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001-344 Goethe y Schiller.qxd:Maquetación 1 - Tusquets Editores

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pero en <strong>Goethe</strong> encontró lo terrestre con brillo supraterrestre. Lo<br />

que <strong>Goethe</strong> aprendió algunos años antes, ahora también lo aprende<br />

<strong>Schiller</strong>, a saber: que lo sublime permanece vacío si no se forma<br />

dentro de la «lejanía de la vida».<br />

<strong>Goethe</strong> escribirá sobre Klopstock en Poesía y verdad: «La dignidad<br />

del objeto elevaba en el poeta el sentimiento de la propia<br />

personalidad» 19 . Gracias a <strong>Goethe</strong> comprende <strong>Schiller</strong> que el sentimiento<br />

de la propia personalidad tiene que brotar de uno mismo,<br />

de su fundamento creador, y no está abocado a la dignidad<br />

del objeto. El genio no necesita la cresta de grandes temas para<br />

parecer grande. El poeta genial es el «Prometeo» de una segunda<br />

creación: «Aquí me siento yo y formo hombres, los formo a mi<br />

imagen...», 20 leemos en la oda a Prometeo.<br />

En los años setenta del siglo XVIII, cuando se hablaba del genio,<br />

el pensamiento se dirigía ante todo a Shakespeare. Treinta<br />

años antes, éste seguía siendo prácticamente desconocido en Alemania,<br />

pero ahora es considerado como el creador de hombres<br />

por antonomasia. <strong>Goethe</strong> escribe en su discurso sobre Shakes -<br />

peare: «Competía con Prometeo, a su imagen formaba los hombres<br />

rasgo a rasgo, pero con grandeza colosal». 21 Shakespeare no<br />

se eleva como Klopstock sobre la naturaleza, ni la imita idílicamente,<br />

como los anacreónticos; más bien, la crea desde su naturaleza<br />

interior y, por eso, acierta con la verdad de la naturaleza<br />

exterior y del hormiguero humano.<br />

«Naturaleza» es, junto con «genio», la otra palabra mágica de<br />

la época. Ambos términos forman una unidad y se oponen a lo<br />

artificial y a la coacción. El genio no se atiene a reglas, sino que<br />

se da a sí mismo algunas que brotan de la propia naturaleza crea -<br />

dora. Más adelante, Kant encontrará la fórmula decisiva para<br />

esta idea: el genio es aquel don de la naturaleza que «da la regla<br />

al arte». 22<br />

<strong>Schiller</strong> descubrió a Shakespeare a través de su profesor Jakob<br />

Friedrich Abel, que ingresó en la Karlsschule con un discurso sobre<br />

el «genio». En sus palabras del 14 de diciembre de 1776, pronunciadas<br />

exactamente tres años antes de la visita de <strong>Goethe</strong> a<br />

la Karlsschule, Abel afirmaba: «El genio juega con pensamientos<br />

grandes y audaces, como Hércules con el león. ¿Qué no sufrió<br />

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