El arte de no amargarse la vida - El mundo del "manitas "
El arte de no amargarse la vida - El mundo del "manitas " El arte de no amargarse la vida - El mundo del "manitas "
—Si alguien te hace un regalo y no lo recibes... ¿a quién pertenece ese regalo? Aunque no lo parezca a primera vista, la historia del samurái que no se inmutaba ante los insultos tiene que ver mucho con la siguiente neura que nos proponemos combatir aquí: la vergüenza o el miedo al ridículo. La vergüenza es un problema mayor de lo que imaginamos. ¡Por culpa de ella, perdemos tantas oportunidades de disfrutar de la vida! Por vergüenza, dejamos de conocer personas maravillosas con las que tener un bellísimo romance. Por vergüenza, dejamos de aprender cuando no levantamos la mano para admitir que no entendemos. Por vergüenza..., siempre por la estúpida vergüenza, perdemos tanto... Ya lo decía el escritor Jean de La Fontaine: «La vergüenza de confesar el primer error, hace cometer muchos otros». Y es que la vergüenza nos puede producir auténtico pavor. En una encuesta se comprobó que las personas temen más a hablar en público que a la muerte. De hecho, el temor a hacer el ridículo es el miedo número uno en nuestra sociedad. ¡Qué cosa más absurda! En muchos de los trastornos que tratamos los psicólogos, la vergüenza desempeña un papel
importante en el desarrollo y mantenimiento del problema. Por ejemplo, en los ataques de ansiedad la persona suele tenerle mucho «miedo al miedo», en parte, por vergüenza a hacer el ridículo o armar un pollo en público en caso de sufrir los síntomas de la ansiedad aguda. De hecho, todo tratamiento efectivo de este problema pasa por reducir esa vergüenza. Así, tanto si tenemos un trastorno de los llamados «neuróticos» (depresión o ansiedad), como si deseamos hacernos más fuertes a nivel emocional, tendremos que intentar eliminar el miedo al ridículo o reducirlo todo lo posible. Existen dos vías cognitivas (de pensamiento) para combatir la vergüenza. La primera consiste en no darle demasiada importancia a la propia sensación de ridículo, es decir, entender que es normal la emoción de vergüenza y, por tanto, imposible de eliminar del todo. La segunda vía —la esencial— gira en torno al hecho de darse cuenta de que nuestra imagen social es poco importante. Si pensamos así, nunca tendremos demasiada sensación de ridículo porque, simplemente, nos importará muy poco lo que los demás opinen de nosotros. Veámoslo. LA VERGÜENZA NO MATA
- Page 139 and 140: transformar los deseos en necesidad
- Page 141 and 142: necesario lanzar los botes salvavid
- Page 143 and 144: LA QUIMERA DE LA INMORTALIDAD A muc
- Page 145 and 146: granja y surgió el tema de los ani
- Page 147 and 148: giran porque no podría ser de otra
- Page 149 and 150: enseñó un poco más a enfrentar l
- Page 151 and 152: A partir de aquel instante, ¡plof!
- Page 153 and 154: Capítulo 10 MODELAJE Otra técnica
- Page 155 and 156: emocional? ¡QUEJARSE ES UNA PÉRDI
- Page 157 and 158: acabada su licenciatura, con toda l
- Page 159 and 160: comunidad científica por el alcanc
- Page 161 and 162: hay salida de cualquier agujero neg
- Page 163 and 164: estaré contigo para siempre, no im
- Page 165 and 166: De hecho, gracias a su trabajo, ya
- Page 167: de Stephen Hawking?». La respuesta
- Page 170 and 171: Capítulo 11 PERDER EL MIEDO A LA S
- Page 172 and 173: más bien recibido. Kumar, por su p
- Page 174 and 175: unos pensamientos determinados. La
- Page 176 and 177: ser, en alguna ocasión, un poco ne
- Page 178 and 179: Y lo más interesante del asunto es
- Page 180 and 181: han llevado a cabo gracias al aburr
- Page 182 and 183: última vez, la madame le había mo
- Page 184 and 185: proponen. —No. Eso no vale. Si no
- Page 186 and 187: creencias irracionales que le hacen
- Page 188 and 189: Capítulo 12 SUPERAR EL MIEDO AL RI
- Page 192 and 193: Efectivamente, la experiencia de ha
- Page 194 and 195: LA PARADOJA «ESTAR ABAJO PARA LLEG
- Page 196 and 197: Así que si no nos dejamos engañar
- Page 198 and 199: logros y capacidades es la capacida
- Page 200 and 201: Las personas realmente fuertes y ma
- Page 202 and 203: disfruta de sus posibilidades al ma
- Page 204 and 205: ¿Podría no hacerlo y seguir const
- Page 206 and 207: En este capítulo hemos aprendido q
- Page 208 and 209: gastarme el dinero en otra cosa.
