aldazabal, jose - do..
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278 Este problema lo vive Job en su propia carne. En la página que leemos hoy hace una descripción patética de la vida: "mis días se consumen sin esperanza", "mi vida es un soplo", "mis ojos no verán más la dicha". Él no ve ninguna salida ni ningún sentido a la vida. La compara al jornalero que espera en vano el salario, o al esclavo que suspira por el alivio de una sombra, y habla de noches de fatiga e insomnio, de meses baldíos. ¿Vale la pena vivir así? Esta lectura adelanta lo que describirá el evangelio: gente que acude a Jesús, aquejada de diversos males. El salmo parece fij arse en esta situación desesperada de la humanidad e intenta responder desde la fe: "alabad al Señor, que sana los corazones destrozados", "el Señor sostiene a los humildes", "el Señor reconstruye Jerusalén". 1 Corintios 9,16-19.22-23. ¡Ay de mi si no anuncio el Evangelio! En el pasaje de hoy no se trata, como en los domingos anteriores, de responder a consultas de los corintios. Pablo habla de sí mismo y de lo orgulloso que está de la misión que ha recibido: evangelizar. Realmente es admirable cómo este gran apóstol entiende su vocación: "¡ay de mí si no anuncio el Evangelio!". No lo hace por capricho o gusto personal, sino porque "me han encargado este oficio". Lo hace sin esperar ningún beneficio para sí: "¿cuál es la paga? precisamente dar a conocer el Evangelio", "hago todo esto por el Evangelio". Ya se siente pagado por el honor de anunciar a todos la Buena Noticia de Jesús. Lo hace "gratis, de balde". En otros pasajes de esta y de otras cartas recuerda que, como apóstol, tendría derecho a vivir mantenido por la comunidad, pero él prefiere ganarse la vida trabajando con sus propias manos y dedicarse a la evangelización sin exigir ningún salario. Marcos 1, 29-39. Curó a muchos enfermos de diversos males Sigue Marcos resumiendo lo que sería el programa de una jornada de Jesús en su ministerio de Profeta. Después de la predicación en la sinagoga, que llena de asombro a la gente, se retira a casa de Pedro, donde cura, ante todo, El tiempo ordinario 279 a la suegra de este, que estaba aquejada de fiebre. Marcos cuenta de un modo breve pero muy vivo la escena: parece apoyarse en un testigo presencial, que no puede ser otro que el mismo Pedro. Además, no debe ser casual que, al decir "la levantó", emplee Marcos el mismo verbo que para la resurrección, el griego "egeiro", apuntando así a su victoria contra la muerte. La gente, enterada de dónde se ha retirado, "al anochecer" (no es superfluo el dato, porque el sábado concluye a la puesta del sol), le traen muchos enfermos y endemoniados para que los cure, y en efecto Jesús "curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó a muchos demonios". Por la mañana se retira "al descampado" para orar, y prefiere no volver a Cafarnaún, sino ir a otras aldeas a seguir predicando. Continúan todavía las páginas optimistas: todo son curaciones y alabanzas. Corazones destrozados -II- La descripción que Job hace de la vida humana, realmente sombría, parece exagerada, pero tal vez no lo es. ¡Cuántas personas se encuentran en situaciones parecidas a la de Job! Muchos han perdido la esperanza, no ven sentido a sus vidas y podrían hablar también de "noches de fatiga" y de insomnio —"me harto de dar vueltas hasta el alba"-, de "meses baldíos" en los que no se ve ningún resultado a sus muchas fatigas. Muchos no encuentran respuesta al por qué de la vida y al "por qué Dios permite el mal" y a tantos otros interrogantes que les vienen a la cabeza. Es también el caso de muchos de los que rodean a Jesús. Los enfermos y los poseídos de espíritus malignos -sea cual sea su interpretación- están muy presentes desde el principio en el ministerio de Jesús, aquejados de fiebre, o de otras enfermedades peores, o de la esclavitud de fuerzas del mal.
