Impresiones de viaje : escritas por una abuela para sus nietos
Impresiones de viaje : escritas por una abuela para sus nietos Impresiones de viaje : escritas por una abuela para sus nietos
XVI Salimos de Roma con dirección a Nápoles el 4 de octubre, y fuimos a hospedarnos al Hotel Regina. Para llegar al hotel anduvo el carro muchas, pero muchísimas cuadras; atravesamos la ciudad de un extremo a otro. No sé decir por dónde, porque poco vimos andando de prisa en un taxi casi cerrado. el hotel, pequeño y bonito; “una monada”, como nos decía de él la señora uruguaya; queda al extremo de una calle fea que termina en un barranco, a la cual tenían vistas nuestras habitaciones; por la parte de atrás se ve el jardín, pero nada del mar ni del Vesubio, del que oíamos el sordo tronar. Como la llegada fue temprano, salimos a ver si los veíamos. A pocas cuadras dimos con un parque muy grande que llega hasta la orilla del mar. Desde allí pudimos admirar el coloso, que levanta su penacho, variable de color según el sol: a esa hora, violeta; en la mañana, gris; y en la noche rojo. De Nápoles lo más bello, sin duda, es su golfo encantado que ha dado motivo de inspiración a los poetas de todos los tiempos, así como el Vesubio, tan hermoso y sugestivo en su terrible majestad. A las ocho de la mañana del día siguiente se presentó el guía para conducirnos a Pompeya y hacer la ascensión del Vesubio. el tren anda por entre campos sembrados de viñedos, que estaban entonces en su apogeo, pues era la época de la vendimia; los perales daban también su cosecha, que se apresuraban a recoger en carros y grandes cestas. esto, que nunca había visto, me llamó mucho la atención. * 128
* Isabel Carrasquilla es larga la distancia a Pompeya. Al llegar cerca hay un hotel para los turistas, donde nos bajamos. Las ruinas no se ven todavía, pero sí el camino que a ellas conduce. Las alambradas que circunvalan la ciudad muerta tienen su entrada por allí. Hay un empleado especial que vende los tiquetes y conduce hasta la puerta a los visitantes, teniendo cuidado de cerrarla en seguida, para que nadie entre sin pagar. tomamos por un camino detrás del hotel; luego de pasar un arroyo con puente rústico, se camina por un disparejo empedrado que aún no es calle. A poco se encuentran las primeras casas, o lo que fueron casas, pues sólo existen de ellas los cimientos y parte de los muros. este barrio, llamado de la abundancia, era habitado por gentes negociantes que tenían allí sus tiendas, casas de hospedaje, panaderías, venta de bebidas etc. Algunas de ellas tienen mostradores de mármol o ladrillo, con huecos circulares a modo de fogones, donde metían las vasijas. Había varias de ellas: cántaros y ollas de barro, con asas de formas raras. Las calles son estrechas, empedradas con anchas lajas; las aceras angostas, más altas que la calle; en las esquinas se ven grandes piedras gastadas por el uso, para pasar de una acera a otra. No me supongo cómo podrían andar carros por allí. Llegamos, al fin, al Arco de Nerón. es una gran puerta de piedra o de mármol ennegrecido, bien conservado, con sus dos casetas donde encontraron las momias de uno o de los dos heroicos centinelas. Nos encontrábamos en el foro Civil. en rededor sólo veíamos los restos de los magníficos templos y demás edificios. Pero, ¡qué imponentes! La Basílica debió ser el mayor, a juzgar por el enorme basamento de numerosas y gruesas tronchadas, de los templos de Júpiter, Apolo, La fortuna, Venus e Isis, existe algún pórtico, trozos de muros, y varias columnas en pie. Al templo de Júpiter, que era el más hermoso de todos, se asciende por una escalinata de mármol que tiene dos entradas. No sabré pintar las emociones que se experimentan en aquel recinto; es tristeza mezclada con admiración y hasta con miedo. Aquella soledad, aquel silencio de cementerio, las pisadas que repercuten por las calles desiertas, las palabras que suenan a hueco, quizá por la misma sugestión, y todo lo que la imaginación le pone por su cuenta, no es para dicho sino para sentido. en los que fueron soberbios templos de los Dioses, hoy se les rinde culto al Silencio, a la Soledad y al Olvido. * 129
- Page 77 and 78: * Isabel Carrasquilla y en los pobr
- Page 79 and 80: * Isabel Carrasquilla rito de marfi
- Page 81 and 82: * Isabel Carrasquilla museo, pues e
- Page 83 and 84: * Isabel Carrasquilla en la mañana
- Page 85 and 86: * Isabel Carrasquilla fe. el Alcáz
- Page 87 and 88: * Isabel Carrasquilla el barrio y p
- Page 89 and 90: * Isabel Carrasquilla de españa, m
