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001-344 Goethe y Schiller.qxd:Maquetación 1 - Tusquets Editores

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de un embrión. En él descubre el fino lugar de sutura, había hallado<br />

las huellas apenas visibles del hueso intermaxilar. «Estoy<br />

tan contento que me da saltos el corazón y se me estremecen todas<br />

las vísceras», escribe a la señora Von Stein; y a Herder, en el<br />

mismo día, el 27 de marzo de 1784: «No he descubierto oro ni<br />

plata, pero sí algo que me produce una alegría inefable, el hueso<br />

intermaxilar [...]. También a ti debería producirte alegría, pues<br />

es como una clave de bóveda para entender la realidad del hombre».<br />

43 Sin embargo, el eco en el mundo de los especialistas no<br />

fue muy sonoro, cosa que evidentemente enojó a <strong>Goethe</strong>: «Vuelvo<br />

a comprobar que el especialista profesional niega sus cinco<br />

sentidos; pues raras veces se preocupa por el concepto vivo de<br />

la cosa, y sólo le interesa lo que se ha dicho acerca de ella». 44 En<br />

cualquier caso el profesor Justus Christian Loder, de la Universidad<br />

de Jena, incluyó el descubrimiento de <strong>Goethe</strong> en su Manual<br />

de anatomía. Todo eso no desvió a <strong>Goethe</strong> de su camino, la<br />

teoría de los huesos le había embelesado. Estudió seguidamente<br />

un cuerno de rinoceronte, e incluso hizo que le enviaran un cráneo<br />

de elefante, que escondió en su habitación para que no lo<br />

tildaran de loco. <strong>Schiller</strong> especulaba sobre una ominosa «fuerza<br />

intermedia», <strong>Goethe</strong>, en cambio, tenía su os intermaxilare, un<br />

miembro intermedio en la serie de configuraciones de la vida.<br />

Hay medios para dar, de una u otra forma, con el hueso intermaxilar,<br />

el cuerno de rinoceronte y el cráneo de elefante. Pero<br />

¿cómo puede encontrarse la libertad en el cerebro, tal como lo<br />

intenta <strong>Schiller</strong> con ahínco? La busca mediante una teoría de la<br />

«atención». 45 ¿No es sorprendente que podamos dirigirla por «libre<br />

voluntad» como si se tratara de un rayo de luz? ¿No queda<br />

demostrado con ello que no sólo dependemos de estímulos, sino<br />

que además podemos escoger aquello a lo que queremos reaccionar?<br />

La atención dirigida por la voluntad, ¿no concede una<br />

mirada a la esencia de la libertad de decisión? <strong>Schiller</strong>, alentado<br />

por la alegría del descubridor, aunque no tenga en la mano algo<br />

tan duro como el hueso, reprochará más tarde a <strong>Goethe</strong> que «palpe<br />

demasiado», y con aliento y orgullo presenta su hallazgo relativo<br />

a la libertad: «La atención, a través de la cual fantaseamos,<br />

reflexionamos, nos distinguimos y concentramos, a través de la<br />

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