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Este problema lo vive Job en su propia carne. En la página que leemos<br />
hoy hace una descripción patética de la vida: "mis días se consumen sin<br />
esperanza", "mi vida es un soplo", "mis ojos no verán más la dicha". Él<br />
no ve ninguna salida ni ningún senti<strong>do</strong> a la vida. La compara al jornalero<br />
que espera en vano el salario, o al esclavo que suspira por el alivio de una<br />
sombra, y habla de noches de fatiga e insomnio, de meses baldíos. ¿Vale<br />
la pena vivir así?<br />
Esta lectura adelanta lo que describirá el evangelio: gente que acude a Jesús,<br />
aquejada de diversos males.<br />
El salmo parece fij arse en esta situación desesperada de la humanidad e intenta<br />
responder desde la fe: "alabad al Señor, que sana los corazones destroza<strong>do</strong>s",<br />
"el Señor sostiene a los humildes", "el Señor reconstruye Jerusalén".<br />
1 Corintios 9,16-19.22-23. ¡Ay de mi si no anuncio el Evangelio!<br />
En el pasaje de hoy no se trata, como en los <strong>do</strong>mingos anteriores, de responder<br />
a consultas de los corintios. Pablo habla de sí mismo y de lo orgulloso<br />
que está de la misión que ha recibi<strong>do</strong>: evangelizar.<br />
Realmente es admirable cómo este gran apóstol entiende su vocación:<br />
"¡ay de mí si no anuncio el Evangelio!". No lo hace por capricho o gusto<br />
personal, sino porque "me han encarga<strong>do</strong> este oficio". Lo hace sin esperar<br />
ningún beneficio para sí: "¿cuál es la paga? precisamente dar a conocer el<br />
Evangelio", "hago to<strong>do</strong> esto por el Evangelio". Ya se siente paga<strong>do</strong> por el<br />
honor de anunciar a to<strong>do</strong>s la Buena Noticia de Jesús. Lo hace "gratis, de<br />
balde". En otros pasajes de esta y de otras cartas recuerda que, como apóstol,<br />
tendría derecho a vivir manteni<strong>do</strong> por la comunidad, pero él prefiere ganarse<br />
la vida trabajan<strong>do</strong> con sus propias manos y dedicarse a la evangelización<br />
sin exigir ningún salario.<br />
Marcos 1, 29-39. Curó a muchos enfermos de diversos males<br />
Sigue Marcos resumien<strong>do</strong> lo que sería el programa de una jornada de Jesús<br />
en su ministerio de Profeta. Después de la predicación en la sinagoga, que<br />
llena de asombro a la gente, se retira a casa de Pedro, <strong>do</strong>nde cura, ante to<strong>do</strong>,<br />
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a la suegra de este, que estaba aquejada de fiebre. Marcos cuenta de un mo<strong>do</strong><br />
breve pero muy vivo la escena: parece apoyarse en un testigo presencial, que<br />
no puede ser otro que el mismo Pedro. Además, no debe ser casual que, al<br />
decir "la levantó", emplee Marcos el mismo verbo que para la resurrección,<br />
el griego "egeiro", apuntan<strong>do</strong> así a su victoria contra la muerte.<br />
La gente, enterada de dónde se ha retira<strong>do</strong>, "al anochecer" (no es superfluo el<br />
dato, porque el sába<strong>do</strong> concluye a la puesta del sol), le traen muchos enfermos<br />
y endemonia<strong>do</strong>s para que los cure, y en efecto Jesús "curó a muchos<br />
enfermos de diversos males y expulsó a muchos demonios".<br />
Por la mañana se retira "al descampa<strong>do</strong>" para orar, y prefiere no volver a<br />
Cafarnaún, sino ir a otras aldeas a seguir predican<strong>do</strong>. Continúan todavía las<br />
páginas optimistas: to<strong>do</strong> son curaciones y alabanzas.<br />
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La descripción que Job hace de la vida humana, realmente sombría, parece<br />
exagerada, pero tal vez no lo es. ¡Cuántas personas se encuentran en situaciones<br />
parecidas a la de Job!<br />
Muchos han perdi<strong>do</strong> la esperanza, no ven senti<strong>do</strong> a sus vidas y podrían hablar<br />
también de "noches de fatiga" y de insomnio —"me harto de dar vueltas<br />
hasta el alba"-, de "meses baldíos" en los que no se ve ningún resulta<strong>do</strong> a<br />
sus muchas fatigas. Muchos no encuentran respuesta al por qué de la vida<br />
y al "por qué Dios permite el mal" y a tantos otros interrogantes que les<br />
vienen a la cabeza.<br />
Es también el caso de muchos de los que rodean a Jesús. Los enfermos y los<br />
poseí<strong>do</strong>s de espíritus malignos -sea cual sea su interpretación- están muy<br />
presentes desde el principio en el ministerio de Jesús, aqueja<strong>do</strong>s de fiebre,<br />
o de otras enfermedades peores, o de la esclavitud de fuerzas del mal.