LA DOCTRINA SECRETA - Instituto Cultural Quetzalcoatl
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La Doctrina Secreta Tomo I Helena Petronila Blavatski<br />
Lenguaje respondió al Yo del Ser, diciendo: "Yo, verdaderamente, cedo a (vos) vuestros<br />
deseos"; queriendo significar que por medio del Lenguaje, él había adquirido lo que deseaba.<br />
Entonces el Yo le dijo que existen dos Mentes, la "mutable" y la "inmutable". "La inmutable<br />
está conmigo" —le dijo—; "la mutable se halla bajo vuestro dominio" (o sea del Lenguaje), en<br />
el plano de la materia. "A ésta le sois superior."<br />
17 VI, 15. El Anugîtâ forma parte del Ashvamedha Parvan del Mahâbhârata. El traductor<br />
del Bhagavad–Gîtâ, editado por Max Muller, la considera como una continuación del<br />
Bhagavad–Gîtâ. Su original es uno de los Upanishads más antiguos.<br />
Pero desde el momento en que ¡oh hermosa! has venido a hablarme personalmente (del<br />
modo que lo has hecho, esto es, con orgullo), ¡oh Sarasvati!, jamás hablarás después de la<br />
exhalación (penosa). La diosa Lenguaje (Sarasvati, forma o aspecto último de Vâch, diosa<br />
también de los conocimientos secretos o Sabiduría Esotérica) mora verdaderamente siempre<br />
entre el Prâna y el Apâna. Pero ¡oh noble ser!, yendo con el viento Apâna [aire vital], aunque<br />
impulsada... sin el Prâna [soplo de espiración], ella corrió a Prajâpati [Brahmâ], diciendo:<br />
"¡Complaceos, oh, venerable señor!" Entonces, el Prâna apareció de nuevo alimentando al<br />
Lenguaje. Por lo tanto, el Lenguaje jamás habla después de la exhalación (penosa). Es<br />
siempre ruidoso o sin ruido. De estos dos, el (Lenguaje) sin ruido es superior al ruidoso... El<br />
(Lenguaje) producido en el cuerpo por medio del Prâna, y que luego va a [es transformado<br />
en] Apâna, y después asimilándose al Udâna [órganos físicos del Lenguaje]... reside<br />
entonces finalmente en el Samâna ["en el ombligo, en la forma de sonido, como causa<br />
material de todas las palabras" —dice Arjuna Mishra]—. Así habló primeramente el Lenguaje.<br />
De aquí que la mente se distingue por razón de su existencia inmutable, y la Diosa (el<br />
Lenguaje), por razón de su existencia mutable.<br />
Esta alegoría es de las fundamentales de la ley Oculta, que prescribe el silencio en lo<br />
referente al conocimiento de ciertas cosas secretas e invisibles, que únicamente pueden ser<br />
percibidas por la mente espiritual (el sexto sentido), y que no pueden expresarse con<br />
lenguaje "ruidoso" o pronunciado. Este capítulo del Anugîtâ explica —dice Arjuna Mishra— el<br />
Prânâyâma, o sea la metodización de la respiración en las prácticas de Yoga. De todos<br />
modos este sistema, sin la adquisición previa, o al menos sin la plena comprensión de los<br />
dos sentidos elevados (de los siete que existen según se verá), pertenecen mas bien al Yoga<br />
inferior. El Hatha, así llamado, era y es todavía desaprobado por los Arhats. Es perjudicial a<br />
la salud, y por sí solo Jamás puede desenvolverse en Raja Yoga. Esta historia se cita para<br />
demostrar cuán inseparablemente unidos se hallan, en la metafísica de la antigüedad, los<br />
seres inteligentes, o más bien las "inteligencias", con todos los sentidos o funciones, ya<br />
físicos o mentales. La pretensión ocultista de que existen siete sentidos en el hombre, así<br />
como en la Naturaleza, y de que existen siete estados de conciencia, es corroborada en la<br />
misma obra, capítulo VII, que se ocupa de Pratyâhâra (la restricción y regulación de los<br />
sentidos, siendo Prânâyâma la de los "vientos vitales" o respiración). El brahmán, hablando<br />
de la institución de los siete Sacerdotes del sacrificio (Hotris), dice: "La nariz y los ojos, y la<br />
lengua y la piel, y el oído como el quinto [u olfato, vista, gusto, tacto y oído], la mente y el<br />
entendimiento, son los siete sacerdotes del sacrificio, dispuestos separadamente"; los que<br />
"viviendo en un espacio diminuto (sin embargo), no se perciben uno a otro" en este plano<br />
sensual ninguno de ellos excepto la mente. Pues la mente dice: "La nariz no huele sin mí, el<br />
ojo no distingue el color, etc. Yo soy el eterno jefe entre los elementos todos [o sea los<br />
sentidos]. Sin mí, los sentidos jamás brillan; son como casa desierta o como fuegos<br />
apagados. Sin mí, todos los seres, a manera de combustible semiseco, semihúmedo, no<br />
<strong>Instituto</strong> <strong>Cultural</strong> <strong>Quetzalcoatl</strong> www.samaelgnosis.net Página No. 120