El arte de no amargarse la vida - El mundo del "manitas "
El arte de no amargarse la vida - El mundo del "manitas " El arte de no amargarse la vida - El mundo del "manitas "
único sin carrera», dijo. Y para rematar añadió que posiblemente estaría destinado a un empleo aburrido y mal pagado. Temía acabar de «reponedor» en el supermercado o «algo peor». Incluso, en un momento de nuestras conversaciones, llegó a decir: «Además, si terminase así, seguramente no podría tener novia». ¡Vaya! ¡Eso sí me sorprendió! Pero su argumento era que, en su barrio de clase alta, las chicas no se iban a interesar por un fracasado. Pero todavía había más. Según Jordi, si se daban todas esas circunstancias —ser marginado en su familia y quedarse soltero para siempre—, estaría destinado a una vida en soledad y eso ¡no lo podría soportar! Increíble, ¿verdad? Pero muy cierto. A partir de un hecho desencadenante —suspender tres asignaturas—, Jordi preveía toda una serie de adversidades futuras que le producían, en el presente, un gran malestar emocional. Queda claro que su infelicidad venía causada por su cabeza, por su cadena de pensamientos catastrofistas. ¡De hecho, otros muchos chicos de su misma clase no se deprimían en absoluto por suspender tres o más asignaturas! El responsable de esa diferencia emocional estaba claramente en su diálogo interno. Por supuesto, el trabajo terapéutico con Jordi incluyó revisar cada una de esas ideas exageradas y catastrofistas. En pocas semanas, había dejado de creer en ellas y encaraba todo el asunto de los estudios de una forma mucho más relajada (y efectiva).
A modo de anécdota diré que, sobre todo, Jordi había aprendido esa filosofía tremendista de su madre. Cuando tenía 7 u 8 años, su madre empezó a ejercer una presión ridícula sobre su hijo, con la intención de prevenir que se «volviese vago». Cuando regresaban del colegio a casa, ella siempre le preguntaba cómo había ido la escuela, si tenía deberes y demás... y, al terminar con esas preguntas, le decía: —Jordi, tienes que estudiar mucho porque si no acabarás como ese mendigo que se pone a la puerta de la iglesia. ¡Si no te espabilas, te espera eso! La vida es así. EL HOMBRE, QUÉ ANIMAL TAN IRRACIONAL Efectivamente, los psicólogos cognitivos sabemos que detrás de cada emoción negativa exagerada —sí, siempre— existe un pensamiento catastrofista. Las personas que se perturban fácilmente tienen —día sí, día también— ese tipo de pensamientos y se los creen a pie juntillas. Por el contrario, las personas fuertes huyen de ese diálogo negativo como de la peste. Después de décadas estudiando ese tipo de ideas negativas, les hemos puesto un nombre didáctico que las define muy bien; las llamamos creencias irracionales. Estas creencias irracionales, como las de Jordi, el suicida estudiantil, se caracterizan por: 1. Ser falsas (por exageradas). 2. Ser inútiles (no ayudan a resolver problemas).
- Page 2 and 3: Dedicado a mi madre, M.ª del Valle
- Page 4 and 5: que son causa de sufrimiento y frus
- Page 7 and 8: PRIMERA PARTE LAS BASES
- Page 9 and 10: En el Día D, cientos de miles de j
- Page 11 and 12: vida. Fue el mejor fotoperiodista d
- Page 13 and 14: ahogado, vapuleado por las corrient
- Page 15 and 16: escena con todo su esplendor y la g
- Page 17 and 18: un momento dado, su historia dio un
- Page 19: con terapia cognitiva y han sido te
- Page 22 and 23: donde Epafrodito empezaría a medra
- Page 24 and 25: Discursos. Se han inventado muchas
- Page 26 and 27: mí mismo algo así como: «¡Dios
- Page 28 and 29: disfrutar de nada. Se levantaba por
- Page 32 and 33: 3. Producir malestar emocional. Vea
- Page 34 and 35: momento, a cualquier edad, todos po
- Page 36 and 37: ¡BASTA DE DRAMATIZAR! Una persona
- Page 38 and 39: —Cuando camino por la calle, evit
- Page 40 and 41: de tacón que tengo. Salí a la cal
- Page 42 and 43: hacerlo. De hecho, evaluamos de man
- Page 44 and 45: Pero vayamos a las definiciones del
- Page 46 and 47: Básicamente, mi trabajo consiste e
- Page 48 and 49: demasiado pequeños, podría disfru
- Page 50 and 51: que me ha sucedido o me podría suc
- Page 52 and 53: otras personas que viven en entorno
- Page 54 and 55: no son tan malas como imaginamos. Y
- Page 56 and 57: en España que son ciegas, sordas y
- Page 58 and 59: consecuencias emocionales nocivas.
