LA DOCTRINA SECRETA - Instituto Cultural Quetzalcoatl
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La Doctrina Secreta Tomo I Helena Petronila Blavatski Pero en un principio, el Sol y la Luna eran las únicas deidades visibles, y por sus efectos, por decirlo así, tangibles, psíquicas y fisiológicas —el Padre y el Hijo—, al paso que el Espacio o el Aire en general, o aquella expansión de los Cielos llamada Nut por los egipcios, era el Espíritu oculto o Aliento de los dos. El Padre y el Hijo alternaban en sus funciones, y obraban juntos armónicamente en sus efectos sobre la naturaleza terrestre y la humanidad; de aquí que fueran considerados como uno, aunque siendo dos como Entidades personificadas. Los dos eran masculinos, y ambos poseían su función distinta, si bien colaboradora, en la causal generación de la humanidad. Todo esto, con referencia a los puntos de vista astronómico y cósmico considerados y expresados en lenguaje simbólico, el cual se ha convertido en teológico y dogmático en nuestras últimas razas. Pero tras de este velo de símbolos cósmicos y astrológicos, se hallaban los misterios ocultos de la antropografía y de la primitiva génesis del hombre. Y en cuanto a esto, ningún conocimiento de símbolos, ni siquiera el de la clave del lenguaje simbólico postdiluviano de los judíos, podrá servirnos de auxilio, si no es con referencia a lo consignado en las escrituras nacionales para usos exotéricos; todo lo cual, por muy hábilmente velado que estuviera, era tan sólo la mínima parte de la historia real y primitiva de cada pueblo, refiriéndose con frecuencia, además, como en las escrituras hebreas, meramente a la vida humana terrestre de aquella nación, y no a su vida divina. Aquel elemento psíquico y espiritual pertenecía al MISTERIO Y A la INICIACIÓN. Existían cosas que jamás eran consignadas en papiros o pergaminos, sino grabadas en rocas y en criptas subterráneas, como en Asia Central. Sin embargo, hubo un tiempo en que el mundo entero sólo tenía "una lengua y un conocimiento", y entonces sabía más el hombre, en lo referente a su origen, que ahora; y sabia que el Sol y la Luna, por muy grande que sea el papel que representen en la constitución, crecimiento y desarrollo del cuerpo humano, no eran los agentes directos de su aparición en la Tierra; pues estos agentes, a la verdad, son los Poderes vivos e inteligentes que los ocultistas llaman Dhyân Chohans. Respecto a esto, un admirador muy ilustrado del esoterismo judaico, nos dice que: La Kabalah dice expresamente que Elohim es una "abstracción general"; lo que llamamos en matemáticas "un coeficiente constante" o "una función general", no particular, y que entra en toda construcción; esto es, por la razón general de 1 a 31415 las cifras Elohísticas [y astro Dhyânicas]. A esto contesta el ocultismo oriental: Conforme; son una abstracción para nuestros sentidos físicos. Para nuestras percepciones espirituales, sin embargo, y para nuestro ojo espiritual interno, los Elohim o Dhânis no son más abstracción que para nosotros nuestra alma y nuestro espíritu. Desechad lo uno y tendréis que desechar lo otro, puesto que lo que constituye en nosotros la Entidad que sobrevive, es en particular la emanación directa de aquellas Entidades celestiales, y en parte también ellas mismas. Una cosa es cierta; los judíos conocían perfectamente la hechicería y varias fuerzas maléficas; pero, a excepción de algunos de sus grandes profetas y videntes, como Daniel y Ezequiel —perteneciendo Enoch a una raza demasiado distante y no a ninguna nación, sino a todas, como un carácter genérico—, conocían muy poco el Ocultismo realmente divino, ni hubieran querido usarlo; siendo su carácter nacional contrario a todo cuanto no estuviera directamente relacionado con sus propios beneficios étnicos de tribu e individuales, como lo atestiguan sus propios profetas, y las maldiciones por ellos lanzadas sobre la "raza dura de cerviz". Pero aun la Kabalah muestra claramente la relación directa entre los Sephiroth, o Elohim, y los hombres. Por lo tanto, cuando se nos demuestre que la identificación kabalística de Jehovah con Binah, un Sephira femenino, posee todavía en sí otra significación suboculta, entonces, y sólo entonces, estarán dispuestos los ocultistas a entregar la palma de la perfección al Instituto Cultural Quetzalcoatl www.samaelgnosis.net Página No. 220
