios de<br />

difusión no estaban tan desarrollados<br />

como en la actualidad. Sin embargo sí<br />

proliferaban las rondallas, charangas,<br />

orquestinas y grupos de rock. Eran los<br />

que iban y venían de las zonas rurales<br />

a las ciudades, en un <strong>con</strong>tinuo devenir, donde se dio la trasmisión de las canciones, músicas y<br />

bailes de modas que corrían como el viento. Santiago Béjar formó parte activa de todo ello, en<br />

grupo e incluso como hombre orquesta.<br />

23


24<br />

Nació un 27 de febrero de 1923 en Casar de Palomero, a los pies del Puerto del Gamo y<br />

junto a la Ermita de la Cruz Bendita. Es esa bella Sierra de las Hurdes, la que malamente in-<br />

mortalizó Buñuel, cuando quiso hacernos creer que era <strong>una</strong> “tierra sin pan”, sin alegría, sin mú-<br />

sica…; nada más lejos de la realidad. En las Hurdes entonces… y ahora, como en muchas zonas<br />

rurales, se vivía en armonía <strong>con</strong> la naturaleza. Cada familia tenía su huertito, hecho en bancales<br />

por lo escarpado del terreno, en el que cultivaban los frutos del campo, hacían su aceite, su vino.<br />

Tenían como mínimo un cerdo y/o <strong>una</strong> cabra para la matanza y sabían <strong>con</strong>servar mejor que na-<br />

die las patateras, las calabaceras y los chorizos para que les llegaran hasta el verano; e incluso<br />

después hasta la próxima matanza de diciembre o enero; salaban los jamones…, muy buenos<br />

jamones, <strong>con</strong> ese delicioso aroma de fondo a violeta 1 . La cabra es uno de los productos más<br />

preciados de la zona, en guisados y asados: <strong>con</strong> su leche se hacen quesos que se comen frescos o<br />

se dejan curar <strong>con</strong> o sin pimienta. También <strong>con</strong> esta leche se hace el mejor arroz <strong>con</strong> leche, uno<br />

de los postres más preciados, o la leche migada <strong>con</strong> pan. En los mercados se canjeaban estos<br />

productos por otros o se vendían. Eran autosuficientes. También la familia de Santiago.<br />

2.2. LA FAMILIA DE CELEDONIO Y EUSEBIA.<br />

Santiago hace el número 4 de los 8 hijos (Dionisio, Anastasio, Francisco, Santiago, Nativi-<br />

dad, Maximiliano, José y Lino 2 ), que nacieron de <strong>una</strong> familia campesina y <strong>con</strong> naturales dotes<br />

musicales. Su madre era Eusebia Domínguez, de profesión “sus labores”, <strong>una</strong> profesión que im-<br />

plicaba cuidar a su numerosa prole, llevar a cabo todas las labores del hogar, encender el fuego,<br />

hacer los desayunos, comidas, meriendas y cenas, ir a lavar al río, secar la ropa en la chimenea,<br />

planchar, coser, … Fuera de casa ayudaba a ordeñar las cabras y en épocas de siembra y reco-<br />

lección echaba <strong>una</strong> mano en las labores del campo. El padre, Celedonio Béjar, labraba la tierra<br />

y cuidaba sus 90 cabras, animal tan prolífico en las Hurdes. Para sumar algún <strong>sobre</strong>sueldo a la<br />

e<strong>con</strong>omía familiar, tocaba la flauta y el tamboril, que había aprendido <strong>con</strong> Felipe “el cestero”.<br />

La destreza interpretativa re<strong>con</strong>ocida en los pastores la <strong>con</strong>seguían precisamente por las largas<br />

horas de sosiego y dedicación durante el tiempo pasado en el campo. Aprendían de manera au-<br />

todidacta, mientras el ganado estaba pastando…. Celedonio Béjar fue uno de ellos.<br />

Las gaitas que tocaba se las hacía el tío Samuel de Mohedas, en Azabal:<br />

1 Puedo explicar todo esto por tanta descripción como me hizo mi padre, Agapito Barrios, que se había<br />

criado allí, en Rivera Oveja, muy cerca de Santiago al que se parece hasta físicamente. Mi padre explicaba<br />

<strong>con</strong> mucha claridad y cordura la realidad de <strong>una</strong> tierra rica y noble como sus gentes. También Unamuno<br />

nos dejó muchas manifestaciones <strong>sobre</strong> ello. Al parecer más hambre se pasaba en los alrededores<br />

de las ciudades, en las que la propiedad de las tierras se <strong>con</strong>centraba en unos pocos adinerados,<br />

que mal pagaban a sus trabajadores asalariados. Un caso muy significativo fueron los Llanos de<br />

Cáceres, pero en las Hurdes en las primeras décadas del siglo XX la tierra era para el que la trabajaba.<br />

2 Había cuatro más que murieron casi al nacer.


“ Iba a Azabal y al tio Samuel de Mohedas le decía - me ha dicho mi padre que me<br />

dé <strong>una</strong> gaita que tiene que tocar en la procesión - y sin bajarme del burro ni nada me la<br />

daba y sonaba muy bien”.<br />

Celedonio se comunicaba <strong>con</strong> sus cabras a través de los toques de la flauta, pues según<br />

cuenta Santiago “las cabras son animales muy golosos y se paran a comerse las plantas<br />

y hierbas de los lados de la vereda. Mi padre daba un pitido fuerte y agudo <strong>con</strong> la flau-<br />

ta, llamándolas enfadado…., como dándoles <strong>una</strong> orden, y ellas obedecían y seguían el<br />

camino. Era digno de ver”.<br />

Así y todo, tampoco debía tener demasiado tiempo, si lo pensamos, ya que Celedonio no se<br />

quedaba inactivo mientras las ovejas pastaban.<br />

“Nosotros éramos 8 [hermanos] y gracias a que mi padre le dio por hacerse <strong>con</strong> un<br />

cabrial de noventa cabras y esas cabras nos criaron. Noventa cabras en aquellos tiempos<br />

era un capital; él entonces era ganadero, <strong>con</strong>ocía tanto o más que muchos veterinarios,<br />

mucho más, no necesitaba veterinario, ¡mucho más!.<br />

“No lo pasé bien, porque no era ning<strong>una</strong> isla de Jaguar, pero tampoco lo pasamos<br />

tan mal como otros. Cada día salíamos <strong>con</strong> <strong>una</strong> cantarilla de leche. Cuando un obrero<br />

cobraba 2,50 pesetas, el que salía a repartir la leche se llevaba para casa 15 o 20 pese-<br />

tas. Seleccionaba las cabras entre las que daban entre medio litro y dos litros de leche.<br />

En la primavera comían bien, pero cuando había poca hierba las comprábamos pienso”.<br />

“Después mi padre se hizo de un huerto, bueno, que no era suyo, era de un rico que<br />

se lo dejó a mi padre y a otro compañero Tío Eladio “Zurrones”, un recorrido grande,<br />

grande, grande; habría 300 0 400.000 hectáreas, en el término de Caminomorisco y del<br />

Casar de Palomero, hasta Vegas de Coria. En ese terreno mantenían las cabras. Había<br />

carquesas, escobas, madroñeras, que les gustan a las cabras. Se pusieron de acuerdo los<br />

dos y en ese terreno corría un arroyo, tapaban <strong>una</strong>s pozas grandes por la tarde; después<br />

iban por la mañana y regaban lo que se siembra. Corría mucha agua en el verano, hizo<br />

huerto aquí y huerto allí al lado del arroyo, y como les gustaba mucho el vino, pusieron<br />

<strong>una</strong>s viñas.<br />

Me acuerdo, cuando yo tenía 13 años, ..., tenían la bodega debajo de la casa. Estas<br />

tinajinas, decía mi padre, las tengo reservás pa cuando tu hermano venga de “la mili”.<br />

Era antes de la guerra. Guardaba el dinero detrás de las tinajas; sacó <strong>una</strong> lata y dice -<br />

mira prrrrrrrrr - y empezaron a caer duros de plata, tenía 75 duros de plata, en aquel<br />

tiempo era dinero… Cuando venga la feria de Ahigal vendo 10 o 12 cabras, las más<br />

viejas que estén preñás. Aunque eran viejas tenían un carcaje de ubres, <strong>una</strong> presentación<br />

muy buena, y <strong>con</strong> lo que saque de las cabras y los 75 duros estos compro <strong>una</strong> finquina. Y<br />

tocamos a poco, porque como éramos tantos…Salimos trapaceros nosotros, no salimos<br />

25


26<br />

finos para el trabajo, había veces que nos mandaba hacer las cosas y no le gustaba<br />

como lo hacíamos”.<br />

Celedonio tocaba en el salón de baile que había en la cantina y en la plaza del pueblo los<br />

domingos por la tarde y en las fiestas para que la gente bailara. Tocaba las alboradas avisando a<br />

la fiesta. También se le requería en los actos religiosos, como en las procesiones, por lo que se le<br />

pagaba cinco pesetas. Un recuerdo muy especial de la infancia de Santiago es cuando iban lle-<br />

gando las navidades y se empezaban a hacer los ensayos para La pastorela (en Palomero se ha<br />

<strong>con</strong>servado hasta hace unos años), para <strong>con</strong>memorar el nacimiento de Cristo, la anunciación a<br />

los pastores, los cantos de la pastora y la gitana... Celedonio era el encargado de que se llevara a<br />

buen término esta representación en Nochebuena, <strong>una</strong> herencia y buena muestra en la tradición<br />

oral del Officium pastoris medieval.<br />

“Mi padre organizó lo de los pastores durante muchos años, lo organizaba <strong>con</strong> 4 o 5<br />

que eran pastores que iban <strong>con</strong> zamarras. Ensayaban en el ayuntamiento”<br />

Los hijos fueron todos dotados para la música, nos lo recuerda también Nati Béjar que can-<br />

taba y bailaba muy bien. Fueron tocando distintos instrumentos según los gustos de cada época,<br />

flauta dulce, gaita y tamboril, guitarra, clarinete, saxofones. En las bodas Celedonio se hacía<br />

acompañar por su hijo mayor, Dionisio: “Les felicitaba todo el mundo porque lo hacían muy<br />

bien. Otras veces en las bodas se llamaba a “la Catala”, <strong>una</strong> mujer que tocaba el acordeón. A<br />

veces iba <strong>con</strong> su marido a cantar las coplas y romances de ciego…”<br />

“Mi hermano el mayor primero tocó la flauta y el tamboril y después la guitarra <strong>con</strong><br />

un profesor ciego muy bueno. Después dejó la flauta y el tamboril. A mí entonces no me<br />

gustaba eso y lo que no gusta no se aprende. Fíjate, entonces solamente había un canal y<br />

todos los domingos ponían futbol, unos a otros se quitaban la pelota, no lo entendía y no<br />

lo aprendí tampoco. No le prestaba atención a la flauta y al tamboril…”<br />

El repertorio que tocaban entonces Celedonio y Dionisio <strong>con</strong>sistía en jotas, pasodobles, val-<br />

ses corridos, rumbas y peri<strong>con</strong>es. “El pericón es como el vals un poco más deprisa y más pun-<br />

teao”. Santiago lo ha comprendido mucho después, porque en aquella época no le gustaban ni<br />

los instrumentos ni el repertorio, prefería los boleros…, Pero algo se fue impregnando en lo<br />

más profundo, para que luego <strong>con</strong>siguiera recordar lo que le parecía que había oído, pero que<br />

no había escuchado <strong>con</strong> atención. Mientras nos lo cuenta, se queda pensativo y toca un pericón<br />

que tocaba su padre, y después dice “Pobrecito mi padre, si me hubiera oído tocar la gaita…”<br />

Por los recuerdos de las <strong>con</strong>versaciones de los mayores, explica la idea que se transmitía<br />

entre los habitantes de las Hurdes, lo que sucedió en la sociedad durante los primeros años de<br />

su vida:


Cuando vivimos aquí mejor fue en la época de Primo de Rivera (1923-1930), a pesar<br />

de ser <strong>una</strong> dictadura vivíamos mejor, el obrero vivía mejor y todo el mundo. Hablando<br />

de las Hurdes… Las Hurdes eran lo peor de España, cuando yo nací vino a las Hurdes<br />

Alfonso XIII y Primo de Rivera que estaba de secretario <strong>con</strong> él…y el rey hizo varios viajes<br />

a Hurdes, pero … lo comío por lo servío, lo que veía ese ojo, el otro no lo veía y…, veía<br />

lo mal que estaba y los hurdanos seguían estando mal, mal, mal…y cuando dio el golpe<br />

de estado Primo de Rivera, entonces abrió carreteras. No como son ahora de buenas,<br />

¿no? pero abrió carreteras de piedra, hizo escuelas en todas las alquerías que no ha-<br />

bía, hizo cuarteles de la guardia civil, uno en Caminomorisco otro en Nuñomoral y otro<br />

en Las Mestas.<br />

En esa época fue cuando Celedonio Béjar se <strong>con</strong>virtió en uno de los principales informantes<br />

de Manuel García Matos; le dictó varias tocatas que después transcribió en la Lírica Popular<br />

de la Alta Extremadura( 1945, 2000).<br />

Estuvo en el ayuntamiento dos o tres días o <strong>una</strong> semana, recopilando lo de mi padre,<br />

y me decían mis hermanos –Venía padre y nos <strong>con</strong>taba, ¿y qué os parece que me dice<br />

Don Manuel?... pues tóqueme usted <strong>una</strong> canción, Celedonio….y cuando terminaba yo de<br />

tocar, él se ponía a pintar unos garabaños [sic por garabatos] y después, me decía, a ver<br />

repítamelo usted otra vez y los iba revisando. Después al rato, empezaba a tocarlo igual<br />

que yo <strong>con</strong> la flauta y el tamboril. ¡Qué joío, igualito que yo lo repetía…”<br />

2.3. SUS PRIMEROS PASOS EN LA MÚSICA. EL SALÓN DE BAILE Y LA OR-<br />

QUESTA “VISTA ALEGRE”.<br />

De esa primera época, recuerda Santiago, un niño avispado e inteligente, lo sigue siendo a<br />

sus 87 años:<br />

Yo era bien pequeño, fui a escuela poco, no me dejaban ir a escuela, las circunstancias<br />

de la vida. Pero en esa finca teníamos para no pasar hambre, sembrábamos…Se pasaba<br />

no hambre, era necesidad, porque como no había ningún <strong>con</strong>trol, se tenían muchos hijos,<br />

alrededor de ocho o nueve, los padres y los abuelos…. Mucha abundancia no había para<br />

tanta familia, pero sí había para comer…”<br />

Su primer encuentro <strong>con</strong> la música, aparte de lo que oía a su padre y sus hermanos mayores,<br />

fue entre los 8 y los 10 años, <strong>con</strong> <strong>una</strong> flauta dulce que le trajo su hermano Dionisio, cuando vino<br />

del servicio militar. Enseguida empezó a sacar canciones de oído y llevaba la flauta <strong>con</strong> él a<br />

todas partes.<br />

27


28<br />

“Los días que había baile los chavales estábamos por allí fuera por los alrededores,<br />

viendo bailar a los mozos y las mozas. Yo siempre me llevaba mi flauta y tocaba lo que<br />

oía, me enganchaba <strong>con</strong> lo que estaban tocando los músicos, era la Orquesta Vista Alegre.<br />

Como sonaba muy bien la flauta dulce y <strong>con</strong> ella se baila muy bien, me cogían las<br />

muchachas y me decían ¡anda guapino, súbete a tocar, que suena muy bien, me daban<br />

besos y me subían al escenario <strong>con</strong> ellos…; es que <strong>con</strong> la flauta dulce se baila muy bien.<br />

Yo era un chavalín… “<br />

“Con ellos aprendí cómo se templa, lo mismo la gaita que la flauta dulce, pues están<br />

en si b las dos, todo de oído (Explica entonando La2-Mi3-La3) <strong>con</strong> estos tres tonos, templaban<br />

el laúd y la guitarra y luego ya que los tenían templaos tocaban todas las cancio-<br />

nes que salían maravillosamente. Es lo que yo toqué <strong>con</strong> ellos.”<br />

Fue en esta época cuando lo escuchó Don Julio Sánchez, el maestro nacional que había lle-<br />

gado al pueblo y que estuvo hospedado “a pupilo” hasta que se casó, en la pensión de enfrente<br />

del salón de baile.<br />

“Yo los primeros <strong>con</strong>ocimientos musicales lo recibí de un maestro nacional que había<br />

en mi pueblo, Don Julio Sánchez, un hombre de esos que ya no hay, <strong>con</strong> <strong>una</strong> capacidad<br />

extraordinaria. Allí, en el pueblo sacó a muchos a flote, de esa gente mediana que no<br />

podía estudiar, que no podían venir al instituto a estudiar, y pues, sacó de allí a unos<br />

cuantos de chavales”.<br />

Siempre me acordaré “Cuando el silencio….la noche misteriosa…” [tararea], tocábamos<br />

este bolero y cuando terminé de tocar me preguntó Don Julio, el maestro ¿sabes<br />

música, Santiago? - Y le dije pregúntele usted a su señora, era Doña Eutimia, … Se veía<br />

negro mi padre para darnos de comer, cómo iba a estudiar música, me gustaría, sería lo<br />

que más me gustaría….. - Me dijo Don Julio, mira ¿quieres que te ayude?, - ¡hombre,<br />

claro ¡cómo no voy a querer! Me encantaría…- Te vas a venir todos los días por la mañana<br />

o por la tarde a la escuela, cuando te vague y por allí sacaremos un poco de tiempo.<br />

Estábamos como <strong>una</strong> hora y media, estudié <strong>con</strong> el Progreso <strong>Musical</strong> de Hilarión Eslava,<br />

primera, segunda y tercera parte, que me lo dejó Don Julio; lo aprendí sin entonación.<br />

- Mira Santiago el instrumento te va a dar la entonación, puesto que el clarinete te da<br />

el sonido, vamos a avanzar <strong>con</strong> el solfeo, porque el sonido de todas las notas te lo da el<br />

instrumento, así que vamos a cantar <strong>con</strong> el solfeo, a adelantar sin entonación. Si fueras<br />

a cantar en <strong>una</strong> orquesta de vocalista entonces no tendrías más remedio que aplicarte al<br />

canto, pero como no…, así que decimos solamente las notas, sin entonación.<br />

Después empecé a venir a Plasencia para dar clases de música <strong>con</strong> el capellán del<br />

regimiento, tenía que venir en bicicleta por esos caminos de piedra. Me tenía que quedar<br />

en casa de mi tía que tenía nueve hijos y encima yo… Así que al final lo dejé, estuve so-<br />

lamente un mes.


Era la época de la II República cuando dio estos primeros pasos y fue justo antes de empezar<br />

la guerra civil, en 1936, cuando actuó por primera vez de manera profesional. Fue en <strong>una</strong> fiesta<br />

de la Cruz Bendita de Casar de Palomero, en el mismo salón de baile de la cantina, <strong>con</strong> los Vista<br />

Alegre y <strong>con</strong> su flauta dulce.<br />

“…uno de los mozos tuvo <strong>una</strong> quimera de esas entre mozos, a uno de los músicos lo<br />

metieron en la cárcel, como fue justo antes de la guerra, entonces no le hicieron juicio<br />

siquiera sino que se lo llevaron a la guerra directamente, así que vinieron y me dijeron<br />

- Santigo han venido hoy a por Vicente, se lo llevan mañana a la cárcel. Es la Cruz Ben-<br />

dita, ¿puedes tocar estos tres días <strong>con</strong> nosotros?. Me pagaron 20 pesetas cada día, para<br />

mí ufff…”<br />

“Tocábamos boleros como Cuando bailo <strong>con</strong> la cara junto a ti de Los Picolinos”. A Santia-<br />

go se le pone cara de ternura y emoción entrañable cuando cita o entona sus boleros…<br />

“En la guerra no había radio aún, solamente <strong>una</strong> en casa de un guardia civil a donde<br />

iba todo el pueblo a escuchar el parte de guerra. Después pusieron otra en casa del mé-<br />

dico, pero nada más”.<br />

Hacia el año 1933 aproximadamente, para decepción de su padre, la música de flauta y tam-<br />

boril dejó de gustar en favor de la música de los grupos de mandolina, laúd, guitarra, violín,....<br />

Siguiendo la estética de moda la orquesta “Vista Alegre” había supuesto el cambio de rumbo en<br />

la música de Casar de Palomero, igual que en el resto de España cuando comenzaron a llegar los<br />

grupos latinoamericanos. Entonces los mismos que estaban bailando en la plaza del pueblo el<br />

domingo por la tarde al son de la gaita y el tamboril, cuando oían a la orquesta se subían al salón<br />

de baile. Celedonio Béjar se sentía muy traicionado por éstos, también por su hijo Santiago.<br />

“Mi padre tocaba en la plaza y la orquesta Vista Alegre tocaba en el salón. Los domin-<br />

gos mi padre tocaba en la plaza <strong>una</strong>s pocas de canciones, cuando estaba todo el mundo<br />

en la plaza tocaba un pasacalle y se iban todos por la cuesta en busca de los otros [los<br />

“Vista Alegre”]. ¡Cuánta rabia sentía mi padre entonces, se sentía traicionado …, ¡po-<br />

brecito¡”.<br />

2.4. LOS AÑOS DE JUVENTUD.<br />

Y Santiago en plena adolescencia alternaba la música <strong>con</strong> la agricultura. Había llegado la<br />

hora de empezar a cortejar, había muchas batallas también que afrontar, pues las mentalidades<br />

eran diferentes, las clases sociales, las relaciones amorosas…<br />

29


30<br />

“Teníamos alquilada entre cuatro <strong>una</strong>s viñas para cavarlas, sacábamos 25 pesetas,<br />

pero era un arreglo y a mí como me llamaban muchos amigos para rondar a las novias y<br />

yo iba <strong>con</strong> ellos <strong>con</strong> la flauta, lo que hacía que siempre me separara de los cuatro amigos<br />

míos, así que se enfadaban y decían ¿Cómo vamos a llamarlo para cavar las viñas si<br />

luego se lo va a gastar las perras <strong>con</strong> otros por ahí?. Pero entonces vino Julio a decirme<br />

que tocara los tres días que eran 60 pesetas …”<br />

“Como éramos tantos varones no veíamos a ningún mozo bueno para mi hermana,<br />

Anastasio no dejaba a ninguno que hablase <strong>con</strong> ella …, Sobre los novios era sus más<br />

y sus menos, nosotros éramos pobres, pero mi padre tenía un capitalillo y creíamos que<br />

cualquier riquillo que viniera podría aprovecharse de ella<br />

Yo empecé a salir <strong>con</strong> <strong>una</strong> muchacha que era rica, pues ya el suegro no me quería…<br />

Querían que se casara <strong>con</strong> otro, complicaron a toda la familia. Tenía dos primos her-<br />

manos que cada vez que nos veían juntos... Como la castigaban mucho hicimos <strong>con</strong> que<br />

nos enfadábamos, pero ella tenía <strong>una</strong> prima viuda de guerra y en su casa nos veíamos<br />

todos los días. La viuda tenía dos hermanos que nos vieron un día…y se chivaron y la<br />

volvieron a encerrar. Una vez estuvimos juntos…por la noche <strong>una</strong> vez en la plaza había<br />

solamente un poste de la luz donde se juntaban todos los muchachos… Me quedé <strong>con</strong> los<br />

dos hermanos.. les eché un cordel y los enganché a los dos y los até al poste y fui donde<br />

la hermana. Raimunda se llamaba la viuda… - Raimunda, en el poste de la plaza te están<br />

esperando, que tenéis que cambiar los cántaros… Fue y se en<strong>con</strong>tró a los dos hermanos<br />

atados… No digáis que os he pegado, sino que os he atado como debería haberos atado<br />

la lengua como atados estáis vosotros.<br />

2.5. LA POSTGUERRA.<br />

En la postguerra había mucha pobreza y tenían que atravesar toda la Sierra de las Hurdes<br />

para ir hasta Salamanca a buscar comida. Su padre tuvo entonces problemas mentales y quedó<br />

incapacitado por lo que tuvieron que dedicarse al estraperlo para <strong>sobre</strong>vivir. Santiago pasaba la<br />

frontera para comprar en Portugal. Llevaba cinco pesetas y otras 500 de otras personas. Las 5<br />

suyas las utilizó en comprar piedras de mechero y <strong>con</strong> el dinero que sacó de ello compró tres<br />

cartones de tabaco.<br />

Su hermano había sido sargento en la guerra… y le hirieron en <strong>una</strong> pierna, tuvo que ir a re-<br />

visión de la herida en Madrid, y <strong>con</strong> él envió los tres cartones para que los vendiera su tía Mar-<br />

garita en un pequeño chiringuito, que tenía junto al metro. Con lo que sacó de ello su hermano<br />

le compró el clarinete. Corría el año 1941.


