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17.05.2013 Views

Saludo XXIX Domingo del Tiempo Ordinario Guión litúrgico – DOMUND 2012 “Misioneros de la fe” El Espíritu de Jesucristo que envió a sus apóstoles a proclamar el Evangelio a todos los pueblos, esté con todos vosotros. Monición de entrada La misa de cada domingo nos convoca a la comunidad cristiana para celebrar la entrega de Jesús por cada uno de los hijos de Dios, ya que –como escuchamos en el Evangelio de la liturgia de hoy– “el hijo del hombre ha venido para dar su vida en rescate por todos”. Por eso mismo, cada celebración es una llamada que Jesús nos hace para que su salvación llegue a todos los hombres. Ser cristiano es ser testigo y ser misionero, para que la fe en Jesucristo se difunda y alcance a todas las personas y pueblos. En este domingo, en que celebramos la Jornada Mundial de las Misiones, la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe nos invita a fijarnos en los misioneros que, en el mundo entero, son testigos privilegiados y mensajeros de la fuerza del Evangelio; ellos son “Misioneros de la fe”, como reza el lema de este DOMUND. En este Año de la Fe convocado por el Papa Benedicto XVI y que acaba de comenzar, estamos invitados a ser nosotros mismos “misioneros de la fe”. Así se lo pedimos al Señor para nosotros y para toda la Iglesia. Acto penitencial Dios ha enviado a su Hijo Jesucristo a dar su vida en rescate de todos sus hijos de adopción; por eso invocamos su misericordia con confianza: - Tú, que no has venido a ser servido sino a servir. Señor, ten piedad. - Tú, que das la vida por todos. Cristo, ten piedad. - Tú, que nos envías a ser “misioneros de la fe”. Señor, ten piedad. Oración colecta Dios todopoderoso y eterno, aumenta nuestra fe, esperanza y caridad; y, para conseguir tus promesas,

Saludo<br />

XXIX Domingo del Tiempo Ordinario<br />

Guión litúrgico – DOMUND 2012<br />

“Misioneros de la fe”<br />

El Espíritu de Jesucristo que envió a sus apóstoles a proclamar el Evangelio<br />

a todos los pueblos, esté con todos vosotros.<br />

Monición de entrada<br />

La misa de cada domingo nos convoca a la comunidad cristiana para celebrar la<br />

entrega de Jesús por cada uno de los hijos de Dios, ya que –como escuchamos en el<br />

Evangelio de la liturgia de hoy– “el hijo del hombre ha venido para dar su vida en<br />

rescate por todos”.<br />

Por eso mismo, cada celebración es una llamada que Jesús nos hace para que su<br />

salvación llegue a todos los hombres. Ser cristiano es ser testigo y ser misionero, para<br />

que la fe en Jesucristo se difunda y alcance a todas las personas y pueblos.<br />

En este domingo, en que celebramos la Jornada Mundial de las Misiones, la<br />

Obra Pontificia de la Propagación de la Fe nos invita a fijarnos en los misioneros que,<br />

en el mundo entero, son testigos privilegiados y mensajeros de la fuerza del Evangelio;<br />

ellos son “Misioneros de la fe”, como reza el lema de este DOMUND.<br />

En este Año de la Fe convocado por el Papa Benedicto XVI y que acaba de<br />

comenzar, estamos invitados a ser nosotros mismos “misioneros de la fe”. Así se lo<br />

pedimos al Señor para nosotros y para toda la Iglesia.<br />

Acto penitencial<br />

Dios ha enviado a su Hijo Jesucristo a dar su vida en rescate de todos sus hijos<br />

