LA DOCTRINA SECRETA - Instituto Cultural Quetzalcoatl

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La Doctrina Secreta Tomo I Helena Petronila Blavatski bien que las Cadenas Planetarias y otros misterios supercósmicos y subcósmicos continúen siendo cosas soñadas para todos aquellos que ni pueden ver, ni creen que otros vean..." Es sensible que pocos de entre nosotros hayan seguido este sabio consejo; y que muchas perlas inapreciables, muchas joyas de sabiduría, hayan sido arrojadas a un enemigo incapaz de apreciar su valor, y que volviéndose en contra nuestra nos ha desgarrado. "Imaginémonos —escribe el mismo Maestro a sus "dos chelas laicos", como Él llamaba al autor del Esoteric Buddhism y a otro caballero, su condiscípulo durante algún tiempo—, imaginémonos que nuestra tierra es uno de un grupo de siete planetas o mundos habitados por hombres... [Los "Siete planetas" son los planetas sagrados de la antigüedad, y todos son septenarios]. Ahora bien; el impulso de vida llega a A, o más bien a aquello que está destinado a convertirse en A, y que en este sentido es tan sólo polvo cósmico [un centro laya]..., etc." En estas cartas primeras en que los términos tenían que inventarse y que acuñarse las palabras, los "Anillos" se convertían con frecuencia en "Rondas", y las "Rondas" en "Ciclos de Vida", y viceversa, A uno que escribió llamando a una "Ronda" un "Anillo de Mundos", contestó el Maestro: "Creo que esto conducirá a mayor confusión. Hemos convenido en llamar una Ronda al paso de una Mónada del Globo A al Globo G o Z... El "Anillo de Mundos" es correcto... Advierta muy eficazmente a Mr... que convenga en una nomenclatura antes de pasar más adelante..." No obstante tal acuerdo, muchos errores, debidos a esta confusión, se deslizaron en las primitivas enseñanzas. Hasta las mismas "Razas" eran en ocasiones confundidas con las "Rondas" y "Anillos", lo que condujo a errores semejantes en el libro Man: Fragments of Forgotten Truth. Desde un principio había escrito el Maestro: "No siéndome permitido comunicar a usted toda la verdad o divulgar el número de facciones aisladas... no puedo satisfacerle." Esto fue en contestación a las preguntas: "Si estamos en lo cierto, entonces la existencia total anterior al período del hombre es 637", etc. A todas las preguntas referentes a números, la contestación fue: "Tratad de resolver el problema de 777 encarnaciones... Aunque estoy obligado a reservar explicaciones..., sin embargo, si no resolvéis el problema por vos mismo, será mi deber el decíroslo". Pero nunca fue resuelto, y sólo resultaron perplejidades y errores incesantes. La enseñanza misma acerca de la constitución septenaria de los cuerpos siderales y del macrocosmo, de la que procede la división septenaria del microcosmo u hombre, ha sido de las más esotéricas hasta ahora. En los tiempos antiguos se acostumbraba participarla sólo en la Iniciación, juntamente con los números más sagrados de los ciclos. Como se ha dicho en una de las revistas teosóficas 35 , no se pensó en revelar ahora todo el sistema de cosmogonía, ni por un instante se consideró la cosa posible, en el momento en que unas pocas explicaciones fueron dadas con parsimonia en contestación a cartas, escritas por el autor del Esoteric Budhism, haciendo infinidad de preguntas. Entre éstas las había referentes a problemas tales, que ningún MAESTRO, por elevado e independiente que sea, tendría derecho a contestar, divulgando así al mundo los misterios más arcaicos y venerados al través de los tiempos, en las antiguas instituciones de los templos. De aquí que tan sólo unas pocas de las doctrinas fueran reveladas en sus líneas generales, mientras que los detalles fueron siempre reservados; y todos los esfuerzos hechos para adquirir más noticias en lo referente a los mismos, fueron desde el principio sistemáticamente eludidos. Esto era perfectamente natural. De los cuatro Vidyâs, de las siete ramas del Conocimiento mencionadas en los Purânas, a saber: Yajna–Vidyâ, la práctica de ritos religiosos, con Instituto Cultural Quetzalcoatl www.samaelgnosis.net Página No. 174

