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"lectio divina"), que va hacien<strong>do</strong> que nuestra mentalidad vaya coincidien<strong>do</strong><br />
con la de Dios.<br />
Muchas personas sencillas según las medidas humanas, nos dan lecciones<br />
de auténtica sabiduría según Dios.<br />
La fuerza de la Palabra<br />
Es expresiva la comparación que hace la carta a los Hebreos: la Palabra de<br />
Dios es "viva y eficaz" y "más tajante que espada de <strong>do</strong>ble filo", que llega<br />
hasta la juntura de la carne y el hueso, lo ve to<strong>do</strong> y nos conoce hasta el fon<strong>do</strong>.<br />
También cuan<strong>do</strong> celebramos la Eucaristía, en que Cristo se nos da ante<br />
to<strong>do</strong> como Palabra, esta es por su parte viva y eficaz, como la del Génesis:<br />
"dijo y se hizo". Es Palabra que penetra, fecunda, anima, discierne, juzga,<br />
estimula. Quiere ser eficaz como lo era la de Cristo cuan<strong>do</strong> curaba y<br />
resucitaba y calmaba tempestades.<br />
En cada Eucaristía nos ponemos ante el espejo de esa Palabra. Unas veces<br />
nos acaricia y nos consuela. Otras nos juzga y nos invita a un discernimiento<br />
más claro de nuestras intenciones y obras, o nos condena cuan<strong>do</strong> nuestros<br />
caminos no son los buenos: nos va comunican<strong>do</strong> la sabiduría de Dios<br />
Además de la comparación que leemos hoy son expresivas otras que se aplican<br />
en la Biblia a la Palabra de Dios: es luz ("lámpara es tu Palabra para mis pasos,<br />
luz en mis senderos"), alimento ("no sólo de pan vive el hombre, sino de toda<br />
Palabra que sale de la boca de Dios"), semilla sembrada en el campo, que<br />
produce fruto, lluvia y nieve ("como descienden la lluvia y la nieve y empapan<br />
la tierra, la fecundan y la hacen germinar, así será mi Palabra")....<br />
Vende lo que tienes<br />
Es una escena simpática: un joven inquieto que busca caminos y quiere<br />
dar un senti<strong>do</strong> más pleno a su vida. Pero el diálogo acaba en un fracaso. El<br />
joven no supo ver dónde estaba lo verdaderamente importante y no superó<br />
el obstáculo que su riqueza le ponía para seguir a Jesús. Al contrario que<br />
el que habla en el libro de la Sabiduría, que considera to<strong>do</strong> como nada,<br />
compara<strong>do</strong> con la sabiduría de Dios. Jesús le pedía un "plus", además de<br />
El tiempo ordinario 4M<br />
cumplir los mandamientos: la total entrega. Como cuan<strong>do</strong> en otro lugar<br />
invitaba a sus discípulos a tomar su cruz y seguirle. Jesús no pide "cosas",<br />
sino la entrega absoluta.<br />
Menos mal que Pedro y los demás apóstoles sí se decidieron a dejarlo to<strong>do</strong><br />
y seguir al Maestro. ¡Cuántos en la historia de la comunidad cristiana, han<br />
obedeci<strong>do</strong> a esta llamada de Jesús, han aban<strong>do</strong>na<strong>do</strong> to<strong>do</strong> y le han segui<strong>do</strong>!<br />
Fue famoso san Antonio, entre los siglos III y IV, el "padre de los monjes",<br />
que escuchan<strong>do</strong> precisamente este pasaje de Marcos en un sermón, se<br />
decidió a vender sus bienes y retirarse al desierto de Egipto.<br />
Aunque el pasaje de hoy no se pueda considerar necesariamente como<br />
referi<strong>do</strong> a lo que hoy llamamos "vida religiosa" o "consagrada", sin<br />
embargo hay que reconocer que los religiosos -miles y miles en toda la<br />
Iglesia- siguen la consigna de Jesús. En un mun<strong>do</strong> en que el ideal se sitúa<br />
en tener, en poseer, en enriquecerse de bienes materiales, ellos, con el voto<br />
de pobreza, relativizan su amor a los bienes para dedicarse con mayor<br />
agilidad a su colaboración con Cristo en la salvación del mun<strong>do</strong>. Prefieren<br />
"perder algo" para "ganar lo principal". Prefieren desprenderse de las cosas<br />
que puedan entorpecer su camino de discípulos de Jesús. Como tantos<br />
misioneros que lo dejan to<strong>do</strong> y se marchan a tierras <strong>do</strong>nde no tienen ningún<br />
"seguro" de subsistencia. O como tantos jóvenes que dejan la familia y sus<br />
posibles y promete<strong>do</strong>ras carreras para entrar en un Seminario y aceptar la<br />
vocación a la vida de ministros ordena<strong>do</strong>s en la comunidad cristiana.<br />
También nosotros deseamos seguir de cerca de Cristo. Cumplimos los<br />
mandamientos -¡sólo faltaría que matáramos o robáramos o defraudáramos<br />
a nuestros padres!- pero somos invita<strong>do</strong>s a una entrega más total a Cristo,<br />
sin anteponer nada a su amor, cada uno en su vocación dentro de la Iglesia.<br />
Se trata de seguir a Cristo sin demasia<strong>do</strong>s cálculos y reticencias. También<br />
a nosotros nos cuesta renunciar a lo que estamos apega<strong>do</strong>s: las riquezas o<br />
las ideas o la familia o los proyectos. Cuan<strong>do</strong> estamos llenos de cosas, no<br />
tenemos agilidad par avanzar por el camino. El atleta que quiera correr con<br />
una maleta a cuestas conseguirá pocas medallas. Es el ejemplo que nos<br />
dio el mismo Jesús: "el cual, sien<strong>do</strong> de condición divina, se despojó de<br />
sí mismo, toman<strong>do</strong> la condición de siervo, y se humilló hasta la muerte y<br />
muerte de cruz" (Fil 2, 6-7).