La Doctrina Secreta Tomo I Helena Petronila Blavatski kabalista. Mientras tanto, se sostiene que, como Jehovah es, en el sentido abstracto de "un Dios viviente", un número sencillo, una ficción metafísica, y únicamente una realidad cuando se le coloca en su lugar apropiado como emanación y como Sephira, tenemos el derecho de afirmar que el Zohar, según de ello es testigo en todo caso el Libro de los Números, expresaba en su origen, antes que los kabalistas cristianos lo hubiesen desfigurado, y expresa todavía, la misma doctrina que nosotros; o sea la de que el Hombre emana, no de un Hombre celeste, sino de un Grupo Septenario de Hombres Celestes o Ángeles, lo mismo que en Pymander, el Pensamiento Divino. 3. CUANDO EL UNO SE CONVIERTE EN DOS, APARECE EL TRIPLE (a), Y LOS TRES 30 SON UNO; Y ÉSTE ES NUESTRO HILO, ¡OH, LANÚ!, EL CORAZÓN DEL HOMBRE–PLANTA, LLAMADO SAPTAPARNA (b). (a) "Cuando el Uno se convierte en Dos, el Triple aparece"; o sea cuando el Uno Eterno lanza su reflejo en la región de la Manifestación, aquel reflejo, el Rayo, diferencia al Agua del Espacio, o según las palabras del Libro de los Muertos: "El Caos cesa gracias al fulgor del Rayo de Luz Primordial disipando la total oscuridad, con el auxilio del gran poder mágico de la Palabra del Sol [Central]". El Caos se convierte en andrógino; el Agua es incubada por la Luz, y el Ser Triple brota como su "Primogénito". "Ra [Osiris–Ptah] crea sus propios miembros [como Brahmâ], creando los Dioses destinados a personificar sus fases" durante el Ciclo 31 . El Ra egipcio, saliendo del Abismo, es el Alma Divina Universal en su aspecto manifestado, y lo mismo es Nârâyana, el Purusha "oculto en el Âkâsha, y presente en el Éter". Ésta es la explicación metafísica, y se refiere al principio mismo de la Evolución, o como diríamos más bien, de la Teogonía. El significado de la Estancia, cuando se explica desde otro punto de vista, en su referencia al misterio del hombre y su origen, es todavía mas difícil de comprender. Con objeto de formar un concepto claro de lo que significa el Uno convirtiéndose en Dos y transformándose después en el Triple, tiene el estudiante que enterarse primero perfectamente de lo que nosotros llamamos Rondas. Si se dirige al Esoteric Buddhism (primera tentativa para trazar un bosquejo aproximado de la cosmogonía arcaica), verá que se entiende por Ronda la evolución en serie de la Naturaleza material naciente, de los siete Globos de nuestra Cadena 32 con sus reinos mineral, vegetal y animal, estando el hombre incluido en el último y a la cabeza del mismo, durante el período entero de un Ciclo de Vida, al que más tarde llamarían los brahmanes un "Día de Brahmâ". Es, en resumen, una revolución de la "Rueda" (nuestra Cadena Planetaria), la cual está compuesta de siete Globos o siete "Ruedas" separadas, esta vez en otro sentido. Cuando la evolución ha descendido en la materia desde el Globo A al Globo G o Z, esto es una Ronda. O la mitad de la Cuarta revolución, en la cual nuestra Ronda presente "la evolución ha alcanzado el colmo de su desenvolvimiento físico, ha coronado su obra con el hombre físico perfecto y, desde este punto, comienza su vuelta hacia el espíritu". Todo esto casi no necesita repetirse; pues se halla bien explicado en el Esoteric Buddhism. De lo que en él apenas se trataba, y lo poco que en él se dice ha conducido a muchos al error, es del origen del hombre, y respecto de este punto puede hacerse ahora un poco más de luz, lo suficiente para hacer más comprensible la Estancia; pues el asunto no será explicado de un modo completo más que en su lugar debido, en los volúmenes III y IV. Ahora bien; cada Ronda en el arco descendente, es tan sólo una repetición en forma más concreta de la precedente; así como cada Globo hasta nuestra Cuarta Esfera, la Tierra actual, es una copia más corpórea y densa de la Esfera menos material que la precede, en su orden sucesivo en los tres planos superiores 33 . En su camino hacia arriba por el arco Instituto Cultural Quetzalcoatl www.samaelgnosis.net Página No. 221