de adopción; por eso invocamos su misericordia con confianza:<br />

- Tú, que no has venido a ser servido sino a servir. Señor, ten piedad.<br />

- Tú, que das la vida por todos. Cristo, ten piedad.<br />

- Tú, que nos envías a ser “misioneros de la fe”. Señor, ten piedad.<br />

Oración colecta<br />

Dios todopoderoso y eterno,<br />

aumenta nuestra fe, esperanza y caridad;<br />

y, para conseguir tus promesas,


concédenos amar tus preceptos.<br />

Por nuestro Señor Jesucristo que contigo vive y reina<br />

en la unidad del Espíritu Santo,<br />

Dios, por los siglos de los siglos.<br />

O: (la Oración para la evangelización de los pueblos)<br />

Oh Dios, que quieres que todos los hombres se salven<br />

y lleguen al conocimiento de la verdad;<br />

mira tu inmensa mies<br />

y envíale operarios<br />

para que sea predicado el Evangelio a toda criatura,<br />

y tu grey, congregada por la palabra de vida<br />

y sostenida por la fuerza de los sacramentos,<br />

camine por las sendas de la salvación y del amor.<br />

Por nuestro Señor Jesucristo que contigo vive y reina<br />

en la unidad del Espíritu Santo,<br />

Dios, por los siglos de los siglos.<br />

I. Lectura: Is 53, 10-11<br />

El profeta Isaías había anunciado con antelación la pasión de Jesús. Él la aceptó<br />

por amor y por su muerte, Dios hace justicia y ofrece la salvación a todos los pueblos.<br />

Salmo responsorial: 32<br />

El salmista nos invita a poner la confianza en Dios y a pedirle su misericordia.<br />

II. Lectura: Heb 4, 14-16<br />

El autor de la carta a los hebreos nos dice que Jesús es el sumo sacerdote que<br />

atravesó los cielos. Al hacerse hombre, fue probado en todo. Por ello, conoce y<br />

comprende nuestra debilidad y se compadece de nosotros.<br />

Evangelio: Mc 10, 35-45<br />

La característica de la vida de Jesús fue el servicio; debe ser también el rasgo de<br />

nuestra propia vida.


Sugerencias para la homilía<br />

• La lectura del profeta Isaías describe una figura llena de enigmas: la del “siervo” que<br />

voluntariamente se ofrece a Dios para cumplir su plan de salvación y, por medio de su<br />

propio sufrimiento, manifestar a todos la gracia divina. El “siervo” se asocia a la culpa<br />

en que todos han caído, pero por su inocencia y su justicia ante Dios, la expía y la borra.<br />

• El alcance de este misterio solamente puede ser plenamente comprendido a la luz del<br />

Nuevo Testamento.<br />

En el salmo pedimos: Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo<br />

esperamos de ti; es el grito que sale de la boca del hombre que gime bajo el peso de sus<br />

culpas y que sabe que solamente Dios puede librarle de la situación de angustia en que<br />

vive por causa de su pecado. Sin embargo, muchas veces nuestras mismas culpas nos<br />

impiden descubrir la profundidad de la misericordia de Dios, e incluso algunos dejan de<br />

esperar en su gracia y su perdón. Cristo se entrega “por todos” (Evangelio) y la<br />

universalidad de su salvación es fuente de vida y esperanza en cualquier situación, por<br />

desesperada que parezca a los ojos de los hombres.<br />

• Es más, Cristo es el gran sumo sacerdote “que ha atravesado el cielo” (2ª lectura).<br />

Jesús va a la pasión “voluntariamente aceptada” (Plegaria Eucarística II) para que el<br />

hombre conciba en su corazón la esperanza de que Él siempre se compadece de<br />

nosotros, porque “ha sido probado en todo, como nosotros”; así nos introduce ante “el<br />

trono de gracia” para alcanzar siempre misericordia de parte de Dios.<br />

• El pasaje del Evangelio muestra claramente cuánto nos cuesta entrar en este misterio<br />

de la gracia misericordiosa y salvadora de Dios. Los discípulos no comprenden la<br />

misión de Jesús y están demasiado preocupados por alcanzar grandeza y poder según<br />

los criterios del mundo. Jesús no se escandaliza ni se lo recrimina en modo alguno: les<br />

ofrece la cordial invitación a “beber su cáliz” y a participar de “su bautismo”. Es la<br />

misma invitación que nos dirige a nosotros, sus discípulos de hoy en día, a que<br />

comprendamos que la grandeza está en el servicio.<br />

• Solo la fe puede captar este misterio, y la fuerza que nos da el “mantenernos firmes”<br />

en ella transforma nuestras vidas y nuestro mundo. Manteniéndose firme en la fe es<br />

como el cristiano participa del sacerdocio de Cristo, porque hace de su vida una entrega<br />

total; entrega que es “sacerdotal”, al ofrecerse a sí mismo a Dios y dar testimonio de<br />

