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428<br />
rey Salomón, que pidió a Dios que le concediera sobre to<strong>do</strong> sensatez para<br />
gobernar.<br />
Todas las cosas que se pueden nombrar: cetros y tronos, el oro y la plata,<br />
la salud y la belleza, no valen nada, para el autor del libro, en comparación<br />
con la sabiduría que Dios concede a los suyos: "con ella me vinieron to<strong>do</strong>s<br />
los bienes juntos".<br />
También el salmista aprecia la sensatez como <strong>do</strong>n de Dios: "enséñanos a<br />
calcular nuestros años para que adquiramos un corazón sensato". Con la<br />
sabiduría de Dios to<strong>do</strong> lo demás nos irá bien: "baje a nosotros la bondad<br />
del Señor y haga prósperas las obras de nuestras manos".<br />
Hebreos 4, 12-13. La palabra de Dios juzga los deseos<br />
e intenciones del corazón<br />
En el breve pasaje que leemos hoy, el autor de la carta a los Hebreos<br />
compara la eficacia de la Palabra de Dios a una "espada de <strong>do</strong>ble filo", que<br />
penetra hasta lo más profun<strong>do</strong> de una persona, "hasta el punto <strong>do</strong>nde se<br />
dividen alma y espíritu".<br />
Esta Palabra, por tanto, "juzga los deseos e intenciones del corazón... y<br />
to<strong>do</strong> está patente a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas".<br />
Marcos 10,17-30. Vende lo que tienes y sigúeme<br />
En la página de hoy se agrupan varias enseñanzas de Jesús: el episodio del<br />
joven que le pregunta sobre la vida eterna, la reflexión de Jesús sobre los<br />
ricos y la pregunta de Pedro sobre lo que les toca a los que han aban<strong>do</strong>na<strong>do</strong><br />
to<strong>do</strong> para seguirle.<br />
La pregunta del joven rico es "qué ha de hacer para heredar la vida eterna".<br />
Jesús le "recita" los mandamientos (en concreto, sólo los referentes a<br />
nuestra relación con el prójimo), a lo que el joven responde que ya los ha<br />
cumpli<strong>do</strong> to<strong>do</strong>s. Jesús le mira con afecto y le propone la gran disyuntiva:<br />
vender lo que tiene, dar el dinero a los pobres y seguirle. Aquí el joven se<br />
asusta y se retira entristeci<strong>do</strong>.<br />
El tiempo ordinario 429<br />
Jesús, que debió quedar un tanto defrauda<strong>do</strong>, aprovecha para comunicar a<br />
sus discípulos su visión de las riquezas: "qué difícil les va a ser entrar en el<br />
reino de Dios a los que ponen su riqueza en el dinero". Lo que ilustra con<br />
la famosa comparación: "más fácil le es a un camello pasar por el ojo de<br />
una aguja que a un rico entrar en el reino de Dios".<br />
Ahora es Pedro quien pregunta a Jesús qué va a ser de ellos, los que, a<br />
diferencia del joven, lo han deja<strong>do</strong> to<strong>do</strong> y le siguen. Jesús le asegura que<br />
recibirán el ciento por uno ya en este mun<strong>do</strong>, y luego la vida eterna.<br />
La verdadera sabiduría<br />
-II-<br />
Tanto la primera lectura como el evangelio nos proponen dónde está la<br />
verdadera sabiduría para los creyentes de to<strong>do</strong>s los tiempos.<br />
Si hiciéramos ahora una lista de los bienes que más apetecemos -la salud,<br />
la felicidad, la amistad, los éxitos, el dinero, el prestigio, el poder- ¿qué<br />
lugar ocuparía la sabiduría?<br />
El creyente del libro de la Sabiduría ha preferi<strong>do</strong> la prudencia y la sensatez<br />
a todas las cosas de este mun<strong>do</strong>. El joven que se acercó a Jesús, que era una<br />
buena persona, y cumpli<strong>do</strong>r de los mandamientos, no ha sabi<strong>do</strong> dar el paso<br />
a lo más importante y ha preferi<strong>do</strong> seguir gozan<strong>do</strong> de sus riquezas que no<br />
el plan que le proponía Jesús.<br />
La sabiduría según Dios es algo profun<strong>do</strong>: no se trata de tener más o menos<br />
cultura, más o menos erudición. Es saber ver las cosas y la historia desde<br />
los ojos de Dios. Saber discernir qué es bueno y qué es malo, qué es lo<br />
importante y qué no.<br />
La sabiduría es una mezcla de senti<strong>do</strong> común y de visión interior desde<br />
la fe. Nos la va comunican<strong>do</strong> la escucha atenta de la Palabra de Dios (en<br />
la Eucaristía, en la Liturgia de las Horas, en la meditación personal, en la