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384<br />
encender una vela a Dios y otra al diablo. No valen las medias tintas. La fe<br />
en Cristo Jesús supone aceptarle a él y su estilo de vida, sin rebajas.<br />
Es duro este mo<strong>do</strong> de hablar<br />
Lo que proponía Josué a los israelitas no era fácil, aunque contestaran con<br />
entusiasmo. Lo que pedía Jesús a los suyos no era fácil, porque suponía un<br />
cambio de mentalidad y de vida.<br />
No sabemos qué es lo que más asustó y escandalizó a los oyentes de Jesús<br />
para decir que "este mo<strong>do</strong> de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?".<br />
Por una parte había dicho que había que creer en él para poder tener vida<br />
eterna. Se ponía, por tanto, en el lugar de Dios. Pero igualmente increíble<br />
era lo que decía de "comer su carne" y "beber su sangre".<br />
Aunque Jesús intentó darles una clave para entender las <strong>do</strong>s cosas, no<br />
debieron entender mucho. Por una parte, respondien<strong>do</strong> a la primera<br />
objeción (cristológica: ¿cómo puede este decir que ha "baja<strong>do</strong>" del<br />
cielo?) les dice que lo entenderán mejor cuan<strong>do</strong> le vean "subir" a <strong>do</strong>nde<br />
estaba antes. Podríamos decir, que les emplaza para la "Ascensión", o<br />
sea, hasta el misterio pascual cumpli<strong>do</strong>. Por otra, responde también a la<br />
segunda objeción (esta vez eucarística: ¿cómo puede este darnos a comer<br />
su carne?), apuntan<strong>do</strong> al Espíritu Santo, que es quien da vida, y que será<br />
quien le resucite a él, a Jesús, de entre los muertos y entonces hará posible<br />
la <strong>do</strong>nación de su carne, real pero resucitada, y a nosotros nos dará la fe<br />
para aceptarla con fruto.<br />
Jesús no rebaja su oferta y les deja ante la disyuntiva: ¿también vosotros<br />
queréis marcharos?<br />
Sigue sien<strong>do</strong> "duro" lo que nos pide Jesús. No tanto el entender o no el<br />
misterio de la presencia real de Cristo en la Eucaristía -recibir a Cristo<br />
en la comunión puede representar, incluso, un momento serenante y<br />
tranquiliza<strong>do</strong>r en nuestra vida-, sino el estilo de vida que eso comporta.<br />
¿Quién no encuentra duro lo de la otra mejilla y lo del perdón de las<br />
ofensas y lo de cargar con la cruz y lo del matrimonio como indisoluble, ya<br />
que Pablo habla hoy de ese tema, y que Jesús también había presenta<strong>do</strong>?<br />
El tiempo ordinario 385<br />
Los valores del evangelio no son precisamente los que más aplaude el<br />
mun<strong>do</strong> de hoy ni los más fáciles de asumir.<br />
La sociedad nos ofrece otros valores mucho más "apetitosos" a simple<br />
vista y a corto plazo. Confrontan<strong>do</strong> esta mentalidad con la Palabra que<br />
escuchamos continuamente, nos damos cuenta de que Dios no piensa como<br />
nosotros, o nosotros como él.<br />
No nos debería extrañar que, si Cristo no convenció a muchos, tampoco<br />
ahora la Iglesia tenga mucho éxito en su evangelización. La <strong>do</strong>ctrina del<br />
evangelio sigue "asustan<strong>do</strong>" a muchos y no tenemos que extrañarnos,<br />
aunque nos duela, que la comunidad vaya "perdien<strong>do</strong> unidades".<br />
Pero a la vez podemos alegrarnos de que, así como entonces Pedro y los<br />
suyos se mantuvieron fieles a Jesús, millones y millones de personas, a lo<br />
largo de los siglos, y también ahora, siguen creyen<strong>do</strong> en él y le siguen, a<br />
veces con verdadero sacrificio.<br />
Sed sumisos unos a otros<br />
Para Pablo, creer en Cristo y estar bautiza<strong>do</strong>s en él nos pide una serie<br />
de nuevas relaciones entre unos y otros. Lo va refirien<strong>do</strong> a los diversos<br />
aspectos de la vida personal y comunitaria.<br />
Hoy establece el principio fundamental para los cristianos: "sed sumisos<br />
unos a otros con respeto cristiano". Lo aplica a veces a las relaciones<br />
comunitarias, otras al comportamiento entre amos y esclavos, o entre hijos<br />
y padres.<br />
Esta vez lo aplica a las relaciones entre mujer y mari<strong>do</strong>. Es verdad que refleja<br />
una situación de la mujer que está muy lejos de como ha evoluciona<strong>do</strong> en<br />
nuestro tiempo, en que se subraya mucho más la igualdad de derechos<br />
y deberes entre mari<strong>do</strong> y mujer. En el nuevo Ritual del Matrimonio en<br />
castellano, en el rito de las "arras", hay un cambio significativo. Antes era<br />
el novio quien entregaba a la novia las monedas. Ahora son los <strong>do</strong>s los que<br />
se hacen mutuamente esta entrega: lo que era "mío" y "tuyo", ahora es "de<br />
los <strong>do</strong>s".<br />
Pero los principios teológicos que aduce Pablo siguen sien<strong>do</strong> váli<strong>do</strong>s.