Cristo con su vida, lo que también implica dar razón de su esperanza (cf. LG 10). Como<br />

dice el Papa en su Mensaje para esta Jornada: “La fe es un don que se nos ha dado para<br />

ser compartido. [...] Es el don más importante que se nos ha dado en nuestra existencia<br />

y que no podemos guardarnos para nosotros mismos”.<br />

• La cambiante situación del mundo nos exige creatividad para proponer el Evangelio,<br />

como el Papa expresa en su Mensaje: “La cooperación misionera se debe ampliar hoy<br />

con nuevas formas para incluir no solo la ayuda económica, sino también la<br />

participación directa en la evangelización. [...] La celebración del Año de la Fe y el<br />

Sínodo de los Obispos sobre la nueva evangelización serán ocasiones propicias para un<br />

nuevo impulso de la cooperación misionera, sobre todo en esta segunda dimensión”.<br />

Oración de los fieles


Cristo nos abre el acceso confiado a la presencia de Dios; por eso presentamos a<br />

nuestro Padre nuestra oración confiada:<br />

- Por el Papa y la Iglesia universal, para que manifiesten con su misión el valor de<br />

la vida de Cristo, entregada “por todos”, y fomenten la misión ad gentes.<br />

Roguemos al Señor.<br />

- Por los obispos, sacerdotes y todos los agentes de pastoral, para que cuiden de la<br />

fe del pueblo de Dios y siembren en él la preocupación por la evangelización.<br />

Roguemos al Señor.<br />

- Por la Asamblea del Sínodo de los Obispos, para que la nueva evangelización dé<br />

frutos de renovación eclesial y aumente el impulso misionero. Roguemos al<br />

Señor.<br />

- Por los misioneros y misioneras en todo el mundo, que con su vida y palabra<br />

manifiestan la caridad de Cristo por todos los hombres y pueblos, para que se<br />

mantengan firmes en la fe. Roguemos al Señor.<br />

- Por los que sufren en su cuerpo o en su espíritu, para que la fe en Cristo les lleve<br />

a ofrecer sus sufrimientos por la salvación del mundo. Roguemos al Señor.<br />

- Por todos nosotros, para que la escucha de la palabra de Dios y la celebración de<br />

la eucaristía nos hagan verdaderos “misioneros de la fe”. Roguemos al Señor.<br />

Acoge, Padre de bondad, las peticiones que te presentamos por medio de tu Hijo<br />

Jesucristo, que vive para siempre e intercede por nosotros. Por el mismo Cristo, nuestro<br />

Señor.<br />

Monición al ofertorio<br />

La Jornada Mundial de las Misiones nos ofrece la oportunidad de hacer la<br />

ofrenda de los dones que van a servir para la celebración eucarística –el pan y el vino–,<br />

con la conciencia de que, al igual que Cristo se ofrece por nosotros, nosotros en estos<br />

dones nos ofrecemos a Cristo y a los demás. Cristo sacerdote nos hace partícipes de su<br />

sacerdocio y su misión.<br />

Al mismo tiempo, llevamos ante el altar la colecta que se acaba de realizar con<br />

motivo del DOMUND, como plasmación de nuestro compromiso, en esta Jornada y<br />

siempre, para que la fe en Jesucristo se difunda, arraigue e irradie en todo el mundo por<br />

medio de los misioneros.<br />

Oración después de la comunión<br />

Te rogamos, Señor,<br />

que nos santifique la participación en tu mesa


y haz que todas las gentes reciban con gozo,<br />

la salvación que tu Hijo Unigénito<br />

realizó con su muerte en la cruz.<br />

Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Amén.<br />

Oración sobre el pueblo y bendición<br />

Dios, Padre santo,<br />

que en el bautismo nos ha iluminado<br />

con la luz de la fe en tu Hijo, muerto y resucitado,<br />

haz que la escucha de tu Palabra<br />

y la participación en tus sacramentos<br />

nos impulse a ser luz para todos<br />

los que han sido redimidos por su Sangre.<br />

Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor.<br />

- El Señor esté con vosotros.<br />

- Que la bendición de Dios,<br />

Padre, Hijo y Espíritu Santo, os acompañe.<br />

- Podéis ir en paz.

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