Impresiones de viaje : escritas por una abuela para sus nietos
Impresiones de viaje : escritas por una abuela para sus nietos Impresiones de viaje : escritas por una abuela para sus nietos
* Impresiones de viaje (escritas por una abuela para sus nietos) Sin duda por todo esto son allá los niños tan sanos y robustos. ¿Cuándo tendremos aquí recursos y organización suficiente para atender a las necesidades de nuestros pobres niños desvalidos? tal vez así disminuiría la mortalidad tan pavorosa que arrojan las estadísticas. Otro cuidado que se toma allí la policía es el de conducir de la mano a los niños y a los ancianos, en cada esquina, para defenderlos de ser atropellados por los vehículos. Lo mismo sucede en los parques; las madres dejan a sus nenes tomando un baño de sol en sus carritos, a sabiendas de que la policía los cuida. ¿Qué será todo esto: civilización o caridad? * 52
V Por último, resolvimos el viaje a París, pues las cartas de Sofía eran apremiantes; decía que ya estaban para clausurarse las exposiciones de Sevilla y Barcelona. Como ella no sabía lo que nos estaba pasando, porque no se lo escribimos, no podía explicarse nuestra demora. Por un cable le anunciamos la salida. Avisamos a la compañía de navegación, y tan cumplidos como lo habían prometido, nos enviaron pasajes de primera, con camarote de lujo, en el vapor Francia. Salimos en los primeros días de agosto. tulia, eduardo y Próspero nos acompañaron al barco, hasta dejarnos bien instalados. este último se quedó muy triste y con envidia de nosotros, porque íbamos a estar con “casi nadie” para él: con la gentil Sophy, a quien quería desde que el diablo estaba chiquito. Le prometimos que haríamos el regreso por estados unidos, y que nos estaríamos un mes allá. Con esta promesa, que no pudimos cumplir, se resignó. esta navegación, que duró seis días, fue muy agradable. el barco es un trasatlántico de grandes comodidades y mucho lujo. en él no se siente casi el movimiento, de manera que no hubo mareo. Por el contrario: me sentí bien, y pude gozar de todos los encantos de navegar, que no conocía. Nuestro camarote era uno de los mejores del barco, situado en el centro del gran monstruo. Parecía que nuestro apartamento de Broadway hubiera sido trasladado allí. tenía tres ventanas que daban al mar, gran dormitorio con dos catres muy dorados, sillas lujosas, gran escritorio y mesa central donde nos servían las comidas; tenía además su cuarto tocador, cuarto de baño con todos sus accesorios, y zaguán con salida a la galería interior. Como ocupábamos camarote de lujo, no teníamos obligación de ir al comedor: un sirviente especial, que hablaba español, * 53
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Por último, resolvimos el <strong>viaje</strong> a París, pues las cartas <strong>de</strong> Sofía eran apremiantes;<br />
<strong>de</strong>cía que ya estaban <strong>para</strong> clausurarse las exposiciones <strong>de</strong> Sevilla y Barcelona.<br />
Como ella no sabía lo que nos estaba pasando, <strong>por</strong>que no se lo escribimos, no<br />
podía explicarse nuestra <strong>de</strong>mora. Por un cable le anunciamos la salida.<br />
Avisamos a la compañía <strong>de</strong> navegación, y tan cumplidos como lo habían<br />
prometido, nos enviaron pasajes <strong>de</strong> primera, con camarote <strong>de</strong> lujo, en el va<strong>por</strong><br />
Francia. Salimos en los primeros días <strong>de</strong> agosto. tulia, eduardo y Próspero nos<br />
acompañaron al barco, hasta <strong>de</strong>jarnos bien instalados. este último se quedó muy<br />
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él: con la gentil Sophy, a quien quería <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que el diablo estaba chiquito. Le<br />
prometimos que haríamos el regreso <strong>por</strong> estados unidos, y que nos estaríamos<br />
un mes allá. Con esta promesa, que no pudimos cumplir, se resignó.<br />
esta navegación, que duró seis días, fue muy agradable. el barco es un<br />
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era uno <strong>de</strong> los mejores <strong>de</strong>l barco, situado en el centro <strong>de</strong>l gran monstruo. Parecía<br />
que nuestro apartamento <strong>de</strong> Broadway hubiera sido trasladado allí. tenía tres<br />
ventanas que daban al mar, gran dormitorio con dos catres muy dorados, sillas<br />
lujosas, gran escritorio y mesa central don<strong>de</strong> nos servían las comidas; tenía<br />
a<strong>de</strong>más su cuarto tocador, cuarto <strong>de</strong> baño con todos <strong>sus</strong> accesorios, y zaguán<br />
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