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¿Luchamos contra el mal?<br />
Ante este mal que existe, en nosotros y en la sociedad, ¿a<strong>do</strong>ptamos una<br />
actitud clara de lucha, como la de Jesús?<br />
Jesús vino a vencer al mal y al peca<strong>do</strong>, a quitar el peca<strong>do</strong> del mun<strong>do</strong>. La<br />
parábola con que él contesta a sus enemigos habla de un "fuerte" contra el<br />
que no se puede luchar a no ser que uno sea "más fuerte". En to<strong>do</strong> el contexto<br />
se ve que el "más fuerte" es Jesús mismo, que per<strong>do</strong>na peca<strong>do</strong>s y que libera<br />
a los posesos de la fuerza demoníaca que les esclaviza.<br />
No podemos contentarnos ahora con una postura de pasividad, de indiferencia,<br />
de fatalismo perezoso, o de apatía cobarde. Sabemos que la victoria<br />
final es segura, por obra del Resucita<strong>do</strong>, el vence<strong>do</strong>r del maligno, el que el<br />
libro del Génesis anunciaba que lograría herir en la cabeza a "la serpiente".<br />
Pero también experimentamos que en nuestra vida sigue la lucha. La guerra<br />
ya está ganada, pero todavía hay batallas que librar.<br />
A los segui<strong>do</strong>res de Jesús se nos invita a una actitud de lucha, para que el<br />
mal (el maligno) no triunfe en este mun<strong>do</strong> ni en nosotros mismos. Esta<br />
lucha supone muchas veces ir contra corriente, sin dejarnos arrastrar por<br />
las estadísticas o la moda mayoritaria. En la Vigilia Pascual se nos pregunta<br />
oficialmente, cada año, si renunciamos al peca<strong>do</strong> y al mal, o sea, si renunciamos<br />
al demonio y sus tentaciones, y contestamos con convicción: "sí,<br />
renuncio". Ser bautiza<strong>do</strong>s no es sólo haber inscrito nuestro nombre en el<br />
registro eclesial. Es estar comprometi<strong>do</strong>s en una lucha continua contra el<br />
mal en nuestras vidas.<br />
Esta batalla, aunque a veces la perdamos, porque somos débiles, la tenemos<br />
que llevar a cabo con confianza y esperanza, porque estamos del la<strong>do</strong> del<br />
Más Fuerte, el que venció las tentaciones del desierto, el que liberó a tantos<br />
poseí<strong>do</strong>s por el mal, el que entregó su vida para salvar del peca<strong>do</strong> y del mal<br />
a la humanidad.<br />
El senti<strong>do</strong> cristiano de la vida y de la muerte<br />
Pablo sigue reflexionan<strong>do</strong>, a partir de su propia experiencia, sobre lo que es<br />
la vida de un apóstol y también de una comunidad cristiana.<br />
El tiempo ordinario 315<br />
En la vida de un cristiano, sea ministro o simple fiel, hay momentos de<br />
dificultad que a veces le hacen desanimarse. Ante estas dificultades, de las<br />
que Pablo tiene amplia experiencia, para él hay una respuesta: los esfuerzos<br />
que se hagan para superarlas tienen senti<strong>do</strong>, "to<strong>do</strong> es para vuestro bien", y<br />
cuantos más "reciban la gracia, mayor será el agradecimiento, para gloria<br />
de Dios". Vale la pena sufrir un poco porque ese sufrimiento puede ser<br />
fecun<strong>do</strong> en verdad: "una tribulación pasajera y liviana produce un inmenso<br />
e incalculable tesoro de gloria".<br />
Pero hay otro "enemigo" que también amenaza al ministerio de Pablo y<br />
la fidelidad de los cristianos: su caducidad y el pensamiento de la muerte.<br />
También ante la muerte tiene Pablo claves sólidas. A pesar de nuestra fragilidad,<br />
vale la pena seguir trabajan<strong>do</strong>. Ante to<strong>do</strong>, porque en nuestra vida y en<br />
nuestra muerte nos unimos al destino de Cristo: "sabien<strong>do</strong> que quien resucitó<br />
al Señor Jesús también con Jesús nos resucitará". Además, "aunque nuestro<br />
hombre exterior se vaya deshacien<strong>do</strong>, nuestro interior se renueva día a día",<br />
y la perspectiva siempre es la vida eterna: "lo que se ve es transitorio, lo<br />
que no se ve es eterno". La perspectiva desde la que Pablo ve el final de la<br />
vida es válida para to<strong>do</strong>s: "si se destruye este nuestro tabernáculo terreno,<br />
tenemos un sóli<strong>do</strong> edificio construi<strong>do</strong> por Dios...".<br />
Nosotros somos la familia de Jesús<br />
La respuesta de Jesús a la "petición de audiencia" por parte de su madre<br />
y familiares puede parecemos un poco dura. Suponemos que en efecto les<br />
recibió. Pero Jesús quiere dejar claro que no es la cercanía de la sangre<br />
la que decide el auténtico parentesco con él. Como no es lo principal ser<br />
descendientes de Abrahán según la carne, sino imita<strong>do</strong>res de su fe, para<br />
pertenecer en verdad al pueblo elegi<strong>do</strong> de Dios.<br />
La nueva comunidad que se está forman<strong>do</strong> en torno a él no va a tener como<br />
valores determinantes ni los lazos de la sangre ni los de la raza. Pasean<strong>do</strong><br />
la mirada por el grupo de sus discípulos dijo: "el que cumple la voluntad<br />
de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre".<br />
Lo cual no va ciertamente en descrédito de su madre. Si de alguien se puede<br />
decir que "ha cumpli<strong>do</strong> la voluntad de Dios", es de ella, la que respondió