2.6. LA ORQUESTINA “LOS MORRIÑAS” (1941-1944).<br />

Con respecto a la música, comenzaron a independizarse y a tener éxito en el pueblo, en <strong>con</strong>-<br />

tinua competencia <strong>con</strong> los “Vista Alegre”.<br />

Estuvimos más de un año en competencia <strong>con</strong> los Vista Alegre. Yo primero tenía la<br />

flauta, pero después me compré un clarinete, y cuando ya dominaba el clarinete, en la<br />

plaza había un señor que tenía un local, <strong>con</strong> un café y detrás <strong>una</strong> bodega, y cuando me<br />

oía tocar, me decía “que estoy tirando ya la tapia ¿eh? que eso suena ya muy bien…<br />

Efectivamente, compramos el clarinete y <strong>con</strong> el clarinete y <strong>una</strong> batería y empezamos a<br />

tocar en ese salón que arregló este hombre. y se vino todo el pueblo allí .<br />

Con respecto al modo de aprender el repertorio de canciones eran los que habían emigrado<br />

a Madrid los transmisores. Una de las principales informantes de Santiago fue su prima Clara<br />

Gutiérrez, que cada vez que venía le traía gran parte del repertorio nuevo:<br />

Había mucha más gente en Madrid que en Casar de Palomero, más en Alcorcón y<br />

Móstoles que en el pueblo. En verano venía todo el mundo a la terriña. Venía mi prima<br />

Clara que cantaba como los ángeles y yo le decía “¿Qué se canta en Madrid? - cosas<br />

nuevas – Anda, cántame las canciones” , La chata Berengüela la aprendí <strong>con</strong> ella y las<br />

canciones de los Picolinos … Y los pasodobles.<br />

“Debajo de la capa de Luis Candela …<br />

mi corazón amante vuela que vuela<br />

Madrid te está buscando para prenderte<br />

Y yo sólo te busco para quererte.<br />

Estoy en vela, `<br />

para ver si me roba<br />

para ver si me roba ¡ay¡,<br />

mi Luis Candela<br />

Que venga el señor alcalde<br />

Que venga el gobernador<br />

y yo por Luis Candela<br />

me estoy muriendo de amor (3 veces)<br />

31


32<br />

” … Y yo cogía <strong>con</strong> el clarinete tití, tití, tití tiriritititiiiiiiiiii, y lo aprendía, así como un pa-<br />

sodoble, <strong>una</strong> marchiña…, después un fox, otro pasodoble, porque todos los toreros tienen un<br />

pasodoble ¿no?... No había ni radio, ni discos y era así como lo aprendía <strong>con</strong> las canciones<br />

de mi prima… Ah y ésta [y toca el vals Dominó y después lo tararea]. Además sacábamos las<br />

canciones por radio y así estuvimos casi dos años en competencia <strong>con</strong> los de Vista Alegre <strong>con</strong><br />

las guitarras”.<br />

La orquestina la formaron los dos hermanos mayores, Dionisio, Anastasio y Santiago, que<br />

tocaba la batería y otras veces tocaba la flauta dulce… Clarinete, requinto, dos saxofones. “Yo<br />

tuve 30 años colgao el saxofón de aquí” [se señala como si tuviera el cordón colgado del cuello]<br />

“Mi padre tenía 120 ovejas y el saxofón era el que estaba de moda y le dijo Luis (Bote)<br />

los muchachos quieren un saxofón, vendemos las ovejas y yo <strong>con</strong> lo mío les compro un<br />

saxofón a los muchachos. Fue por entonces cuando perdió la cabeza…, 10.000 pesetas u<br />

8000 las 60 ovejas y le dijo tome usted. Se fue mi hermano a Madrid a la Unión <strong>Musical</strong><br />

Española y compró el mejor saxofón, el Selme, había otro mejor el Bufet, valía ahora<br />

mismo mucho más que el Selme…”<br />

De izquierda a derecha y de arriba abajo: Nati Béjar, Eusebia Domínguez<br />

(madre de Santiago), Agustina Gordo (esposa de Santiago), Santiago, Celestina,<br />

Samuel, Fermín y Julia (los cinco hijos), Eusebia había muerto a los tres años y<br />

Fermín murió luego a los 30.<br />

2.7. LA BODA Y EL SERVICIO MILITAR (1943-1944).<br />

A finales de verano de 1943 se casaron Santiago Béjar y Agustina Gordo, “<strong>una</strong> mujer muy<br />

buena y completa”, según Nati Béjar. “Lo mismo hacía la casa, cosía, tejía, iba al campo a<br />

cultivarlo, cogía aceit<strong>una</strong>s…, era muy completa y valiente”.


En menos de un año tuvo que reincorporarse a filas, el 21 de abril de 1944 se fue a hacer<br />

el servicio militar obligatorio. Consiguió ir a Madrid después de pleitear en la casa de reclutas<br />

para que le enviaran a un cuartel de infantería, en el regimiento 38. Mientras nació su hija Eu-<br />

sebia, por lo que pidió permiso para venir a ver a la niña, el día de la Cruz, el 3 de Mayo.<br />

“Me fui a la mili <strong>con</strong> el clarinete y me apunté en la sección de música, nos apuntamos<br />

60 a la banda y cada uno llevaba su instrumento… Estaba muy <strong>con</strong>tento porque pensa-<br />

ba que era el momento de aprender bien a leer en partituras. El capitán de la música el<br />

primer día ya me dio <strong>una</strong> partitura para tocar a primera vista y aún no me había dicho<br />

ni cómo era <strong>una</strong> corchea, el valor que tiene <strong>una</strong>… yo me enfadé y la rompí. Se puso muy<br />

enfadado y me dijeron que me iban a arrestar, pero después nada…. Fuimos a dar un<br />

<strong>con</strong>cierto <strong>con</strong> la banda y se quedaba detrás pasando la gorra para que le gente echara<br />

dinero…, el tío no nos enseñaba nada y luego se llevaba el dinero”.<br />

“Con el que verdaderamente aprendí fue <strong>con</strong> César Olía, que tenía un puesto en el<br />

Rastro: vendedor de instrumentos antiguos y restauraba los que estaban rotos o estro-<br />

peados. Ya tenían entonces mis hermanas dos orquestinas y claro necesitábamos ins-<br />

trumentos, también las maracas porque estaba de moda Machín, así que cuando fui al<br />

Rastro allí me lo en<strong>con</strong>tré y le <strong>con</strong>té cómo había ido a Madrid para aprender música en<br />

el ejército…y que no estaba aprendiendo nada, así que se ofreció él para enseñarme”.<br />

“Ya <strong>con</strong> César Olía empecé a dominar el saxofón y pude tocar por primera vez <strong>una</strong><br />

partitura y lo primero que toqué leyendo <strong>una</strong> partitura fue el bolero Espérame en el cie-<br />

lo”<br />

Del enlace de Santiago y Agustina nacieron 6 hijos: Eusebia, Santiago, Fermín, Julia, Cele-<br />

donia e Ismael. La pequeña Eusebia murió muy pequeñita, a los tres años.<br />

2.8. LA VUELTA A CASA.<br />

Cuando terminó el servicio militar Santiago comenzó a alternar la música participando en<br />

varias orquestas y la guarnicionería. Cuando volvió a casa se en<strong>con</strong>tró <strong>con</strong> que la orquesta “Vis-<br />

ta Alegre” tenía arrin<strong>con</strong>ados a sus hermanos, “Los Morriñas”, “porque habían comprado un<br />

requinto y habían <strong>con</strong>tratado a un saxofón buenísimo…..el que tocaba el violín sabía algo de<br />

música por cifra y enseñó a los otros de oído, entonces nada de música”.<br />

Después esta orquesta empezó a ganar prestigio a nivel provincial. Las primeras localidades<br />

donde actuaron fueron Mohedas de Granadilla, Palomero, Santa Cruz de Paniagua, Pozuelo de<br />

Zarzón, Villa del Campo, Montehermoso (en el Salón de Las Pulgas), Ahigal, Guijo de Gra-<br />

nadilla, Granadilla, Calzadilla, Villanueva de la Sierra, Torrecilla de los Ángeles, Cadalso de<br />

33


34<br />

Gata… En la Sierra de Francia tocaron en Monforte, La Alberca, Casas del Conde, Cepeda de<br />

la Sierra, Serradilla del Arroyo, Serradilla del Llano, Morasverdes, etc. Santiago y sus herma-<br />

nos tuvieron que buscar otros rumbos.<br />

Yo tocaba mucho en Valdeobispo <strong>con</strong> Emiliano Rodríguez, que había abierto un<br />

salón; tocábamos, yo el saxofón alto y él el bajo; iba otro que tocaba muy bien el acor-<br />

deón y a veces iban un trompeta y un clarinete de Plasencia; nos juntábamos 6 o 7…<strong>una</strong><br />

de las canciones que cantábamos era “Pepa no me des tormento”… 3<br />

2.9. NUEVO CAMBIO DE GUSTO: EL ROCK AND ROLL Y LAS DISCOTECAS<br />

(1960).<br />

“En Valdeobispo: De derecha a izquierda: Emiliano Rodríguez (al saxo), de Garganta la Olla;<br />

Benjamín Rodríguez (a la trompeta), hermano del anterior y también del mismo pueblo, a la batería<br />

Ángel Santos (“Tito”) de Valdeobispo, Santiago Béjar, paisano del Casar de Palomero.<br />

http://www.valdeobispo.net/Fotos_Antiguas/Xera1.htm<br />

Hacia la década de los 60 empezaron a tocar en Coria, <strong>con</strong> un músico muy bueno de acordeón,<br />

según Santiago, uno de los mejores que había en la provincia. El acordeonista tenía <strong>una</strong> sala de<br />

fiesta y allí Santiago tocaba el saxo <strong>con</strong> él a dúo. Después se fueron juntando más, 5 o 6 y luego<br />

“nos arrin<strong>con</strong>aron los melenudos esos y tuvimos que dejar la música hasta 20 años después…”<br />

3 Muchas veces nos ha repetido Virgilia Morcillo, la madre de Ángel Domínguez, que todo el pueblo recuerda<br />

a Santiago Béjar como el mejor músico que tocó en aquel Salón de baile.


El boom de los años 60 sin duda, fueron los Beatles, y <strong>con</strong> ellos un nuevo cambio de gustos,<br />

las guitarras eléctricas, y tantísimos imitadores, “…Ellos lo hacían muy bien, pero… en todos<br />

los pueblos de por aquí esos <strong>con</strong>juntos de guitarras, lo único que hacían era ponerse el pelo<br />

palante, taparse hasta la boca <strong>con</strong> el pelo y <strong>con</strong> la guitarra, plan, plan, plan, la mitad de ellos<br />

no tenían ni templá la guitarra, la mitad o más. Lo hacían muy mal, pero muy mal. Pero bueno,<br />

a nosotros nos arrin<strong>con</strong>aron entonces y ya nosotros tuvimos que emigrar y dejar la música”.<br />

¡Cómo entendí a mi padre entonces, cuando se sintió traicionado porque dejara de gustar la<br />

gaita y el tamboril... ¡Ay si me viera ahora¡ También en esta época comienzan las discotecas<br />

<strong>con</strong> tocadiscos. En las Hurdes la primera fue en La Pesga.<br />

Imágenes tomadas de Internet, búsqueda por “Rock and roll de los 60. Imágenes”. Nos han<br />

gustado éstas de Elvis Presley (1958 ) y de Los Beatles (1960)<br />

2.10. EMIGRACIÓN-VIUDEDAD-RETORNO.<br />

Santiago fue uno de los aproximadamente<br />

20.000 extremeños que en la década de los 60 emi-<br />

graron, uno de los protagonistas del dramático éxodo<br />

rural, para viajar hacia el Norte de España, Asturias,<br />

País Vasco y Cataluña. Otros fueron para Francia,<br />

Suiza, Alemania. Santiago en<strong>con</strong>tró un buen tra-<br />

bajo en Francia, en la Costa Brava, pero enfermó<br />

de <strong>una</strong> neumonía. Solamente unos meses después<br />

de llegar murió su mujer de repente, el 16 de sep-<br />

tiembre de 1960, y se tuvo que volver de inmediato<br />

para cuidar a sus hijos. A la desgracia personal se le<br />

unió “el desengaño del pueblo, porque no gustaba<br />

que me hubiera ido a la emigración”<br />

Entonces puso un taller de guarnicionería, hacía albardas y serones y otras piezas. En el<br />

verano cebaba dos corderos para hacer la matanza. Había aprendido peluquería en Francia, así<br />

que entre <strong>una</strong>s cosas y otras iba sacando adelante a sus pequeños.<br />

Santiago, Julia, Nati y Fermín.<br />

35


36<br />

“Hacía albardas por series hasta los domingo…Pero luego todo se estropeó. Había dos<br />

hipócritas, el juez de paz y la mujer… Pasaron 8 días y se presentaron <strong>con</strong> <strong>una</strong> albarda nueva y<br />

dos serones de Ahigal. En la feria habían venteros que hacían las albardas por menos dinero…<br />

a 300 pesetas las que yo hacía… Después busqué otros medios, a ver qué iba a hacer. Vinieron<br />

después epidemias…el arañuelo y el pray…En 1962 compré 8000 kilos de insecticida… Orusol<br />

al 5% para el arañuelo y el 10% el Pray, en los 15 días primeros…Se pusieron de acuerdo<br />

Azabal y Pedro Muñoz. Al principio fue bien, pero luego tuve que buscar...”<br />

No en<strong>con</strong>traba Santiago <strong>una</strong> estabilidad para su familia, y mientras en España se ganaban<br />

100 pesetas, en Francia se pagaban 200 pesetas por hijo, <strong>con</strong> lo cual se fue a la Costa Brava y<br />

puso en un internado a las dos niñas y envió al seminario a Fermín. Después pensó en irse a<br />

Alemania, en donde se en<strong>con</strong>traba su hermano Anastasio, pero su hermana Nati estaba en Ho-<br />

landa y en 1966 le mandó tres <strong>con</strong>tratos para él y para sus hijos Santiago y Julia, “...eran buenos<br />

trabajos en la hostelería… En Holanda tocaba <strong>con</strong> <strong>una</strong> flauta dulce que me habían regalado en<br />

Unión <strong>Musical</strong>, pero muy poco..., muy poca música entonces...”.<br />

Fueron unos años sin problemas de trabajo, <strong>con</strong> buenos amigos en el extranjero y <strong>con</strong> buena<br />

adaptación a lo que le había ofrecido la vida hasta que finalmente decide volver <strong>con</strong> sus ahorri-<br />

llos para incorporarse a la vida extremeña.<br />

2.11. UN EMIGRANTE RETORNADO: EL HOMBRE ORQUESTA (1980).<br />

Acercándose el año 1980 Santiago vuelve a España y vuelve a dedicarse a la música. Co-<br />

menzó a retomar el solfeo, haciendo tres cursos bajo la dirección de Concepción Castro en<br />

Plasencia… Alquiló <strong>una</strong> gran finca, “Calzones”, muy cerca de la suya actual “Calzoncillos”, y<br />

se compró un buen rebaño de ovejas y alternaba la agricultura y la ganadería <strong>con</strong> la música en<br />

grupo, <strong>con</strong> sus hermanos y otros compañeros.<br />

En el centro los hermanos Béjar, Lino, Santiago y Dionisio.


“Luego compré el órgano <strong>con</strong> un amplificador y unos altavoces, como <strong>una</strong> miniorquesta yo<br />

sólo. Una la tocaba <strong>con</strong> el teclado y otras <strong>con</strong> el saxofón <strong>con</strong> los acompañamientos. Tuve un<br />

accidente y se me partió el brazo y no podía tocar bien, así que por ello cogí el órgano…”<br />

2.12. EL REDESCUBRIMIENTO DE LA GAITA Y EL TAMBORIL (1984).<br />

Fue en 1984, <strong>con</strong> motivo de la boda de un sobrino cuando escuchó obras que <strong>con</strong>ocía al<br />

tamborilero del Casar de Palomero; lo que le recordó a su padre, al repertorio que tocaba <strong>con</strong> la<br />

flauta y el tamboril:<br />

Con esto he despertado después, hacia los 65 años, fue como en 1984, el hermano<br />

mayor mío era militar, estuvo en Cáceres durante la guerra, tenía graduación de capitán,<br />

llevaba <strong>una</strong> centuria, estuvo allí 5 o 6 años. Entonces mi hermano ya estaba jubilao de<br />

música y de militar y todo. Se iba a casar su hijo y llamó al tamborilero del pueblo, Jesús,<br />

y le dijo que fuera a tocar la flauta y el tamboril a la boda. Fuimos en dos autobuses, mis<br />

hermanos y yo llevábamos tres saxofones, un tenor y dos altos. Cuando bajamos empezó<br />

a tocar el tamboril y yo escuché canciones que tocaba mi padre … Mi padre le había<br />

enseñado a Jesús, pero vi que tocaba diferente a como mi padre las tocaba, no las tocaba<br />

bien. Entonces fue allí donde se me ocurrió, hacia el 84… ”<br />

Primero saqué canciones de Manantial Folk, de Madrigal de la Vera, la danza “El zapate-<br />

rito, la Jota de Azabal, La pata, Madre, madre, madre… Si quieres que te quiera zapaterito…<br />

Y así <strong>con</strong> la pata… Después la Alborada de San Miguel de Casar de Palomero…la Alborada<br />

de Gregorio Felipe, de Palomero, me las aprendí <strong>con</strong> el libro de García Matos… y así fui poco<br />

a poco…<br />

2.13. LOS COROS DE PLASENCIA. EL REENCUENTRO CON SU PADRE A TRA-<br />

VÉS DE GARCÍA MATOS (1990).<br />

En 1990 le invitan los Coros Extremeños de Plasencia (que había creado García Matos)<br />

para interpretar la “Escena de Domingo” <strong>con</strong> el tamboril y la gaita. En estos coros fue coralista<br />

durante cuatro años, en los que interpretaban numerosas canciones populares.<br />

“Empecé a ir a los coros y me dieron <strong>una</strong> cinta <strong>con</strong> la música para que me aprendiera las<br />

canciones. Le pregunté al que enseñaba los bailes qué tal tocaba yo y me dijo “no está mal y yo<br />

pensé, bueno si dice no está mal, eso quiere decir que tampoco está bien. Le dije al cura Don<br />

Ángel voy a dejar el tamboril…, he empezado a tocar el tamboril para hacerlo bien, si no no<br />

hubiera empezado…<br />

37


38<br />

Es que estaba obsesionado <strong>con</strong> sacar las canciones en la clave de do y no me salía nada<br />

y entonces cuando me dieron los libros de García Matos…., fue porque yo dije “si cogiera<br />

alg<strong>una</strong> partitura… pero pensaba .¡qué partitura va a haber para un palo como éste, <strong>con</strong> tres<br />

agujeros….y entonces me dijeron sí, sí lo hay… y entonces ya me dejaron los libros de García<br />

Matos y en<strong>con</strong>tré las canciones de mi padre.<br />

Con los Coros Extremeños de Plasencia, fundados por<br />

García Matos.<br />

He pensao tantas veces, si mi padre me<br />

viera el pobrecito… y a veces le digo ¡¡¡Pa-<br />

dre ¿cómo hacía usted esto? ¡¡¡<br />

García Matos hizo los bailes muy bien,<br />

muy articulados … ¡Ah¡ y los pindongos,<br />

ahora pienso que me ha defraudao Garcia<br />

Matos, yo siempre decía por qué no lo ha-<br />

bré <strong>con</strong>ocido yo antes, cagüendiez porqué no<br />

me habré yo dedicado a la flauta y tamboril<br />

antes. Cuando escuché el disco aquél (el de<br />

Alan Lomax): Cómo es posible que vaya tan<br />

degollao, tan difícil. Toca un pindongo de<br />

García Matos, pero en los coros para el baile.<br />

Va muy deprisa, como degollao…<br />

pero alg<strong>una</strong>s canciones salen muy agudas, casi imposible de tocarlas”.<br />

Mire, Pilar, García Matos debió<br />

transcribir alg<strong>una</strong>s de las canciones <strong>con</strong> pia-<br />

no, porque como al principio no sabía tocar<br />

la flauta y el tamboril: “Hay que tener cuida-<br />

do porque puede parecer que echo a García<br />

Matos por los suelos. No sé si me equivoco<br />

La Vitorina es <strong>una</strong> cosa muy buena, García Matos se casó <strong>con</strong> <strong>una</strong> mujer de El Torno y<br />

claro cada uno tira para lo suyo ¿no? Y sacó ésta, la Vitorina de allí<br />

[Santiago se arranca a cantar siempre… ]<br />

Vitorina, Vitorina,<br />

bien te lo decía yo, …<br />

Los labradores por la mañana lo he pasado a clave de fa, porque en sol no suena,<br />

quizá lo cogió <strong>con</strong> otro instrumento…Quizá el lo escuchaba y lo tocaba <strong>con</strong> otro instru-<br />

mento… las recopiladas, las tengo que transportar.


