Impresiones de viaje : escritas por una abuela para sus nietos

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17.05.2013 Views

* Impresiones de viaje (escritas por una abuela para sus nietos) que ganaban estas obreras; ¡increíble! Cuarenta centavos de nuestra moneda. Al fin de muchas medidas en los maniquíes vivos, que manejaban el mantón con mucho garbo, les compramos ocho. Cinco para las hijas y nietas, y Sofía tres para ella, Olga y elena. No conocimos más templo que San Marcos ni fuimos a los teatros. estuvimos, sí, en varios museos, donde hay preciosidades que no nombro, por no cansarlos hablándoles de más antiguallas. estas andanzas por fábricas y almacenes las hacíamos a pie, por las calles que tienen en el interior los islotes, y que son las comerciales. están comunicadas con las de otros islotes por puentes sobre los canales. Allí no se conoce carro ni vehículo de ninguna clase. Los materiales de construcción, bultos de mercancías y demás, son movilizados en barquichuelos de carga que atracan en todas partes. Como ya estábamos orientados, despedimos al cicerone, y continuamos solos nuestros paseos. Volvimos a San Marcos, a la Piazzetta, y por allí tomamos por el costado izquierdo del Palacio Ducal, único que tiene aceras a orillas del Gran Canal. Pasamos varios puentes en arco, para dar cabida a las góndolas. Cruzando aquí y embarcando allá, llegamos a una isla donde hay un parque con muchos árboles, jardines, y varios restaurantes. era sin duda el Lido, paseo favorito de los venecianos. Como la distancia hasta el hotel era larga, regresamos en una barca-tranvía, que hacía el recorrido del Gran Canal, por ser la arteria principal, deteniéndose en cada confluencia, donde hay estación, venta de tiquetes y lugar de espera. el 12 de octubre, día clásico para nosotros los americanos, salimos de Venecia. Admirábamos desde el tren los cultivos de viñedos y perales, que son muy fértiles en Lombardía. el vino y las frutas son excelentes. No tasan aquellos como en algunos hoteles de francia; los colocan en canastas sobre las mesas de los comedores, a discreción de los comensales. Los italianos acostumbran mucho los espaguetis. Aquello es un chorro no interrumpido que va del plato a la boca. fastidia a la vista, más no tanto como lo que acostumbran los franceses, a pesar de toda su “politesse”, y que consiste en relamer con una rebanada de pan los restos de salsa que han quedado en el fondo de los platos. Hasta aquí mis impresiones de Venecia. * 146

XIX A las nueve de la noche llegamos a Milán, al Hotel fauring. Las piezas daban frente a un parque que era jardín de aclimatación. Lo comprendimos, porque en la noche nos despertaron los aullidos de las fieras que tenían enjauladas. también los zancudos nos molestaron como en Barcelona. en la mañana nos fuimos a pasear y a conocer la Catedral, llamada el Duomo, que es lo mejor y más notable de Milán. Nada le iguala en belleza. Sorprende verdaderamente por lo rara y por la multitud de estatuas de santos que la coronan. este templo es considerado como una joya de la arquitectura. Su construcción fue obra de muchísimos años. el interior es igualmente magnífico y suntuoso. fue sin duda la que me pareció más bella de todas las catedrales que conocí, inclusive la de San Pedro en Roma. Allí están las vistas para que juzguen. el antiguo convento, que es otra joya histórica, donde Leonardo de Vinci pintó en el muro del refectorio su famoso cuadro de La Cena, lo visitamos con preferencia. Aunque algo borrosas las figuras se destacan bellas. La de Jesús es verdaderamente divina. Pedro es especialmente hermoso; lo mismo San Juan. Qué lástima que el tiempo implacable destruya este cuadro, que parece imposible conservar por ser húmedo el muro. La capilla del convento también tiene muchas pinturas antiguas. esa capilla, aunque arruina da, me inspiró mucho respeto y veneración. Según la historia allí fue donde San Agustín se convirtió, oyendo las predicaciones de San Ambrosio. el cementerio de Milán es otra maravilla; más aún que el de Génova. este tendrá monumentos de más mérito artístico, que uno no sabe apreciar; pero a * 147

XIX<br />

A las nueve <strong>de</strong> la noche llegamos a Milán, al Hotel fauring. Las piezas daban<br />

frente a un parque que era jardín <strong>de</strong> aclimatación. Lo comprendimos, <strong>por</strong>que<br />

en la noche nos <strong>de</strong>spertaron los aullidos <strong>de</strong> las fieras que tenían enjauladas.<br />

también los zancudos nos molestaron como en Barcelona.<br />

en la mañana nos fuimos a pasear y a conocer la Catedral, llamada el<br />

Duomo, que es lo mejor y más notable <strong>de</strong> Milán. Nada le iguala en belleza.<br />

Sorpren<strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ramente <strong>por</strong> lo rara y <strong>por</strong> la multitud <strong>de</strong> estatuas <strong>de</strong> santos<br />

que la coronan. este templo es consi<strong>de</strong>rado como <strong>una</strong> joya <strong>de</strong> la arquitectura. Su<br />

construcción fue obra <strong>de</strong> muchísimos años. el interior es igualmente magnífico<br />

y suntuoso. fue sin duda la que me pareció más bella <strong>de</strong> todas las catedrales<br />

que conocí, inclusive la <strong>de</strong> San Pedro en Roma. Allí están las vistas <strong>para</strong> que<br />

juzguen.<br />

el antiguo convento, que es otra joya histórica, don<strong>de</strong> Leonardo <strong>de</strong> Vinci<br />

pintó en el muro <strong>de</strong>l refectorio su famoso cuadro <strong>de</strong> La Cena, lo visitamos con<br />

preferencia. Aunque algo borrosas las figuras se <strong>de</strong>stacan bellas. La <strong>de</strong> Jesús es<br />

verda<strong>de</strong>ramente divina. Pedro es especialmente hermoso; lo mismo San Juan.<br />

Qué lástima que el tiempo implacable <strong>de</strong>struya este cuadro, que parece imposible<br />

conservar <strong>por</strong> ser húmedo el muro. La capilla <strong>de</strong>l convento también tiene<br />

muchas pinturas antiguas. esa capilla, aunque arruina da, me inspiró mucho<br />

respeto y veneración. Según la historia allí fue don<strong>de</strong> San Agustín se convirtió,<br />

oyendo las predicaciones <strong>de</strong> San Ambrosio.<br />

el cementerio <strong>de</strong> Milán es otra maravilla; más aún que el <strong>de</strong> Génova. este<br />

tendrá monumentos <strong>de</strong> más mérito artístico, que uno no sabe apreciar; pero a<br />

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