El arte de no amargarse la vida - El mundo del "manitas "

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17.05.2013 Views

aceptación incondicional en el caso de la pareja? La respuesta es: ¡mucho más! En mi consulta de Barcelona también hago lo que se llama terapia de pareja, esto es, ayudamos a los matrimonios o a las parejas a solucionar sus problemas de convivencia. Desde hace tiempo, toda la base de mi trabajo con parejas se cimenta en la aceptación incondicional. Puedo asegurar que el cambio que se produce en pocos meses es increíble. Veamos cuáles son las bases de ese trabajo. Durante todas las semanas que estamos trabajando juntos —veo a los dos miembros por separado—, mi objetivo primordial, prácticamente mi única meta, es que cada miembro aprenda a aceptar al otro tal y como es, con todos sus fallos. Y es que yo creo —firmemente— que una buena pareja es aquella que es capaz de ser feliz independientemente de lo que haga el otro. El presupuesto fundamental en que me baso es que, si estamos sanos, si somos fuertes, todos podemos estar bien con la persona que tenemos al lado pese a sus defectos, porque no hay defecto tan grave como para hacernos realmente infelices. Otra forma de decirlo sería: «¡Deja de quejarte y disfruta de la vida!». Nos conviene dejar de terribilizar acerca de la pareja.

Sin embargo, todas las parejas que acuden a la consulta del psicólogo no hacen más que quejarse: «¡No me da el sexo que necesito!»; «¡Va a la suya, no me dedica nada de tiempo!»; «Me ha sido infiel y no lo puedo soportar!»... Ya sé que, en estos momentos, el lector estará pensando que esta propuesta es darle un cheque en blanco al otro. ¡La ruina! «Si ya va a la suya, si ya es un egoísta como la copa de un pino, ¡qué será de mí, si dejo de defender mi terreno!» Pero como veremos a continuación con la estrategia de la aceptación total conseguiremos mucho más de lo que hasta ahora hemos logrado con la queja y la lucha. PROHIBIDO QUEJARSE Partiendo de esta base, les propongo a las personas que se prohíban a sí mismas quejarse por nada de lo que suceda en la relación. Me refiero a las quejas por la convivencia cotidiana, a esas quejas que están relacionadas con nuestras pequeñas imperfecciones y que, por recurrentes, se pueden convertir en insoportables. Si él nunca saca la basura pese a que así estaba pactado, mala suerte, ella no podrá quejarse. Simplemente, la sacará ella o la dejará en el cubo y ¡santas pascuas! ¡No vale la

aceptación incondicional en el caso <strong>de</strong> <strong>la</strong> pareja?<br />

La respuesta es: ¡mucho más!<br />

En mi consulta <strong>de</strong> Barcelona también hago lo<br />

que se l<strong>la</strong>ma terapia <strong>de</strong> pareja, esto es,<br />

ayudamos a los matrimonios o a <strong>la</strong>s parejas a<br />

solucionar sus problemas <strong>de</strong> convivencia. Des<strong>de</strong><br />

hace tiempo, toda <strong>la</strong> base <strong>de</strong> mi trabajo con<br />

parejas se cimenta en <strong>la</strong> aceptación<br />

incondicional. Puedo asegurar que el cambio que<br />

se produce en pocos meses es increíble. Veamos<br />

cuáles son <strong>la</strong>s bases <strong>de</strong> ese trabajo.<br />

Durante todas <strong>la</strong>s semanas que estamos<br />

trabajando juntos —veo a los dos miembros por<br />

separado—, mi objetivo primordial,<br />

prácticamente mi única meta, es que cada<br />

miembro aprenda a aceptar al otro tal y como<br />

es, con todos sus fallos.<br />

Y es que yo creo —firmemente— que una<br />

buena pareja es aquel<strong>la</strong> que es capaz <strong>de</strong> ser<br />

feliz in<strong>de</strong>pendientemente <strong>de</strong> lo que haga el otro.<br />

<strong>El</strong> presupuesto fundamental en que me baso<br />

es que, si estamos sa<strong>no</strong>s, si somos fuertes,<br />

todos po<strong>de</strong>mos estar bien con <strong>la</strong> persona que<br />

tenemos al <strong>la</strong>do pese a sus <strong>de</strong>fectos, porque <strong>no</strong><br />

hay <strong>de</strong>fecto tan grave como para hacer<strong>no</strong>s<br />

realmente infelices.<br />

Otra forma <strong>de</strong> <strong>de</strong>cirlo sería: «¡Deja <strong>de</strong> quej<strong>arte</strong><br />

y disfruta <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>vida</strong>!». Nos conviene <strong>de</strong>jar <strong>de</strong><br />

terribilizar acerca <strong>de</strong> <strong>la</strong> pareja.

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