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kabalista. Mientras tanto, se sostiene que, como Jehovah es, en el sentido abstracto de "un<br />
Dios viviente", un número sencillo, una ficción metafísica, y únicamente una realidad cuando<br />
se le coloca en su lugar apropiado como emanación y como Sephira, tenemos el derecho de<br />
afirmar que el Zohar, según de ello es testigo en todo caso el Libro de los Números,<br />
expresaba en su origen, antes que los kabalistas cristianos lo hubiesen desfigurado, y<br />
expresa todavía, la misma doctrina que nosotros; o sea la de que el Hombre emana, no de<br />
un Hombre celeste, sino de un Grupo Septenario de Hombres Celestes o Ángeles, lo mismo<br />
que en Pymander, el Pensamiento Divino.<br />
3. CUANDO EL UNO SE CONVIERTE EN DOS, APARECE EL TRIPLE (a), Y LOS TRES<br />
30 SON UNO; Y ÉSTE ES NUESTRO HILO, ¡OH, <strong>LA</strong>NÚ!, EL CORAZÓN DEL<br />
HOMBRE–P<strong>LA</strong>NTA, L<strong>LA</strong>MADO SAPTAPARNA (b).<br />
(a) "Cuando el Uno se convierte en Dos, el Triple aparece"; o sea cuando el Uno Eterno<br />
lanza su reflejo en la región de la Manifestación, aquel reflejo, el Rayo, diferencia al Agua del<br />
Espacio, o según las palabras del Libro de los Muertos: "El Caos cesa gracias al fulgor del<br />
Rayo de Luz Primordial disipando la total oscuridad, con el auxilio del gran poder mágico de<br />
la Palabra del Sol [Central]". El Caos se convierte en andrógino; el Agua es incubada por la<br />
Luz, y el Ser Triple brota como su "Primogénito". "Ra [Osiris–Ptah] crea sus propios<br />
miembros [como Brahmâ], creando los Dioses destinados a personificar sus fases" durante el<br />
Ciclo 31 . El Ra egipcio, saliendo del Abismo, es el Alma Divina Universal en su aspecto<br />
manifestado, y lo mismo es Nârâyana, el Purusha "oculto en el Âkâsha, y presente en el<br />
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Ésta es la explicación metafísica, y se refiere al principio mismo de la Evolución, o como<br />
diríamos más bien, de la Teogonía. El significado de la Estancia, cuando se explica desde<br />
otro punto de vista, en su referencia al misterio del hombre y su origen, es todavía mas difícil<br />
de comprender. Con objeto de formar un concepto claro de lo que significa el Uno<br />
convirtiéndose en Dos y transformándose después en el Triple, tiene el estudiante que<br />
enterarse primero perfectamente de lo que nosotros llamamos Rondas. Si se dirige al<br />
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arcaica), verá que se entiende por Ronda la evolución en serie de la Naturaleza material<br />
naciente, de los siete Globos de nuestra Cadena 32 con sus reinos mineral, vegetal y animal,<br />
estando el hombre incluido en el último y a la cabeza del mismo, durante el período entero de<br />
un Ciclo de Vida, al que más tarde llamarían los brahmanes un "Día de Brahmâ". Es, en<br />
resumen, una revolución de la "Rueda" (nuestra Cadena Planetaria), la cual está compuesta<br />
de siete Globos o siete "Ruedas" separadas, esta vez en otro sentido. Cuando la evolución<br />
ha descendido en la materia desde el Globo A al Globo G o Z, esto es una Ronda. O la mitad<br />
de la Cuarta revolución, en la cual nuestra Ronda presente "la evolución ha alcanzado el<br />
colmo de su desenvolvimiento físico, ha coronado su obra con el hombre físico perfecto y,<br />
desde este punto, comienza su vuelta hacia el espíritu". Todo esto casi no necesita repetirse;<br />
pues se halla bien explicado en el Esoteric Buddhism. De lo que en él apenas se trataba, y lo<br />
poco que en él se dice ha conducido a muchos al error, es del origen del hombre, y respecto<br />
de este punto puede hacerse ahora un poco más de luz, lo suficiente para hacer más<br />
comprensible la Estancia; pues el asunto no será explicado de un modo completo más que<br />
en su lugar debido, en los volúmenes III y IV.<br />
Ahora bien; cada Ronda en el arco descendente, es tan sólo una repetición en forma más<br />
concreta de la precedente; así como cada Globo hasta nuestra Cuarta Esfera, la Tierra<br />
actual, es una copia más corpórea y densa de la Esfera menos material que la precede, en<br />
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