La Doctrina Secreta Tomo I Helena Petronila Blavatski objeto, de producir ciertos resultados; Mahâ–Vidyá, el gran saber (mágico) degenerado ahora en el culto Tântrika; Guhya–Vidyâ, la ciencia de los Mantras y de su verdadero ritmo o canto, de las encantaciones místicas, etc.; Âtmâ–Vidyâ, o la Sabiduría Divina y verdaderamente Espiritual; tan sólo esta última es la que puede lanzar luz final y absoluta sobre las enseñanzas de las tres primeramente citadas. Sin el auxilio de Âtmâ–Vidyâ, las otras tres no son más que ciencias superficiales, cual magnitudes geométricas con largo y ancho, pero sin ningún espesor. Son a manera del alma, miembros y mente de un hombre que duerme, capaz de movimientos mecánicos, de sueños caóticos y aun de andar como sonámbulo, de producir efectos visibles, pero estimulados sólo por causas instintivas, no intelectuales, y menos todavía por impulsos espirituales plenamente conscientes. Gran parte de las tres ciencias primeramente nombradas puede publicarse y explicarse. Pero a menos que Âtmâ– Vidyâ proporcione la clave para sus enseñanzas, permanecerán por siempre a manera de fragmentos de un libro de texto mutilado, con esbozos de grandes verdades, vagamente percibidas por los más espirituales, pero desnaturalizadas fuera de toda proporción, por aquellos que quisieran clavar a cada sombra en la pared. Originóse también entonces una gran perplejidad en las mentes de los que estudiaban por la exposición incompleta de la doctrina de la evolución de las Mónadas. Para hacerse bien cargo, tanto de esta evolución como del proceso del nacimiento de los Globos, deben examinarse ambos mucho más bajo su aspecto metafísico, que desde un punto de vista en cierto modo estadístico; comprendiendo figuras y números que raras veces es permitido emplear con amplitud. Desgraciadamente, son pocos los que se sienten inclinados a ocuparse de estas doctrinas tan sólo en el sentido metafísico. Hasta el mejor escritor occidental de nuestras doctrinas declara en su obra, al hablar de la evolución de las Mónadas, que "en semejante metafísica pura, no estamos ahora empeñados" 36 . Y en tal caso, como observa el Maestro en una carta que le dirige: "¿Por qué esta predicación de nuestras doctrinas, y todo este trabajo penoso, y este nadar "in adversum flumen"? ¿Por qué el Occidente ha de... aprender... del Oriente... aquello que jamás puede satisfacer las exigencias de los gustos especiales de los estéticos?" Y llama la atención de aquel a quien escribe acerca de "las formidables dificultades con que tropezamos [los Adeptos] a cada tentativa para explicar nuestra metafísica a la inteligencia occidental". 35 Lucifer, mayo 1888. 36 Esoteric Buddhism (5ª edición), pág. 46. Y bien puede decirlo; pues fuera de la metafísica, no es posible la Filosofía Ocultista ni el Esoterismo. Es lo mismo que tratar de explicar las aspiraciones y los afectos, el amor y el odio, lo más íntimo y sagrado de las operaciones del alma y la inteligencia del hombre viviente, por medio de una descripción anatómica del pecho y del cerebro de su cadáver. Examinemos ahora dos principios mencionados antes, a los que apenas se ha hecho alusión en el Esoteric Buddhism, y que ampliaremos ahora toda cuanto podamos. HECHOS Y EXPLICACIONES ADICIONALES REFERENTES A LOS GLOBOS Y LAS MÓNADAS Hay que tener en cuenta dos declaraciones que se hacen en el Esoteric Buddhism, debiendo citarse también las opiniones del autor. La primera de aquéllas es como sigue: Instituto Cultural Quetzalcoatl www.samaelgnosis.net Página No. 175

La Doctrina Secreta Tomo I Helena Petronila Blavatski<br />

bien que las Cadenas Planetarias y otros misterios supercósmicos y subcósmicos continúen<br />

siendo cosas soñadas para todos aquellos que ni pueden ver, ni creen que otros vean..."<br />

