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DOMINGO 2 DE CUARESMA<br />
El <strong>do</strong>mingo de la transfiguración<br />
-I-<br />
En este segun<strong>do</strong> <strong>do</strong>mingo de Cuaresma escuchamos cada año la escena de<br />
la transfiguración de Jesús antes sus discípulos, este año según Marcos.<br />
Esta escena aparece como muy importante en el evangelio: es la revelación<br />
solemne de Jesús como Hijo, como predilecto, como Maestro.<br />
Nada más dar inicio en la Cuaresma al camino de la cruz, ya se nos propone<br />
el destino último de este camino: la gloria suya y nuestra. Después de haber<br />
leí<strong>do</strong> el <strong>do</strong>mingo pasa<strong>do</strong> la lucha contra las tentaciones y el mal, hoy se nos<br />
asegura que el proceso termina con la victoria y la glorificación de Cristo, y<br />
que también a nosotros la lucha contra el mal nos conduce a la vida.<br />
En nuestro camino cuaresmal, no nos olvidamos de pedir a Dios que esta<br />
Eucaristía "nos prepare a celebrar dignamente las fiestas pascuales".<br />
Génesis 22, 1-2.9-13.15-18 El sacrificio de Abrahán, nuestro padre<br />
en la fe<br />
De las etapas más importantes de la Historia de la Salvación en el AT, que<br />
leemos como primeras lecturas en los <strong>do</strong>mingos de Cuaresma, llegamos hoy<br />
a la figura de Abrahán. El <strong>do</strong>mingo pasa<strong>do</strong> era Noé, cabeza de una nueva<br />
humanidad después del diluvio. Esta vez es Abrahán, con el que Dios dio<br />
Cuaresma 121<br />
inicio al Pueblo elegi<strong>do</strong>: es el modelo de fe para los creyentes de to<strong>do</strong>s los<br />
tiempos.<br />
De este patriarca leemos el punto culminante de su historia, cuan<strong>do</strong> Dios le<br />
pide que sacrifique a su hijo Isaac, el "hijo de la promesa". Abrahán obedece,<br />
a pesar de que esta propuesta parece ir en contra del plan salva<strong>do</strong>r que se<br />
le había anuncia<strong>do</strong>.<br />
El ángel no le permite ejecutar el sacrificio, y le dice de parte de Dios que<br />
por este acto de fe será bendeci<strong>do</strong>, y que en él to<strong>do</strong>s los pueblos encontrarán<br />
también la bendición. La orden de Dios fue una "prueba", como dice el<br />
texto: "Dios puso a prueba a Abrahán". Una prueba ciertamente dramática,<br />
que mostró la fe y la obediencia de aquel recio creyente.<br />
El salmo hace eco al episodio. Por parte de Abrahán hay una actitud de<br />
obediencia: "te ofreceré un sacrificio de alabanza... cumpliré al Señor mis<br />
votos". Por parte de Dios, su voluntad de que triunfe la vida y no la muerte:<br />
"mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles".<br />
Romanos 8, 31-34. Dios no per<strong>do</strong>nó a su propio Hijo<br />
Leemos, un tanto abrevia<strong>do</strong>, el entusiasta himno de Pablo al amor que nos<br />
tiene Dios y que se ha manifesta<strong>do</strong> en Cristo Jesús. Con preguntas retóricas<br />
va expresan<strong>do</strong> su convicción de fe: "¿quién estará contra nosotros?". Ciertamente<br />
no Dios, que "no per<strong>do</strong>nó a su propio Hijo, sino que lo entregó a la<br />
muerte por nosotros". Tampoco el mismo Cristo, que murió por to<strong>do</strong>s.<br />
Así, la lectura de Pablo viene como a hacer eco al sacrificio de Isaac: con la<br />
diferencia que el sacrificio de Jesús sí llegó a su trágico cumplimiento en la<br />
cruz y es el motivo de nuestra confianza en el amor de Dios.<br />
Marcos 9, 2-10. Este es mi Hijo ama<strong>do</strong><br />
Cada evangelista cuenta la escena de la transfiguración con matices distintos,<br />
que no es importante entretenerse en describir. Lo importante es que Jesús<br />
quiso hacer ver a sus discípulos predilectos, Pedro, Santiago y Juan -los<br />
mismos que estarían después presentes en su crisis del Huerto de Getse-