El arte de no amargarse la vida - El mundo del "manitas "

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17.05.2013 Views

nos hace ver que sólo hay dos formas extremas de vivir lo que nos sucede: o es «terrible» o es «genial», sin matices. El pensamiento de «blanco o negro» hace que tengamos en nuestra mente una particular Línea de Evaluación de las Cosas de la Vida: Patricia tenía el temor de que si cambiaba y empezaba a amar a Ricardo sin necesitarle, no le iba a amar en absoluto. Una y otra vez, yo intentaba explicarle la visión racional del amor: —Te curarás de tus celos cuando seas capaz de decirle a Ricardo: «Cariño, te quiero mucho, pero no te necesito». En la terapia con Patricia, hablamos mucho de las canciones de amor, auténticas fuentes de neurosis. La mayor parte de ellas cantan al neurótico amor dependiente: «Sin ti yo muero». La literatura también comparte esa «neura»: Romeo y Julieta, por ejemplo, se suicidan por no poder estar juntos. Yo creo que si Romeo y Julieta hubiesen conseguido casarse, se hubiesen divorciado a los pocos años porque ese tipo de amor es fantasioso y no funciona, suele provocar una gran desilusión en la pareja porque el amor sentimental no da la felicidad. Puede contribuir a ella, como el resto de las cosas gratificantes de la vida, pero se convierte en una fuente de infelicidad si la convertimos en la fuente primaria de nuestra plenitud. He querido describir el caso de Patricia, la mujer hiperromántica, para ilustrar que todas las

necesidades inventadas, tanto de cosas materiales como inmateriales, producen malestar emocional. En realidad, desde el punto de vista del psicólogo, son peores las «necesititis» de bienes inmateriales. Es peor desear con desmedida el éxito, el amor, la aceptación, que una casa con piscina, porque estas aspiraciones inmateriales son más difíciles de definir, de acotar. Al ser más globales e indefinidas, podemos fantasear más con ellas. En ciertos círculos, además, son sinónimo de virtud porque están relacionadas con cualidades positivas como la capacidad de amar. Pero lo cierto es que, desde un punto de vista psicológico, son tan nocivas como la codicia más insana. Entre las necesidades inmateriales inventadas más frecuentes están: • El amor sentimental. • El éxito. • Tener hijos. • Ser inteligente (no ser tonto). • Ser respetado por los demás. • No tener problemas o complicaciones. • Tener compañía (no estar solo). • Estar ocupado (no aburrirse). • Que la vida tenga sentido (a nivel cósmico y personal). • Tener seguridad (de no tener un accidente, etc.). • Tener salud (más allá de lo razonable). Estas once necesidades que acabo de listar son nocivas para la salud emocional de las personas porque, en realidad, sólo pueden ser

<strong>no</strong>s hace ver que sólo hay dos formas extremas<br />

<strong>de</strong> vivir lo que <strong>no</strong>s suce<strong>de</strong>: o es «terrible» o es<br />

«genial», sin matices.<br />

<strong>El</strong> pensamiento <strong>de</strong> «b<strong>la</strong>nco o negro» hace que<br />

tengamos en nuestra mente una particu<strong>la</strong>r Línea<br />

<strong>de</strong> Evaluación <strong>de</strong> <strong>la</strong>s Cosas <strong>de</strong> <strong>la</strong> Vida:<br />

Patricia tenía el temor <strong>de</strong> que si cambiaba y<br />

empezaba a amar a Ricardo sin necesitarle, <strong>no</strong> le<br />

iba a amar en absoluto. Una y otra vez, yo<br />

intentaba explicarle <strong>la</strong> visión racional <strong>de</strong>l amor:<br />

—Te curarás <strong>de</strong> tus celos cuando seas capaz<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirle a Ricardo: «Cariño, te quiero mucho,<br />

pero <strong>no</strong> te necesito».<br />

En <strong>la</strong> terapia con Patricia, hab<strong>la</strong>mos mucho <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong>s canciones <strong>de</strong> amor, auténticas fuentes <strong>de</strong><br />

neurosis. La mayor p<strong>arte</strong> <strong>de</strong> el<strong>la</strong>s cantan al<br />

neurótico amor <strong>de</strong>pendiente: «Sin ti yo muero».<br />

La literatura también comp<strong>arte</strong> esa «neura»:<br />

Romeo y Julieta, por ejemplo, se suicidan por <strong>no</strong><br />

po<strong>de</strong>r estar juntos. Yo creo que si Romeo y<br />

Julieta hubiesen conseguido casarse, se<br />

hubiesen divorciado a los pocos años porque ese<br />

tipo <strong>de</strong> amor es fantasioso y <strong>no</strong> funciona, suele<br />

provocar una gran <strong>de</strong>silusión en <strong>la</strong> pareja porque<br />

el amor sentimental <strong>no</strong> da <strong>la</strong> felicidad. Pue<strong>de</strong><br />

contribuir a el<strong>la</strong>, como el resto <strong>de</strong> <strong>la</strong>s cosas<br />

gratificantes <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>vida</strong>, pero se convierte en una<br />

fuente <strong>de</strong> infelicidad si <strong>la</strong> convertimos en <strong>la</strong><br />

fuente primaria <strong>de</strong> nuestra plenitud.<br />

He querido <strong>de</strong>scribir el caso <strong>de</strong> Patricia, <strong>la</strong><br />

mujer hiperromántica, para ilustrar que todas <strong>la</strong>s

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