Es sensible que pocos de entre nosotros hayan seguido este sabio consejo; y que muchas<br />

perlas inapreciables, muchas joyas de sabiduría, hayan sido arrojadas a un enemigo incapaz<br />

de apreciar su valor, y que volviéndose en contra nuestra nos ha desgarrado.<br />

"Imaginémonos —escribe el mismo Maestro a sus "dos chelas laicos", como Él llamaba al<br />

autor del Esoteric Buddhism y a otro caballero, su condiscípulo durante algún tiempo—,<br />

imaginémonos que nuestra tierra es uno de un grupo de siete planetas o mundos habitados<br />

por hombres... [Los "Siete planetas" son los planetas sagrados de la antigüedad, y todos son<br />

septenarios]. Ahora bien; el impulso de vida llega a A, o más bien a aquello que está<br />

destinado a convertirse en A, y que en este sentido es tan sólo polvo cósmico [un centro<br />

laya]..., etc."<br />

En estas cartas primeras en que los términos tenían que inventarse y que acuñarse las<br />

palabras, los "Anillos" se convertían con frecuencia en "Rondas", y las "Rondas" en "Ciclos<br />

de Vida", y viceversa, A uno que escribió llamando a una "Ronda" un "Anillo de Mundos",<br />

contestó el Maestro: "Creo que esto conducirá a mayor confusión. Hemos convenido en<br />

llamar una Ronda al paso de una Mónada del Globo A al Globo G o Z... El "Anillo de<br />

Mundos" es correcto... Advierta muy eficazmente a Mr... que convenga en una nomenclatura<br />

antes de pasar más adelante..."<br />

No obstante tal acuerdo, muchos errores, debidos a esta confusión, se deslizaron en las<br />

primitivas enseñanzas. Hasta las mismas "Razas" eran en ocasiones confundidas con las<br />

"Rondas" y "Anillos", lo que condujo a errores semejantes en el libro Man: Fragments of<br />

Forgotten Truth. Desde un principio había escrito el Maestro:<br />

"No siéndome permitido comunicar a usted toda la verdad o divulgar el número de<br />

facciones aisladas... no puedo satisfacerle."<br />

Esto fue en contestación a las preguntas: "Si estamos en lo cierto, entonces la existencia<br />

total anterior al período del hombre es 637", etc. A todas las preguntas referentes a números,<br />

la contestación fue: "Tratad de resolver el problema de 777 encarnaciones... Aunque estoy<br />

obligado a reservar explicaciones..., sin embargo, si no resolvéis el problema por vos mismo,<br />

será mi deber el decíroslo".<br />

Pero nunca fue resuelto, y sólo resultaron perplejidades y errores incesantes.<br />

La enseñanza misma acerca de la constitución septenaria de los cuerpos siderales y del<br />

macrocosmo, de la que procede la división septenaria del microcosmo u hombre, ha sido de<br />

las más esotéricas hasta ahora. En los tiempos antiguos se acostumbraba participarla sólo<br />

en la Iniciación, juntamente con los números más sagrados de los ciclos. Como se ha dicho<br />

en una de las revistas teosóficas 35 , no se pensó en revelar ahora todo el sistema de<br />

cosmogonía, ni por un instante se consideró la cosa posible, en el momento en que unas<br />

pocas explicaciones fueron dadas con parsimonia en contestación a cartas, escritas por el<br />

autor del Esoteric Budhism, haciendo infinidad de preguntas. Entre éstas las había referentes<br />

a problemas tales, que ningún MAESTRO, por elevado e independiente que sea, tendría<br />

derecho a contestar, divulgando así al mundo los misterios más arcaicos y venerados al<br />

través de los tiempos, en las antiguas instituciones de los templos. De aquí que tan sólo unas<br />

pocas de las doctrinas fueran reveladas en sus líneas generales, mientras que los detalles<br />

fueron siempre reservados; y todos los esfuerzos hechos para adquirir más noticias en lo<br />

referente a los mismos, fueron desde el principio sistemáticamente eludidos. Esto era<br />

perfectamente natural. De los cuatro Vidyâs, de las siete ramas del Conocimiento<br />

mencionadas en los Purânas, a saber: Yajna–Vidyâ, la práctica de ritos religiosos, con<br />

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