Una familia peregrina en el Primitivo (Alvaro "abaco"). - Camino de ...
Una familia peregrina en el Primitivo (Alvaro "abaco"). - Camino de ...
Una familia peregrina en el Primitivo (Alvaro "abaco"). - Camino de ...
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
a la iglesia colindante y seguimos pedaleando hacia La Espina, don<strong>de</strong> t<strong>en</strong>emos<br />
p<strong>en</strong>sado parar a tomar algo. Hoy <strong>el</strong> agua nos ha respetado bastante, aunque <strong>en</strong><br />
ocasiones ha llovido un poco, pero hace un poco <strong>de</strong> frío, t<strong>en</strong>emos los cuerpos<br />
<strong>de</strong>stemplados y un caldo cali<strong>en</strong>te nos v<strong>en</strong>drá muy bi<strong>en</strong>.<br />
Paramos a comer <strong>en</strong> <strong>el</strong> Restaurante Dakar un bu<strong>en</strong> pote asturiano, los niños tomaron<br />
una sopa cali<strong>en</strong>te, que nos resucitó a todos. Durante la comida tuvimos la grata<br />
sorpresa <strong>de</strong> ver aparecer al grupo <strong>de</strong> peregrinos que se perdieron a la salida <strong>de</strong><br />
Oviedo, <strong>en</strong> <strong>el</strong> monte Naranco. Supuso una alegría para todos, incluida Anita, que<br />
<strong>en</strong>seguida hizo amistad con <strong>el</strong>los, especialm<strong>en</strong>te con Lis, a la que pidió su dirección <strong>de</strong><br />
mess<strong>en</strong>ger, imitando a su hermano, que hacía lo mismo con los chicos. Eran todos <strong>de</strong><br />
Madrid y pasamos un rato muy agradable contándonos las anécdotas que nos habían<br />
sucedido <strong>en</strong> los últimos días. Tras un rato <strong>de</strong> sobremesa, vi<strong>en</strong>do que <strong>el</strong> tiempo<br />
am<strong>en</strong>azaba lluvia, nos apresuramos a retomar <strong>el</strong> camino, con la esperanza <strong>de</strong> no<br />
mojarnos, o hacerlo lo m<strong>en</strong>os posible.<br />
Pero no fue así. Al llegar a El Pedregal, ap<strong>en</strong>as pudimos echar un vistazo a su iglesia,<br />
pues arreció la lluvia y ya no paró <strong>en</strong> toda la tar<strong>de</strong>. Nos pertrechamos con nuestros<br />
chubasqueros y a partir <strong>de</strong> ahí nuestro único objetivo era llegar a Tineo, distante unos<br />
ocho o nueve kilómetros. Fuimos pedaleando al ritmo que nos permitía la lluvia. Nos<br />
íbamos esperando unos a otros aprovechando los refugios <strong>de</strong> las paradas <strong>de</strong> autobús y<br />
sali<strong>en</strong>tes <strong>de</strong> las casas. Hasta que a eso <strong>de</strong> las seis <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>, alcanzamos la <strong>en</strong>trada<br />
<strong>de</strong> Tineo; sigui<strong>en</strong>do las flechas amarillas, llegamos al albergue, situado, como no<br />
podía ser m<strong>en</strong>os, <strong>en</strong> la parte más alta e inaccesible <strong>de</strong> la ciudad.<br />
En <strong>el</strong> albergue tan solo quedan tres literas libres, por lo que mamá <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> compartir<br />
cama con Anita, aunque Rafa<strong>el</strong>, <strong>el</strong> hospitalero, exige que ese colchón se ubique <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />
su<strong>el</strong>o, para evitar una posible caída, ya que las tres camas que hay libres se<br />
<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran arriba. Así lo hacemos y, tras <strong>el</strong> registro y s<strong>el</strong>lado <strong>de</strong> cred<strong>en</strong>ciales<br />
correspondi<strong>en</strong>te, guardamos las bicis <strong>en</strong> un habitáculo al efecto y nos dirigimos todos<br />
a la ducha. Mi chubasquero, qué bu<strong>en</strong>a pinta t<strong>en</strong>ía cuando lo compré, está mojado por<br />
los dos lados y yo calado como una sopa fría. Así que lo <strong>de</strong>posito con mucho cuidado<br />
<strong>en</strong> la basura, quizá <strong>en</strong> Albacete me hubiese sido útil, pero aquí, <strong>en</strong> <strong>el</strong> norte, es una<br />
nulidad. Y mi chaqueta ciclista, impermeable, hidronosecuantos y anti sudor, pues<br />
hecha un estropajo, toda empapada. A ver si con la ducha se me pasa un poco <strong>el</strong> frío<br />
y la <strong>de</strong>silusión por la etapa <strong>de</strong> hoy.<br />
Mi<strong>en</strong>tras me estoy afeitando, a través d<strong>el</strong> espejo observo con incredulidad cómo pasa<br />
por mi lado un peregrino ¡<strong>en</strong> albornoz blanco! “Cogno… -me digo a mí mismo- ¿<strong>en</strong> qué<br />
condiciones se <strong>de</strong>splazará este fulano, con coche <strong>de</strong> apoyo o a caballo, quizá…? Me<br />
olvido d<strong>el</strong> asunto y continúo con <strong>el</strong> acicalami<strong>en</strong>to. Cuando regreso a mi litera, para<br />
guardar los bártulos <strong>de</strong> aseo, me <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro <strong>el</strong> albornoz <strong>de</strong> marras colgado <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />
cabezal. ¡Leches…! ¿Es que me lo querrá regalar?<br />
-¿Te molesta ahí…? –Me vu<strong>el</strong>vo y era <strong>el</strong> peregrino d<strong>el</strong> aseo, que ocupaba la litera <strong>de</strong><br />
abajo- Si te molesta lo quito, pero es que no t<strong>en</strong>go dón<strong>de</strong> colgarlo…<br />
- No, <strong>en</strong> absoluto, no me molesta…, pero es que hay que echarle un par <strong>de</strong> güevos<br />
para arrastrarse por <strong>el</strong> <strong>Camino</strong> <strong>en</strong> días como éste, con un sobrepeso tal. ¿Llevas coche<br />
<strong>de</strong> apoyo?<br />
- No, qué va, voy solo. Pero t<strong>en</strong>go comprobado que <strong>el</strong> albornoz pesa tresci<strong>en</strong>tos<br />
gramos más que una toalla <strong>de</strong> baño y prefiero su comodidad aunque t<strong>en</strong>ga que llevar<br />
esos gramos <strong>de</strong> más.<br />
- 10 -