El arte de no amargarse la vida - El mundo del "manitas "
El arte de no amargarse la vida - El mundo del "manitas " El arte de no amargarse la vida - El mundo del "manitas "
¡BASTA DE DRAMATIZAR! Una persona me llamó un día por teléfono y me dijo: —Necesito verle urgentemente. Estoy fatal. Estoy a punto de dejarlo todo y volverme a casa con mis padres. ¡Ya no aguanto más! Eva era una chica de 25 años, profesora de educación infantil, y se había trasladado a Barcelona por trabajo dos años atrás. Le di cita lo antes que pude. Al día siguiente, cuando la tuve delante de mí, me explicó lo siguiente: —Sé que lo tengo todo: un trabajo que me gusta, un novio que me quiere, soy guapa, me gusta la música, la moda..., pero lo que me ha arruinado la vida es ¡la altura! Entre lágrimas, me contó que se veía
muy bajita (medía alrededor de un metro cincuenta) y que era algo que no podía soportar. Sobre todo, el hecho de parecer enana, aunque en realidad sus proporciones eran adecuadas. De hecho, era una mujer especialmente hermosa. —Estoy al máximo de ansiedad. No paro de darle vueltas al asunto. Dime que no soy tan bajita. ¡Necesito que alguien me suba la autoestima! Eva me explicó que, desde la adolescencia, había tenido ese «complejo de bajita» y, desde entonces, siempre llevaba unos tacones enormes. De hecho, no dejaba que nadie la viese sin ellos. ¡Ni siquiera su novio! Cuando dormían juntos, ella se levantaba de la cama posándose directamente sobre sus zapatos de tacón dispuestos estratégicamente al lado de la cama. Su miedo a que la viesen con su altura real era tan grande, que a los 16 años se inventó una enfermedad para no tener que ir a la playa. Le había dicho a todo el mundo que era alérgica al sol y, desde entonces, no había vuelto al mar.
- Page 2 and 3: Dedicado a mi madre, M.ª del Valle
- Page 4 and 5: que son causa de sufrimiento y frus
- Page 7 and 8: PRIMERA PARTE LAS BASES
- Page 9 and 10: En el Día D, cientos de miles de j
- Page 11 and 12: vida. Fue el mejor fotoperiodista d
- Page 13 and 14: ahogado, vapuleado por las corrient
- Page 15 and 16: escena con todo su esplendor y la g
- Page 17 and 18: un momento dado, su historia dio un
- Page 19: con terapia cognitiva y han sido te
- Page 22 and 23: donde Epafrodito empezaría a medra
- Page 24 and 25: Discursos. Se han inventado muchas
- Page 26 and 27: mí mismo algo así como: «¡Dios
- Page 28 and 29: disfrutar de nada. Se levantaba por
- Page 30 and 31: único sin carrera», dijo. Y para
- Page 32 and 33: 3. Producir malestar emocional. Vea
- Page 34 and 35: momento, a cualquier edad, todos po
- Page 38 and 39: —Cuando camino por la calle, evit
- Page 40 and 41: de tacón que tengo. Salí a la cal
- Page 42 and 43: hacerlo. De hecho, evaluamos de man
- Page 44 and 45: Pero vayamos a las definiciones del
- Page 46 and 47: Básicamente, mi trabajo consiste e
- Page 48 and 49: demasiado pequeños, podría disfru
- Page 50 and 51: que me ha sucedido o me podría suc
- Page 52 and 53: otras personas que viven en entorno
- Page 54 and 55: no son tan malas como imaginamos. Y
- Page 56 and 57: en España que son ciegas, sordas y
- Page 58 and 59: consecuencias emocionales nocivas.
- Page 60 and 61: Este tipo de ideas, bien cimentadas
- Page 62 and 63: 7.45 de la mañana. Era la tercera
- Page 64 and 65: A las 9.30 llegó al lugar de la re
- Page 66 and 67: tarde, volvió a encenderla: no pod
- Page 68 and 69: feliz». El hombre —o mujer— ma
- Page 70 and 71: en la mente? —preguntó. —¡Exa
- Page 72 and 73: me confesaba, esa presión ni siqui
- Page 74 and 75: ealizado un sorteo entre los habita
- Page 76 and 77: aparco enfrente de casa, que me lle
- Page 78 and 79: dispuesto a perderlos. De lo contra
- Page 80 and 81: Capítulo 5 EL TOP TEN DE LAS CREEN
- Page 82 and 83: generadoras de malestar que afectan
- Page 84 and 85: compartan algunas de las falsas ide
¡BASTA DE DRAMATIZAR!<br />
Una persona me l<strong>la</strong>mó un día por teléfo<strong>no</strong> y<br />
me dijo:<br />
—Necesito verle urgentemente. Estoy<br />
fatal. Estoy a punto <strong>de</strong> <strong>de</strong>jarlo todo y<br />
volverme a casa con mis padres. ¡Ya <strong>no</strong><br />
aguanto más!<br />
Eva era una chica <strong>de</strong> 25 años, profesora<br />
<strong>de</strong> educación infantil, y se había tras<strong>la</strong>dado<br />
a Barcelona por trabajo dos años atrás. Le<br />
di cita lo antes que pu<strong>de</strong>. Al día siguiente,<br />
cuando <strong>la</strong> tuve <strong>de</strong><strong>la</strong>nte <strong>de</strong> mí, me explicó lo<br />
siguiente:<br />
—Sé que lo tengo todo: un trabajo que<br />
me gusta, un <strong>no</strong>vio que me quiere, soy<br />
guapa, me gusta <strong>la</strong> música, <strong>la</strong> moda..., pero<br />
lo que me ha arruinado <strong>la</strong> <strong>vida</strong> es ¡<strong>la</strong> altura!<br />
Entre lágrimas, me contó que se veía