- Page 60 and 61: Este tipo de ideas, bien cimentadas
- Page 62 and 63: 7.45 de la mañana. Era la tercera
- Page 64 and 65: A las 9.30 llegó al lugar de la re
- Page 66 and 67: tarde, volvió a encenderla: no pod
- Page 68 and 69: feliz». El hombre —o mujer— ma
- Page 70 and 71: en la mente? —preguntó. —¡Exa
- Page 72 and 73: me confesaba, esa presión ni siqui
- Page 74 and 75: ealizado un sorteo entre los habita
- Page 76 and 77: aparco enfrente de casa, que me lle
- Page 78 and 79: dispuesto a perderlos. De lo contra
único sin carrera», dijo. Y para rematar añadió<br />
que posiblemente estaría <strong>de</strong>stinado a un empleo<br />
aburrido y mal pagado. Temía acabar <strong>de</strong><br />
«reponedor» en el supermercado o «algo peor».<br />
Incluso, en un momento <strong>de</strong> nuestras<br />
conversaciones, llegó a <strong>de</strong>cir: «A<strong>de</strong>más, si<br />
terminase así, seguramente <strong>no</strong> podría tener<br />
<strong>no</strong>via».<br />
¡Vaya! ¡Eso sí me sorprendió! Pero su<br />
argumento era que, en su barrio <strong>de</strong> c<strong>la</strong>se alta,<br />
<strong>la</strong>s chicas <strong>no</strong> se iban a interesar por un<br />
fracasado.<br />
Pero todavía había más. Según Jordi, si se<br />
daban todas esas circunstancias —ser marginado<br />
en su familia y quedarse soltero para siempre—,<br />
estaría <strong>de</strong>stinado a una <strong>vida</strong> en soledad y eso<br />
¡<strong>no</strong> lo podría soportar!<br />
Increíble, ¿verdad? Pero muy cierto. A partir <strong>de</strong><br />
un hecho <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nante —suspen<strong>de</strong>r tres<br />
asignaturas—, Jordi preveía toda una serie <strong>de</strong><br />
adversida<strong>de</strong>s futuras que le producían, en el<br />
presente, un gran malestar emocional.<br />
Queda c<strong>la</strong>ro que su infelicidad venía causada<br />
por su cabeza, por su ca<strong>de</strong>na <strong>de</strong> pensamientos<br />
catastrofistas. ¡De hecho, otros muchos chicos<br />
<strong>de</strong> su misma c<strong>la</strong>se <strong>no</strong> se <strong>de</strong>primían en absoluto<br />
por suspen<strong>de</strong>r tres o más asignaturas! <strong>El</strong><br />
responsable <strong>de</strong> esa diferencia emocional estaba<br />
c<strong>la</strong>ramente en su diálogo inter<strong>no</strong>.<br />
Por supuesto, el trabajo terapéutico con Jordi<br />
incluyó revisar cada una <strong>de</strong> esas i<strong>de</strong>as<br />
exageradas y catastrofistas. En pocas semanas,<br />
había <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> creer en el<strong>la</strong>s y encaraba todo<br />
el asunto <strong>de</strong> los estudios <strong>de</strong> una forma mucho<br />
más re<strong>la</strong>jada (y efectiva).