aldazabal, jose - do..

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18.05.2013 Views

4S6 no ven más que los factores económicos o sensuales: algo está presente en nuestro mundo que trasciende nuestras fuerzas y que lleva más allá. Es la prueba de que el destino del hombre no es la muerte, sino la vida, y que es toda la persona humana, corporeidad y espíritu, la que está destinada a la vida, subrayando también la dignidad y el futuro de nuestro cuerpo. En María ya ha sucedido. En nosotros no sabemos cómo y cuándo sucederá. Pero tenemos plena confianza en Dios: lo que ha hecho en ella quiere hacerlo también en nosotros. La historia "tiene final feliz". En la oración colecta pedimos a Dios que "aspirando siempre a las realidades divinas lleguemos a participar con ella de su misma gloria en el cielo". María está presente en nuestro camino, como lo estuvo en el de su Hijo. Con su ejemplo, con su intercesión y auxilio materno. Cada Eucaristía nos acerca a nuestra asunción Cada vez que participamos en la Eucaristía, dirigimos a Dios nuestro canto de alabanza, inspirado en el Magnificat de María. La Plegaria Eucarística que el sacerdote proclama en nombre de todos es un canto que alaba a Dios por la historia de amor y salvación que va realizando en nuestro mundo. El Magnificat de María se ha convertido en el canto gozoso de liberación de tantas personas y pueblos que sufren en nuestro mundo, por motivos políticos o económicos. Los que se sienten oprimidos elevan, con María, su canto al Dios que derriba a los poderosos y que enaltece a los humildes. En la Eucaristía recibimos como alimento el Cuerpo y la Sangre del Señor Resucitado, que nos aseguró: "quien come mi Carne y bebe mi Sangre, tiene vida eterna y yo le resucitaré el último día". La Eucaristía es como la semilla y la garantía de la vida inmortal para los seguidores de Jesús. Por tanto, de alguna manera, también nosotros estamos recorriendo el camino hacia la glorificación definitiva, como la que ya ha conseguido María, la Madre. Cada Eucaristía nos sitúa en la línea y la esperanza de la Asunción. Si la celebramos bien, vamos por buen camino. FESTIVIDAD DE TODOS LOS SANTOS 1 de noviembre -I- Los Santos, nuestros hermanos e intercesores Hoy las tres lecturas se refieren a la fiesta que celebramos: el misterio de esa multitud innumerable de personas que ya gozan de Dios y siguen en comunión con nosotros. Es una fiesta que nos transmite alegría y optimismo. No es nada extraño que haya calado muy hondo en la sensibilidad del pueblo de Dios, junto con el recuerdo de los difuntos el día siguiente. ¡Qué hermoso es el canto de "introito" clásico en este día, el "Gaudeamus": "alegrémonos todos en el Señor, al celebrar este día de fiesta en honor de todos los Santos"! Como ambientación espiritual estaría bien que leyéramos las páginas que dedica el Catecismo al artículo del Credo: "Creo en la comunión de los Santos" (CCE 946-962). Apocalipsis 7,2-4.9-14. Apareció en la visión una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua En las visiones del Apocalipsis aparece hoy una muy dinámica: el panorama de una gran asamblea, "una muchedumbre inmensa de toda nación, raza y

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no ven más que los factores económicos o sensuales: algo está presente en<br />

nuestro mun<strong>do</strong> que trasciende nuestras fuerzas y que lleva más allá. Es la<br />

prueba de que el destino del hombre no es la muerte, sino la vida, y que es<br />

toda la persona humana, corporeidad y espíritu, la que está destinada a la<br />

vida, subrayan<strong>do</strong> también la dignidad y el futuro de nuestro cuerpo.<br />

En María ya ha sucedi<strong>do</strong>. En nosotros no sabemos cómo y cuán<strong>do</strong><br />

sucederá. Pero tenemos plena confianza en Dios: lo que ha hecho en ella<br />

quiere hacerlo también en nosotros. La historia "tiene final feliz". En la<br />

oración colecta pedimos a Dios que "aspiran<strong>do</strong> siempre a las realidades<br />

divinas lleguemos a participar con ella de su misma gloria en el cielo".<br />

María está presente en nuestro camino, como lo estuvo en el de su Hijo.<br />

Con su ejemplo, con su intercesión y auxilio materno.<br />

Cada Eucaristía nos acerca a nuestra asunción<br />

Cada vez que participamos en la Eucaristía, dirigimos a Dios nuestro canto<br />

de alabanza, inspira<strong>do</strong> en el Magnificat de María. La Plegaria Eucarística<br />

que el sacer<strong>do</strong>te proclama en nombre de to<strong>do</strong>s es un canto que alaba a Dios<br />

por la historia de amor y salvación que va realizan<strong>do</strong> en nuestro mun<strong>do</strong>.<br />

El Magnificat de María se ha converti<strong>do</strong> en el canto gozoso de liberación<br />

de tantas personas y pueblos que sufren en nuestro mun<strong>do</strong>, por motivos<br />

políticos o económicos. Los que se sienten oprimi<strong>do</strong>s elevan, con María, su<br />

canto al Dios que derriba a los poderosos y que enaltece a los humildes.<br />

En la Eucaristía recibimos como alimento el Cuerpo y la Sangre del Señor<br />

Resucita<strong>do</strong>, que nos aseguró: "quien come mi Carne y bebe mi Sangre,<br />

tiene vida eterna y yo le resucitaré el último día". La Eucaristía es como la<br />

semilla y la garantía de la vida inmortal para los segui<strong>do</strong>res de Jesús. Por<br />

tanto, de alguna manera, también nosotros estamos recorrien<strong>do</strong> el camino<br />

hacia la glorificación definitiva, como la que ya ha consegui<strong>do</strong> María, la<br />

Madre.<br />

Cada Eucaristía nos sitúa en la línea y la esperanza de la Asunción. Si la<br />

celebramos bien, vamos por buen camino.<br />

FESTIVIDAD DE TODOS LOS SANTOS<br />

1 de noviembre<br />

-I-<br />

Los Santos, nuestros hermanos e intercesores<br />

Hoy las tres lecturas se refieren a la fiesta que celebramos: el misterio de<br />

esa multitud innumerable de personas que ya gozan de Dios y siguen en<br />

comunión con nosotros.<br />

Es una fiesta que nos transmite alegría y optimismo. No es nada extraño<br />

que haya cala<strong>do</strong> muy hon<strong>do</strong> en la sensibilidad del pueblo de Dios, junto<br />

con el recuer<strong>do</strong> de los difuntos el día siguiente. ¡Qué hermoso es el canto<br />

de "introito" clásico en este día, el "Gaudeamus": "alegrémonos to<strong>do</strong>s en<br />

el Señor, al celebrar este día de fiesta en honor de to<strong>do</strong>s los Santos"!<br />

Como ambientación espiritual estaría bien que leyéramos las páginas que<br />

dedica el Catecismo al artículo del Cre<strong>do</strong>: "Creo en la comunión de los<br />

Santos" (CCE 946-962).<br />

Apocalipsis 7,2-4.9-14. Apareció en la visión una muchedumbre inmensa,<br />

que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua<br />

En las visiones del Apocalipsis aparece hoy una muy dinámica: el panorama<br />

de una gran asamblea, "una muchedumbre inmensa de toda nación, raza y

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