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de que "desde afuera" pueden impulsarme así, obligarme a un acto tan decisivo... Por efecto de esta página de mi historia, temo más a una voluntad entera que a un cartucho de dinamita. "El Imparcial", 28 enero 1895. El pecado de Yemsid Refieren los viejos códices persas y cuentan las tradiciones conservadas en la India entre los emigrados "parsis", que guardan la religión reformada por Zoroastro, que no hubo en los ámbitos de la tierra rey más celebrado que Yemsid (ni el mismo Suleimán, a quien los hebreos llaman "Salomón"). Todo cuanto bueno y grato existe en el mundo, a Yemsid lo debieron sus súbditos, y gracias él, una comarca antes pobre y de groseras y selváticas costumbres, se transformó en emporio de civilización y en paraíso terrenal.
Viendo que su pueblo combatía con hondas, garrotes y hachas de sílex, inventó Yemsid las corvas cimitarras, las tajantes espadas, las corazas y cotas de fino temple y los puntiagudos cascos que ostentan los guerreros en las miniaturas del Schah-Nameh del poeta Firdusi; y los persas, antes indefensos y vencidos, fueron temidos de sus enemigos y dilataron los confines de su nación hasta más allá de la Bactriana y del Eúfrates. Viendo que andaban medio desnudos o vestidos de tosca lana, enseñóles a recoger, hilar y teñir las delicadas fibras del lino y hacer flexibles telas de lindos colores. Notando que moraban en chozas cónicas o en cuevas abiertas en la caliza, les mostró cómo se edifican amplias casas sustentadas en postes de cedro o en pilastras de jaspe, y cómo se trae al patio, rodeado de flores y arbustos, el surtidor de agua que recae en los tazones sembrando el aire de aljófares. Y el esmerado cultivo de la tierra y el sistema de la jardinería, y el trazado de las
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Obra reproducida sin responsabilida
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La Borgoñona El día que encontré
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penitencia, enviaba sus discípulos
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a, acaso burlándose de sus extremo
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sentaba, y con palabras dulces y ad
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an curiosamente al forastero, que e
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A medida que arengaba el penitente,
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Al pronunciar estas palabras, sonre
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su salvación y la de su padre, a i
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justillo de lienzo grueso y un fald
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nores acciones, añadiendo otras qu
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grajos y cuervos, y mal como supo,
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no sé dónde he de dormir hoy, y a
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vieja, que explicaba cómo aquel po
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A cada trago de licor, la Borgoñon
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tiempo se le oyó respirar tranquil
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Trató de coordinar sus pensamiento
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Magdalena, que estaba como idiota d
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sus ruegos, volvió al Calvario rad
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la copa de ambrosía en las manos s
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enloquecía, y principió a acusars
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Y como los fariseos pretendieron to
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suadidas de esto, que tijera que le
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Así pasó algún tiempo, hasta que
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celebraba con extremos pueriles y e
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como un ángel." Esto no pasaba de
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nombre de una amiga, y así Andrés
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cendiente de los Magos (que fueron
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vecinos, y, ofreciéndoles grandes
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sus templos y su recinto fortificad
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-Los tesoros que me has confiado,
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decir "escasez"; pero no faltó qui
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cuentres si no me buscas en ti mism
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ando que era el mayor de los cobard
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amarguras, ni concebirse pueden. De
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Niño en brazos. Pues bien, por pri
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espíritus que acuden al llamamient
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con algunas lenguas vivas; acababa
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dejando desiertos los otros salones
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negrísimo antifaz, algo del rostro
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de la silla, libres ya de guantes,
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era la elegante, la esbelta, la bur
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gozo. Y a fe que los dos tenían qu
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es que alguna orden de nuestro rey
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cible, que entre todos ésos que os
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niaturista, los viejos romances que
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a los cristianos y su perpetuo afá
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-Lo traigo aquí. Y acercándose a
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fila, blancas como pétalos de azuc
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¡Friolera! ¡El ministro del ramo,
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gallardeaba señalando ciertas curv
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miendo... Mañana, a otra hora...,
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juventud y abochornado y torturado
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cesar desde la adolescencia. Más a
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canso, no quería sentarse ni un mo
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y lindo, demacrado por tanto sufrir
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Rodeaban a Bibiana sus compañeras
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le aburría la Bolsa. En cuanto a h
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los cajones llenos de frioleras sin
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afables y expresivas, me saludaban
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aspecto, del mozo H*** a su padre R
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Page 125 and 126: a una vida de sufrimientos pasajero
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Page 133 and 134: Y volviendo la espalda al fraile, l
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Page 149 and 150: la Florida o del Depósito de Aguas
Page 151 and 152: pupila el color de las nubes o el t
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Page 161 and 162: aba a hilo por la desdentada boca;
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Page 173: con la comida, la bebida y el sueñ
Page 177 and 178: mensos ojos de gacela, cabellera os
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Page 181 and 182: Ciego de orgullo, resolvió Yemsid
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Page 191 and 192: eve luz de relámpago que deslumbr
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Page 207: cio, de la mofa, de la ironía, de
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