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122<br />
maní- un anticipo de su destino de gloria después de su muerte en la cruz.<br />
Este acontecimiento del monte Tabor tuvo lugar "a los seis días", dice el<br />
evangelio: a los seis días de haberles anuncia<strong>do</strong> su pasión y muerte.<br />
La intervención de Pedro -que repetidamente es protagonista en el evangelio<br />
de Marcos- es característica de sus reacciones primarias: "hagamos tres<br />
tiendas...". Marcos, que fue acompañante suyo, no oculta sus momentos de<br />
debilidad. Aquí apostilla que "no sabía lo que decía".<br />
El episodio termina con la orden del "secreto mesiánico": Jesús no quiere<br />
que se divulgue su mesianismo hasta que vea los ánimos prepara<strong>do</strong>s.<br />
-II-<br />
¿Aceptamos la Alianza con Dios con la misma fe de Abrahán?<br />
La Alianza es el hilo conductor de la Historia de la Salvación resalta<strong>do</strong> este<br />
año en las primeras lecturas de los <strong>do</strong>mingos. La Alianza es un pacto o<br />
un compromiso bilateral entre Dios y la humanidad, esta vez con Abrahán<br />
como funda<strong>do</strong>r del Pueblo elegi<strong>do</strong>.<br />
Desde luego, ninguna de las alianzas humanas -ni las matrimoniales, ni las<br />
comerciales, ni las políticas- parecen tener suficiente estabilidad como para<br />
poder compararse a esta Alianza a la que Dios es siempre fiel y que nos ha<br />
mostra<strong>do</strong> de un mo<strong>do</strong> privilegia<strong>do</strong> en la Pascua de su Hijo.<br />
Después de la Alianza que Dios hizo con Noé, tras el diluvio, y con la<br />
que Dios daba comienzo con toda la ilusión a una nueva "creación" de la<br />
humanidad, hoy escuchamos la que selló con Abrahán y, a través de él, con<br />
toda la humanidad.<br />
Es admirable la radical obediencia de este hombre. Su fe fue sometida a<br />
pruebas nada fáciles: Dios le pidió que saliera de su tierra para peregrinar<br />
hacia lo desconoci<strong>do</strong>; que aban<strong>do</strong>nara su religión pagana; que se fiara de su<br />
promesa de que le daría un hijo, a pesar de su avanzada edad. Pero el colmo<br />
Cuaresma 123<br />
de "la prueba a la que le sometió Dios" es que le pidió que sacrificara a su<br />
hijo, que había teni<strong>do</strong> finalmente en su ancianidad. Lo que ahora le pedía<br />
Dios parecía echar por tierra todas sus promesas anteriores: ¿no iba a ser<br />
padre de una multitud de pueblos?, ¿cómo es que ahora tiene que sacrificar<br />
a su hijo? Al aban<strong>do</strong>nar su patria, Ur, Abrahán renunció a su pasa<strong>do</strong>. Al<br />
estar dispuesto a sacrificar a su hijo -"tu hijo único, al que tanto amas"-,<br />
renuncia al futuro.<br />
Puede ser que una intención del relato de este hecho fuera convencer a<br />
Abrahán, y a toda la humanidad, que debían aban<strong>do</strong>nar algunos ritos que se<br />
habían extendi<strong>do</strong> en diversas culturas religiosas y que consistían en ofrecer<br />
a la divinidad sacrificios humanos.<br />
Pero ciertamente para nosotros también es evidente el ejemplo de fe y de<br />
obediencia de esta patriarca, honra<strong>do</strong> no sólo por los cristianos, sino también<br />
por los judíos y los musulmanes, al que merecidamente llamamos "el padre<br />
de los creyentes" y al que tantas veces alaban Cristo y Pablo en el NT.<br />
El episodio está narra<strong>do</strong> con sobriedad, pero se puede adivinar el drama<br />
interior y noche oscura que debió experimentar Abrahán, que sin embargo<br />
tuvo fe en Dios. No es extraño que la carta a los Hebreos le proponga como<br />
modelo de fe para to<strong>do</strong>s los creyentes, sobre to<strong>do</strong> si están pasan<strong>do</strong> por<br />
momentos de crisis o duda en sus vidas: "por la fe, Abrahán, someti<strong>do</strong> a la<br />
prueba, presentó a Isaac como ofrenda... pensaba que poderoso era Dios<br />
aún para resucitar de entre los muertos" (Hb 11,17-19). Abrahán cree en las<br />
promesas. Pero cree más en Dios mismo. Y cree contra toda esperanza.<br />
¿Seríamos capaces nosotros de semejante aban<strong>do</strong>no en la voluntad de Dios?<br />
¿somos de hecho capaces, en esta Cuaresma, de renunciar a algo que nos sea<br />
muy queri<strong>do</strong>, de sacrificar algún "Isaac", algún aspecto de nuestra vida que<br />
apreciamos especialmente, renuncian<strong>do</strong> a él por seguir el camino de Dios?<br />
¿incluso de renunciar a nuestra propia vida, como hizo Jesús? ¿o sólo le<br />
seguimos cuan<strong>do</strong> to<strong>do</strong> nos va bien, cuan<strong>do</strong> nos consuela, cuan<strong>do</strong> no parece<br />
exigirnos demasia<strong>do</strong>? ¿sólo en Pascua, o también el Viernes Santo?<br />
Cuan<strong>do</strong> en la Vigilia Pascual se nos invite a renovar por parte nuestra la<br />
Alianza con Dios y nos pregunten si renunciamos al mal y creemos en Dios,<br />
¿será auténtico nuestro "sí, renuncio; sí, creo"?