“He comprobao <strong>con</strong> canciones de mi padre…., no sabía música, pero lo hacía muy<br />

bien. El perantón-charrá que tocaba mi padre, se toca tal cual y sale muy bien. Mi padre<br />

tocaba muy bien y García Matos ahí le salió bien.<br />

Y la Alborada de Gregorio Felipe, de Palomero, me gusta mucho. Fui a tocar a Palo-<br />

mero y me dijeron que tocara la Alborá y se empezaron a abrir las ventanas y decían - si<br />

parece la alborada de Tío Felipe-.<br />

Y el perantón de Eusebio Herrera del Cabrero … le pongo un silencio que hace muy<br />

bonito [y lo vuelve a tocar]… Tú si algún día alguien te dice eso no se hace así, tú le di-<br />

ces, te doy <strong>una</strong> hostia, esto lo ha hecho un viejo tamborilero, un hurdano que se dedica<br />

a poner alg<strong>una</strong>s cosas que los profesores, los profesionales, no las ponen.<br />

El Adarve de la Ciudad Antigua de Cáceres. Feria de San Fernando,<br />

2004.<br />

2.14. MAESTRO DE TAMBORILEROS (1993).<br />

Ya hemos dicho que Santiago Béjar tiene <strong>una</strong>s <strong>con</strong>diciones didácticas innatas, <strong>con</strong> la flauta<br />

y el tamboril se le han reforzado tomando la fuerza y la energía paterna y de sus hermanos. Ha<br />

enseñado a distintas generaciones de niños y mayores.<br />

En 1993 imparte cursos en Jaraíz de la Vera, donde enseñó durante tres años. En 1996 <strong>con</strong>-<br />

tinua su labor como profesor en Cáceres, donde imparte tres cursos en el Centro de Cultura<br />

Tradicional, bajo el patrocinio de la Diputación Provincial. En Piornal ha sacado varias genera-<br />

ciones de tamborileros jóvenes. En 2003 imparte cursos en la Universidad Popular de Plasencia<br />

hasta 2009. “Estuve también en la Cofradía de San Antonio enseñando, eran cursillos sueltos…<br />

como tenían pocos medios yo pedí ayudas para poder ir por la buena disposición”<br />

39


40<br />

Muy orgulloso de sus alumnos explica los que han ganado importantes premios, como Fran-<br />

cisco Javier Calderón ganó el primer premio y Susana Beltrán…<br />

Santiago Béjar y Fran Caballero<br />

Santiago Béjar y el Mariquelo<br />

<strong>con</strong> sus alumnos de Jaraíz de la Vera.<br />

En la Universidad Popular de Plasencia. Este día nos estuvo explicando su método <strong>con</strong> la par-<br />

titura del “Padrenuestro” tradicional. Abril de 2005.<br />

2.15. PREMIOS, HOMENAJES Y RECONOCIMIENTOS.<br />

En 1992, a pocos años de empezar <strong>con</strong> la flauta y el tamboril, ganó el primer premio como<br />

tamborilero adulto en el <strong>con</strong>curso del “Martes Mayor” de Plasencia, siendo jurado Julio Terrón,<br />

Delia Terrón y un representante del Ayuntamiento. La obra <strong>con</strong> la que gana es el “Quita y pon”<br />

de Montehermoso.<br />

Estábamos los dos, otro y yo, “El Chispa, que Pilar lo tiene que <strong>con</strong>ocer, que se ha<br />

muerto hace poco el pobrecito, pues estábamos el Chispa y yo hablando abajo [debajo<br />

del escenario del <strong>con</strong>curso] y dice ¿qué vas a poner Santiago?, y digo voy a poner el<br />

“Quita y Pon” y los “Pindongos” de Tío Antolín…. Ese [Chispa fue el monitor de baile<br />

mucho tiempo de los coros extremeños… y entonces me dice: - Mira, toca el “ Quita y<br />

pon” que es muy bonito y tú lo tocas muy bien, pero es que donde están la gracia y el sa-


lero es en los pindongos y ese tócalo el último, verás cómo te llevas un premio…- Bueno,<br />

pues ya está, yo toqué el Quita y pon y le dije así al jurado_ Adiós [hace un saludo como<br />

inclinándose y quitándose el sombrero]… y me dijo Don Julio Terrón- Gracias Santia-<br />

go… Yo bajé abajo y no habían citao al siguiente tamborilero y entonces me dijeron los<br />

tamborileros de abajo – Había que tocar las dos canciones hoy seguidas y tal…, <strong>con</strong><br />

que subí y digo –Don Julio, toco los pindongos de tio Antolín porque dicen que hay que<br />

tocar las dos canciones- y dice No, en caso de empate, tocas los pindongos- En caso de<br />

empate… pues eso es que me han dado buena clasificación. Bueno, pues la cosa es que<br />

luego toqué el “Quita y Pon”… y el primer premio que tengo es del “Quinta y pon”, el<br />

único premio que tengo el primero. Tengo segundos y terceros, tengo unos pocos, pero el<br />

primero es el del “Quita y pon”, es esto… es muy bonito, porque hace <strong>una</strong>s notas la gaita<br />

cuando hace silencio el tamboril, hace <strong>una</strong>s notas la gaita sola…[Toca el “Quita y pon”]<br />

premio.<br />

En 1998 gana el tercer premio en el <strong>con</strong>curso del Martes Mayor y en el 2000 el segundo<br />

“Santiago Béjar nos <strong>con</strong>tó cómo <strong>una</strong> noche,<br />

después de <strong>una</strong> actuación en Madrid [de<br />

los Coros Extremeños de Plasencia] hace décadas,<br />

el musicólogo [García Matos, que había<br />

creado y dirigido estos coros], tocó <strong>con</strong> su gaita<br />

y tamboril dirigiendo al grupo, que aún completamente<br />

vestidos [<strong>con</strong> los trajes extremeños]<br />

estuvieron tocando y bailando fuera del teatro,<br />

[en la calle] “La Sarnica”. La gente se unió a<br />

ellos bailando por Madrid, por la vía principal<br />

hasta la madrugada”.<br />

Conversaciones <strong>con</strong> Judith Cohen, que esta<br />

investigadora recoge en el CD Spanish Recording.<br />

Extremadura. 2002<br />

41


42<br />

En el 2001 gana el quinto premio del Martes Mayor y en el 2002 el primer premio en el<br />

<strong>con</strong>curso de San Bartolomé de Monterhemoso, en el 2003 gana el quinto premio en el <strong>con</strong>curso<br />

del Martes Mayor de Plasencia, como hemos visto, después el primer premio del Concurso de<br />

San Bartolomé de Montehermoso… El homenaje en el Festival de Folklore de Plasencia, 27 de<br />

agosto de 2004.<br />

Es merecedor desde luego como persona implicada y preocupada por la flauta y el tam-<br />

boril, ha luchado <strong>con</strong>tinuamente por el estudio y difusión de estos instrumentos autóctonos de<br />

Extremadura. Muestra de ello, a raíz del curso de Flauta y tamboril que se realizó en la Uni-<br />

versidad Popular de Plasencia, se crea el 13 de septiembre de 2005 la Asociación Cultural de<br />

Ttamborileros del Norte de Extremadura, que lleva su nombre. Está compuesta por muchos de<br />

los antiguos alumnos salidos de las aulas de Santiago.<br />

http://www.tamborileros.net/historia.htm.<br />

También en este año 2005 esta misma asociación le publica su CD “Sones Extremeños de<br />

gaita y tamboril” (Tecnosaga, Salamanca)<br />

En el 2009 recibe el Premio de Extremeño del año, en los premios de la música de Extreme-<br />

ña Sonora, y en la actualidad todo el re<strong>con</strong>ocimiento que supone el que se le mencione siempre<br />

como uno de los mejores, si no el mejor tamborilero de Extremadura.<br />

También en internet está recogido como uno de los representantes de Marca Extremadura.<br />

(http://todos.marcaextremadura.es/ficha.php?id=9).


Homenaje en el Festival de Folklore de Plasencia. 27 de agosto de 2004.<br />

2.16. SU VIDA ACTUAL. SU REMANSO DE PAZ. EL RETORNO A LA NATURA-<br />

LEZA.<br />

Desde hace unos doce años Santiago alterna su vida entre Plasencia, en casa de su hija Cele<br />

y su finca; no quiere cambiar la experiencia de vivir en <strong>con</strong>tacto <strong>con</strong> la naturaleza, aunque ya<br />

ha vendido sus ovejas, <strong>con</strong> las que le <strong>con</strong>ocimos en nuestros primeros trabajos de campo.<br />

“Se está descansao, relajao, se vive sin ambición. Te<br />

acuestas por la noche, no hay vecinos que te molesten, aquí<br />

en el invierno, aunque mi edad no se duerme mucho, yo aquí<br />

duermo 7 u 8 horas seguidas. Por la noche me pongo <strong>con</strong> la<br />

televisión, <strong>con</strong> la radio, <strong>con</strong> lo que sea. La tele te hace mucho,<br />

aunque <strong>con</strong> la tele en vez de estar relajao estás más inquieto.<br />

Ya sabes que a veces se ven cosas que no hay que verlas.”<br />

Su decisión está tomada, quiere estar en el campo, <strong>con</strong> el<br />

calor del fuego en su casita, quiere volver a sus orígenes. Y<br />

su hija Cele, como hija sacrificada, atenta y cariñosa le da el<br />

gusto de acompañarle. También recibe la visita de sus otros<br />

hijos y de sus hemanos. Es un hombre muy afort<strong>una</strong>do.Y, <strong>con</strong><br />

88 años, sigue tocando la flauta y el tamboril, recogiendo sus<br />

aceituras, se pasea tranquilo por su finca “Calzoncillos” y puede disfrutar, a vista de pájaro, de<br />

las más bellas vistas de la ciudad placentina; el hijo del tamborilero.<br />

43


3 EL MÚSICO.<br />

Ángel Domínguez.<br />

La biografía de Santiago Béjar que la profesora Pilar Barrios acaba de bosquejar en las pági-<br />

nas anteriores nos sugiere, entre otras cosas, <strong>una</strong> pequeña reflexión <strong>sobre</strong> las grandes lag<strong>una</strong>s y<br />

los retos pendientes que todavía tiene por delante la Musicología en Extremadura y, por exten-<br />

sión, en España; pues, hasta hace bien poco tiempo los musicólogos, siguiendo la estela de los<br />

historiadores, se han venido ocupando casi exclusivamente de escudriñar hasta el último detalle<br />

las vidas de los “grandes hombres” (Bach, Mozart, Beethoven....) y del estudio de las compo-<br />

siciones y producciones artísticas etiquetadas como “cultas”, omitiendo cualquier referencia a<br />

los músicos populares y <strong>con</strong>denando al silencio la música producida por ellos al <strong>con</strong>siderarla<br />

de inferior categoría.<br />

Santiago Béjar charlando <strong>con</strong> Ángel Domínguez y Ricardo Jiménez en su finca “Calzoncillos”<br />

el día 16 de octubre de 2011.<br />

En nuestra tierra podemos <strong>con</strong>siderarnos afort<strong>una</strong>dos gracias a la labor de un puñado de pio-<br />

neros folkloristas que enfocaron su interés hacia la recopilación de la música popular extremeña<br />

desde tiempos anteriores a la Guerra Civil Española. Sin embargo, hasta el más prestigioso de<br />

todos ellos, don Manuel García Matos, siempre prestó más atención a los productos musicales<br />

45


46<br />

escritos (las canciones, los toques instrumentales, las partituras) que a las personas que canta-<br />

ron o tocaron dichas obras. Pero sería un anacronismo acusar al ilustre músico placentino por<br />

no haberse ocupado suficientemente de los intérpretes que le dictaron los materiales, ya que el<br />

enfoque teórico que guió su trabajo de investigación, como todos los de su época, tenía como<br />

objetivo prioritario la recogida del cancionero tradicional cuya pervivencia se veía amenazada,<br />

según se creía entonces, por el “desgarrado e insoportable manubrio” o el “maloliente acor-<br />

deón”.<br />

Cuando se estudia su obra más emblemática, La Lírica Popular de la Alta Extremadura,<br />

desde la óptica de la modernidad, uno se queda <strong>con</strong> las ganas de saber algo más <strong>sobre</strong> aquel<br />

tamborilero montehermoseño, Antolín Garrido, quien le dictó aproximadamente la cuarta parte<br />

de todo el repertorio vocal e instrumental recogido en aquella obra excelente. De Antolín Ga-<br />

rrido Iglesias escribió Matos, al pie de <strong>una</strong> fotografía suya que se reproduce en la página 227<br />

de la Lírica Popular, que fue “el tamborilero mejor de toda la Extremadura, no sólo por el ex-<br />

tenso repertorio folklórico que <strong>con</strong>oce, de magnífica calidad, sino también por ser un perfecto<br />

y acabado ejecutante”. Pues bien; no andaremos muy equivocados si afirmamos que, dentro<br />

del área geográfica de la Alta Extremadura, podemos <strong>con</strong>siderar a Santiago Béjar como el An-<br />

tolín Garrido de la segunda mitad del siglo XX; y esto por las mismas razones que Matos adujo<br />

para resaltar la relevancia musical de la figura de tío Antolín: el <strong>con</strong>ocimiento de un amplísimo<br />

repertorio y sus excelentes facultades como intérprete. De esta forma, un montehermoseño<br />

(Antolín) y un hurdano (Santiago) han llegado a <strong>con</strong>vertirse en dignísimos referentes de las dos<br />

comarcas altoextremeñas donde mayor arraigo sigue teniendo hoy la música de flauta de tres<br />

agujeros y tamboril, cuando ya no es tan amenazante el riesgo de desaparición de esta clase de<br />

música, gracias a la <strong>con</strong>tribución -entre otros- de estos dos populares artistas.<br />

El agradecimiento y el re<strong>con</strong>ocimiento público que aquí tributamos a estos hombres por el<br />

brillante servicio realizado no debería oscurecer la aportaciones de otros buenos tamborileros<br />

que han mantenido viva la música instrumental de flauta y tamboril por las aldeas y pueblos<br />

es<strong>con</strong>didos en la Sierra de Gata, Las Hurdes, los valles del Jerte y del Alagón, la Transierra, La<br />

Vera, el Campo Arañuelo y las estribaciones de las montañas de Monfragüe.<br />

Los resultados de las investigaciones académicas que actualmente se llevan a cabo en la Uni-<br />

versidad de Extremadura servirán, en un plazo razonable de tiempo, para <strong>con</strong>ocer mejor a ese<br />

centenar de músicos que han <strong>con</strong>tribuido, en mayor o menor medida, a <strong>con</strong>jurar el triste destino<br />

anunciado por García Matos cuando se lamentaba de que “si las autoridades y las gentes mis-<br />

mas hubieran comprendido lo que nuestro tamborilero popular significa, <strong>con</strong>taríamos hoy un<br />

más nutrido número de éstos y se iría evitando esa desaparición total a que camina” 1<br />

1 Lírica Popular de la Alta Extremadura, p. 176.


3.1. EL MÚSICO TEÓRICO.<br />

Santiago Béjar es, <strong>sobre</strong> todo, un músico. Conociendo los entresijos de su personalidad<br />

no resulta nada fácil decidir si su vida ha girado en torno a la música, o es la propia música<br />

la que ha ido <strong>con</strong>formando su perfil biográfico. Esta trabazón inseparable entre vida y música<br />

comenzó a urdirse ya desde su infancia, cuando emprendió sus estudios musicales siguiendo<br />

el exitoso Método de Solfeo (1846) del compositor Hilarión Eslava, perfeccionados más tarde<br />

bajo la dirección del capellán militar del Regimiento de Plasencia y <strong>con</strong> César Olía en Madrid.<br />

En su calidad de músico teórico, los <strong>con</strong>ocimientos adquiridos a lo largo de los años se<br />

ponen de manifiesto incluso en las tablaturas manuscritas que él ideó como material didáctico<br />

para el aprendizaje de sus alumnos. Aunque están pensados para ser utilizados por aprendices<br />

que “no saben música”, en estos documentos aparecen <strong>con</strong> frecuencia <strong>una</strong> serie de términos<br />

(notas, figuras, indicaciones de tempo, claves, signos de repetición, etc.) que acreditan la sol-<br />

vencia de Santiago como un maestro que se desenvuelve <strong>con</strong> soltura en el manejo del voca-<br />

bulario propio de la teoría y del lenguaje musical. He aquí unos apuntes pasados a limpio por<br />

algunos de sus alumnos a partir de sus explicaciones de clase y recogidos por el tamborilero<br />

Julián García Clemente:<br />

47


48<br />

En tanto que músico ilustrado y curtido en mil verbenas, Santiago es prácticamente el único<br />

tamborilero extremeño capaz de mantener largas <strong>con</strong>versaciones de tipo técnico en términos<br />

estrictamente musicales. El domingo día 16 de octubre de 2011, en <strong>una</strong> de las últimas sesiones<br />

de trabajo que compartimos <strong>con</strong> él para la preparación de esta obra, tuvimos la oportunidad de<br />

debatir acerca de determinados aspectos de su repertorio mientras disfrutábamos de las espec-<br />

taculares vistas de la ciudad de Plasencia desde los rústicos bancales de su finca, situada en la<br />

falda de la Sierra de Santa Bárbara.<br />

En esta ocasión nos manifestó, por ejemplo, su dis<strong>con</strong>formidad <strong>con</strong> el hecho de que le<br />

presentásemos <strong>una</strong> jota compaseada en 6/8 cuando él siempre había visto las tonadas de jota<br />

escritas en un compás de 3/8 o bien de 3/4; y no quedó <strong>con</strong>vencido del todo ni siquiera cuando<br />

le argumentamos que el ritmo de la jota ha sido cuidadosamente estudiado y establecido por el<br />

eminente musicólogo Miguel Manzano en <strong>una</strong> sólida monografía cuyo título es, precisamente,<br />

La Jota como género musical.<br />

Repasando el repertorio durante la <strong>sobre</strong>mesa el día 16 de octubre de 2011. Ángel<br />

Domínguez examina un prototipo de flauta de tres agujeros <strong>con</strong>struido por Francisco J.<br />

Caballero mientras Santiago interpreta los pindongos percutiendo <strong>con</strong> la cucharilla del<br />

café <strong>sobre</strong> la mesa. Pilar Barrios escucha <strong>con</strong> atención.<br />

Hizo a <strong>con</strong>tinuación <strong>una</strong> demostración práctica, golpeando <strong>con</strong> <strong>una</strong> cucharilla de café encima<br />

de la mesa para explicar la diferencia existente entre las plantillas rítmicas de los sones y de las<br />

jotas, recordándonos la escena de García Matos tocando junto a la grabadora de Alan Lomax en<br />

1952, en Palma de Mallorca, utilizando <strong>una</strong> mesa como base percutiva del palitroque. Acostum-<br />

brado a leer los perantones en un compás de 6/8, se sorprendió cuando le informamos de que fue<br />

el propio Matos el que se corrigió a sí mismo en dos artículos publicados en 196 y 1961 2 en los<br />

2 “Sobre algunos ritmos de nuestro folklore musical”. en “Anuario <strong>Musical</strong>”, vol. XV y XVI. Barcelona. 1960 y<br />

1961.


