Impresiones de viaje : escritas por una abuela para sus nietos
Impresiones de viaje : escritas por una abuela para sus nietos
Impresiones de viaje : escritas por una abuela para sus nietos
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
*<br />
Isabel Carrasquilla<br />
las fajas <strong>por</strong> don<strong>de</strong> se ha <strong>de</strong>rramado la ceniza <strong>de</strong> las erupciones, que pasados<br />
años es el mejor abono; pero las fajas <strong>por</strong> don<strong>de</strong> ha corrido la lava son como<br />
arroyos petrificados, negros como el hollín, y don<strong>de</strong> jamás vuelve a nacer <strong>una</strong><br />
planta.<br />
Al llegar a la cumbre hay <strong>una</strong> última, pequeña estación. Anteriormente<br />
estaba cerca <strong>de</strong>l cráter, pero en la erupción que hubo en 1906 se voló, pues ésta<br />
le arrancó a la cúspi<strong>de</strong> cien metros; <strong>por</strong> esto la construyeron más abajo. De allí<br />
se sigue a pie, subiendo <strong>por</strong> un sen<strong>de</strong>ro estrechísimo, que apenas se <strong>de</strong>termina<br />
entre las arenas amarillas. un guía va llevando <strong>de</strong> la mano a los excursionistas<br />
más nerviosos; pero uno no sabe cómo se apoyan en ese terreno resbaladizo<br />
don<strong>de</strong> cada piedra que se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> se precipita al abismo dando tumbos en los<br />
salientes <strong>de</strong> las rocas. Yo no miraba hacia abajo, y hubiera cerrado los ojos a ser<br />
posible. Al llegar al cráter hay un estrecho espacio <strong>de</strong>fendido <strong>por</strong> <strong>una</strong> alambrada<br />
don<strong>de</strong> se sitúan los excursionistas. Había un cerro <strong>de</strong> piedras, ver<strong>de</strong>s, amarillas,<br />
rojas, azulosas, que había arrojado el volcán, las cuales habían sido recogidas<br />
<strong>por</strong> los guías <strong>para</strong> ven<strong>de</strong>rlas a los curiosos.<br />
Sofía pretendió bajarse con unos americanos hasta la boca misma <strong>de</strong>l cráter,<br />
pero yo me opuse. Aquella olla profunda que <strong>de</strong>spi<strong>de</strong> humo y gases sulfurosos<br />
<strong>por</strong> todas <strong>sus</strong> grietas, y ese hueco que arroja fuego y pedriscos entre horribles<br />
truenos, son pavorosos. La bajada <strong>por</strong> ese suelo resbaladizo y can<strong>de</strong>nte, cogidos<br />
<strong>de</strong> cuerdas que los guías tien<strong>de</strong>n y que van amarradas a estacones <strong>de</strong> hierro, es<br />
arriesgadísima. Sofía, convencida al fin <strong>de</strong>l peligro, se subió, con Claudino y<br />
otros turistas, costeando el cráter, <strong>para</strong> ver la grieta <strong>por</strong> don<strong>de</strong> el volcán vaciaba<br />
la lava hacia la parte <strong>de</strong> atrás.<br />
Me quedé sola; tendí el abrigo sobre las piedras y me senté. La impresión<br />
es verda<strong>de</strong>ramente <strong>de</strong> ensueño, que emboba. La vista es única. Se abarca el<br />
golfo con todas <strong>sus</strong> poblaciones e islas. Sorrento, Castelamari, Capri, con <strong>sus</strong><br />
grutas misteriosas. La ciudad, casi a los pies, dormida, confiada, arrullada <strong>por</strong> los<br />
murmullos <strong>de</strong> su mar azul y custodiada <strong>por</strong> el gigante, que hoy vela, y mañana<br />
quizá le dé el abrazo fatal. No se compren<strong>de</strong>, mirando <strong>de</strong>s<strong>de</strong> allí la meseta o<br />
colina don<strong>de</strong> blanquean las ruinas <strong>de</strong> Pompeya, cómo la lluvia <strong>de</strong> ceniza, <strong>de</strong><br />
lodo hirviente y <strong>de</strong> pedruscos pudo llegar tan lejos hasta ahogarla. eso <strong>de</strong>bió<br />
ser un cataclismo espantoso.<br />
Me <strong>de</strong>spertó <strong>de</strong> este sueño la presencia <strong>de</strong> nuevos turistas que acababan <strong>de</strong><br />
llegar en el tren; eran dos matrimonios jóvenes y un sacerdote. Hablaban español.<br />
Se pusieron a mirar extasiados, silenciosos, y luego tomaron vistas <strong>de</strong> <strong>sus</strong><br />
*<br />
133