El arte de no amargarse la vida - El mundo del "manitas "
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tener pareja o contar con la aprobación de los demás, pero también es importante reducir esas necesidades. Recordemos aquí que una persona muy sana y fuerte no necesita cosas materiales ni inmateriales: ni pareja ni la aprobación ajena. Estudiemos con un poco más de profundidad en qué consiste tener pocas necesidades y por qué es una de las claves de la salud mental. EL PARAÍSO EXISTE Y NO ESTÁ AQUÍ Antes de que estallase la Primera Guerra Mundial, en la década de 1910, un artista alemán llamado Erich Scheurmann tuvo la oportunidad de pasar un tiempo en algunas islas de la Polinesia. Como todos los primeros viajeros que visitaron aquel lugar, todavía virgen, Scheurmann quedó fascinado con el estilo de vida samoano. Sus habitantes eran saludables, alegres y pacíficos. No conocían la propiedad privada tal y como la entendemos nosotros, y se abrían a los extranjeros con sencillez, ofreciéndoles sus posesiones en un clima de armonía general. Sin duda, vivían de una forma muy ecológica, respetando la naturaleza y sin la obsesión de acumular bienes, tan propia de Occidente. Durante su estancia en aquellas islas paradisíacas, estalló la Primera Guerra Mundial y Scheurmann fue detenido por ser de nacionalidad alemana y conducido a Estados Unidos. Al finalizar la contienda, fue devuelto a Alemania, donde decidió escribir un libro sobre su experiencia en Samoa. Sin embargo, lo hizo
desde la perspectiva de los samoanos e inventó el personaje de un jefe polinesio llamado Tuiavii de Tiavea que viajaba a Europa invitado por un hombre blanco y hacía una descripción del modo de vida occidental. El libro se titula Los papalagi y fue publicado en 1920. Como si de un antropólogo se tratase, se suponía que el jefe Tuiavii había visitado Alemania y hacía una reflexión sobre la loca vida del hombre moderno. Tuiavii les explicaba a sus compañeros cómo eran los papalagi (los hombres blancos), seres enfermos de codicia: Los papalagi realizan infinidad de cosas a base de mucho trabajo y privación, cosas como anillos para los dedos, matamoscas y recipientes de comida. Ellos piensan que tenemos necesidad de todas esas cosas hechas por sus manos, porque ciertamente no piensan en las cosas con las que el Gran Espíritu nos provee. Pero ¿quién puede ser más rico que nosotros? y ¿quién puede poseer más cosas del Gran Espíritu que justamente nosotros? Lanzad vuestros ojos al horizonte más lejano, donde el ancho espacio azul descansa en el borde del mundo. Todo está lleno de grandes cosas: la selva, con sus pichones salvajes, colibríes y loros; las lagunas, con sus pepinos de mar, conchas y vida marina; la arena, con su cara brillante y su piel suave; el agua crecida, que puede encolerizarse como un grupo de guerreros o sonreír como una flor; y la amplia cúpula azul que cambia de color cada hora y trae
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muy sana y fuerte <strong>no</strong> necesita cosas materiales<br />
ni inmateriales: ni pareja ni <strong>la</strong> aprobación ajena.<br />
Estudiemos con un poco más <strong>de</strong> profundidad en<br />
qué consiste tener pocas necesida<strong>de</strong>s y por qué<br />
es una <strong>de</strong> <strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ves <strong>de</strong> <strong>la</strong> salud mental.<br />
EL PARAÍSO EXISTE Y NO ESTÁ AQUÍ<br />
Antes <strong>de</strong> que estal<strong>la</strong>se <strong>la</strong> Primera Guerra<br />
Mundial, en <strong>la</strong> década <strong>de</strong> 1910, un artista<br />
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Como todos los primeros viajeros que visitaron<br />
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