que, tras estudiar a fondo la rítmica de las charradas salmantinas, llegó a la <strong>con</strong>clusión de que la<br />

transcripción de estas piezas, al igual que la de los perantones cacereños, estaría mejor realizada<br />

utilizando en la escritura un compás de 10/16. Solamente apareció en su cara <strong>una</strong> sombra de duda<br />

cuando le señalamos las abundantes figuraciones en cinquillos que trae la partitura de la Charrá<br />

del Casar de Palomero que figura en la Lírica Popular dentro del apartado de perantones (nº 83,<br />

pág. 304), perfectamente <strong>con</strong>ocida y muchas veces interpretada por él mismo.<br />

A este respecto, es sumamente interesante escuchar el comentario verbal que precede a la<br />

interpretación que hizo de esta pieza en el corte nº 2 del CD Sones extremeños de gaita y tambo-<br />

ril, publicado por Tecnosaga en 2005. Esta es la presentación que el intérprete nos regala antes<br />

del comienzo de la tocata:<br />

“Bueno, esto... también es de mi padre, el pobrecito, que Dios le tenga en gloria. Es<br />

un perantón. Allí en el pueblo me lo piden cuando voy como “la charrá” que tocaba mi<br />

padre; me dicen, no sé... Tiene un poco de... un poco de... da un poco el aire a la música<br />

charra”.<br />

Más allá de las expresiones dubitativas, la intuición musical de Santiago, alimentada a partes<br />

iguales por sus lecturas de los cancioneros de García Matos y por el <strong>con</strong>ocimiento directo del<br />

folklore de su tierra natal, le lleva a <strong>una</strong> <strong>con</strong>clusión clara, aunque prudente: Una charrada (“no<br />

sé... eso dicen en mi pueblo...”) es algo muy parecido a un perantón. Y no se equivoca: Véase<br />

la transcripción de esta pieza que ofrecemos un poco más adelante.<br />

Otro aspecto importante de su quehacer como músico teórico es la cuestión del transporte<br />

musical; <strong>una</strong> cuestión <strong>con</strong> la que Santiago está muy familiarizado por su larga experiencia como<br />

saxofonista. En determinada época de su vida, las múltiples ocupaciones laborales que desem-<br />

peñó para poder mantener a su familia le robaron el tiempo y la tranquilidad imprescindibles<br />

para realizar los transportes de las partituras y encajarlas en la tesitura apropiada del saxo. Así<br />

lo explica en la <strong>entrevista</strong> que publicamos en el capítulo siguiente:<br />

“En vez de transportar mentalmente, pues me tuve que agarrar a Antonio Sosa [para]<br />

que me mandara las partituras, porque tenía que andar <strong>con</strong> las cosas y no tenía tiempo<br />

de pasarlas al tono de los demás [músicos del grupo]”.<br />

Después de jubilarse, y <strong>una</strong> vez adquirida <strong>una</strong> cierta destreza <strong>con</strong> la flauta y el tamboril,<br />

ya pudo entregarse a ese trabajo <strong>con</strong> <strong>una</strong> dedicación que se fue intensificando a medida que se<br />

lo exigían sus responsabilidades docentes. Si repasamos las reproducciones autógrafas de las<br />

tablaturas reunidas al final de este libro será fácil comprobar que no son pocos los documentos<br />

que llevan encabezamientos de este tenor: “Transportó Santiago Béjar”, “Arreglo de Santiago<br />

Béjar”, “Copió Santiago Béjar”, “Arreglo y transporte de Santiago Béjar”, “El transporte<br />

estubo a cargo de Santiago Béjar”, “El arreglo y transporte de Santiago Béjar”, “Del arreglo<br />

se ocupó Santiago Béjar”; y el más divertido de todos, donde aflora el fino sentido del humor<br />

49


50<br />

de este hombre singular, motejado cariñosamente por algunos de sus allegados como “El Picar-<br />

días”: “La Sinda. Copió Santiago Béjar. De oído de buen cubero”.<br />

Transportar <strong>una</strong> pieza musical para que pueda ser tocada <strong>con</strong> <strong>una</strong> flauta de tres agujeros es,<br />

en primer lugar, <strong>una</strong> necesidad práctica que se deriva de la especial afinación del instrumento.<br />

Lo sepan o no, todos los tamborileros están obligados a hacer ese transporte -a veces de forma<br />

poco afort<strong>una</strong>da- sirviéndose del arma fundamental de que dispone cualquier músico: el oído.<br />

Pero el caso de Santiago es excepcional porque la finalidad de su trabajo <strong>con</strong>siste <strong>sobre</strong> todo en<br />

expresar la música debidamente transportada en forma de tablatura para que pueda ser tocada<br />

por otros intérpretes: sus alumnos.<br />

La reiteración del nombre del autor en los encabezamientos de cada <strong>una</strong> de esas tablaturas<br />

indica, además, la firme intención por subrayar su autoría y un claro interés por enfatizar la<br />

competencia musical de la persona que lo lleva a cabo. Cuando realiza un transporte y lo plasma<br />

por escrito, Santiago es <strong>con</strong>sciente de que está llevando a cabo <strong>una</strong> tarea altamente especializa-<br />

da cuya realización requiere un bagaje de <strong>con</strong>ocimientos teóricos que se encuentran fuera del<br />

alcance de los profanos en la materia, pues ese es un tema no se aborda hasta la parte cuarta del<br />

método de Hilarión Eslava y... hasta ahí no llega cualquiera. Para culminar <strong>con</strong> éxito ese trabajo<br />

tan específico se requiere un dominio siquiera básico de la interválica y del lenguje musical uti-<br />

lizado en la partitura original cuya altura se va a modificar (normalmente se trata de canciones<br />

de carácter vocal), pero también el pleno dominio de la tesitura y del sistema de afinación de la<br />

flauta. En este último aspecto nuestro músico adopta el sistema de afinación, rigurosamente dia-<br />

tónico, tal como fue modelizado por García Matos. “Aquí, olvídate de sostenidos y bemoles”,<br />

nos comentó en <strong>una</strong> de las sesiones de trabajo.<br />

A partir de este sistema de afinación, y tomando como referencia las notas del primer te-<br />

tracordo de la flauta (la, sib, do, y re) Santiago <strong>con</strong>struye después cuatro escalas completas de<br />

ocho notas, a imitación del sistema melódico imperante en Occidente, que utilizará en sus cla-<br />

ses de forma parecida a como se emplean las escalas tonales en la didáctica del solfeo clásico.<br />

Importa señalar, sin embargo, que en la flauta de tres agujeros estas escalas producen arcaicas<br />

sonoridades de tipo modal, muy alejadas del lenguaje tonal de la música moderna.<br />

Este afán por autoafirmar su competencia musical, propia de quien sabe muy bien lo que<br />

se trae entre manos, le lleva a formular propuestas tan sorprendentes (y discutibles) como la de<br />

escribir alg<strong>una</strong>s melodías utilizando la clave de Fa en 3ª línea, <strong>una</strong> práctica ya casi desterrada<br />

de la música académica actual. Santiago defiende <strong>con</strong> razones plausibles, que no nos detendre-<br />

mos a explicar aquí, esta propuesta tan poco ortodoxa, pero su lógica se aparta en este caso del<br />

canon teórico habitual. Estemos o no de acuerdo <strong>sobre</strong> este punto, esto es <strong>una</strong> muestra más de<br />

su capacidad de elaboración especulativa, en su esfuerzo por aproximarse al modelo del músico<br />

ideal, <strong>una</strong> de cuyas principales características sería precisamente -para él- la capacidad de leer<br />

<strong>con</strong> soltura en las siete claves.


3.2. EL INTÉRPRETE.<br />

Primera página del Método de Solfeo de Hilarión Eslava.<br />

Ya hemos señalado que los intereses y las habilidades de Santiago como músico instrumen-<br />

tista no se ciñen únicamente a la flauta y el tamboril. Primero la necesidad, y luego la curiosidad<br />

insaciable, la <strong>con</strong>stancia y las ganas de aprender -cualidades propias de cualquier músico que<br />

se precie de tal- le han llevado a practicar también <strong>con</strong> la flauta dulce, el clarinete, el saxofón y<br />

el órgano electrónico en diferentes etapas de su vida. Pero, como él mismo afirma, únicamente<br />

ha llegado a su realización profesional y vital a través de la flauta y el tamboril.<br />

En esa faceta de tamborilero se nos presenta, al igual que Antolín Garrido, “como un per-<br />

fecto y <strong>con</strong>sumado ejecutante”. Es muy difícil que en el transcurso de <strong>una</strong> interpretación no<br />

se le escapen a los tamborileros algunos pitidos fuera de sitio, o alg<strong>una</strong> duda o vacilación de<br />

51


52<br />

carácter rítmico; pero él se equivoca en <strong>con</strong>tadas ocasiones, como se puede comprobar fácil-<br />

mente haciendo <strong>una</strong> escucha atenta del CD Sones extremeños de gaita y tamboril que men-<br />

cionábamos un poco más arriba. Esta recopilación sonora, por sí sola, ya sería un argumento<br />

suficiente para <strong>con</strong>vencernos de la alta calidad de sus interpretaciones, pues en ellas se pueden<br />

en<strong>con</strong>trar casi todos los recursos retóricos que <strong>con</strong>figuran la estética peculiar de los mejores<br />

músicos tamborileros. La música fluye en esta producción discográfica de forma espontánea,<br />

<strong>con</strong> seguridad, sin exhibiciones virtuosísticas, sin alardes innecesarios, sin afectación.<br />

Su forma de hacer hablar a la flauta se caracteriza por la mesura y el equilibrio, pero nunca<br />

resulta plana o inexpresiva; por el <strong>con</strong>trario, el decurso melódico presenta <strong>una</strong> gran cantidad<br />

de matices y sentimientos que, ¡ojo!, solamente podrán captar y disfrutar en su plenitud quie-<br />

nes hayan recibido previamente <strong>una</strong> formación específica para el correcto entendimiento de<br />

esta clase de música, exactamente lo mismo que sucede en la apreciación de la música clásica.<br />

Y es que, en cierto sentido, podríamos afirmar que Santiago es un tamborilero clásico:<br />

abarca todos los géneros del repertorio tradicional ajustando adecuadamente los tempos que<br />

<strong>con</strong>vienen a cada toque (“allegro pero sin correr”, anota en <strong>una</strong> de sus tablaturas); <strong>con</strong>oce<br />

todos los adornos y trucos del oficio para enriquecer el melos de la flauta (trinos, mordentes,<br />

grupos atresillados, el típico dibujo ondulante de cuatro fusas <strong>con</strong>secutivas, los mates carac-<br />

terísticos, etc...); <strong>con</strong>duce la parte rítmica de forma segura introduciendo a veces pequeñas in-<br />

novaciones técnicas como el apagado ocasional del parche del tamboril <strong>con</strong> la mano derecha;<br />

utiliza <strong>con</strong> habilidad, sin recargamiento, las distintas combinaciones aro-parche; <strong>con</strong>sigue un<br />

sobrio <strong>con</strong>trol de la dinámica a medio camino entre la <strong>con</strong>tundencia percutiva de Martín Pérez<br />

Pérez (tamborilero de Aceit<strong>una</strong>) y los pianissimi que de vez en cuando gustan de introducir<br />

tío Ciriaco Pérez Hermoso (el decano de los tamborileros extremeños) o el joven tamborilero<br />

hurdano Óscar Duarte Canuto. Cuando amplía o comenta el material temático, cuando crea o<br />

improvisa, lo hace sin traicionar el espíritu del material original. Incluso su sentido del humor<br />

aflora de vez en cuando en su práctica interpretativa, como cuando nos ofrece tres versiones<br />

distintas de Los pajaritos de San Antonio, cada <strong>una</strong> de ellas <strong>con</strong> un ritmo diferente: pasacalle,<br />

pasodoble/marchiña y perantón.<br />

Podrán apreciarse muchos de estos elementos comparando la transcripción que ofrece-<br />

mos de la Charrá del Casar de Palomero <strong>con</strong> la que escribió García Matos a partir de la que<br />

tocaba su padre, Celedonio Béjar; y también leyendo o escuchando las versiones grabadas de<br />

Ay, Gervasio y la Danza de San Antonio, a las que nos referiremos un poco más adelante.


54<br />

Como sería imposible abordar en estas páginas un análisis completo y detallado del estilo<br />

musical de Santiago Béjar, ya que para ello habría que introducir numerosas referencias com-<br />

parativas <strong>con</strong> la música de otros tamborileros, nos <strong>con</strong>formaremos <strong>con</strong> ofrecer un par de trans-<br />

cripciones más realizadas a partir de los respectivos documentos sonoros publicados en el CD<br />

que ya hemos citado varias veces.


Nuestra intención es que los lectores, y en particular aquellos que sepan leer música, puedan<br />

comprobar las diferencias existentes entre tres tipos de productos musicales distintos, creados<br />

por <strong>una</strong> misma persona: las grabaciones de audio, las partituras y las tablaturas.<br />

Los primeras son documentos sonoros que reproducen fielmente la obra del intérprete; es<br />

decir, son un reflejo inmediato y directo de su forma de tocar; las partituras son documentos grá-<br />

ficos que representan los principales rasgos del documento sonoro (las alturas y las duraciones<br />

de los sonidos) y pueden tener un carácter descriptivo o interpretativo; en cualquiera de los dos<br />

casos, las partituras reflejan bastante bien, cuando se leen de forma analítica, la estructura del<br />

documento sonoro de referencia, el sistema melódico tonal o modal que le sirve de base y otros<br />

detalles que son más difíciles de apreciar <strong>con</strong> <strong>una</strong> audición pura y simple; finalmente, las tabla-<br />

turas son documentos escritos <strong>con</strong>cebidos expresamente como materiales para al aprendizaje.<br />

Se trata, por lo tanto, de diferentes formas de representación de la música. Todas ellas tie-<br />

nen sus limitaciones, pero es evidente que las tablaturas, como detallaremos después, ofrecen<br />

<strong>una</strong> información musical mucho más parca que las partituras. En cierto sentido, <strong>una</strong> tablatura<br />

no es más que <strong>una</strong> forma de expresión gráfica en la que se han suprimido todas aquellas difi-<br />

cultades que se encuentran fuera del alcance de un principiante y que, por lo tanto, no son más<br />

que obstáculos que pueden entorpecer el ritmo de progresión del aprendizaje. De ahí el ingenio<br />

que deben desplegar los intérpretes que, como Santiago, también se dedican a la enseñanza, en<br />

su intento por llevar a la práctica los principios básicos de la pedagogía: Saber cuáles son las<br />

<strong>con</strong>diciones de partida del alumno, saber a dónde se quiere llegar (los objetivos), y saber cómo<br />

y <strong>con</strong> qué medios se puede ir avanzando hacia la <strong>con</strong>secución de aquellos objetivos (el método).<br />

Ejemplificaremos lo dicho a <strong>con</strong>tinuación estudiando la partitura de Ay, Gervasio y compa-<br />

rándola <strong>con</strong> la tablatura correspondiente.<br />

55


56<br />

El referente melódico de la tocata Ay, Gervasio fue recogida por García Matos de labios<br />

de Esperanza Rojo en la localidad Hoyos, en la Sierra de Gata (véase el número 42, p. 67, de la<br />

Lírica Popular de la Alta Extremadura), asociado <strong>con</strong> el siguiente texto:<br />

Porque sabes que te quiero<br />

lo vas haciendo <strong>con</strong> maña<br />

de ‘ponelte’ en los caminos<br />

para que tropiece y caiga.<br />

¡Ay!, amor, ¡ay!, amante,<br />

¡ay!, amor, cuánto siento olvidarte.<br />

¡Ay!, amante, ¡ay!, amor,<br />

en el mundo no te olvido yo.


La letra indica claramente que se trata de <strong>una</strong> canción perteneciente al género rondeño, y<br />

dentro de este apartado fue incluida dentro del sistema de clasificación empleado por Matos,<br />

quien optó por compasearla en 3/4. Por otro lado, el comentario que hace Santiago en su versión<br />

discográfica del año 2005 se reduce a esa lacónica aseveración: “Vamos a interpretar Ay, Ger-<br />

vasio, un son llano”. La tablatura que elaboró a partir de esta pieza para su uso en las clases de<br />

flauta y tamboril, reproducida un poco más arriba, nos aporta algunos detalles más: Un compás<br />

de 3/8, el tipo (¿tiempo?) de jota, la categorización como canción de ronda y un nuevo texto<br />

de recambio para la melodía que es el que se suele cantar por los pueblos del Valle del Alagón<br />

y la Transierra del norte cacereño. Finalmente, en uno de los borradores de trabajo utilizados<br />

por Francisco Javier Caballero, buen <strong>con</strong>ocedor y estudioso de los procedimientos didácticos<br />

de Santiago -pues fue alumno suyo en Cáceres-, podemos leer esta anotación, seguramente<br />

proporcionada por el autor de la tablatura: “Son llano de Antolín Garrido, de Montehermoso”.<br />

De entrada, esta serie de datos un tanto <strong>con</strong>tradictorios produce perplejidad. ¿A qué género<br />

podríamos adscribir esta tocata? ¿Es <strong>una</strong> canción de ronda, <strong>una</strong> jota o un son llano? La <strong>con</strong>fu-<br />

sión se va aclarando si <strong>con</strong>sideramos, analíticamente, dos factores distintos: En primer lugar, la<br />

línea melódica de la flauta transcurre <strong>sobre</strong> un ritmo de petenera perfectamente captado en su<br />

día por García Matos en su estudio <strong>sobre</strong> la rítmica del repertorio vocal extremeño 3 . También<br />

el musicólogo e intérprete zamorano Alberto Jambrina, en un breve comentario enviado al foro<br />

de la web tamborileros.com a raíz de la publicación del CD, dejó <strong>con</strong>stancia de la peculiaridad<br />

rítmica de la estrofa, señalando que está <strong>con</strong>struida <strong>sobre</strong> un esquema de 2+2+2.<br />

En segundo lugar, Santiago comienza la pieza (compases 1, 2, 3 y 4) aplicando el ritmo<br />

básico de los sones “montehermoseños” <strong>sobre</strong> la base percutiva del tamboril; pero, en cuanto<br />

empieza a sonar la flauta, ya desde el compás 5 aparece un complicadísimo juego de ambi-<br />

güedades rítmicas en el que se combinan al menos tres niveles de intensidad acentual <strong>sobre</strong> el<br />

parche <strong>con</strong> diversas localizaciones de los acentos en las partes fuertes y débiles de cada compás.<br />

Este endiablado mecanismo de relojería, <strong>con</strong>struido a base de mezclar inteligentemente las<br />

plantillas rítmicas de de la jota, el son y la petenera, funciona a la perfección y produce resulta-<br />

dos excelentes, generando de paso un doble polirritmo:<br />

a) El primer polirritmo, presente en la melodía de la flauta, tiene un carácter sucesivo y se<br />

caracteriza por <strong>una</strong> cierta periodicidad temporal que expresamos en la transcripción mediante<br />

la alternancia regular entre los compases de 3/4 y de y 6/8.<br />

b) A este polirritmo sucesivo -¡y sonando simultáneamente <strong>con</strong> él!- se añade otro más en el<br />

tamboril, cuyo rasgo fundamental es el predominio reiterado, pero no exclusivo, de la plantilla<br />

rítmica del son.<br />

3 Véase Lírica Popular de la Alta Extremadura, pág. 40. También llevan ritmo de petenera los documentos<br />

87, 170 y 177.<br />

57


58<br />

Véase, pues, cuánta sabiduría musical -y literaria y vital- puede caber en el corto espacio de<br />

22 compases. Naturalmente, esto no quiere decir que Santiago Béjar ha introducido de manera<br />

intencional y <strong>con</strong>sciente en esta pequeña obra todos y cada uno de los elementos que hemos<br />

descrito. Tales elementos son puestos de relieve por el estudio analítico posterior, y lo que se<br />

pretende destacar <strong>con</strong> este análisis es el rico legado que se guarda y se transmite a través de la<br />

memoria de los tamborileros populares; un legado que nunca es estático, ya que la memoria<br />

individual se nutre de la colectiva y no se puede entender como si fuera únicamente <strong>una</strong> especie<br />

de almacén <strong>con</strong>tenedor de melodías arcaicas; por el <strong>con</strong>trario, el cerebro del músico tradicional<br />

se comporta más bien como un sofisticado laboratorio donde se experimenta <strong>con</strong> el material<br />

heredado, se pulen piedras preciosas y se acrisolan muchas joyas musicales.<br />

Si complicados son los mecanismos que rigen el funcionamiento de la memoria, no lo<br />

son menos los procesos de transmisión de las informaciones y los <strong>con</strong>ocimientos dentro de la<br />

cultura musical tradicional. Estos procesos no suelen ser unilineales, <strong>con</strong>stantes y sostenidos<br />

en el tiempo; a veces transitan por caminos trillados y fáciles de recorrer, limitándose a repetir<br />

lo aprendido; en otras ocasiones se aventuran creativamente por territorios inexplorados, su-<br />

friendo a menudo avances y retrocesos. Tampoco se valen en exclusiva de los recursos de la<br />

oralidad, sino que en ellos operan también los medios relacionados <strong>con</strong> la escritura. Esta última<br />

observación es especialmente importante en el caso que nos ocupa, puesto que “yo… -dice<br />

Santiago- casi tó, casi tó lo que toco es de cancioneros. Tó…”. Por <strong>con</strong>siguiente, no estará<br />

demás que dejemos aquí <strong>con</strong>stancia de las principales fuentes musicales que, según sus propias<br />

indicaciones, le han servido para ir <strong>con</strong>struyendo su amplísimo repertorio:<br />

Las fuentes del repertorio de Santiago Béjar.<br />

- CALLE, Angel ; CALLE, Feliciano; SÁNCHEZ, Germán y VEGA, Saturio: Entre la<br />

Vera y el Valle. Tradición y folklore de Piornal. Cáceres: Diputación provincial, 1995.<br />

- GARCÍA MATOS, Manuel: Lírica popular de la Alta Extremadura. Madrid: Unión Musi-<br />

cal Española, 1944 (Ed. facsímil, edición, introducción e índices Pilar BARRIOS y Carmen<br />

GARCÍA-MATOS, 2001).<br />

- GARCÍA MATOS, Manuel- CRIVILLÉ Y BARGALLÓ, Josep: Cancionero popular de<br />

la provincia de Cáceres (Lírica Popular de la Alta Extremadura II). Barcelona/Mérida: Insti-<br />

tuto Español de Musicología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas-Consejería<br />

de Cultura de la Junta de Extremadura, 1982.<br />

- GONZÁLEZ BARROSO, Emilio: Cancionero Popular Extremeño. Mérida: Editora Re-<br />

gional (Serie Cuadernos Populares, nº 3).<br />

- HIDALGO MONTOYA, Juan: Folklore <strong>Musical</strong> español: Antología. Madrid, A. Car-<br />

mona Editor, 1974<br />

- LAHORASCALA, Pedro; TIRADO GARCÍA, Ángel: Así canta Extremadura: <strong>con</strong><br />

Manantial Folk. Madrid: Editorial Alpuerto, 1989.


