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La Eucaristía es siempre, también el Jueves Santo, memorial y actualización<br />
de la muerte salva<strong>do</strong>ra de Cristo: "el cual, al instituir el sacrificio de<br />
la eterna alianza, se ofreció a sí mismo como víctima de salvación (en la<br />
cruz) y nos mandó perpetuar esta ofrenda en conmemoración suya (en la<br />
Eucaristía). Su carne, inmolada por nosotros, es alimento que nos fortalece;<br />
su sangre, derramada por nosotros, es bebida que nos purifica" (prefacio I<br />
de la Eucaristía).<br />
lin la oración sobre las ofrendas resumimos la teología de la celebración<br />
cucarística: "cada vez que celebramos este memorial de la muerte de tu<br />
Hijo, se realiza la obra de nuestra redención".<br />
Pascua para Israel, para Cristo...<br />
Para Israel la Pascua fue una experiencia única, que recuerdan siempre<br />
con fe y gratitud: fue Yahvé quien "pasó" por las casas de Egipto, y luego<br />
también el pueblo "pasó" a través del Mar Rojo y del desierto hasta la tierra<br />
prometida y la libertad. De ese "paso = pascua", acontecimiento histórico<br />
irrepetible, celebran anualmente, en la cena pascual, un memorial lleno de<br />
alegría. La primera lectura de hoy nos introduce en esa perspectiva.<br />
Esa Pascua primera se cumplió plenamente en el "paso" de Cristo a través de<br />
la muerte a la vida: "antes de la fiesta de Pascua (la fiesta judía que celebró<br />
con los suyos, sea en el mismo día que los demás o en otro anterior), sabien<strong>do</strong><br />
Jesús que había llega<strong>do</strong> la hora de pasar de este mun<strong>do</strong> al Padre...".<br />
... y para nosotros<br />
Es también nuestra Pascua. De la Pascua de Cristo se nos hizo partícipes ya el<br />
día de nuestro Bautismo: "¿o es que ignoráis que cuantos fuimos bautiza<strong>do</strong>s<br />
en Cristo Jesús, fuimos bautiza<strong>do</strong>s en su muerte? Fuimos con él sepulta<strong>do</strong>s<br />
por el Bautismo en su muerte, a fin de que, al igual que Cristo fue resucita<strong>do</strong><br />
de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros<br />
vivamos una vida nueva" (Rm 6,3-4).<br />
Triduo Pascual 161<br />
Pero además nos encargó que celebráramos, hasta su vuelta, un memorial<br />
de su Pascua en forma de comida, participan<strong>do</strong> de su Cuerpo entrega<strong>do</strong> y de<br />
su Sangre ofrecida por la humanidad. La Eucaristía no la podemos entender<br />
ni celebrar bien sino desde la perspectiva de la entrega pascual de Cristo en<br />
la cruz. Es lo que nos recuerda hoy san Pablo al relatarnos la última cena:<br />
"haced esto en memoria mía".<br />
La última frase del apóstol define bien lo que es la Eucaristía en ese "tiempo<br />
intermedio" entre la Pascua primera de Jesús, hace <strong>do</strong>s mil años, y la última,<br />
al final de los tiempos: "cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz,<br />
proclamáis la muerte del Señor, hasta que venga". La Eucaristía es un "hoy"<br />
siempre en dinámica tensión entre el "ayer" de la muerte pascual de Cristo<br />
y el "mañana" de su vuelta gloriosa.<br />
Es admirable, y nunca acabaremos de alegrarnos y de agradecer suficientemente,<br />
el que Cristo instituyera un sacramento en el que podemos participar<br />
de su Cuerpo y de su Sangre.<br />
Los varios prefacios de la Eucaristía describen la finalidad de este sacramento,<br />
como alimento para nuestro camino: "en la última cena con los<br />
apóstoles, para perpetuar su pasión salva<strong>do</strong>ra, se entregó a sí mismo como<br />
Cordero inmacula<strong>do</strong> y Eucaristía perfecta... con este sacramento alimentas<br />
y santificas a tus fieles" (prefacio II), "su carne, inmolada por nosotros, es<br />
alimento que nos fortalece; su sangre, derramada por nosotros, es bebida<br />
que nos purifica" (prefacio I). Con ello Cristo nos quiere dar fuerza para que<br />
recorramos el camino de esta vida y lleguemos con él a la Pascua eterna:<br />
"nos reunimos en torno a la mesa de este sacramento admirable, para que<br />
la abundancia de tu gracia nos lleve a poseer la vida celestial" (prefacio II);<br />
"has queri<strong>do</strong> que tu Hijo nos precediera en el camino del retorno a ti... y<br />
en la Eucaristía él se hace comida y bebida espiritual, para alimentarnos en<br />
nuestro viaje hacia la Pascua eterna" (prefacio III).<br />
Será bueno, en la jornada de hoy, releer la encíclica que Juan Pablo II<br />
firmó el Jueves Santo del año 2003 sobre la Eucaristía: "La Iglesia vive de<br />
la Eucaristía", en la que, entre otras cosas, nos invita a no perder nuestra<br />
capacidad de admiración y asombro, ante lo que significa que Jesús haya<br />
pensa<strong>do</strong> dejarnos este sacramento como factor de unidad con él y como<br />
alimento para nuestro camino.