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También nosotros, a veces, y muchos a nuestro la<strong>do</strong>, estamos en situaciones<br />
parecidas. Sobre to<strong>do</strong>, estamos rodea<strong>do</strong>s, si nos queremos enterar,<br />
de personas que sufren, que han perdi<strong>do</strong> la ilusión de la vida. Sin caer en<br />
pesimismos exagera<strong>do</strong>s, podemos adivinar que algunas de las personas con<br />
las que tratamos están pasan<strong>do</strong> noches oscuras en su vida y que estamos de<br />
veras en "un valle de lágrimas", como rezamos en la Salve.<br />
¿Nos damos cuenta de ello, o tal vez no queremos enterarnos?, ¿qué hacemos<br />
para ayudar a estas personas?<br />
Saber curar<br />
Como segui<strong>do</strong>res de Jesús, deberíamos imitar su actuación.<br />
Jesús aparece como la respuesta de Dios a los males de este mun<strong>do</strong>, al <strong>do</strong>lor<br />
de estos corazones destroza<strong>do</strong>s. Hoy cura a la suegra de Pedro y a otros<br />
varios enfermos, y libera de sus espíritus malignos a los posesos. ¡Cuánto<br />
tiempo emplea Jesús, a lo largo del evangelio, atendien<strong>do</strong> a las personas<br />
que buscan, que sufren, que están desesperadas! En verdad aparece como<br />
identifica<strong>do</strong> con los que sufren en este mun<strong>do</strong>, cumplien<strong>do</strong> lo que Isaías había<br />
anuncia<strong>do</strong> del Siervo: "eran nuestras <strong>do</strong>lencias las que él llevaba y nuestros<br />
<strong>do</strong>lores los que soportaba" (Is 53,4). Ha veni<strong>do</strong> a per<strong>do</strong>nar y a salvar, pero<br />
entiende esta salvación como una liberación integral, que incluye también<br />
la curación de tantos males físicos y psíquicos que afectan a las personas.<br />
Aparece como Maestro, pero también como Médico. Este binomio -predicar<br />
y curar, per<strong>do</strong>nar y liberar del maligno- lo vemos repetidas veces en el<br />
evangelio. Lo que el salmo dice de Yahvé —"él sana los corazones destroza<strong>do</strong>s"-<br />
se cumple a la perfección en Jesús.<br />
Nosotros, ¿sabemos curar? ¿sabemos liberar del mal? ¿nos distinguimos por<br />
nuestro buen corazón, como el buen samaritano, o pasamos de largo sin ver,<br />
o sin querer ver, el sufrimiento de las personas? ¿somos capaces de echar<br />
una mano o dirigir una palabra amable al que vemos triste, o margina<strong>do</strong>, o<br />
desconcerta<strong>do</strong>, sea conoci<strong>do</strong> nuestro o totalmente desconoci<strong>do</strong>? Hace <strong>do</strong>s<br />
mil años que la comunidad de Jesús, la Iglesia, dedica sus mejores esfuerzos,<br />
no sólo a predicar el evangelio, sino también a cuidar enfermos y aliviar el<br />
<strong>do</strong>lor humano.<br />
El tiempo ordinario 281<br />
Debemos aprender de Cristo. No se nos pide que seamos "exorcistas" o que<br />
hagamos milagros. No siempre hacen falta milagros para "curar" los "corazones<br />
destroza<strong>do</strong>s": a veces lo que "cura" y "libera de los malos espíritus"<br />
es la cercanía, el interés, el afecto sincero, la ayuda desinteresada, una mano<br />
tendida, una cara acoge<strong>do</strong>ra, una palabra oportuna. Como decía Pablo, él se<br />
hizo "débil con los débiles para ganar a los débiles": se trata de com-padecer,<br />
hacerse solidario de las preocupaciones de otros y de acompañarles en su<br />
via-crucis, sea cual sea.<br />
¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!<br />
El que nos da el mejor ejemplo de "evangeliza<strong>do</strong>r", de predica<strong>do</strong>r del amor<br />
y la salvación de Dios, es Jesús mismo. Lo primero que le vemos hacer,<br />
según el evangelio de Marcos, es predicar. Después de la intensa jornada de<br />
Cafarnaún, manifiesta su deseo de ir a otros lugares a repetir su predicación:<br />
"vamonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí: que<br />
para eso he veni<strong>do</strong>". No se queda "instala<strong>do</strong>" en el éxito que acaba de obtener,<br />
sino que se dispone a empezar de nuevo en otros pueblos, predican<strong>do</strong><br />
y curan<strong>do</strong> a enfermos y posesos. "Para eso he veni<strong>do</strong>".<br />
También Pablo se entrega totalmente a la misión evangeliza<strong>do</strong>ra que se le<br />
ha confia<strong>do</strong>: "me he hecho esclavo de to<strong>do</strong>s, para ganar a los más posibles:<br />
me he hecho to<strong>do</strong> a to<strong>do</strong>s, para ganar a algunos". No lo hace por su propio<br />
gusto, sino porque le han encarga<strong>do</strong> esa misión. Pablo aparece como un<br />
auténtico gigante en la evangelización de las primeras comunidades.<br />
To<strong>do</strong> ello, "de balde". Jesús no busca que la gente le aplauda o le "pague" lo<br />
que ha hecho. Va a otros pueblos a realizar su misión. Pablo dice que la "paga"<br />
que espera por su dedicación es "precisamente dar a conocer el Evangelio,<br />
anuncián<strong>do</strong>lo de balde", sin buscar otros beneficios personales.<br />
To<strong>do</strong> cristiano, cada uno en su ambiente y desde su carisma -simple fiel o<br />
ministro ordena<strong>do</strong> o misionero- está llama<strong>do</strong>, no sólo a salvarse él, sino<br />
a anunciar a los demás la Buena Noticia de Jesús. Algunos lo hacen "full<br />
time", con una entrega total, que han acepta<strong>do</strong> por vocación: es el caso de<br />
Pablo, que ve en eso, como leíamos el <strong>do</strong>mingo pasa<strong>do</strong>, la ventaja del celibato<br />
por el que ha hecho opción. Otros, desde la posibilidad que les ofrece,<br />
por ejemplo, su vida matrimonial o profesional.