Un <strong>con</strong>junto de circunstancias relacionadas <strong>con</strong> la pieza que examinaremos a <strong>con</strong>tinuación<br />

nos ayudará a explicar algunos de estos procesos de transmisión musical. Se trata de la primera<br />

tocata perteneciente a la serie de Danzas de San Antonio de Jaraíz de la Vera, localidad en la<br />

que Santiago impartió clases de flauta y tamboril y donde participó activamente acompañando<br />

en vivo durante varios años las evoluciones de los danzantes. He aquí la partitura de esta pieza:<br />

59


60<br />

La transcripción que ofrecemos está hecha a partir de la escucha del corte nº 31 del CD<br />

Tecnosaga-2005. En el libreto del CD podemos leer: “31- Danza de San Antonio I (perantón;<br />

de la Coral de Jaraíz de la Vera)”. Este brevísimo comentario nos da otra prueba más del fino<br />

instinto musical de Santiago; un instinto que le permite adivinar el ritmo original de perantón<br />

es<strong>con</strong>dido detrás de <strong>una</strong> escritura en 6/8, el compás utilizado por el sacerdote Joaquín Jiménez<br />

García para poner en solfa la música de estas danzas, que le fueron dictadas por el tamborilero<br />

Alejandro Pablo García.<br />

Natural de Tejeda de Tiétar, Alejandro Pablo acudía cada año a Jaraíz cuando llegaban las<br />

fiestas de San Antonio de Padua, más o menos hasta la década de los 60 del siglo pasado, para<br />

tocar las tres danzas en honor del santo que se han <strong>con</strong>servado merced a las grabaciones y ano-<br />

taciones manuscritas del cura Joaquín Jiménez 4 . De las manos de este párroco la música de las<br />

danzas pasó a las de Santiago Béjar, quien las copió, a su vez, en un cuaderno pautado de traba-<br />

jo, suprimiendo algunos de los signos musicales accesorios que se pueden ver en el documento<br />

escrito por Joaquín Jiménez.<br />

4 Reproducciones de este material pueden verse en la obra de Pilar Barrios Danza y Ritual en Extremadura<br />

(2009).


Cotejando este manuscrito de Santiago <strong>con</strong> el <strong>con</strong>tenido de nuestra transcripción podemos<br />

deducir que sus habilidades como instrumentista son mucho mayores que las que demuestra<br />

tener como amanuense. Obsérvese que la copia manuscrita es sumamente esquemática, ya que<br />

apenas <strong>con</strong>serva lo esencial de la línea melódica y el ritmo básico del tamboril. Pero a la hora<br />

de la ejecución -cuyos detalles hemos procurado reflejar <strong>con</strong> sumo cuidado en la partitura co-<br />

rrespondiente- las cosas cambian: Ahora aparecen ciertas novedades como los golpes <strong>sobre</strong><br />

el aro; pero no demasiados golpes ni en los primeros compases, puesto que Santiago sabe de<br />

sobra que está lidiando <strong>con</strong> <strong>una</strong> tocata de danza y que, por lo tanto, los bailadores deben tener<br />

como referencia sonora fundamental los golpes fuertes, bien destacados, <strong>sobre</strong> el parche; la<br />

flauta, por el <strong>con</strong>trario, sin perder nunca el hilo <strong>con</strong>ductor, sí que puede picar y mordisquear<br />

<strong>con</strong>stantemente las notas principales del decurso melódico, multiplicándose los adornos carac-<br />

terísticos que <strong>con</strong>fieren a esta pieza el perfume in<strong>con</strong>fundible de los géneros bailables basados<br />

en el compás de 10/16.<br />

Cuando Santiago dejó de asistir a las danzas de Jaraíz, por motivos que no detallaremos<br />

pero que dicen mucho en favor de su sentido de la dignidad personal, otros tamborileros vinie-<br />

ron a sustituirle. Esta es la versión que el ahigaleño Loreto Galindo tocó en el año 2004, que<br />

tiene en común <strong>con</strong> la de Santiago el hecho de estar transportada a la altura de re como nota<br />

básica del sistema (<strong>una</strong> de las tesitura más cómodas para la digitación), pero cuyo dibujo meló-<br />

dico es mucho más simple y está más pegado al modelo original proporcionado por Alejandro<br />

Pablo, pues probablemente Loreto la aprendería de oído:<br />

61


62<br />

Para terminar este apartado reproducimos otro documento autógrafo de Santiago que <strong>con</strong>-<br />

tiene algunos apuntes personales <strong>sobre</strong> el acompañamiento musical de las danzas de Cuacos de<br />

Yuste. Se los dictó <strong>una</strong> muchacha de este pueblo valiéndose de <strong>una</strong> guitarra y vienen a ser como<br />

<strong>una</strong> especie de guión de trabajo que <strong>con</strong>tiene sólo lo imprescindible para poder tocar la música:<br />

<strong>una</strong> línea melódica muy sencilla, el número de repeticiones y algunos títulos recordatorios para<br />

no perderse durante la ejecución de las danzas.


3.3. EL DOCENTE.<br />

Tan excelentes son las cualidades de Santiago Béjar en su faceta de intérprete como las que<br />

ha demostrado poseer en el ámbito pedagógico. Hemos visto que su dilatada trayectoria como<br />

maestro de flauta y tamboril se ha venido desarrollando en distintas localidades de la Alta Extre-<br />

madura: Jaraíz de la Vera, Cáceres, Piornal, Casares de Hurdes, Casar de Palomero y, finalmen-<br />

te, hasta el año 2010, en la Universidad Popular de Plasencia. Ahora bien: El merecido prestigio<br />

de que goza como docente no debería hacernos infravalorar los dignos intentos de otros tam-<br />

borileros que, como él, dedicaron <strong>una</strong> parte de su vida a la enseñanza de estos instrumentos,<br />

impartiendo clases particulares o cursos intensivos -aunque de forma menos sistemática y <strong>con</strong><br />

menor éxito- y levantando su voz de vez en cuando ante las autoridades políticas pidiendo su<br />

apoyo en favor de la enseñanza más o menos institucionalizada de la flauta y el tamboril. Entre<br />

ellos podemos citar a Martín Pérez (Aceit<strong>una</strong>), Millán Garrido (Montehermoso) y, <strong>sobre</strong> todo, a<br />

Ignacio Paniagua (Ahigal). Éste último ha dejado <strong>con</strong>stancia de sus afanes educativo-musicales<br />

en la breve reseña autobiográfica que figura en la <strong>con</strong>traportada del libro escrito por él mismo<br />

Ritos y costumbres de Ahigal (Salamanca, 1989), donde leemos: “Es fundador y director de la<br />

Escuela de Tamborileros de Plasencia”. En este libro van incluidas un puñado de partituras es-<br />

critas de puño y letra de Ignacio Paniagua, quien debió de aprender los rudimentos del lenguaje<br />

musical en su juventud, ya que estudió <strong>con</strong> los padres teatinos de Béjar. El propio Santiago<br />

estuvo a punto de asistir a las clases que impartía Paniagua en Plasencia pero, finalmente, el<br />

proyecto no llegó a cuajar y quedó casi en el olvido.<br />

Para <strong>con</strong>vencerse de los buenos resultados de las actividades docentes de Santiago Béjar<br />

bastaría <strong>con</strong> preguntar a cualquiera de los muchos alumnos que han pasado por sus clases du-<br />

rante los últimos años. Escogemos, de entre decenas de posibles testimonios, las opiniones de<br />

dos de ellos. La primera es de Pedro Garrido, tamborilero y <strong>con</strong>structor de flautas y tamboriles<br />

en su taller de Gargüera. En respuesta a <strong>una</strong> pregunta formulada por un periodista que le entre-<br />

vistó en 2005 (¿qué se necesita para aprender a tocar bien estos instrumentos?) Pedro omitió<br />

cualquier comentario <strong>sobre</strong> la calidad de los instrumentos o <strong>sobre</strong> la necesidad de papeles:<br />

“Para tocar bien se necesita que el maestro te enseñe bien, como el que me ha enseñado a mí,<br />

Santiago Béjar Domingo (sic), de Casar de Palomero, y que tiene ya 83 años. Me ha enseñado<br />

a tocar <strong>con</strong> sus partituras como un músico profesional” 5 . En palabras de Primiano Calle, ex-<br />

alumno e integrante del grupo Los Perantones, “Santiago es un maestro. Tocaba <strong>una</strong> canción,<br />

daba la partitura y la tocaba varias veces. La ensayábamos <strong>una</strong> y otra vez. [Muestra la partitura<br />

y enfatiza] Ya no me hago sin esto. Santiago tiene las partituras y las saca perfectamente de<br />

García Matos, es como un libro. Él toca a García Matos. Su Dios es García Matos.” 6<br />

5 Entrevista publicada en El Periódico Extremadura el 23 de octubre de 2005.<br />

6 VICTORIA ELI RODRÍGUEZ; MARITA FORNARO BORDOLLI; ANTONIO DÍAZ RODRÍGUEZ. “Transmisión del<br />

patrimonio musical popular: oralidad, escritura y procesos de institucionalización en la música extremeña”. En Nassarre,<br />

Revista aragonesa de Musicología, nºpág. 204. Actas del VIII Congreso Internacional de la SIBE.<br />

63


64<br />

No es necesario detenerse a describir los pormenores del método educativo de Santiago<br />

Béjar, pues de ello se ocupará Francisco Javier Caballero en el capítulo 5. Ni tampoco indaga-<br />

remos <strong>sobre</strong> el origen del mismo: El propio Santiago nos lo explicará en el capítulo posterior.<br />

Pero sí merece un pequeño comentario el manuscrito que reproducimos a <strong>con</strong>tinuación, cuyo<br />

texto repetiremos después en letras de molde:


El método.<br />

- Santiago Béjar. Yo digo: Esto es un sistema musical por cifra, puesto que son 4 cifras:<br />

1, 2,3,4.<br />

Vean EJEMPLO.<br />

- Estas notas se <strong>con</strong>siguen pulsando al aire <strong>con</strong> más o menos intensidad.<br />

- En este sistema, agujeros abiertos y agujeros tapados. Las notas no tienen valoración.<br />

- Pues yo me inventé un sistema que no es perfecto, pero ayuda mucho al alumno (...)<br />

- NOCHE DE PAZ. Con esta canción comprobarán todo lo que vengo relatando.<br />

Estas <strong>con</strong>cisas anotaciones, que parecen haber sido escritas como un guión previo para<br />

impartir <strong>una</strong> charla o <strong>con</strong>ferencia ante un auditorio, <strong>con</strong>stituyen el núcleo de su método de en-<br />

señanza. Un método compuesto a base de pocas, pero muy claras, ideas: Hay <strong>una</strong> teoría musical<br />

implícita, un sistema de representación por cifra, <strong>una</strong> valoración autocrítica (“un sistema que no<br />

es perfecto, pero ayuda mucho al alumno”) y un ejemplo musical (Noche de paz, en este caso)<br />

que resolverá las posibles dudas.<br />

Luego, en el transcurso de las clases, se impartirán por parte del maestro <strong>una</strong> serie de<br />

instrucciones verbales precisas (las reglas para tocar la flauta) que algún alumno diligente se<br />

preocupará de anotar debajo del esquema explicativo de los registros y de la digitación, como<br />

se muestra en el siguiente gráfico también proporcionado por Julián García Clemente:<br />

65


66<br />

El resto de la historia es bien <strong>con</strong>ocido por cualquiera que haya tenido alg<strong>una</strong> vez un instru-<br />

mento musical en sus manos: Practicar, practicar y practicar. Los in<strong>con</strong>venientes derivados del<br />

sistema de tablaturas (por ejemplo, el hecho de que sean difíciles de leer o de cantar sin auxilio<br />

del instrumento y casi imposibles de descifrar por alguien que no tenga previamente memori-<br />

zada la melodía correspondiente, ya que carecen de valoraciones precisas <strong>sobre</strong> la duración de<br />

cada sonido) siempre se pueden paliar aprendiendo piezas sacadas preferentemente del reperto-<br />

rio vocal, o bien “apoyándose en la cinta” (es decir, escuchando grabaciones), o bien -y <strong>sobre</strong><br />

esto cualquier insistencia será poca- escuchando directamente la voz y el toque del maestro.<br />

El auténtico valor del método de Santiago reside en la persona que lo creó y lo puso en<br />

práctica año tras año <strong>con</strong> su presencia física en el aula. Sin esta presencia física, como sugieren<br />

Pedro Garrido y Primiano Calle, todo lo demás no habría sido más que <strong>una</strong> colección de gara-<br />

batos mudos y de papeles mojados.<br />

3.4. ¿EL FUTURO?<br />

¿A dónde nos llevarán las ricas aportaciones hechas por Santiago Béjar al patrimonio mu-<br />

sical popular de Extremadura? ¿Habrá quien siga su estela en el futuro, cuando él ya no se<br />

encuentre entre nosotros? ¿Quiénes serán, cuántos serán, qué tocarán y <strong>con</strong> qué métodos apren-<br />

derán los tamborileros dentro de cinco, quince o cincuenta años? ¿Cómo evolucionará en nues-<br />

tra tierra la música de flauta de tres agujeros y el tamboril? Es imposible saberlo porque, como<br />

escribió Karl R. Popper, “si hay en realidad un crecimiento de los <strong>con</strong>ocimientos humanos, no<br />

podemos anticipar hoy lo que sabremos solo mañana” 7 .<br />

En cuanto a la figura de Santiago, permanecerá, sin duda -más allá de su perfil de músico<br />

y docente-, el recuerdo imperecedero de su inmensa bondad y de sus maravillosas cualidades<br />

como ser humano.<br />

Por lo demás, todo cambia; nada permanece. Es posible (“quizás sí, quizás no”, como<br />

nos enseña la tranquilla mnemotécnica para aprender el ritmo del perantón) que dentro de unos<br />

años se haga realidad <strong>una</strong> de las propuestas del documento de <strong>con</strong>clusiones redactado en el<br />

Seminario de Folklore “Saber Popular” celebrado en Trujillo en noviembre de 2008 y al que,<br />

por cierto, asistió Santiago Béjar acompañado por sus compañeros del grupo Los Perantones:<br />

“Proponemos la incorporación de asignaturas relacionadas <strong>con</strong> nuestro Folklore en nues-<br />

tros <strong>con</strong>servatorios. En <strong>con</strong>creto, se están perdiendo instrumentos muy representativos de nues-<br />

tra tradición que hay que volver a incentivar y a motivar su uso y presencia en nuestra cultura,<br />

7 Karl R. Popper, La miseria del historicismo, Alianza Editorial, Madrid, 1973, p. 13.


tales como el tamboril la gaita o flauta de tres agujeros... Esto supondría la publicación de los<br />

métodos correspondientes de enseñanza”. Quizás sí, quizás no.<br />

Pero, volviendo al presente, y a diferencia de lo que sucedía en los años 30 del siglo pasa-<br />

do, los interesados en esta clase de música tenemos hoy muchos motivos para ser optimistas:<br />

Podemos aprender de oído, como siempre se hizo en los siglos pasados, escuchando los toques<br />

de los pocos tamborileros mayores que todavía viven; podemos aprender ayudándonos de los<br />

“materiales curriculares” elaborados por Santiago; podemos aprender leyendo las partituras de<br />

García Matos, o escuchando grabaciones de audio, o reproduciendo archivos MIDI, o ayudán-<br />

donos de programas informáticos de edición musical o mirando videos en Youtube...<br />

Y todavía cabría añadir otras opciones igualmente atractivas para aquellos a quienes les<br />

resulten insatisfactorias las metodologías anteriores. Se trata de opciones absolutamente serias<br />

pero que, en el <strong>con</strong>texto de este libro, no podemos leer sin <strong>una</strong>s gotas de humor santiaguino<br />

y sin que se nos dibuje <strong>una</strong> sonrisa picarona en los labios. En efecto, según el DECRETO<br />

111/2007, de 22 de mayo, por el que se establece el currículo de las enseñanzas profesionales<br />

de música de régimen especial reguladas por la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Edu-<br />

cación (Diario Oficial de Extremadura de 29 Mayo de 2007), ya existe la posibilidad (por el<br />

momento, sólo la posibilidad) de <strong>con</strong>vertirse en un profesional de la gaita, la dulzaina, el txistu,<br />

y el flabiol i tamborí en los <strong>con</strong>servatorios de nuestra Comunidad Autónoma.<br />

Cuando esta posibilidad comience a materializarse, los estudiantes de flauta de tres agu-<br />

jeros y tamboril tendrán que esforzarse, sorprendentemente, por “dominar todos los recursos<br />

del tamborí, así como su correcta sincronización <strong>con</strong> el flabiol. Estudio del registro agudo.<br />

Ejercicios de coordinación e independencia de manos, para flabiol y tamborí combinados.<br />

Memorización de melodías populares para flabiol y tamborí. Repertorio de sardanas para fla-<br />

biol solista”. Con respecto al txistu deberán, entre otros objetivos, “valorar la importancia del<br />

trabajo de investigación para interpretar adecuadamente la literatura del instrumento” y apli-<br />

carse al “estudio de los instrumentos afines (silbote, txilibitu, txistus en diferentes tonalidades”.<br />

No hace falta decir que los entrecomillados son copia textual del currículo extremeño.<br />

Y es que, al fin y al cabo -advertencia para los puristas-, el txistu no es un instrumento del<br />

todo ajeno al folklore musical de Extremadura, como se puede comprobar fácilmente si se bus-<br />

ca en Youtube algo <strong>sobre</strong> las danzas de Robledillo, Jarandilla o Losar de la Vera.<br />

Así que tenemos tarea por delante... Nuestra esperanza es que, cuando las instituciones se<br />

decidan a desarrollar <strong>con</strong> un poquito más de rigor los estudios de música tradicional en Extre-<br />

madura, alguien se acuerde de que vivió en esta tierra un guerrero de la vida; un hombre bueno<br />

que nos legó, heredada de su padre querido, <strong>una</strong> de las cumbres de la música instrumental toca-<br />

da <strong>con</strong> <strong>una</strong> flauta de tres agujeros y un humilde tamboril: La charrá del Casar de Palomero.<br />

67


68<br />

4 LA MÚSICA Y LA VIDA: UNA ENTREVISTA CON SANTIAGO BÉJAR.<br />

Ángel Domínguez.<br />

Santiago Béjar en la romería de la Virgen de Valverde ( Valdeobispo) el 18 abril 2004.<br />

Fotografía de Ángel Domínguez Morcillo.<br />

Por motivos de comodidad expositiva hemos separado en dos capítulos distintos las face-<br />

tas musical y biográfica de Santiago Béjar, por más que esa distinción no deja de tener algo de<br />

artificial cuando se leen o se escuchan sus discursos verbales o escritos. En este capítulo nos<br />

gustaría ceder la palabra a Santiago reproduciendo <strong>una</strong> <strong>con</strong>versación que mantuvo <strong>con</strong> Ángel<br />

Domínguez el día 18 de abril de 2004 <strong>con</strong> motivo de la celebración de la romería de Nuestra<br />

Señora de Valverde, patrona de Valdeobispo. En esta localidad ha tocado durante muchos años<br />

como saxofonista y tamborilero, gozando del cariño y la admiración de todo el mundo. Antes de<br />

reproducir la transcripción de la <strong>entrevista</strong> únicamente nos permitiremos la licencia de copiar y


pegar algunos extractos del mensaje que Ángel Domínguez envió al foro de tamborileros.com<br />

el mismo día en que se realizó la <strong>entrevista</strong>. El único mérito de este mensaje es el de haber sido<br />

escrito en caliente, <strong>con</strong> el corazón más que <strong>con</strong> la cabeza.<br />

He estado hoy (18 de abril) por la mañana <strong>con</strong> Santiago en la romería de Nuestra Señora<br />

de Valverde (Valdeobispo, Cáceres). Como siempre, en<strong>con</strong>tré a Santiago muy bien de ánimo y<br />

lleno de fortaleza física. Que Dios nos le <strong>con</strong>serve así muchos años. Durante la procesión tocó<br />

-y volví a grabar- la pieza de “la Cruz Bendita” (la fiesta de su pueblo, Casar de Palomero).<br />

A ratos no perdidos, sino ganados, bajo un cielo plomizo y finalmente bajo la lluvia, me<br />

llevé en la grabadora el regalo de su autobiografía musical-profesional (hora y media de mo-<br />

nólogo impagable. ¡Espero que la grabación haya quedado más o menos audible, que todavía<br />

no lo he comprobado!).<br />

Una vida plagada de anécdotas -algunos de vosotros <strong>con</strong>océis su memoria prodigiosa-<br />

