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DOMINGO 25 DEL TIEMPO ORDINARIO<br />
Hoy es nada menos que <strong>do</strong>mingo<br />
-I-<br />
Hoy es <strong>do</strong>mingo. Nada más. Nada menos. Una vez que se han acaba<strong>do</strong><br />
los "tiempos fuertes" y también las "fiestas", damos serenamente relieve<br />
a esto: que es <strong>do</strong>mingo, el "día del Señor", y que en este día, ya desde la<br />
primera generación de la Iglesia, se reúne "la comunidad del Señor" para<br />
celebrar "la cena del Señor".<br />
Lo principal de nuestra celebración es la presencia en medio de nosotros<br />
del Señor Resucita<strong>do</strong>, que se hace Palabra y Sacramento. Domingo tras<br />
<strong>do</strong>mingo vamos escuchan<strong>do</strong> la Palabra de Dios, que es la mejor escuela de<br />
sabiduría y que va contrarrestan<strong>do</strong> la mentalidad que el mun<strong>do</strong> nos inculca,<br />
y vamos comulgan<strong>do</strong> con el Resucita<strong>do</strong>, como alimento para el camino.<br />
Una celebración así se convierte en el centro del <strong>do</strong>mingo, un día celebra<strong>do</strong><br />
to<strong>do</strong> él, sus veinticuatro horas, en la alegría y el sereno descanso que tiene<br />
el <strong>do</strong>mingo para los cristianos, que, a su vez, debería ser el motor de toda<br />
una semana vivida según los caminos del Señor.<br />
Sabiduría 2,12.17-20. Lo condenaremos a muerte ignominiosa<br />
Hoy, para preparar el anuncio que Jesús va a hacer en el evangelio de su<br />
muerte y resurrección, aunque con la poca comprensión de los suyos, se ha<br />
El tiempo ordinario 4(ñ<br />
elegi<strong>do</strong> esta página del libro de la Sabiduría, que habla de la suerte de los<br />
justos en medio de una sociedad que no les admite.<br />
El justo "nos resulta incómo<strong>do</strong>", dicen los impíos: y es que con sus<br />
palabras y su sola presencia "se opone... nos echa en cara... nos reprende".<br />
Por eso deciden "someterlo a la prueba de la afrenta y la tortura", más aún,<br />
"lo condenaremos a muerte ignominiosa", a ver si resiste, a ver si Dios le<br />
ayuda, ya que dice que es "hijo de Dios".<br />
Los salmistas reflejan muchas veces situaciones de extrema angustia: "unos<br />
insolentes se alzan contra mí... me persiguen a muerte". Pero invocan a<br />
Dios: "oh Dios, sálvame... sal por mí con tu poder". Triunfa la confianza<br />
en él: "Dios es mi auxilio... el Señor sostiene mi vida".<br />
Santiago 3,16 - 4, 3. Los que procuran la paz están sembran<strong>do</strong> la paz,<br />
y su fruto es la justicia<br />
Santiago conoce bien las dificultades internas que toda comunidad humana<br />
experimenta: envidias, rivalidades, codicia. De to<strong>do</strong> eso "proceden las<br />
guerras y las contiendas... os combatís y os hacéis guerra".<br />
El ideal sería seguir a "la sabiduría que viene de arriba" y ser "amantes<br />
de la paz, comprensivos, llenos de misericordia". Los cristianos deben ser<br />
"sembra<strong>do</strong>res de paz" en la comunidad.<br />
Marcos 9, 30-37. El Hijo del hombre va a ser entrega<strong>do</strong>.<br />
Quien quiera ser el primero, que sea el servi<strong>do</strong>r de to<strong>do</strong>s<br />
A punto de aban<strong>do</strong>nar Galilea y emprender el viaje a Jerusalén, Jesús<br />
anuncia por segunda vez su muerte y resurrección a los <strong>do</strong>ce: "va a ser<br />
entrega<strong>do</strong> en manos de los hombres". El <strong>do</strong>mingo pasa<strong>do</strong> oíamos el primer<br />
anuncio, al que siguió la intervención, poco afortunada, de Pedro.<br />
Esta vez tampoco encuentra Jesús mucho eco en sus apóstoles: "no<br />
entendían aquello". Pero se cuidan muy bien de preguntarle, y menos de<br />
contradecirle. Marcos cuenta a continuación que en el camino "discutían<br />
quién era el más importante", exactamente lo contrario de lo que les<br />
proponía Jesús.