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hace perfecto eco a la actitud de Cristo en su encarnación: "vengo a hacer<br />
tu voluntad".<br />
Aquí se empieza a dibujar el admirable retrato de esta humilde mujer que<br />
luego, a lo largo de su vida, seguirá valientemente contestan<strong>do</strong> a Dios "sí",<br />
"hágase en mí", en otras circunstancias más difíciles. El anuncio del ángel<br />
y el "amén" de María no evitaron que luego tuviera dificultades y oscuridades.<br />
Pero fue fiel, hasta llegar a la escena cumbre de la Madre que se<br />
mantiene presente, recia, silenciosa, pero creyente, al pie de la cruz <strong>do</strong>nde<br />
está murien<strong>do</strong> su Hijo.<br />
Por eso se nos presenta como la mejor maestra para to<strong>do</strong>s los que en la<br />
historia han dicho y siguen dicien<strong>do</strong> "sí" a Dios: personas que probablemente<br />
no lo veían to<strong>do</strong> claro, que pasaban por dificultades, pero se fiaron<br />
de Dios y dijeron y siguen dicien<strong>do</strong> con decisión, como María, "hágase en<br />
mí según tu palabra".<br />
Fiesta de la Iglesia entera<br />
La fiesta de hoy se puede decir que es también la fiesta de to<strong>do</strong>s nosotros.<br />
María aparece como la primicia de toda la comunidad. La primera salvada<br />
por la Pascua de Cristo. La primera discípula de Cristo. La primera cristiana.<br />
La figura y el resumen de to<strong>do</strong> lo que la Iglesia quiere ser. Podemos decirle<br />
una vez más: "tú eres la gloria de Jerusalén, tú el orgullo de nuestra raza".<br />
Incluso se puede decir que en ella encuentra motivo de alegría toda la humanidad.<br />
No somos tan malos, cuan<strong>do</strong> uno de nuestra raza ha si<strong>do</strong> objeto de la<br />
bendición de Dios y ha sabi<strong>do</strong> responderle con esa elegancia espiritual.<br />
En el prefacio de hoy alabamos a Dios, no sólo porque en María preparó<br />
una "digna Madre para su Hijo", sino también porque quiso que ella fuera<br />
"comienzo e imagen de la Iglesia, esposa de Cristo, llena de juventud y de<br />
limpia hermosura".<br />
Como Adán llamó a su mujer "Eva", que significa "madre de los vivientes",<br />
así María es la nueva Eva, y la podemos contemplar como modelo de fe,<br />
motivo de esperanza, madre de los vivientes, porque nos dio a Cristo y ella<br />
misma acogió con gozo la salvación que su Hijo traía a la humanidad. Hoy<br />
Adviento 39<br />
nos alegramos porque intuimos cuál es también para to<strong>do</strong>s nosotros el plan<br />
de salvación de Dios, que ha empeza<strong>do</strong> a cumplir en la Virgen. En ella ha<br />
queda<strong>do</strong> beneficiada toda la humanidad.<br />
También nosotros decimos "sí" a Dios<br />
Hoy nos alegramos con razón de cómo Dios actuó con la Virgen María,<br />
llenán<strong>do</strong>la de su gracia y preparán<strong>do</strong>la para ser la Madre del Mesías. De que<br />
la eligiera a ella para hacerse Dios-con-nosotros y para que to<strong>do</strong>s fuéramos<br />
bendeci<strong>do</strong>s.<br />
Pero también somos invita<strong>do</strong>s a sacar una consecuencia personal de este<br />
misterio: se nos pide una vida santa, irreprochable, vida propia de hijos<br />
y herederos. Esta fiesta nos interpela para que también nosotros sepamos<br />
imitar la respuesta de María. Si hoy es la fiesta del "sí" de Dios y del "sí"<br />
de María, debe ser también la fiesta y el compromiso de nuestro "sí". Y así<br />
como de la confluencia de las <strong>do</strong>s actitudes de Dios y de María, por obra<br />
del Espíritu, sucedió la encarnación salva<strong>do</strong>ra de Jesús, de nuestro sí a Dios<br />
brotará, por obra del mismo Espíritu, también nuestra colaboración en la<br />
salvación del mun<strong>do</strong>.<br />
María, la nueva Eva, la que aceptó para su vida el plan salva<strong>do</strong>r de Dios, es<br />
nuestro mejor modelo para nuestra vivencia del Adviento y de la Navidad.<br />
La comunidad cristiana lleva <strong>do</strong>s mil años colaboran<strong>do</strong> en la salvación del<br />
mun<strong>do</strong> y trabajan<strong>do</strong> en la construcción del Reino de Dios.<br />
Nosotros no aspiramos al privilegio de María desde el momento de la<br />
concepción. Pero sí pedimos participar en la lucha contra el mal, que sigue<br />
abierta en nosotros y en el mun<strong>do</strong> a pesar de la victoria radical de Cristo.<br />
Pedimos a Dios "llegar a ti limpios de todas nuestras culpas" (oración colecta),<br />
"guárdanos también a nosotros, limpios de to<strong>do</strong> peca<strong>do</strong>" (ofrendas) y que<br />
la Eucaristía que celebramos "repare en nosotros los efectos del peca<strong>do</strong>"<br />
(poscomunión).<br />
Es fácil decir "amén" en el momento de la comunión. Es bastante más<br />
difícil repetir ese "amén" en los diversos momentos, también los difíciles<br />
y oscuros, de nuestra vida.