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El profeta describe esta acción salva<strong>do</strong>ra de Dios enumeran<strong>do</strong> los<br />
diversos males que le aquejan a una persona: curará a los ciegos, a los<br />
sor<strong>do</strong>s, a los cojos, a los mu<strong>do</strong>s. Además hará brotar manantiales en la<br />
estepa y el páramo.<br />
El salmista se invita a sí mismo a expresar la gratitud a Dios: "alaba,<br />
alma mía, al Señor". Y enumera los muchos favores que le debemos:<br />
Dios "mantiene su fidelidad, hace justicia a los oprimi<strong>do</strong>s, da pan a los<br />
hambrientos... abre los ojos al ciego, endereza a los que ya se <strong>do</strong>blan".<br />
Santiago 2, 1-5. ¿Acaso no ha elegi<strong>do</strong> Dios a los pobres<br />
para hacerlos herederos del reino?<br />
Santiago pone un ejemplo muy expresivo, precisamente de la celebración<br />
litúrgica, de cómo no hay que hacer acepción de personas: lo contrario de lo<br />
que hacemos si a un rico le tratamos de manera muy distinta que a un pobre.<br />
Obrar así es "juzgar con criterios malos", porque tendríamos que aprender<br />
de Dios mismo, que si por alguien tiene preferencia, ha demostra<strong>do</strong> que es<br />
por los pobres: "¿acaso no ha elegi<strong>do</strong> Dios a los pobres del mun<strong>do</strong> para<br />
hacerlos herederos del reino?".<br />
Marcos 7, 31-37. Hace oír a los sor<strong>do</strong>s y hablar a los mu<strong>do</strong>s<br />
En sus andanzas por diversas regiones, ahora en Sidón, fuera, por tanto, del<br />
territorio de Galilea, Jesús cura a un pobre hombre que le presentan, que<br />
era sor<strong>do</strong> y, además, apenas podía hablar.<br />
Lo hace elevan<strong>do</strong> la mirada al cielo, tocan<strong>do</strong> con sus de<strong>do</strong>s los oí<strong>do</strong>s y con<br />
su saliva la lengua del enfermo y, sobre to<strong>do</strong>, pronuncian<strong>do</strong> con autoridad<br />
la palabra "effetá" (palabra aramea: "ábrete").<br />
Sigue el mandato de guardar el "secreto mesiánico", porque Jesús no<br />
quiere que se queden en el mero hecho del milagro, sino que den el paso a<br />
la fe en su persona. Pero no le obedecen, aunque la reacción de la gente es<br />
muy positiva: "to<strong>do</strong> lo ha hecho bien, hace oír a los sor<strong>do</strong>s y hablar a los<br />
mu<strong>do</strong>s". Se cumple así lo que anunciaba Isaías.<br />
El tiempo ordinario<br />
Poder curativo de Dios<br />
-II-<br />
Dios, que creó el universo "y vio que to<strong>do</strong> era bueno", sigue fiel a su<br />
proyecto de salud y salvación, a pesar de la desarmonía que ha traí<strong>do</strong> la<br />
malicia humana a nuestra historia.<br />
Muchos de los males suceden por culpa humana, porque a veces actuamos<br />
contra el plan de Dios. La naturaleza se venga, por ejemplo, de ciertos<br />
abusos de urbanización y del trato indiscrimina<strong>do</strong> de los bienes naturales<br />
(riqueza minera, existencias pesqueras, capa de ozono...). Los edificios,<br />
los puentes y los túneles fallan a veces porque hubo negligencia en su<br />
construcción. Las escandalosas diferencias entre ricos y pobres se deben<br />
a la ambición e injusticia de muchos, que no quieren saber del plan de<br />
distribución equitativa que Dios ha pensa<strong>do</strong> para los bienes materiales de<br />
este mun<strong>do</strong>.<br />
Sea lo que sea, Dios sigue querien<strong>do</strong> el bienestar y la salud para to<strong>do</strong>s, a<br />
pesar de nuestros fallos. Como anunciaba Isaías, repetía el salmo y hemos<br />
visto que se cumple en Jesús, Dios quiere que los ciegos recobren la luz,<br />
los sor<strong>do</strong>s el oí<strong>do</strong>, los mu<strong>do</strong>s el habla, los cojos la agilidad, los desiertos<br />
el agua. Sigue sien<strong>do</strong> verdad lo que decía el profeta: "no temáis: mirad a<br />
vuestro Dios, que viene en persona y os salvará". Dios to<strong>do</strong> lo orienta para<br />
nuestro bien y saca bien incluso de los males y de las desgracias. Como<br />
del destierro del pueblo de Israel, fruto en gran parte de la incompetencia<br />
política de sus dirigentes.<br />
Este poder curativo de Dios se nos ha manifesta<strong>do</strong> plenamente en Jesús.<br />
¡Cuántas veces aparece a lo largo del evangelio como el que sana a<br />
los enfermos, resucita a los muertos, <strong>do</strong>mina la naturaleza y libera<br />
integralmente a la persona humana! Jesús cura al hombre entero, no sólo<br />
su enfermedad. En verdad, como dicen las gentes en el episodio de Sidón,<br />
"to<strong>do</strong> lo ha hecho bien: hace oír a los sor<strong>do</strong>s y hablar a los mu<strong>do</strong>s", o, como<br />
resumió Pedro en su catequesis: "pasó hacien<strong>do</strong> el bien y curan<strong>do</strong> a to<strong>do</strong>s<br />
los oprimi<strong>do</strong>s por el diablo, porque Dios estaba con él" (Hch 10,39).<br />
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