- Page 210 and 211: pocos en este mundo harán jamás.
- Page 212 and 213: tenemos unos puntos fuertes y otros
- Page 214 and 215: al conjunto con menos esfuerzo. CR
- Page 216 and 217: aceptación incondicional en el cas
- Page 218 and 219: pena amargarse el día por una bols
- Page 220 and 221: Porque cuando exageramos, estamos c
- Page 222 and 223: hecho de que otra persona le diese
- Page 224 and 225: Capítulo 14 CONTROLAR TEMPESTADES
- Page 226 and 227: demás. Es más, yo diría que son
- Page 228 and 229: personas como Jesús, seguro que de
- Page 230 and 231: insorportable!». Lo que podemos ha
- Page 232 and 233: explicó que, por ejemplo, por las
- Page 234 and 235: comportamientos neuróticos. Las tr
- Page 236 and 237: disfrutar de las ventajas de nuestr
- Page 238 and 239: vista que ésa es la peor solución
importante en el <strong>de</strong>sarrollo y mantenimiento <strong>de</strong>l<br />
problema. Por ejemplo, en los ataques <strong>de</strong><br />
ansiedad <strong>la</strong> persona suele tenerle mucho «miedo<br />
al miedo», en p<strong>arte</strong>, por vergüenza a hacer el<br />
ridículo o armar un pollo en público en caso <strong>de</strong><br />
sufrir los síntomas <strong>de</strong> <strong>la</strong> ansiedad aguda. De<br />
hecho, todo tratamiento efectivo <strong>de</strong> este<br />
problema pasa por reducir esa vergüenza.<br />
Así, tanto si tenemos un trastor<strong>no</strong> <strong>de</strong> los<br />
l<strong>la</strong>mados «neuróticos» (<strong>de</strong>presión o ansiedad),<br />
como si <strong>de</strong>seamos hacer<strong>no</strong>s más fuertes a nivel<br />
emocional, tendremos que intentar eliminar el<br />
miedo al ridículo o reducirlo todo lo posible.<br />
Existen dos vías cognitivas (<strong>de</strong> pensamiento)<br />
para combatir <strong>la</strong> vergüenza. La primera consiste<br />
en <strong>no</strong> darle <strong>de</strong>masiada importancia a <strong>la</strong> propia<br />
sensación <strong>de</strong> ridículo, es <strong>de</strong>cir, enten<strong>de</strong>r que es<br />
<strong>no</strong>rmal <strong>la</strong> emoción <strong>de</strong> vergüenza y, por tanto,<br />
imposible <strong>de</strong> eliminar <strong>de</strong>l todo. La segunda vía<br />
—<strong>la</strong> esencial— gira en tor<strong>no</strong> al hecho <strong>de</strong> darse<br />
cuenta <strong>de</strong> que nuestra imagen social es poco<br />
importante. Si pensamos así, nunca tendremos<br />
<strong>de</strong>masiada sensación <strong>de</strong> ridículo porque,<br />
simplemente, <strong>no</strong>s importará muy poco lo que los<br />
<strong>de</strong>más opinen <strong>de</strong> <strong>no</strong>sotros. Veámoslo.<br />
LA VERGÜENZA NO MATA