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I •. un himno lleno de entusiasmo en <strong>do</strong>nde se muestra la iniciativa de Dios<br />
en la historia de la salvación y nuestra respuesta de alabanza. Bendecimos<br />
II I )ios porque él nos ha bendeci<strong>do</strong> con toda clase de bendiciones. Las <strong>do</strong>s<br />
dilecciones, la descendente y la ascendente, se encuentran y recapitulan<br />
"en la persona de Cristo". La bendición que nos ha hecho Dios es que nos<br />
luí destina<strong>do</strong> a ser sus hijos, santos e irreprochables, herederos con Cristo<br />
Jesús.<br />
( on este "himno" de Pablo da comienzo el Catecismo de la Iglesia su<br />
segunda parte, la dedicada a la "celebración del Misterio de Cristo", bajo la<br />
clave de la bendición que nos viene de Dios y la que nosotros le dedicamos<br />
en nuestro culto (cf. CCE 1077). Es un cántico que rezamos cada semana<br />
en la celebración de Vísperas, y que volveremos a leer en la Eucaristía del<br />
<strong>do</strong>mingo II de la Navidad.<br />
Lucas 1, 26-38. Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo<br />
La escena de la anunciación a María, una de las más hermosas del evangelio,<br />
la leemos varias veces al año, pero siempre nos parece interpelante para<br />
nosotros, como un símbolo del diálogo de Dios con la humanidad.<br />
La iniciativa es de Dios, que actúa por su Espíritu y envía como Salva<strong>do</strong>r a<br />
su Hijo, Jesús. Esta iniciativa encuentra respuesta en una humilde jovencita<br />
de Israel, que ha si<strong>do</strong> la elegida, la llena de gracia, y se muestra plenamente<br />
abierta a la Palabra y disponible para la misión encomendada, y que así,<br />
sin saberlo ella, se convierte en la representante de todas las personas que<br />
tanto en el AT como en el NT han sabi<strong>do</strong> responder "sí" a Dios: "hágase en<br />
mí según tu palabra".<br />
Adviento 37<br />
-II-<br />
La primera salvada por la Pascua de Cristo<br />
Dios la eligió antes de que naciera. El Génesis nos ha dicho que desde el<br />
inicio del mun<strong>do</strong> ya pensó Dios en "la mujer" y en su "descendencia", como<br />
promesa de salvación y de perdón del primer peca<strong>do</strong>. "Tras la caída, el<br />
hombre no fue aban<strong>do</strong>na<strong>do</strong> por Dios. Al contrario, Dios lo llama y le anuncia<br />
de mo<strong>do</strong> misterioso la victoria sobre el mal y el levantamiento de su caída.<br />
Este pasaje del Génesis ha si<strong>do</strong> llama<strong>do</strong> Protoevangelio, por ser el primer<br />
anuncio del Mesías redentor, anuncio de un combate entre la serpiente y la<br />
Mujer, y de la victoria final de un descendiente de esta" (CCE 410).<br />
En verdad Dios "ha hecho grandes obras en ella", como dice María en el<br />
Magníficat. En previsión de la Pascua de su Hijo, Dios llenó de gracia a la<br />
Madre: "preparaste a tu Hijo una digna morada", "en previsión de la muerte<br />
de tu Hijo la preservaste de to<strong>do</strong> peca<strong>do</strong>" (oración colecta), "la preservaste<br />
limpia de toda mancha" (ofrendas), el peca<strong>do</strong> "del que fue preservada de<br />
mo<strong>do</strong> singular" la Inmaculada Virgen (poscomunión); "preservaste a la<br />
Virgen María de toda mancha de peca<strong>do</strong> original", "purísima había de ser<br />
la Virgen que nos diera el Cordero inocente que quita el peca<strong>do</strong> del mun<strong>do</strong>"<br />
(prefacio).<br />
María es el primer fruto de la Pascua de Jesús. Pablo no la nombra cuan<strong>do</strong><br />
en su himno describe la bendición que nos ha veni<strong>do</strong> de Dios y la que nosotros<br />
le elevamos como respuesta. Pero to<strong>do</strong>s sabemos que, si Dios nos ha<br />
"bendeci<strong>do</strong> con toda clase de bendiciones espirituales, en Cristo", a María<br />
de Nazaret le ha alcanza<strong>do</strong> antes que a nadie la alegría mesiánica que Dios<br />
ha prepara<strong>do</strong> para la humanidad. Y también que ella fue la que mejor supo<br />
bendecirle, con el Magnificat, desde su fe gozosa.<br />
La mujer que supo decir "sí" a Dios<br />
Al "sí" absoluto y gratuito de Dios a María -"por pura iniciativa suya",<br />
como ha dicho Pablo-, y en ella a la humanidad entera, respondió ella con<br />
su "sí", que también se puede decir que es el "sí" de to<strong>do</strong>s nosotros. Su "sí"