Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
246<br />
Dejarnos transformar por el Espíritu del Resucita<strong>do</strong><br />
Debemos alegrarnos de este Don de Dios, plenitud de la Pascua. En<br />
nuestra oración, solemos pedir a Dios paz, justicia, salud, libertad, perdón<br />
de nuestras faltas, buenas cosechas, éxito en nuestras empresas. Y Dios<br />
nos da... su Espíritu, que es lo mejor, el que nos regala la verdadera paz y<br />
libertad y éxito.<br />
Pero, a la vez, nos tenemos que dejar transformar por él y vivir según él.<br />
Le hemos pedi<strong>do</strong> a Dios en el salmo responsorial que envíe su Espíritu y<br />
repueble la faz de la tierra. Pentecostés es una gracia renovada, cada año,<br />
por la que Dios quiere seguir transforman<strong>do</strong>. El Espíritu es viento y aire, a<br />
veces suave como una brisa, y otras, impetuoso y purifica<strong>do</strong>r. El Espíritu es<br />
fuego, y el fuego calienta, ilumina y transforma en fuego to<strong>do</strong> lo que toca.<br />
(si se opta por la segunda lectura alternativa de Gálatas) ¿En qué se tiene<br />
que notar esta transformación que el Espíritu quiere obrar en nosotros?<br />
Basta leer despacio la lista de obras "según la carne" y "según el Espíritu"<br />
para sentirnos concretamente interpela<strong>do</strong>s.<br />
La comunidad es enviada por el Resucita<strong>do</strong> a una misión: para que sea luz<br />
y levadura, y anuncie la Buena Noticia. A la vez le da la fuerza del Espíritu<br />
para que pueda cumplir esa misión. Aquel puña<strong>do</strong> de primeros discípulos<br />
-el día de Pentecostés eran ciento veinte- no parecían precisamente los<br />
más indica<strong>do</strong>s para revolucionar el mun<strong>do</strong>. Pero lo consiguieron.<br />
El mismo Espíritu que actuó en el seno de María de Nazaret y la hizo<br />
madre del Hijo de Dios, el mismo Espíritu que actuó en el sepulcro de<br />
Jesús y lo resucitó a una nueva existencia, el mismo Espíritu que bajó sobre<br />
la comunidad el día de Pentecostés y la llenó de vida, es el que ahora quiere<br />
actuar en nosotros y nos quiere transformar.<br />
Sería bueno que leyéramos despacio, por nuestra cuenta, la secuencia de<br />
hoy, en la que pedimos al Espíritu que nos llene de su gracia, que encienda<br />
en nosotros el fuego del amor, que envíe sobre nosotros su luz, que riegue<br />
nuestras sequías...<br />
Cincuentena Pascual 247<br />
Una comunidad orgánicamente unida y que habla lenguas<br />
(sobre to<strong>do</strong> si se hace la primera de las <strong>do</strong>s lecturas de Pablo) Siguien<strong>do</strong><br />
la línea de pensamiento de Pablo, tendríamos que aprender y dejarnos<br />
transformar por el Espíritu para llegar a ser una comunidad unida, dentro<br />
de la pluralidad de sus ministerios, carismas y movimientos. To<strong>do</strong>s los<br />
<strong>do</strong>nes que puede haber en la Iglesia en general, y en cada comunidad en<br />
particular, son <strong>do</strong>nes del Espíritu, y son "para el bien común". Esta unidad,<br />
dentro de la diversidad, se debe a que "to<strong>do</strong>s hemos bebi<strong>do</strong> del mismo<br />
Espíritu".<br />
Ya sería un buen fruto de las siete semanas de Pascua si de ellas saliéramos<br />
con la convicción de que to<strong>do</strong>s somos hijos en la familia de Dios, y que<br />
nos sintiéramos más dispuestos a colaborar en la tarea eclesial común, con<br />
un espíritu más universal y acoge<strong>do</strong>r, superan<strong>do</strong> la diferencia de edad o<br />
de cultura, de situación social o eclesial. A Pablo le gustaba comparar<br />
una comunidad con el cuerpo humano, en el que los diversos miembros<br />
cumplen una misión diferente, pero para bien de to<strong>do</strong> el organismo.<br />
Si en Babel, en la historia del AT, sucedió la gran confusión por la<br />
diversidad de lenguas, Pentecostés se nos presenta en el NT como el anti-<br />
Babel, porque los apóstoles hablan en lenguas, y los oyentes les entienden<br />
cada uno en su propia lengua. Así experimentan que la salvación de Jesús<br />
es universal, para todas las razas y naciones.<br />
En Pentecostés debemos dejarnos llenar del Espíritu, de su novedad, de su<br />
creatividad, de su fuego, de su aire renova<strong>do</strong>r, de sus ideas nuevas, de sus<br />
ventanas abiertas. Sin quedarnos anquilosa<strong>do</strong>s, instala<strong>do</strong>s en costumbres<br />
viejas, encerra<strong>do</strong>s en unos esquemas predetermina<strong>do</strong>s. El Espíritu es<br />
siempre sorprendente. No hay ordena<strong>do</strong>r que lo pueda contener.<br />
Una Eucaristía siempre "pentecostal"<br />
El Espíritu es quien actúa cada vez en los Sacramentos, como ha hecho<br />
ver de mo<strong>do</strong> más claro el Catecismo de la Iglesia Católica (cf. CCE<br />
1091ss). En las lecturas de hoy se le nombra explícitamente en relación