<strong>con</strong>tadas <strong>con</strong> su decir sencillo y entrañable: Cómo empezó a los diecisiete años <strong>con</strong> la flauta<br />

dulce y <strong>con</strong> el clarinete antes de la Segunda Guerra Mundial, sus estudios musicales <strong>con</strong> el<br />

maestro de su pueblo (método Hilarión Eslava, hincapié en la figuración rítmica....) y durante<br />

la mili (cuatro años de mili) en Madrid, la competencia que le hacía a su padre (Celedonio)<br />

el primer trío de laúd-guitarra-violín que apareció en su pueblo, el Casar de Palomero, cómo<br />

se las apañaron él y sus hermanos para ponerse al día <strong>con</strong> su orquestilla de saxo, el clarinete<br />

y la batería <strong>con</strong> tal éxito que tuvieron que ampliar el salón de baile, cómo enseñó a tocar el<br />

saxofón a Marcos (el hijo de tío Laurentino, el del salón de baile de Valdeobispo) a cambio de<br />

que le enseñaran a él el oficio de albardero (<strong>con</strong>structor de albardas), de dónde procedían las<br />

partituras <strong>con</strong> las melodías transportadas para su saxo alto plateado (comprado para él por<br />

<strong>una</strong> tía de Madrid a cambio de un montón de cartones de tabaco rubio que adquirió en Por-<br />

tugal), el paréntesis de veinte años alejado de la música por culpa de la “crisis del mercado”<br />

de las vacas baratas, su primera flauta de tres agujeros (Plasencia, ya mediada la década de<br />

los ochenta, después de jubilarse), su segunda flauta de tres agujeros comprada a Félix, el de<br />

la Aldehuela de Jerte (procedente del ya extinguido centro de producción de Santa Cruz de<br />

Paniagua) por cuatro mil pesetas, sus problemas teórico-prácticos hasta <strong>con</strong>seguir encajar el<br />

repertorio de saxofón (que él ya <strong>con</strong>ocía) dentro de la tesitura de la flauta, su primera actua-<br />

ción como tamborilero (7.000 pesetas) en <strong>una</strong> matanza típica en Plasencia, etcétera, etcétera,<br />

etcétera, etcétera...<br />

Acabo <strong>con</strong> un <strong>con</strong>sejillo que espero resulte inútil: Siempre que os en<strong>con</strong>tréis <strong>con</strong> un tam-<br />

borilero viejo, bueno y sabio, enchufad la grabadora. No prestéis atención únicamente a lo<br />

que toca, sino también a lo que dice. Os lo digo porque a mí se me olvida muchas veces. Tan<br />

ensimismado se queda uno escuchando-tocando música y viviendo historia que <strong>con</strong> frecuencia<br />

ni te acuerdas de pulsar el botón “rec” ni de cambiar las pilas del aparato...<br />

69


70<br />

ENTREVISTA CON SANTIAGO BÉJAR.<br />

Comienza cantando La tomatera acompañándose <strong>con</strong> el tamboril. Llega un paisano. Le sa-<br />

luda. Hacen <strong>una</strong> referencia a “Mari la del teniente”. Como el tiempo amenaza lluvia, comenta,<br />

mirando al cielo: “Si no lloviera…”. Llega alguien llamado Domingo y <strong>con</strong>versan. (...)<br />

- Santiago, no me has <strong>con</strong>tado cuándo empezaste <strong>con</strong> la flauta. Eso ¿en qué año fue?<br />

Bueno, pues… hará 17 o 18 años, así que podemos echar la cuenta. [Estamos en el 2004<br />

y ahora tiene 81 años]. Yo empecé a tocar el tamboril después de estar jubilado. Tendría… 63<br />

años. 62 ó 63 años tenía cuando empecé <strong>con</strong> el tamboril. Yo, al principio, eso de la miniorquesta<br />

que te digo… ha sido después ya de dominar el tamboril, cuando hice la miniorquesta y apren-<br />

dí a tocar el órgano; <strong>con</strong> el órgano no tenía la práctica que tenía <strong>con</strong> el saxofón…<br />

– Y la primera vez que tocaste <strong>con</strong> el tamboril y la flauta ¿te acuerdas de cuándo fue?<br />

Sí… Las primeras siete mil pesetas que gané fue… en la calle Avenida de la Vera, en <strong>una</strong><br />

plazuela que hay tirando p’al lao de Santa Elena, al lao de la ermita de Santa Elena, que derri-<br />

baron un bar que había en aquella esquina y en la plazuela aquella… Me <strong>con</strong>trató Juan Fuentes,<br />

el de las Galerías de Plasencia; 7.000 pesetas. Hará quizás 15 o 16 años… Fui allí, le eché por<br />

la noche aceite a la gaita... Era <strong>una</strong> matanza, <strong>una</strong> matanza extremeña que se hacía allí…<br />

- ¿Y a quién le compraste la primera flauta?<br />

La primera flauta la compré a un… me la trajo Félix 8 . La compró… que era de tío… ¿cómo<br />

se llamaba aquel? De Santa Cruz de Paniagua 9 … No me acuerdo ahora; pero bueno, de ahí la<br />

trajo. La primera flauta me costó cuatro mil pesetas. Yo tenía <strong>una</strong>… que me en<strong>con</strong>tré… vamos<br />

a empezar por eso.<br />

La primera que yo tuve no fue esa. La primera flauta que tuve era <strong>una</strong> flauta de… que yo<br />

me vine de Madrid… Estuve veinte años que dejé la música, y estuve <strong>con</strong> un hijo en Madrid,<br />

en los bares. Tenía bares y estuve trabajando allí <strong>con</strong> él. Y cuando vine, pues... la verdad, vine<br />

y no tenía aceit<strong>una</strong>s el olivar, tenía cuatro aceit<strong>una</strong>s; y tuve que irme al Ayuntamiento [de Pla-<br />

sencia] a ver si me cogían en el empleo comunitario: - “Pues es que hacen falta <strong>una</strong>s cosas de<br />

la Seguridad Social…”, de la Oficina de Empleo ¿no? Y fui a hablar y el que llevaba la Oficina<br />

de Empleo era un señor al que le había estado yo subiendo la leche a un cuarto piso. Le había<br />

estado yo subiendo la leche antes de irme p’a Madrid, que tenía vacas… pues ya he dicho antes<br />

que tuve veinte años la música dejada. Y entonces tenía vacas de leche, y le subía la leche a un<br />

8 Feliciano Miranda, tamborilero de Aldehuela del Jerte.<br />

9 Se refiere al <strong>con</strong>structor Bartolomé Moreno, “Bertol”, de Santa Cruz de Paniagua, ya fallecido.


cuarto piso. Era… se llama él… [haciendo memoria] después a lo mejor me acuerdo de cómo<br />

se llama, que ahora no me acuerdo. Y entonces fui y le dije: - “Mira, me han dicho que tengo<br />

que llevar yo no sé qué al ayuntamiento, para lo del empleo comunitario”. Y entonces me dijo:<br />

- “¿Tienes cartilla? Pues vete a por la cartilla a casa, que te vas a trabajar hoy mismo”. Bueno,<br />

entonces fui, y llevé la cartilla y… cogió la fecha de la cartilla y… - “Vete allí a donde Juani,<br />

el encargado del empleo comunitario del ayuntamiento, que va usted a trabajar ya hoy”.<br />

Y este hombre, claro… ¿cómo…, cómo tan…? No le <strong>con</strong>ocía. Y fui allá, y no fui a trabajar<br />

aquel día. No sé… [haciendo memoria] ¡José Antonio se llamaba el que dirigía la Oficina de<br />

Empleo! Me dijo: - “¿Es que tú no me <strong>con</strong>oces a mí?” Y... la verdad, se me había ido la ima-<br />

gen. Dice: - “Pues si usted nos ha estado llevando la leche a nosotros, allí en el Barrio de San<br />

Juan, hasta un cuarto piso”. Me decía mi hija muchas veces: - “Si no fuera tan buena familia<br />

ésta, lo dejábamos”; porque había que subir tres cuartos de litro de leche a un cuarto piso, y<br />

no tenía ascensor. Bueno, pues dice: - “Yo soy José Antonio”. - “Me cagüen la mar, si no me<br />

acordaba…”<br />

Bueno, pues allí estuve trabajando en el empleo comunitario y… pues <strong>sobre</strong>viví. Yo tenía…<br />

yo tenía entonces… porque me gusta <strong>con</strong>tarlo todo. Mira… yo tenía…. yo me vine de Madrid,<br />

no tenía aceit<strong>una</strong>s, no tenía cuatro aceit<strong>una</strong>s en el olivar. Tuve que buscar eso… Yo cuando me<br />

fui para Madrid vendí el ganado, las vacas y las cosas, y ya había sacado un crédito de 600.000<br />

pesetas, <strong>con</strong>que pa hacer un pabellón p’al tabaco, que yo llevaba entonces regadío… y enton-<br />

ces hice el simulacro <strong>con</strong>que para hacer un pabellón, pero… el pabellón lo tenía que hacer en<br />

la finca mía, porque las fincas que llevaba eran de arriendo. Como eran de arriendo, plantaban<br />

el tabaco y las cosas y yo no podía hacer el pabellón allí, tenía que hacerlo en mi finca. Y en la<br />

finca mía pues me costaba más, porque… en fin, que costaba.<br />

Entonces me a<strong>con</strong>sejaron…: - “Empléalo en vacas el dinero”. Y tuve la mala suerte de que<br />

lo empleé… Compré veinte añojas y un semental. Y se cubrieron la vacas, se cubrieron las año-<br />

jas. Parieron el primer parto, y valían menos que cuando las había comprado de añojas. Tuve<br />

la mala suerte esa, sí. Parieron el segundo parto, y valían menos. O sea, por el precio que me<br />

pagaron no podía amortizar las 600.000 pesetas que había sacado [del banco]. Esa es la verdad<br />

¿eh? Así que cogí y las vendí; pero es que vendí el ganáu, barato, y no pude cubrir el préstamo<br />

que había sacáu. Y entonces pues cogí y…. y tuve que renovar, porque ya tenía que pagarlo<br />

todo. Y tenía que pagar… Mira: Yo pagaba 12.000 pesetas de Seguridad Social, 12.000 pesetas;<br />

y para amortizar el dinero que me faltaba por pagar tuvimos que hacer un… volver otra vez a<br />

renovar en el banco, y tenía que pagar 10.000 pesetas todos los meses durante unos meses, casi<br />

un año. Eran 600.000 pesetas, no eran cuatro perras… Bueno, a lo que te voy es que… que yo<br />

71


72<br />

no tenía na más que… [<strong>una</strong> deuda de] 22.000 pesetas, y del empleo comunitario sacaba… 20.<br />

Así que a ver cómo vivía yo. Y tuve que poner… tuve que poner lo que faltaba. Mira: yo tenía<br />

<strong>una</strong> Citröen y ¿sabes lo que tuve que hacer? Cuando yo cogí trabajo en el empleo comunitario<br />

la dejaba en la finca y me venía andando [hasta Plasencia]. Desde la finca hay 3 kilómetros o<br />

más. Me venía andando, y cuando terminaba a las cinco de la tarde de trabajar, me cogía y me<br />

subía andando otra vez y me quedaba [a dormir] en la finca.<br />

Y así… así fue la vida mía… Es que me has preguntado que cuándo… Bueno, me has<br />

preguntado por la flauta, la primera flauta. La primera flauta trabajando, como he dicho, en el<br />

empleo comunitario; estábamos trabajando… limpiando el Parque de los Pinos. Estábamos<br />

limpiando en el Parque de los Pinos y parábamos a las once a tomar el bocadillo. Y entonces,<br />

cuando nos íbamos a comer el bocadillo vino p’acá uno <strong>con</strong> <strong>una</strong> gaita que tenía esto podrido<br />

[señala la embocadura de la flauta que tiene en la mano en ese momento], el espiguero que<br />

llamamos nosotros…<br />

[En este punto se interrumpe brevemente el hilo de la <strong>con</strong>versación porque empieza<br />

a lloviznar y tenemos que refugiarnos debajo de <strong>una</strong> encina. La grabadora sigue funcio-<br />

nando]<br />

… Pues mira, llegó uno, uno de los compañeros y: - “Mira lo que me he en<strong>con</strong>tráu; mira<br />

lo que me he en<strong>con</strong>tráu. Tú que eres músico lo sabes, ¿no? Tú que has sido músico, mira a<br />

ver…”. Y cogí y le metí aquí [señalando la embocadura de la flauta], recorté <strong>una</strong> hoja de un<br />

árbol allí, y la metí así… por este lado lo tenía todo podrido, y entonces [toca cuatro pitidos]<br />

empezó a sonar ¿no?<br />

- Pero era <strong>una</strong> flauta de tres agujeros ya, ¿no? – le interrumpo.<br />

Sí… flauta de tres agujeros. Yo no había tenido nunca ning<strong>una</strong>. Entonces, ya en casa, la<br />

preparé allí en la finca, la corté…y ya tocaba. Pero pasaba <strong>una</strong> cosa: era corta, mu cortina; y...<br />

ya aprendí. Me acuerdo que el primer pasoble que saqué… fue… éste… el de la María Amparo<br />

[toca un fragmento]. Estaba muy alto, muy agudo...<br />

- “Amparito Roca” no, ¿no?<br />

No. María Amparo. María Amparo que nació en Sevilla 10 . Bueno, entonces, pues ya empecé<br />

a tocar alg<strong>una</strong>s canciones p’ahí… Empecé a tocar… En fin, iba sacándolas como podía. Como<br />

las había tocado <strong>con</strong> el saxofón, las sacaba. Unas salían bien, otras salían mal… Estaba muy<br />

aguda. Y luego en el primer Martes Mayor bajé a <strong>con</strong>cursar y…<br />

10 Se refiere al pasodoble María Amparo (1948) de Rafael de León. Parte de la letra dice así: “Se púe saber<br />

de qué y porqué/ La María Amparo vive en Sevilla/ y el din y el don y el qué y el <strong>con</strong>/ de lo que oculta tras la<br />

mantilla”


- ¿Te acuerdas del año? ¿Te acuerdas de cuándo fue?¿En el ochenta y tantos?<br />

No…<br />

- ¿Antes?<br />

Bueno, ochenta y tantos… Sí. Sería en el 87 o por ahí… Sí, por ahí sería, sí. Entonces había<br />

muchas gaitas. Vendían gaitas. Bueno, venían algunos de Salamanca… Y como estaba acos-<br />

tumbrado a la gaita aquella tan aguda, tan corta, <strong>con</strong> ning<strong>una</strong>… <strong>con</strong> ning<strong>una</strong> sabía tocar; <strong>con</strong><br />

ning<strong>una</strong>. Ná… que no era capaz de tocar (...) ¿Qué lío es éste? Y ya, claro… no sabía mucho;<br />

como era la primera que tenía, no sabía… Bueno, entonces cogí y le dije a Félix el de Aldehuela<br />

que me comprara <strong>una</strong> gaita. Y él <strong>con</strong>ocía a tío Marcial…<br />

- ¿Marcial Batuecas?<br />

Marcial Batuecas.<br />

- ¿Vivía todavía el hombre?<br />

Sí… [duda] No. Era otro. Ha sido otro después… No me acuerdo de quién es, pero era de<br />

Santa Cruz 11 .<br />

- Yo lo tengo apuntado el nombre, pero no me acuerdo ahora...<br />

Bueno, entonces, pues ahí empecé. Y… fue un fracaso, porque yo quería… quería sacar las can-<br />

ciones como <strong>con</strong> el saxofón. No me salía ná… No sacaba ná… ¡Cagüen diez!… Y así tiré mucho<br />

tiempo, ¿eh? mucho tiempo, medio sacando alg<strong>una</strong>s cosas que no me salían. Ya me dieron <strong>una</strong>…. Fui<br />

yo… ¡ah! Ya tocaba alg<strong>una</strong>s canciones, alg<strong>una</strong>s cosas bien. Uno de los tenores que había en los Coros<br />

Extremeños, uno de los que me reclamaron cuando te hablaba antes del sinvergüenza ese (…) en el<br />

Hogar de la Avenida de la Vera. Y entonces había unos coros ahí, <strong>una</strong>s cosas… pero las dejaron; y ellos<br />

querían… ellos querían cantar y bailar las canciones de García Matos; los pindongos, por ejemplo, la<br />

jota, la… la Vitorina. El Chispa era el monitor que tenían los Coros Extremeños, fue el primer monitor<br />

que tuvun. Y entonces, pues… estando allí me reclamaron, que a ver si podía ir. - “Bueno, pues ahí<br />

[en el Hogar] tenéis un tamborilero”... Ya te lo he dicho antes, no sé si lo habrás cogido. No tendrías<br />

la grabadora quizás… Dijeron: - “Bueno, sí, pero es que ese no sabe tocar las canciones de García<br />

Matos”. Bueno, pues entonces… había un tenor que ha sido de los mejores, pa mi gusto; de los que<br />

he <strong>con</strong>ocido, pa mi gusto él era el mejor de los Coros Extremeños; muy bajito, que se llamaba Luis,<br />

Luisín; cantaba muy bien; y ese señor me oyó tocar las canciones y me dijo que por qué no me iba…<br />

<strong>con</strong> los Coros Extremeños, que no tenían tamborilero. Bueno, pues… pues un día fui...<br />

11 Se trata de Bartolomé (Bertol) Moreno, <strong>con</strong>structor de flautas y tamboriles de Santa Cruz de Paniagua.<br />

73


74<br />

- ¿Cuándo ensayáis?.<br />

- Pues mira, ensayamos los martes y el miércoles, a las nueve de la noche.<br />

Entonces salía la gente de trabajar; eran muchos que trabajaban en la Caja de Ahorros y… en<br />

fin. Total, que llegué y… fui tal que hoy, martes ¿no? Fui el martes, Ángel, y… y me sacaron un<br />

tamboril que tenían allí, un tamboril de un tronco que le habían hecho macizo, y… y <strong>una</strong> gaita;<br />

dos gaitas que tenían, también de Santa Cruz, de esas de Santa Cruz; y fin fin [imitando el soplo<br />

en la flauta] y ya… gaitas que las habían tocado cincuenta [personas]; estaban atronás y no…<br />

- No sonaban..<br />

Y las probé y… yo ya me voy <strong>con</strong> la mía. Me dieron la Escena de Domingo escrita; o sea…<br />

en cinta.<br />

- Te la dieron para que la escucharas tú…<br />

Sí, en cinta. Yo entonces no sabía cómo se transportaba la música aquella en la gaita…<br />

- Pero te la dieron grabada <strong>con</strong> flauta y tamboril o…<br />

Sí, sí. Flauta y tamboril.<br />

- ¿Y de qué la tenían ellos?<br />

La tenían de cuando la habían tocado los tamborileros últimos que habían estado. Don Julio,<br />

seguramente.<br />

- Ah, don Julio Terrón…<br />

Sí, don Julio Terrón. O Julio mismo, que la tocaba bien. Pero Julio… Julio no dominaba muy<br />

bien. Yo creo que era del padre, el último que las había tocado. Ya me la cogí… Ya la tenía<br />

medio cogida la cinta… Y el monitor era Fernando, que desde que se fue El Chispa pues estuvo<br />

Fernando de monitor de los Coros Extremeños. Y entonces, ese fue otro de los que me reclamó<br />

del Hogar del Pensionista… Luis y Fernando y otros dos o tres más que había, que ahora no<br />

me acuerdo. Total, que… que llego allí y ya bailaron allí el Quita y pon, bailaron La perra de la<br />

Isabel… En fin… y yo, creyendo que sabía, pues le dije a Fernando:<br />

- Bueno, Fernando, ¿qué tal sale esto?<br />

¡Ah! Se me ha olvidado <strong>una</strong> cosa. Te la voy a relatar. Yo fui a los Coros Extremeños un<br />

martes la primera vez. Y… y lo mismo que me dijo a mí Luisín que fuera, porque no tenían<br />

tamborilero, pues otros coralistas se lo habían dicho a Julio; a… a Julio Terrón. Y el segundo


día, que era miércoles, pues nos ajuntamos los dos allí. Y yo pues estaba haciendo: “fí fí…, fí<br />

fí….” [imitando el sonido de la flauta] Estuvo Julio Terrón probando la gaita: “fí fí…, fí fí…, fí<br />

fí….” Yo ya había estado el día antes, ¿no? Entonces le dijeron los coralistas:<br />

- Julio, déjale tocar a Santiago, que Santiago toca bien. Entonces él dijo que le habían dicho<br />

que andaban buscando tamborilero y yo le dije:<br />

- Bueno, don Julio, pues ensaye usted, ensaye usted. Dijo:<br />

- No, no, no, no. Ensaye usted, a usted le han llamado. Quédese usted…<br />

Bueno, pues ya me cogí alg<strong>una</strong>s canciones y eso… y yo ya me creí que sabía, y entonces<br />

pues le pregunté al monitor:<br />

- Bueno, Fernando, ¿qué te parece esto? -la Escena de Domingo, ¿no? que habíamos ensa-<br />

yado - Y dice:<br />

- Bueno, puede pasar...<br />

Puede pasar… ‘Puede pasar’ es que no está mal, pero no está bien, ¿no? Entonces le dije al<br />

director, que era el cura.. Digo:<br />

- Don Ángel -se llamaba igual que tú-, Don Ángel, voy a dejar el tambor…<br />

- ¡Coño, Santiago, pos si vas mu bien, pos si vas enganandu ya mu bien…! Digo:<br />

- ¿Qué le parece a usted? –porque él no había oído la versión del otro- ¿A usted qué le pa-<br />

rece, don Ángel, que… ‘puede pasar’? Bueno, ‘puede pasar’… Bueno…, que no está bien, no<br />

está mal, pero… no está bien del todo.<br />

- Regulín regulán…<br />

Digo: Pues por eso precisamente lo voy a dejar… porque yo he cogido el tamboril y la gaita<br />

pa hacerlo bien. Pa que pueda pasar, no.<br />

- Coño, es que claro, es que si… si cogieras el método… de la gaita… - Yo, ya te digo, me<br />

había vuelto loco de pasar las canciones de la música hasta la gaita y… y no me encajaba ni <strong>una</strong>.<br />

- Porque que tú querías meterlas todas en Do Mayor…<br />

Claro… Y entonces resulta que [inaudible] el que meto es ‘la’, empieza <strong>con</strong> ‘la’, ¿no? [Toca<br />

el ‘la’ <strong>con</strong> la flauta] Y de ahí p’arriba ya se puede, pero de ahí p’abajo no. Bueno, pues entonces<br />

cogí… Pues ahora mismo el ‘re’ lo tengo yo que hacer ‘la’, ¿no me entiendes?<br />

75


76<br />

Dice:<br />

- ¿Cuándo descubriste tú que dabas el ‘la’?<br />

¡Coño, pues ahora te lo estoy diciendo…! Que me dice don Ángel:<br />

- Es que si tuvieras el método de García Matos, de la gaita… Digo:<br />

- Coño, don Ángel, ¿y dónde está?<br />

- Coño… Pues llama a uno y dice:<br />

- ¡Pepe!... Uno… un coralista, que tocaba la guitarra el muchacho cuando hacían baile.<br />

- Pepe: Tú tienes el método de García Matos, el de la gaita ¿no? Dice:<br />

- Sí.<br />

- Pues dáselo a Santiago porque a tí pa la guitarra no te hace falta. Y me lo dio. ¡Hostia!,<br />

¡entonces ya lo ví…! Entonces ya vi dónde empezaba… Ya era a partir del ‘la’, no era a partir<br />

del ‘do’ grave, abajo…<br />

- Viste allí la escala y…<br />

Hombre, la escala… lo tiene claro; viene en el libro ¿no? Tú lo has visto…<br />

- Y los agujeros.<br />

Sí. Agujeros abiertos, agujeros cerrados… Todo. Ahí aprendí ya a sacar la partitura pa los<br />

alumnos: agujeros abiertos, agujeros cerrados… ¿no me entiendes? Bueno, tiene allí puesta la<br />

escala; tiene puesto allí todo: agujeros abiertos, agujeros cerrados... El ‘la’… y el ‘mi’ en la<br />

misma postura.. [va mostrando las distintas digitaciones mientras me explica]<br />

- ¿Y a los niños les enseñas las notas o no?<br />

Sí, les escribo las escalas. La escala de ‘la’… [Toca la escala de ‘la’]<br />

- Y las ensayas <strong>con</strong> ellos…<br />

Sí, sí. La escala de ‘la’. Esa es la primera que hacemos ¿no? Luego, la escala de ‘si’. [Toca la<br />

escala de ‘si’] Ahora, mira: Ahora la de ‘do’. [Toca la escala de ‘do’] Ahora descendente: [Toca<br />

la escala de ‘do’ descendente].<br />

- ¿Y la de ‘re’?


