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peticiones y sacrificios en nombre de to<strong>do</strong>s. Ofrecen estos sacrificios, ante<br />
to<strong>do</strong>, por sus propios peca<strong>do</strong>s, porque "están envueltos en debilidades"<br />
igual que los demás.<br />
Un sacer<strong>do</strong>te tiende puentes, un "pontífice", que debe estar uni<strong>do</strong> tanto a<br />
los hombres como a Dios, porque representa a los hombres ante Dios y a<br />
Dios ante los hombres. Nosotros nos alegramos de tener un Sacer<strong>do</strong>te como<br />
Cristo, Hijo de Dios y hombre verdadero, que ha queri<strong>do</strong> experimentar<br />
también nuestras debilidades, menos el peca<strong>do</strong>.<br />
Pero a la vez somos conscientes que él ha queri<strong>do</strong> hacernos partícipes de<br />
su sacer<strong>do</strong>cio a to<strong>do</strong>s nosotros. To<strong>do</strong>s, por el Bautismo (y la Confirmación)<br />
hemos si<strong>do</strong> incorpora<strong>do</strong>s a su sacer<strong>do</strong>cio, o sea, a su misión media<strong>do</strong>ra,<br />
y somos porta<strong>do</strong>res de la Buena Noticia de Dios a los demás (la misión<br />
evangeliza<strong>do</strong>ra) y de las súplicas y oraciones de la humanidad ante Dios<br />
(por ejemplo, en la Oración Universal de la Misa). Es lo que con entusiasmo<br />
expresa la introducción al Misal, hablan<strong>do</strong> de to<strong>do</strong>s los bautiza<strong>do</strong>s que<br />
formamos la Iglesia: "pueblo que ha recibi<strong>do</strong> el llamamiento de presentar a<br />
Dios las peticiones de la familia humana; pueblo que, en Cristo, da gracias<br />
por el misterio de la salvación ofrecien<strong>do</strong> su sacrificio..." (IGMR 5).<br />
Dentro de ese pueblo, to<strong>do</strong> él partícipe del sacer<strong>do</strong>cio media<strong>do</strong>r de Cristo,<br />
algunos han recibi<strong>do</strong> una gracia especial en el sacramento del Orden, por<br />
manos del Obispo, ahora "ofrecen el sacrificio y presiden la asamblea del<br />
pueblo santo" IGMR 4).<br />
Siempre que celebramos la Eucaristía, además de acoger nosotros mismos<br />
la Palabra salva<strong>do</strong>ra de Dios y entrar en comunión con Cristo Jesús, somos<br />
invita<strong>do</strong>s a ejercer este sacer<strong>do</strong>cio media<strong>do</strong>r, por ejemplo, en la Oración<br />
Universal, en la que presentamos a Dios las súplicas de toda la humanidad,<br />
y además somos invita<strong>do</strong>s, también fuera de la celebración, a llevar al<br />
mun<strong>do</strong> la Buena Noticia del amor de Dios y la fuerza salva<strong>do</strong>ra de Cristo.<br />
DOMINGO 31 DEL TIEMPO ORDINARIO<br />
Los últimos días en Jerusalén<br />
-I-<br />
En la selección <strong>do</strong>minical de Marcos, que obviamente no es completa, sino<br />
"semicontinua", saltamos a esta altura pasajes como la entrada solemne de<br />
Jesús en Jerusalén y otros episodios más referentes a la creciente oposición<br />
de sus enemigos, como la maldición de la higuera estéril, la expulsión de<br />
los mercaderes del Templo, la parábola de los viña<strong>do</strong>res homicidas (en la<br />
que se vieron claramente refleja<strong>do</strong>s los escribas y fariseos) y las preguntas<br />
capciosas sobre el impuesto a pagar al César o la suerte de los siete<br />
hermanos casa<strong>do</strong>s con la misma mujer.<br />
De los "hosanna" del Domingo de Ramos pasamos rápidamente a la<br />
oposición declarada y al enfrentamiento creciente entre Jesús y sus<br />
enemigos, que acabará con la condena y la muerte en cruz.<br />
Deuteronomio 6, 2-6. Escucha, Israel: amarás al Señor<br />
con to<strong>do</strong> el corazón<br />
El libro del Deuteronomio (= segunda ley) es un gran "discurso" de normas<br />
y leyes puesto en boca de Moisés, que quiere asegurar que su pueblo,<br />
cuan<strong>do</strong> entre en la tierra prometida, seguirá fiel a la Alianza que sellaron<br />
con Yahvé en el monte Sinaí a la salida de Egipto.