- Page 91 and 92: * Isabel Carrasquilla del edificio
- Page 93 and 94: X Hicimos este viaje en un Pullman
- Page 95 and 96: * Isabel Carrasquilla una barrera n
- Page 97 and 98: * Isabel Carrasquilla te pasa?” l
- Page 99 and 100: * Isabel Carrasquilla y que sirvió
- Page 101 and 102: XI A las ocho de la mañana salimos
- Page 103 and 104: XII Salimos por la vía de Atocha a
- Page 105 and 106: * Isabel Carrasquilla Hay una parte
- Page 107 and 108: * Isabel Carrasquilla la casa, que
- Page 109 and 110: * Isabel Carrasquilla que daban a u
- Page 111 and 112: * Isabel Carrasquilla Yo compré lo
- Page 113 and 114: * Isabel Carrasquilla ciudad. La su
- Page 115 and 116: * Isabel Carrasquilla La otra pasat
- Page 117 and 118: * Isabel Carrasquilla más allá y
- Page 119 and 120: * Isabel Carrasquilla las gentes po
- Page 121 and 122: * Isabel Carrasquilla el Museo Capi
- Page 123 and 124: * Isabel Carrasquilla cioso como si
- Page 125 and 126: * Isabel Carrasquilla Al día sigui
- Page 127: * Isabel Carrasquilla vean: dizque
- Page 131 and 132: * Isabel Carrasquilla Hay momias pe
- Page 133 and 134: * Isabel Carrasquilla las fajas por
- Page 135 and 136: * Isabel Carrasquilla esto nos llam
- Page 137 and 138: XVII Después de Roma, era florenci
- Page 139 and 140: * Isabel Carrasquilla la historia d
- Page 141 and 142: XVIII La llegada a Venecia fue en u
- Page 143 and 144: * Isabel Carrasquilla cuenta de tod
- Page 145 and 146: * Isabel Carrasquilla instó para q
- Page 147 and 148: XIX A las nueve de la noche llegamo
- Page 149 and 150: XX el paso por el Lago Mayor, tan h
- Page 151 and 152: * Isabel Carrasquilla está el monu
- Page 153 and 154: XXI ¡Qué bella parece la Ciudad L
- Page 155 and 156: * Isabel Carrasquilla fueran fuerte
- Page 157 and 158: * Isabel Carrasquilla ¡Qué de ref
- Page 159 and 160: * Isabel Carrasquilla que tanto des
- Page 161 and 162: * Isabel Carrasquilla promiscuidad.
- Page 163 and 164: * Isabel Carrasquilla La fiesta est
- Page 165: * Isabel Carrasquilla La apertura d
- Page 168 and 169: * Impresiones de viaje (escritas po
- Page 170 and 171: * Impresiones de viaje (escritas po
- Page 172 and 173: Trayecto Fecha florencia- Venecia V
- Page 175 and 176: Referencias bibliográficas fischer
- Page 177 and 178: Coeditores Colección Bicentenario
XVI<br />
Salimos <strong>de</strong> Roma con dirección a Nápoles el 4 <strong>de</strong> octubre, y fuimos a hospedarnos<br />
al Hotel Regina.<br />
Para llegar al hotel anduvo el carro muchas, pero muchísimas cuadras; atravesamos<br />
la ciudad <strong>de</strong> un extremo a otro. No sé <strong>de</strong>cir <strong>por</strong> dón<strong>de</strong>, <strong>por</strong>que poco<br />
vimos andando <strong>de</strong> prisa en un taxi casi cerrado. el hotel, pequeño y bonito; “<strong>una</strong><br />
monada”, como nos <strong>de</strong>cía <strong>de</strong> él la señora uruguaya; queda al extremo <strong>de</strong> <strong>una</strong> calle<br />
fea que termina en un barranco, a la cual tenían vistas nuestras habitaciones;<br />
<strong>por</strong> la parte <strong>de</strong> atrás se ve el jardín, pero nada <strong>de</strong>l mar ni <strong>de</strong>l Vesubio, <strong>de</strong>l que<br />
oíamos el sordo tronar.<br />
Como la llegada fue temprano, salimos a ver si los veíamos. A pocas cuadras<br />
dimos con un parque muy gran<strong>de</strong> que llega hasta la orilla <strong>de</strong>l mar. Des<strong>de</strong> allí<br />
pudimos admirar el coloso, que levanta su penacho, variable <strong>de</strong> color según el<br />
sol: a esa hora, violeta; en la mañana, gris; y en la noche rojo.<br />
De Nápoles lo más bello, sin duda, es su golfo encantado que ha dado motivo<br />
<strong>de</strong> inspiración a los poetas <strong>de</strong> todos los tiempos, así como el Vesubio, tan<br />
hermoso y sugestivo en su terrible majestad.<br />
A las ocho <strong>de</strong> la mañana <strong>de</strong>l día siguiente se presentó el guía <strong>para</strong> conducirnos<br />
a Pompeya y hacer la ascensión <strong>de</strong>l Vesubio. el tren anda <strong>por</strong> entre campos<br />
sembrados <strong>de</strong> viñedos, que estaban entonces en su apogeo, pues era la época <strong>de</strong><br />
la vendimia; los perales daban también su cosecha, que se apresuraban a recoger<br />
en carros y gran<strong>de</strong>s cestas. esto, que nunca había visto, me llamó mucho la<br />
atención.<br />
*<br />
128