La de ‘re’… Esa sale muy bien. Mira: [Toca la escala de ‘re’]<br />

- Ahí, ahí, ahí. Esa es…<br />

Dice García Matos…, dice: “Los tamborileros se daban las mañas para hacer el ‘re’ agudo<br />

tapando el agujero de abajo…” La he sacado, pero la he sacado bien. Y eso me valió pa hacer<br />

las partituras pa los chavales y todo... Bueno, pues entonces ya yo cogí las canciones, ¿no? Y<br />

ya… cogí las canciones; cogí… El quita y pon. [Toca el primer compás] Coño, pues ya… por<br />

música, ¿no? [Intento decir algo y me interrumpe] Calla. [Toca otra vez El quita y pon. Al llegar<br />

al cuarto compás se para y sigue hablando] El tresillo y tó sale ahí como es. Y… bueno, enton-<br />

ces ya sí… ya no me dijun [dijeron] que “puede pasar”…<br />

Ahí empecé y luego he llegado a <strong>con</strong>seguir… luego he llegado a <strong>con</strong>seguir lo que no llegué a<br />

<strong>con</strong>seguir <strong>con</strong> el saxofón. Entonces me hacía más falta... Entonces estaba yo criando a los hijos.<br />

Cinco… que me hacía falta salir, que aquí... cincuenta veces he venido aquí a Valdeobispo en la<br />

bicicleta <strong>con</strong> el saxofón aquí atrás [señala su espalda], y venía a lo mejor subiendo el puerto y<br />

me tenía que bajar de la bicicleta porque tenía un dolor aquí a este lao; al lao del pulmón tenía<br />

un dolor… ¡me cagüen la madre que lo parió!… ¡va a reventar esto por algún lao! No había<br />

más cojones que venir, perdóname la frase ¿eh? No había más remedio que venir, porque había<br />

que llevar algún dinero pa aquellos niños que estaban criándose. Y había que venir… y..., y, y,<br />

y… en vez de transportar mentalmente, pues me tuve que agarrar a Antonio Sosa [para] que<br />

me mandara las partituras porque tenía que andar <strong>con</strong> las cosas y no tenía tiempo de pasarlas al<br />

tono de los demás…<br />

[Un fragmento de la grabación está inaudible a causa del viento]<br />

…En la calle de la Avenida de la Vera … Esas fueron las primeras [canciones] que monté..<br />

Le eché un poco de aceite a la gaita por la noche… y cuando llegué… era <strong>una</strong> matanza; la ma-<br />

tanza extremeña que se hacía allí… Y cuando llegué por la mañana, pues la gaita no tocaba…<br />

[se ríe]. Y es que se había helado el aceite… [se ríe] Se había atascado y… y no tocaba. Digo:<br />

“Hostia, si no suena esto…” Y estaba allí el Monje, que iba repartiendo propaganda y tal ¿no?<br />

Dice:<br />

- Échale <strong>una</strong> poca de aguardiente, échale <strong>una</strong> poca de aguardiente.<br />

Y llevaba yo sin beber alcohol más tiempo que ná… y cogí un bochinchi de aguardiente y al<br />

echarlo así [toca un pitido <strong>con</strong> la flauta], joder, me quemé la boca, oye… En fin, no se me olvida,<br />

¿eh? Bueno, entonces ya después… ya después empecé a sacar… ya empecé a comprar… ¡Ah! Me<br />

pasó un caso, me pasó un caso… Cuando no tenía repertorio folklórico… que… Yo tenía muchas<br />

canciones… Ahora mismo te voy a decir lo que tengo. Tengo… cien canciones iberoamericanas<br />

¿eh?; otros cien éxitos de España… otros cien éxitos de… cuatro libros de esos… de cien canciones<br />

[fragmento inaudible] El primer cancionero que cogí fue un cancionero de…, de…, de Barroso.<br />

77


78<br />

- Ah, de Emilio González Barroso, el de Badajoz…<br />

Emilio González Barroso. Ah… Si supieras lo que me ha pasado ahora, por mayo… El día<br />

de la boda ése que te he dicho… a un simulacro de boda. Había muchos platos de boda. Cuando<br />

llego y empiezo a tocar el Fandango Extremeño, y la Jota Cuadrada, y la Jota de Alcuéscar…<br />

Y tó el mundo táca, táca, táca, táca… cantando; claro…<br />

- ¿Qué es esto? Pero si esto es de un cancionero de Badajoz… esto es de un cancionero de<br />

Badajoz…<br />

- ¿Cómo un cancionero de Badajoz? ¿De quién?<br />

- De Emilio… González Barroso…<br />

- Pues si ése ha estado casado aquí en este pueblo…<br />

Estaba casado allí, en Hoyos. Se sabían… todas las canciones de él, de Badajoz, se las sabían.<br />

[Inaudible] … Con que entendieran lo que tocaba, porque a veces, no sé si a ti te pasa:<br />

Que te pones a tocar <strong>una</strong> cosa que tú te crees que es buena… y como no la entiendan, como no<br />

la sepan, no te hacen caso y tú… estás aburrido.<br />

- Y luego, las otras que te sabes tú, de cantares de memoria…<br />

Alg<strong>una</strong>s… No, pocas, pocas. Yo… casi tó, casi tó lo que toco es de cancioneros. Tó…<br />

- ¿Y después del de Barroso?<br />

Después cogí… otro cancionero. Cogí… me lo dieron en las manos… que tenía la flauta<br />

dulce. Y como ya aprendí el transporte y las cosas…. ¿me entiendes? Pues ya… Y luego cogí<br />

otro de Castilla y León, que… vienen ahí <strong>una</strong>s canciones… La Clara, por ejemplo, que es de…<br />

también de por ahí: La Clara. Y luego cogí el cancionero de… eeeh [carraspea] … Entre la<br />

Vera y el Valle, que hizun los músicos de Piornal. Ahora… ahora a ellos les gustan mucho esas<br />

canciones. Tengo ya un montón de canciones de esas: A volar, pajaritos ¿no <strong>con</strong>oces El pajarito?<br />

[Lo toca. inaudible por el ruido del viento]<br />

- Y el… el libro de Matos ¿quién te lo dio? ¿fotocopiado te lo dieron? ¿quién lo tenía?<br />

¿El libro de Matos?<br />

- Sí. ¿Quién le tenía?<br />

¿El libro de García Matos? No… Ahí había un coralista, muy bueno, que sabía… sabía mucho.<br />

Tú le tienes que <strong>con</strong>ocer… Era Eduardo… Eduardo Mesa, que estaba en la eso de.. la… de<br />

la Propiedad; del Registro de la Propiedad. Bueno, y esos me vieron el entusiasmo que tenía…<br />

[fin de la grabación]


5 EL MÉTODO.<br />

Francisco Javier Caballero.<br />

5.1. JUSTIFICACIÓN.<br />

Este proyecto nació <strong>con</strong> las primeras clases de gaita y tamboril que impartió el maestro Santiago.<br />

En un principio y para llegar a todo el mundo él mismo elaboró <strong>una</strong>s partituras <strong>con</strong> las<br />

digitaciones como la que figura a <strong>con</strong>tinuación.<br />

Esta es <strong>una</strong> de las partituras <strong>con</strong> las que muchos de nosotros empezamos a aprender en este<br />

mundo de la gaita y el tamboril.<br />

En esta partitura podemos apreciar que el maestro Santiago indica la duración de las notas <strong>con</strong><br />

abreviaturas: “lar”, “muy largo”. En otras utiliza “cort”, “muy cort”, etc.<br />

79


80<br />

5.2. NOTACIÓN.<br />

Todas las partituras <strong>con</strong>tenidas en este libro tienen <strong>una</strong> doble notación ya que la intención del<br />

maestro Santiago al realizar esta recopilación es asegurarnos que <strong>con</strong> la información aquí expuesta<br />

podamos llegar <strong>con</strong> facilidad a todos los interesados en el mundo de la gaita y tamboril,<br />

ya sean <strong>con</strong>ocedores del solfeo o profanos en el mismo. Para ello cada canción va escrita en su<br />

correspondiente partitura de notación musical clásica y en su parte superior lleva la digitación.<br />

La notación musical lleva dos armaduras, <strong>una</strong> la correspondiente a la gaita y otra la del ritmo<br />

que tocaremos <strong>con</strong> el tamboril. Dichas armaduras tienen puesto el nombre del instrumento al<br />

que corresponde al principio de cada partitura.<br />

Vamos a explicar como generamos los diferentes sonidos <strong>con</strong> la gaita y como lo vamos a representar<br />

en las siguientes partituras.<br />

Los números que acompañan a las digitaciones indican la intensidad del <strong>sobre</strong>soplado. El circulo<br />

superior, que está a la derecha del número, es el que indica la posición del dedo pulgar en<br />

el orificio posterior de la gaita. Cuando está de color negro significa que está tapado y cuando<br />

está en blanco representa que está destapado. Los otros dos círculos indican la posición y estado<br />

de los orificios de la parte delantera de la gaita y dependiendo del gaitero se tapan <strong>con</strong> los<br />

dedos índice y corazón o índice y anular. Al soplar la gaita, y poner las digitaciones indicadas,<br />

podemos obtener las siguientes notas:<br />

Para <strong>con</strong>seguir los diferentes <strong>sobre</strong>soplados podemos hacer como si al soplar pronunciáramos<br />

las siguientes sílabas: TO, TU, TI. Para las cuatro primeras notas, que llevan el número 1, primer<br />

<strong>sobre</strong>soplado, emplearemos la sílaba TO. Con estas cuatro primeras posiciones obtenemos<br />

las notas la, si ♭ , do y re.<br />

Para el segundo <strong>sobre</strong>soplado, las correspondientes a las notas que llevan el número 2, mi, fa y<br />

sol, emplearemos la sílaba TU. En este intervalo de <strong>sobre</strong>soplado normalmente sólo obtenemos<br />

tres notas, aunque alg<strong>una</strong>s veces obtendremos <strong>una</strong> cuarta, correspondiente a la nota la pero en<br />

el segundo <strong>sobre</strong>soplado. Esta posición se utiliza para alg<strong>una</strong>s frases <strong>con</strong>cretas de ejecución<br />

rápida.<br />

Con el tercer <strong>sobre</strong>soplado, haciendo como si pronunciásemos TI al soplar, se obtienen las notas<br />

la, si♭, do, y re.<br />

No reflejamos aquí las tres primeras notas, llamadas fundamentales, que se pueden obtener <strong>con</strong><br />

la gaita, ya que las mismas no se utilizan en el repertorio habitual.<br />

A los no <strong>con</strong>ocedores de la notación musical clásica, quizás al principio, les resulte un poco<br />

difícil la comprensión de la notación de los ritmos, <strong>sobre</strong> todo las duraciones de los mismos.


Pero poniendo un poco de su parte, y quizás <strong>con</strong> la ayuda de algún <strong>con</strong>ocedor del solfeo musical,<br />

seguro que llegan a <strong>con</strong>trolarlo. La explicación de la notación de los ritmos se realizará más<br />

adelante.<br />

A <strong>con</strong>tinuación ponemos las escalas que se pueden obtener <strong>con</strong> la combinación de las diferentes<br />

posiciones y soplados de la gaita.<br />

Escala de La:<br />

Escala de Si:<br />

Escala de Do:<br />

Escala de Re:<br />

81


82<br />

El maestro Santiago durante mucho tiempo nos pasó las partituras que iba escribiendo en clave<br />

de Sol, pero un día nos comentó que había cambiado de opinión y que pensaba que las partituras<br />

de las canciones para gaita y tamboril estarían mejor escritas en clave de Fa en tercera línea. Así<br />

que a <strong>con</strong>tinuación exponemos la digitación en clave de Fa.<br />

Esta aclaración está hecha para advertirles que en la presente recopilación en<strong>con</strong>trarán alg<strong>una</strong>s<br />

canciones en dicha clave.<br />

5.3. NOTACIÓN DEL RITMO.<br />

Para la notación del ritmo utilizaremos la armadura del tamboril. En dicha armadura además de<br />

expresar la duración de los golpes también tenemos que expresar cuando el golpe se produce<br />

<strong>sobre</strong> el parche o <strong>sobre</strong> el aro.<br />

Para indicar que el golpe se produce <strong>sobre</strong> el aro se ha utilizado como cabeza de la nota un símbolo<br />

en forma de “x” que representamos <strong>sobre</strong> la línea de la armadura, mientras que los golpes<br />

que se producen en el parche del tamboril están indicados <strong>con</strong> la cabeza de la nota normal.<br />

También se indica la acentuación de los golpes.<br />

5.4. INTRODUCCIÓN A LA GAITA Y EL TAMBORIL.<br />

Para aquellas personas que empiecen en el mundo de la gaita y el tamboril vamos a mostrar, a<br />

modo de introducción, <strong>una</strong> serie de ejercicios basándonos en <strong>una</strong> canción popular infantil, de<br />

todos <strong>con</strong>ocida, como es “Al corro de la patata”.<br />

Los ejercicios que se proponen a <strong>con</strong>tinuación deben realizarse repetidas veces hasta que nosotros<br />

mismos <strong>con</strong>sideremos que ya los hemos asimilado. Debemos ir trabajando las propuestas<br />

que se hacen línea a línea de ejercicio.


El primer ejercicio <strong>con</strong>siste en emitir la nota la a la vez que golpeamos el aro del tamboril.<br />

Ahora introducimos el toque de parche.<br />

83


84<br />

Esta primera serie de ejercicios se puede repetir cambiando la nota la por las demás notas del<br />

primer <strong>sobre</strong>soplado (si ♭, do y re).<br />

A <strong>con</strong>tinuación incluimos <strong>una</strong> serie de ejercicios cuyo objetivo es que nos familiaricemos <strong>con</strong><br />

las diferentes notas que se producen en cada <strong>sobre</strong>soplado. En estos ejercicios no hemos hecho<br />

<strong>con</strong>star el compás para no incluir demasiadas dificultades de golpe.


Una vez asimilada la producción de los diferentes sonidos, que produce nuestra gaita por <strong>sobre</strong>soplado,<br />

ahora vamos a realizar unos ejercicios siguiendo el compás de dos por cuatro, para<br />

irnos familiarizando <strong>con</strong> las diferentes métricas de tiempo.<br />

Al igual que en los ejercicios anteriores se recomienda la repetición por líneas hasta que se haya<br />

asimilado el mismo.<br />

85


86<br />

Las siguientes partituras nos van a ir introduciendo poco a poco en la canción antes mencionada.


88<br />

Una vez realizados todos estos ejercicios debemos estar en <strong>con</strong>diciones de abordar <strong>con</strong> soltura<br />

la siguiente partitura.


El grupo Los Perantones (Priminiano, Pablo y Santiago) <strong>con</strong> las autoridades de Cáceres.<br />

89


6 PARTITURAS.<br />

Clasificación de las partituras por géneros.<br />

6. A. TOQUES DE BAILE Y DANZA.<br />

6.A.1. Sones.<br />

6.A.2. Jotas.<br />

6.A.3. Pindongos.<br />

6.A.4. Perantones y charradas.<br />

6.A.5. Otros bailes.<br />

6.A.6. Danzas.<br />

6.B. TOQUES VARIOS.<br />

6.B.1. Alboradas y Pasacalles.<br />

6.B.2. De ronda.<br />

6.B.3. De bodas.<br />

6.B.4. Romances<br />

6.B.5. Villancicos.<br />

6.B.6. De canto en situaciones diversas.<br />

6.B.7. Toques asimilados.<br />

6.C. RELIGIOSAS Y PARALITÚRGICAS.<br />

91


6.A. TOQUES DE BAILE Y DANZA.<br />

93


94<br />

6.A.2. Jotas.


Santiago acompañado de los tamborileros en el homenaje que se le<br />

dedicó en el Festival Folk de Plasencia.<br />

99


100


101


102


103


104


105


106<br />

6.A.3. Pindongos.


Los Pindongos que fueron a América.<br />

En cierta ocasión García Matos se en<strong>con</strong>tró <strong>con</strong> otro afamado recopilador del folclore in-<br />

ternacional llamado Alan Lomax y éste le grabó, entre otras canciones, los pindongos del Tío<br />

Antolín. Esas grabaciones fueron mandadas por Alan Lomax a Canadá y de ahí a Nueva York<br />

para editar y publicar un disco, que muchos años después fue enviado a Santiago.<br />

El día que llegaron los discos a manos de Santiago se los entregó Fernando Pulido y he aquí<br />

que los dos estaban invitados a participar en <strong>una</strong>s reuniones, a nivel nacional, <strong>sobre</strong> folclore<br />

en Segovia. Santiago por aquellas fechas no se en<strong>con</strong>traba muy bien de salud, pero le pudo<br />

más su interés por la música y asistieron los dos juntos.<br />

Para amenizar las jornadas de folclore la organización tenían previstas <strong>una</strong> serie de actua-<br />

ciones de grupos de renombre, pero uno de los grupos falló y la organización invitó a Santiago<br />

a participar en la actuación y éste tocó los pindongos entre otras canciones. Al bajar del es-<br />

cenario entre el centenar de personas que había se le acercó un fornido joven <strong>con</strong> bigote y le<br />

dijo:<br />

- ¡Ole tus huevos <strong>con</strong> esos pindongos...!. Y Santiago le preguntó extrañado:<br />

- ¿Es que acaso usted los <strong>con</strong>oce?<br />

- Claro que si.<br />

- ¿De qué, si se puede saber?<br />

- Del disco de Alan Lomax.<br />

107


108


109


110


Santiago en el homenaje que se le dedicó en Plasencia.<br />

111


112<br />

6.A.4. Perantones y charradas.


113


114


115


116


117


118


Santiago y Anselmo Toribio en Valdeobispo.<br />

119


120<br />

6.A.5. Otros bailes.


Esta canción recibe también el nombre de “La Perra de la Isabel”. Y fué incluida, por García Matos,<br />

en la Escena de Domingo.<br />

Santiago en la presentación del Cd de Alan Lomax.<br />

121


122


El futuro de la gaita y el tamboril... los niños.<br />

123


124<br />

Baile de Tirurí y la Charramangá.


Santiago aclara:<br />

“La parte del Tirurí no está en la partitura debido a diversas dificultades en el transporte,<br />

y por ello me disculpo”.<br />

125


126


Santiago rodeado de tamborileros de todas las edades.<br />

127


128


129


130<br />

Re<strong>con</strong>ocido hasta por el Rey.<br />

En cierta visita que hicieron, a las Hurdes, los reyes de España, SM don Juan Carlos y<br />

doña Sofía fueron recibidos en Casar de Palomero <strong>con</strong> un coro (donde Santiago tocaba la<br />

gaita y el tamboril).<br />

Al llegar a la plaza saludaron a todas las autoridades presentes y cuando se acercaron<br />

al coro el Rey exclamó:<br />

- ¡Anda! pero si están bailando “el quita y pon”.


