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aldazabal, jose - do..

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448<br />

hace Jesús es equiparar los <strong>do</strong>s y hacer de ellos como uno solo: "no hay<br />

mandamiento mayor que estos".<br />

Ser segui<strong>do</strong>res de Jesús no es sólo amar a Dios. Ni sólo amar al prójimo.<br />

Sino las <strong>do</strong>s cosas juntas. No vale decir que uno ama a Dios y descuidar a<br />

los demás. No vale decir que uno ama al prójimo, olvidán<strong>do</strong>se de Dios y de<br />

las motivaciones sobrenaturales que Cristo nos ha enseña<strong>do</strong> para la caridad<br />

fraterna. Juan, en su primera carta, afirma que el que dice que ama a Dios y<br />

no ama al prójimo, es mentiroso. Si amamos a Dios, debemos amar al que<br />

Dios ama: al hombre.<br />

En el Ritual del Bautismo, al comienzo de la celebración, el ministro<br />

pregunta a los padres del niño si están dispuestos a "educarlos en la fe",<br />

para que ese niño, "guardan<strong>do</strong> los mandamientos de Dios, amen al Señor<br />

y al prójimo, como Cristo nos enseña en el Evangelio". Resume, por tanto,<br />

to<strong>do</strong> lo que supone la vida cristiana con las mismas palabras que dice Jesús<br />

en el evangelio de hoy.<br />

Es interesante que el escriba subraye una cosa que Jesús afirma en otros<br />

momentos del evangelio: que este <strong>do</strong>ble amor a Dios y al prójimo "vale<br />

más que to<strong>do</strong>s los holocaustos y sacrificios", o sea, que la caridad es<br />

una consigna superior incluso que la del culto litúrgico dirigi<strong>do</strong> a Dios.<br />

Siguien<strong>do</strong> a los profetas del AT, Jesús dijo más de una vez: "misericordia<br />

quiero, y no sacrificios".<br />

La alabanza de Jesús al escriba -"no estás lejos del reino de Dios"- tal<br />

vez la tendríamos que aplicar nosotros a tantas personas de otras razas y<br />

religiones que muestran su honradez y buena voluntad sobre to<strong>do</strong> en su<br />

buen corazón y en su caridad para con los demás. O sea, a las personas que<br />

dan importancia al amor en sus vidas.<br />

En ese momento de examen de conciencia que, si somos sabios, hacemos<br />

al final de la jornada, estaría bien que nos hiciéramos esta pregunta:<br />

¿he ama<strong>do</strong> hoy? ¿o me he busca<strong>do</strong> a mí mismo? No vaya a ser que nos<br />

entretengamos en otras direcciones no tan "principales".<br />

Momentos antes de ir a comulgar con Cristo se nos invita a darnos la paz<br />

con los más cercanos. Es un buen recordatorio para que unamos las <strong>do</strong>s<br />

grandes direcciones de nuestro amor, y así luchemos contra la tendencia<br />

más innata que tenemos: el egoísmo.<br />

El tiempo ordinario 449<br />

El verdadero Sacer<strong>do</strong>te<br />

Ante la añoranza que algunos cristianos sentían de los valores que<br />

habían aban<strong>do</strong>na<strong>do</strong> al convertirse a Cristo (el Templo, los sacrificios, el<br />

sacer<strong>do</strong>cio), el autor de la carta insiste en mostrar cómo Jesús es superior a<br />

to<strong>do</strong> el AT, sobre to<strong>do</strong> a su sacer<strong>do</strong>cio.<br />

Enumera los varios aspectos en que era deficiente el sacer<strong>do</strong>te de antes y<br />

perfecto el de Cristo. Los sacer<strong>do</strong>tes del Templo eran caducos, mientras<br />

que Cristo es Sacer<strong>do</strong>te para siempre. Aquellos eran peca<strong>do</strong>res, y tenían<br />

que ofrecer sacrificios ante to<strong>do</strong> por sus propios peca<strong>do</strong>s, mientras que<br />

Cristo es el justo e inocente. Ellos tenían que ofrecer a Dios una y otra<br />

vez animales, mientras que Cristo se ha ofreci<strong>do</strong> de una vez por todas a sí<br />

mismo en la cruz.<br />

Los cristianos nos sentimos orgullosos de tener el Sumo Sacer<strong>do</strong>te que<br />

tenemos ante Dios. Orgullosos y confia<strong>do</strong>s, porque él nos ha reconcilia<strong>do</strong><br />

y nos abre el camino a Dios, y "vive siempre para interceder en nuestro<br />

favor".<br />

También ahora los hombres que reciben el ministerio sacer<strong>do</strong>tal son<br />

débiles y peca<strong>do</strong>res. Tienen que rezar primero por sus propios peca<strong>do</strong>s y<br />

luego por los del pueblo. Si presiden y absuelven y bendicen, es en nombre<br />

de Cristo, "in persona Christi", habita<strong>do</strong>s interiormente por él.<br />

Jesús es un Sacer<strong>do</strong>te que en el sacramento de la Reconciliación nos<br />

comunica su victoria sobra el peca<strong>do</strong> y el mal. Que nos alivia y ayuda en<br />

la enfermedad por medio de la Unción. Que nos bendice en to<strong>do</strong> momento<br />

de nuestra vida. Que nos une en la Liturgia de las Horas a su alabanza al<br />

Padre y a su súplica por este mun<strong>do</strong>. Es siempre él, el Sacer<strong>do</strong>te eterno,<br />

quien actúa en nuestras celebraciones.

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