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Hebreos 9,11-15. La sangre de Cristo podrá purificar nuestra conciencia<br />
La carta a los Hebreos quiere convencer a sus lectores -cristianos<br />
procedentes del judaismo que tal vez añoran el sacer<strong>do</strong>cio y los sacrificios<br />
del Templo de Jerusalén- que Jesús les supera decididamente.<br />
Él es "el Media<strong>do</strong>r de una Alianza nueva", el Sumo Sacer<strong>do</strong>te que se ha<br />
entrega<strong>do</strong> una vez por todas. Nos ha reconcilia<strong>do</strong> con Dios, no con sangre<br />
de animales, sino con la suya propia, en la cruz, y nos ha consegui<strong>do</strong> así la<br />
salvación a to<strong>do</strong>s.<br />
Marcos 14,12-16.22-26. Esto es mi cuerpo. Esta es mi sangre<br />
La última cena la manda preparar Jesús con mucho cuida<strong>do</strong> y solemnidad,<br />
en una "sala grande en el piso de arriba, arreglada con divanes".<br />
En ella pronuncia sobre el pan y el vino unas palabras que para nosotros<br />
los cristianos han si<strong>do</strong> determinantes a lo largo de <strong>do</strong>s mil años: "esto es mi<br />
Cuerpo", "esta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por to<strong>do</strong>s".<br />
-II-<br />
La alianza se sella con la sangre del sacrificio<br />
Sellar con sangre un pacto es un ritual bastante repeti<strong>do</strong> en los libros del AT.<br />
El senti<strong>do</strong> de este rito parece ser este: que lo que les pasa a estos animales<br />
(han si<strong>do</strong> sacrifica<strong>do</strong>s y aquí está su sangre) les pase a los contrayentes de<br />
la alianza si faltan a sus cláusulas.<br />
Las palabras que Moisés pronuncia al pie del Sinaí, al rociar las piedras o<br />
estelas que simbolizan las <strong>do</strong>ce tribus estas palabras, son estas: "esta es la<br />
sangre de la alianza que hace el Señor con vosotros". Las palabras de Jesús<br />
en la última cena, sobre la copa de vino son: "esta es mi sangre, sangre<br />
de la alianza, derramada por to<strong>do</strong>s". Jesús ha añadi<strong>do</strong> una palabra: "mi".<br />
El tiempo ordinario 477<br />
Ahora ya no es la sangre de animales sino su sangre la que ratifica la Nueva<br />
Alianza que se ha estableci<strong>do</strong> entre Dios y la Humanidad.<br />
Es la comparación que hace el autor de la carta a los Hebreos. Los<br />
sacer<strong>do</strong>tes del Templo ofrecían una y otra vez sacrificios de animales, por<br />
sus peca<strong>do</strong>s y por los del pueblo, porque la sangre de los animales no era<br />
eficaz para conseguir la salvación. Mientras que Cristo se ha ofreci<strong>do</strong> a sí<br />
mismo, no "la sangre de machos cabríos ni de becerros". El suyo sí que es<br />
"un sacrificio sin mancha", que "purifica nuestra conciencia y nos lleva al<br />
culto del Dios vivo". El es el Media<strong>do</strong>r de una Alianza Nueva.<br />
To<strong>do</strong>s los esfuerzos humanos fracasan a la hora de conseguir la salvación.<br />
No nos salvamos a nosotros mismos, por muchos "sacrificios de animales"<br />
que hagamos. Es Cristo Jesús quien nos ha salva<strong>do</strong> y quien también ahora<br />
sigue en el cielo intercedien<strong>do</strong> por nosotros. Él es el verdadero Sacer<strong>do</strong>te<br />
que ha asumi<strong>do</strong> nuestra debilidad y nos reconcilia continuamente con su<br />
Padre.<br />
La Eucaristía, cena memorial de la cruz<br />
Este es el sacrificio que nosotros presentamos, una y otra vez, al Padre y<br />
con el que entramos en comunión, en la Eucaristía: el sacrificio de Cristo<br />
en la cruz, que no ha termina<strong>do</strong>, porque está presente en él mismo y que<br />
nos ha encarga<strong>do</strong> que celebremos en el memorial de este sacramento.<br />
El sacrificio de Jesús no se repite. Su comunidad lo celebra y participa en<br />
él en la Eucaristía. Cada vez que celebramos este sacramento, se actualiza<br />
-lo actualiza Cristo mismo- el acontecimiento salva<strong>do</strong>r de su Pascua, su<br />
muerte y resurrección. El pan de la Eucaristía, nos dice él, es su Cuerpo<br />
entrega<strong>do</strong> por nosotros. El vino de la Eucaristía, nos dice él, será para<br />
siempre la Sangre salva<strong>do</strong>ra con la que él selló la Nueva Alianza.<br />
Marcos no añade la expresión de que la Eucaristía es el "memorial" de<br />
Jesús, pero sí lo hacen Lucas y Pablo en sus respectivos relatos. Como<br />
los judíos siguen celebran<strong>do</strong> su cena pascual como memorial de su salida<br />
de Egipto, hacién<strong>do</strong>se cada vez "contemporáneos" de sus antepasa<strong>do</strong>s,<br />
así nosotros, en la Eucaristía, celebramos el memorial de la muerte y<br />
resurrección de Cristo, participan<strong>do</strong> en su fuerza salva<strong>do</strong>ra.