Los tamborileros más jóvenes de Jaraíz.<br />

131


132


Coincidencias.<br />

Un día iba Santiago tocando <strong>con</strong> el grupo Los Perantones por la plaza de San Juan en<br />

Cáceres, cuando se tuvo que parar a hablar <strong>con</strong> unos señores de Santibañez el Alto que<br />

le querían <strong>con</strong>tratar. El resto de compañeros iban tocando la primera danza de Jaraíz (del<br />

Tío Alejandro), cuando de pronto <strong>una</strong> señora empezó a gritar:<br />

- ¡Ay, ay!. Santiago se acercó a ella y le preguntó:<br />

- Señora, ¿le pasa algo?<br />

- ¡Ay!, si eso que están tocando era lo que tocaba mi padre.<br />

Y resultó que era la hija del Tío Alejandro.<br />

133


134<br />

6.A.6. Danzas.


Músico sin fronteras, ni barreras.<br />

Estaba Santiago tocando esta canción, <strong>con</strong> un txistu, en el barrio de San Juan de<br />

Plasencia cuando un gracioso se lo arrebató de las manos diciendo:<br />

- Esto que lo toquen los vascos -dijo en tono de desprecio-. A lo que Santiago <strong>con</strong>testó:<br />

- La canción que estaba tocando es extremeña y además a mi no me importa el lugar<br />

donde se ha hecho el instrumento...<br />

135


136<br />

Danza de San Antonio 1ª.


Danza de San Antonio 2ª.<br />

137


138


6.B. TOQUES VARIOS.<br />

139


140<br />

6.B.1. Alboradas y pasacalles.


Pasacalle<br />

141


142<br />

En diez minutos <strong>una</strong> canción.<br />

El día de la boda de su nieta Fátima Romero al terminar de comer en el Regino,<br />

Santiago <strong>con</strong>vocó a los aficionados a la música entre los presentes y les dio <strong>una</strong> par-<br />

titura de esta canción a cada uno de ellos:<br />

6.B.2. De ronda.<br />

- Y en menos de diez minutos se cantó coralmente sin ningún fallo.<br />

Acompañando Santiago a la gaita y el tamboril.


143


144


Los Perantones.<br />

145


146


Santiago junto a Pilar, en <strong>una</strong> de las interminables tardes de trabajo.<br />

147


148


149


150


151


152


El escenario del Festival Folk de Plasencia lleno de tamborileros.<br />

153


154


155


156


157


158


Otro momento del homenaje a Santiago durante el Festival Folk de Plasencia.<br />

159


160


161


162


163


164


165


166<br />

6.B.3. De bodas.


167


168


6.B.4. Romances.<br />

169


170<br />

6.B.5. Villancicos.


171


172<br />

Transmisión oral.<br />

Reflexiona Santiago en voz alta al ver este villancico: “En cada pueblo los villancicos<br />

son enseñados por distintas personas y por eso se van creando diferentes versiones”.


173


174


175


176


177


178


179


180<br />

6.B.6. De canto en situaciones diversas.


181


182


Para la recoleción<br />

todo el mundo se afanaba<br />

y <strong>con</strong>tento trabajaba<br />

menos el pobre Simón.<br />

¿No trabajas tu Simón?<br />

Le pregunta la tía Ustoquia.<br />

Yo no soy de la Pirroquia,<br />

los que trabajan los son.<br />

Yo no soy de la Pirroquia,<br />

los que trabajan lo son.<br />

El de la <strong>con</strong>tribución<br />

de <strong>una</strong> casa en otra andaba,<br />

todo el mundo le pagaba<br />

menos el pobre Simón.<br />

¿Cómo no pagas Simón?<br />

Le pregunta la tía Ustoquia.<br />

Yo no soy de la Pirroquia,<br />

los que trabajan los son.<br />

Yo no soy de la Pirroquia,<br />

los que trabajan lo son.<br />

183


184


185


186<br />

El vito.


187


188


Anselmo Toribio, Santiago Béjar y Francisco Javier Caballero <strong>con</strong> sus dos hijos en <strong>una</strong><br />

actuación que se realizó en Malpartida de Cáceres.<br />

189


190


Un Sacristán muy recio.<br />

Yendo Santiago a tocar a Cabezabellosa, por esas curvas de Dios, iba tarareando<br />

esta canción cuando un coche que venía en dirección <strong>con</strong>traria, a toda velocidad, le<br />

rozó en el codo al llevarlo apoyado en la ventanilla. El golpe dejó dolorido a Santiago,<br />

pero aún así le sacó algo positivo al pensar que podría haber sido peor y le cambió la<br />

letra a dicha canción:<br />

“Tengo que subir, subir<br />

dando vueltas al caminillo,<br />

voy a rezar <strong>una</strong> salve<br />

y a la Virgen del Castillo.<br />

Y después de haber subido<br />

y la salve haber rezado<br />

me decía el sacristán:<br />

No sabes rezar, Santiago”.<br />

Aclaración de Santiago: “El sacristán era un poco mandón”.<br />

191


192


6.B.7. Toques asimilados.<br />

193


194


195


196<br />

Santiago disfrutando de <strong>una</strong> soleada mañana en la finca Calzoncillos.


C. RELIGIOSAS Y PARALITÚRGICAS.<br />

197


198


199


200


Santiago tocando la gaita y el tamboril junto a su hermano Lino que le acompaña<br />

al saxofón en la finca Calzoncillos. Al fondo se ve Plasencia.<br />

201


202


Santiago junto a un grupo de tamborileros en la Fiesta del Mercado Artesanal<br />

de Montehermoso.<br />

203


204


205


206


La capital de las Hurdes.<br />

- “Durante las fiestas esta canción se tocaba en pasacalles y acudían todas las Hurdes.<br />

Aquellos eran otros tiempos, las gentes pernoctaban en las calles... Entonces Casar de<br />

Palomero, por renombre, era la capital de las Hurdes.”<br />

207


208


Llegan aires nuevos.<br />

Érase <strong>una</strong> vez que Santiago fue <strong>con</strong>tratado para tocar en la romería de Gata. Para celebrar la<br />

romería se sube a la ermita, que está en lo alto de la sierra, y <strong>una</strong> vez allí se hace la procesión y<br />

se toca la bandera.<br />

La canción de la bandera resultó ser un poco complicada para Santiago, pero éste no cejó<br />

en su empeño y acudió a <strong>con</strong>sultar a varios tamborileros de la misma época del tamborilero<br />

de quien se lo recopiló nuestro querido García Matos. Y finalmente las casualidades de la<br />

vida, estando en un bar de Cadalso, el dueño del mismo le dijo:<br />

- ¡Coño! pero si esa canción la tocaba mi hermano. Él tocaba la gaita y yo el tamboril.<br />

Entonces se la volvió a tocar, según la propia recopilación de García Matos y el hombre del<br />

bar decía:<br />

- Usté lo toca mu bien...<br />

Santiago estuvo tocando en Gata durante ocho o diez años. Pero un año, el Hermano Mayor<br />

tardó en llamarle y como Santiago había tenido el teléfono averiado se decidió a llamarlo para<br />

saber si seguían <strong>con</strong>tando <strong>con</strong> él para la romería. Pero cual fue su sorpresa cuando el Hermano<br />

Mayor le dijo:<br />

- Mira Santiago, no te he llamado porque ha venido un chaval, un tamborilero joven, y me<br />

he <strong>con</strong>tratado <strong>con</strong> él.<br />

Durante los siguientes diez años, fueron pasando diferentes tamborileros por la romería...<br />

según las versiones no oficiales: “por des<strong>con</strong>ocer las músicas de la tocata de la bandera. Y<br />

es que alg<strong>una</strong>s canciones se hacen muy difíciles, <strong>sobre</strong> todo para hacerlas al gusto del pueblo<br />

<strong>con</strong>ocedor de lo suyo”.<br />

Santiago, después de aquello, ha vuelto a tocar otras veces en Gata por las fiestas pero esta<br />

vez <strong>con</strong>tratado por el ayuntamiento... también se puso de nuevo en <strong>con</strong>tacto <strong>con</strong> él el Hermano<br />

Mayor para <strong>con</strong>tar de nuevo <strong>con</strong> su servicio pero esto fue lo que Santiago le <strong>con</strong>testó:<br />

- ¿No hay que dejar paso a los jóvenes...?. Pues arréglese <strong>con</strong> él.<br />

209


210


7PARTITURAS Y TABLATURAS MANUSCRITAS.<br />

7.A. TOQUES DE BAILE Y DANZA.<br />

211


212<br />

7.A.1. Sones.<br />

La peregrina.<br />

Son del paraguas.


7.A.2. Jotas.<br />

El triángulo.<br />

Jota de Malpartida de La Serena.<br />

213


214<br />

Jota del pajarito.<br />

Jota enredá (1).


Jota enredá (2).<br />

Jotilla de la uva.<br />

215


216<br />

La remolona.<br />

La Sinda.


Sindo el tamborilero.<br />

217


218<br />

7.A.3. Perantones y Charradas.<br />

Los palos del tío Roque.


Canto a la cigüeña.<br />

219


220<br />

7.A.4. Danzas.<br />

Danzas de San Antonio.


7.B. TOQUES VARIOS.<br />

221


222<br />

7.B.1. Alboradas y pasacalles.<br />

La viudita de Miranda.<br />

Tía María, tía María.


7.B.2. De ronda.<br />

A la luz de la l<strong>una</strong>.<br />

Arrempuja que atranco.<br />

223


224<br />

A tu puerta puse un guindo.<br />

Cómo quieres que sin sol.


Dicen que la pena mata.<br />

El pájaro triguero.<br />

225


226<br />

En esta plazuela.<br />

Fatigas me dan de muerte.


Péiname, Juana.<br />

Ronda de bodas.<br />

227


228<br />

Sal a bailar.<br />

Si te ha dejado tu novio.


Si te quieres venil, vente.<br />

Tus ojos, morena.<br />

229


230<br />

7.B.3. Romances.<br />

En Sevilla hay <strong>una</strong> casa.


7.B.4. Villancicos.<br />

Manolito Chiquito.<br />

231


232<br />

7.B.5. De canto en situaciones diversas.<br />

Torera II<br />

Ya se murió el burro.


Ya se van los pastores.<br />

7.B.6. Toques asimilados.<br />

Como en España, ni hablar.<br />

233


234<br />

El reloj del abuelo.<br />

No hay quien pueda.


7.C. RELIGIOSAS Y PARALITÚRGICAS.<br />

235


236<br />

7.C.1. Tradicionales.<br />

Procesión de San Sebastián.<br />

Procesión solemne.


7.C.2. Misa extremeña.<br />

Señor, ten piedad. (Jota de Vaqueros. Don Benito)<br />

Gloria (Jota cuadrada).<br />

237


238<br />

Canto de Ofertorio (El triángulo).<br />

Santo (El hechizo).


Padrenuestro (Jota de La Siberia).<br />

Padrenuestro (Calle Caleros).<br />

239


240<br />

La Paz (Jota verata).<br />

Canto de comunión (Jota del Palancar).


Canto final (Jota de Guadalupe).<br />

241


242<br />

A. TOQUES DE BAILE Y DANZA.<br />

1. Sones.<br />

La peregrina.*<br />

Son del paraguas.*<br />

2. Jotas.<br />

El triángulo.*<br />

Jota Cuadrada.<br />

Jota de Alcuéscar.<br />

Jota de Malpartida de la Serena.*<br />

Jota de romería.<br />

Jota del pajarito.*<br />

Jota enredá.*<br />

Jota serrana.<br />

Jota de la Siberia Extremeña.<br />

Jotilla de la uva.*<br />

La remolona.*<br />

La Sinda.*<br />

Redoble.<br />

Sindo el tamborilero.*<br />

3. Pindongos.<br />

Pindongo 1º.<br />

Pindongo 2º.<br />

Pindongo 3º.<br />

CLASIFICACIÓN DEL REPERTORIO POR GÉNEROS.<br />

Nota: Las canciones señaladas <strong>con</strong> asterisco se corresponden <strong>con</strong> tablaturas manuscritas elaboradas<br />

por Santiago Béjar.<br />

4. Perantones y charradas.<br />

Bartolito.<br />

Canto a la cigüeña.*<br />

Charrá de Casar de Palomero<br />

El mandil del Ringu Rangu.<br />

Los palos de Tío Roque.*<br />

Patitas coloradas.<br />

Parece que usté me mira.<br />

Tanto bailar a la puerta del cura.<br />

5. Otros bailes.<br />

Baile del Malandrín (La perra de la Isabel).<br />

Baile del Pollo.<br />

Baile del tiruriru y La Charramangá.<br />

El cerandeo.<br />

El quita y pon.<br />

Fandango extremeño.<br />

6. Danzas.<br />

El cardo.<br />

Danza de San Antonio.*<br />

Danza de San Antonio I.<br />

Danza de San Antonio II.<br />

Sárnica.<br />

B. TOQUES VARIOS.<br />

1. Alboradas y pasacalles.<br />

Alborada de bodas.*<br />

Arroyo claro.<br />

La viudita de Miranda.*<br />

Pasacalle (Villa del Campo).<br />

Tía María, tía María.*<br />

2. De ronda.<br />

Adios salada.<br />

A la luz de la l<strong>una</strong>.*<br />

Al subir la sierra arriba.<br />

Arrempuja que atranco.*<br />

A tu puerta puse un guindo.*<br />

A volar, pajaritos.<br />

Cómo quieres que sin sol.*<br />

Dicen que la pena mata.*


El Padrenuestro de Madrigal.<br />

El pájaro triguero.*<br />

En casa de tío Vicente.*<br />

En esta plazuelita.*<br />

Era de nogal.<br />

Esta calle la rondan los mozos.<br />

Esta noche ha llovido.<br />

Fatigas me dan de muerte.*<br />

La Clara.<br />

Las campanillinas.<br />

La limonera.<br />

Los ojos de mi morena.<br />

La rondeña cacereña.<br />

La tomatera.<br />

La zarcitamora.<br />

Péiname, Juana.*<br />

Por tres perras chicas.<br />

Ronda de bodas.*<br />

Sal a bailar.*<br />

Si te ha dejado tu novio.*<br />

Si te quieres venil, vente.*<br />

Si te toca, te toca.<br />

Tus ojos, morena.*<br />

Vitorina, Vitorina.<br />

3. De bodas.<br />

Jota de amonestorio.<br />

4. Romances.<br />

En Sevilla hay <strong>una</strong> casa.*<br />

La serrana de la Vera.<br />

5. Villancicos.<br />

A Belén marchaba.<br />

¡Ale, pun!<br />

Canto del pajarito.<br />

El pajarito.<br />

Entrad, entrad, pastores.<br />

La Virgen y el labrador.<br />

Manolito, Manolito.<br />

Rosca del Niño.<br />

Tan, tan, van por el desierto.<br />

Manolito chiquito.*<br />

6. De canto en situaciones diversas.<br />

Canción de quintos.<br />

La pandereterita<br />

La pirroquia.<br />

Los mandamientos de amor.<br />

El vito.<br />

Son de entrada en caja.<br />

Tarde de mayo.<br />

Tengo de subir, subir.<br />

Torera II.*<br />

Ya se murió el burro.*<br />

Ya se van los pastores.*<br />

Ya viene el torito bravo.<br />

7. Toques asimilados.<br />

Como en España, ni hablar.*<br />

El reloj del abuelo.*<br />

La cucaracha.<br />

La pirroquia.<br />

No hay quien pueda.*<br />

Yo vendo unos ojos negros.<br />

C. RELIGIOSAS<br />

Y PARALITÚRGICAS.<br />

1. Tradicionales<br />

Alborada de San Miguel.<br />

Bandera de Aldehuela.<br />

Ofertorio de Gata.<br />

Pasacalles de entrada y salida de misa.<br />

Procesión de la Cruz Bendita.<br />

Procesión de San Sebastián.*<br />

Procesión solemne.*<br />

Tocata para echar la bandera.<br />

2. Misa extremeña.<br />

(cantos adaptados del repertorio profano).<br />

Señor, ten piedad (Jota de Vaqueras de Don<br />

Benito).*<br />

Gloria (Jota cuadrada).*<br />

Canto de ofertorio (El triángulo)*<br />

Santo (El hechizo).*<br />

Padrenuestro (Jota de la Siberia).*<br />

Padrenuestro (Calle Caleros).*<br />

Canto de comunión (Jota del Palancar).*<br />

Canto final (Jota de Guadalupe).*<br />

243


A<br />

¡Ale pun! 172<br />

A Belén marchaba. 170<br />

Adiós, salada. 143<br />

A la luz de la l<strong>una</strong>. 223<br />

Alborada de San Miguel. 198<br />

Al subir la sierra arriba 144<br />

Arrempuja que atranco. 223<br />

Arroyo claro. 140<br />

A tu puerta puse un guindo. 224<br />

A volar pajaritos 146<br />

Ay, Gervasio 55<br />

B<br />

Baile del Malandrín 120<br />

Baile del Pollo 122<br />

Baile del “Quita y Pon” 128<br />

Baile de Tirurí y la Charramangá. 124<br />

Bandera de Aldehuela 200<br />

Bartolito 114<br />

C<br />

Calle Caleros 246<br />

Canción de quintos 181<br />

Canto a la cigüeña 219<br />

Canto de Comunión 240<br />

Canto de ofertorio 238<br />

Canto final 241<br />

Charrá de Casar de Palomero 112<br />

Como en España ni hablar. 233<br />

Cómo quieres que sin sol. 224<br />

D<br />

Danzas de San Antonio 220<br />

Danza de San Antonio 1ª 136<br />

Danza de San Antonio 2ª 137<br />

Dicen que la pena mata. 225<br />

244<br />

ÍNDICE ALFABÉTICO DE CANCIONES.<br />

E<br />

El Cardo 136<br />

El Cerandeo 126<br />

El Mandil del Ringu Rangu 115<br />

El Pajarito 174<br />

El pájaro triguero. 225<br />

El reloj del abuelo. 234<br />

El triángulo 213<br />

El vito. 186<br />

En casa del tío Vicente 79<br />

En esta plazuela. 226<br />

En Sevilla hay <strong>una</strong> casa. 230<br />

Entrad, entrad pastores 173<br />

Era de nogal 143<br />

Esta calle la rondan los mozos 151<br />

Esta noche ha llovido 152<br />

F<br />

Fandango extremeño 132<br />

Fatigas me dan de muerte. 226<br />

G<br />

Gloria 237<br />

J<br />

Jota cuadrada 94, 237<br />

Jota de Alcuéscar 96<br />

Jota de Amonestorio 166<br />

Jota de Guadalupe 241<br />

Jota de la Siberia 239<br />

Jota de la Siberia Extremeña 102<br />

Jota del pajarito. 215<br />

Jota del Palancar 240<br />

Jota de Malpartida de la Serena. 213<br />

Jota de Romería 98<br />

Jota de Vaqueros 237<br />

Jota enredá. 214<br />

Jota Serrana 100<br />

Jota Verata 240<br />

Jotilla de la uva. 225


L<br />

La Campanillina 156<br />

La Clara 154<br />

La cucaracha 193<br />

La Limonera 158<br />

La Pandereterita 184<br />

La Paz 246<br />

La peregrina. 212<br />

La Pirroquia 182<br />

La remolona. 216<br />

La Sárnica 134<br />

La serrana de la Vera 169<br />

La Sinda. 216<br />

La Tomatera 161<br />

La virgen y el labrador 176<br />

La viudita de Miranda. 222<br />

La Zarzamora 162<br />

Los Mandamientos de Amor 185<br />

Los ojos de mi Morena 160<br />

Los palos del Tío Roque 218<br />

M<br />

Manolito, chiquito. 231<br />

Manolito, Manolito 177<br />

N<br />

No hay quien pueda. 234<br />

O<br />

Ofertorio de Gata 202<br />

P<br />

Padre nuestro 148<br />

Padrenuestro 239<br />

Parece que usté 117<br />

Pasacalle de entrada y salida de Misa 204<br />

Pasacalle de Villa del Campo 141<br />

Pasacalle salida de Misa 206<br />

Patitas coloradas 116<br />

Peiname Juana. 227<br />

Perantones y charradas 105<br />

Pindongo 1º 106<br />

Pindongo 2º 108<br />

Pindongo 3º 110<br />

Por tres perras chicas 163<br />

Procesión de la Cruz Bendita 207<br />

Procesión de San Sebastián 236<br />

Procesión solemne. 236<br />

R<br />

Redoble 104<br />

Ronda de bodas. 227<br />

Rosca del Niño 178<br />

S<br />

Sal a bailar. 228<br />

Santo 238<br />

Señor ten piedad. 237<br />

Sindo el tamborilero 217<br />

Si te ha dejado tu novio. 228<br />

Si te quieres venil, vente. 229<br />

Si te toca 150<br />

Son de entrada en caja 192<br />

Son del paraguas. 212<br />

T<br />

Tan, tan 117<br />

Tanto bailar a la puerta del cura 118<br />

Tarde de mayo 188<br />

Tengo que subir, subir 190<br />

Tía María, tía María 222<br />

Tocata para ehcar la bandera 208<br />

Torera II. 232<br />

Tus ojos, morena. 229<br />

V<br />

Vitorina, Vitorina 164<br />

Y<br />

Ya se murió el burro. 232<br />

Ya se van los pastores. 233<br />

Ya viene el torito bravo 180<br />

Yo vendo unos ojos negros 194<br />

245


Santiago Béjar. El hijo del Tamborilero.<br />

252 246<br />

Grupo de investigación<br />

MUIDEX

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!