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001-344 Goethe y Schiller.qxd:Maquetación 1 - Tusquets Editores

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famosa como la de Berlichingen. Esta recompensa había de concederse<br />

en la feria de Leipzig del año 1777, y el barón era tan<br />

audaz que optó por Lessing como juez del certamen. Pero nadie<br />

se erigió en abogado de los Riedesel. Con Götz quedaban todos<br />

en la sombra. Incluso llegó a discutirse por extenso la cuestión<br />

de si realmente la mano de hierro del caballero era la derecha,<br />

como decía <strong>Goethe</strong>, o la izquierda. Un recensor de Gotinga se<br />

decidió por la derecha con el argumento de que esta mano «de<br />

hecho es tan indispensable para un caballero como lo es para algunos<br />

editores, compiladores y recensores, si bien con la diferencia<br />

de que el caballero necesita más contenido en la cabeza<br />

para usarla». 10<br />

Götz fue un éxito nacional, pero el éxito de Werther llegó a<br />

ser europeo. Las prendas de vestir de Werther –chaleco y pantalones<br />

amarillos, frac azul y botas marrones– constituyen aún hoy<br />

un caso excepcional en Alemania: que la literatura haya provocado<br />

una forma de vestir y, contra lo que acostumbra suceder, sin<br />

que su origen sea Francia, Inglaterra o Estados Unidos. Parece que<br />

aquí y allá se produjeron asimismo suicidios por imitación. Werther<br />

se convirtió en libro de culto de toda una generación. El joven<br />

Bonaparte lo leyó siete veces. Consideraba que aquel amor desdichado<br />

era sobrecogedor, pero que la sociedad no estaba bien<br />

presentada, algo que más tarde reprochó al autor en el famoso<br />

encuentro de Erfurt en 1808. También en Bonaparte el entusiasmo<br />

por la novela había despertado la curiosidad por la personalidad<br />

del autor. El escéptico Lessing, que había criticado ya<br />

Götz, tampoco dio una acogida favorable a Werther. Con todo,<br />

no pudo sustraerse al encanto del interés biográfico, y publicó los<br />

escritos filosóficos de K.W. Jerusalem, que era considerado como<br />

el modelo del destino de Werther. Lessing quería mostrar que<br />

ese Jerusalem era un «tipo» totalmente distinto de Werther y de<br />

su autor.<br />

Cuando en 1775 <strong>Goethe</strong> aceptó la invitación del duque Karl<br />

August para ingresar en la corte de Weimar, se suscitó un enorme<br />

interés para ver cómo se desarrollaba este «tipo». El poeta que<br />

había criticado la sociedad palaciega, ¿tomaría los rasgos del príncipe,<br />

o bien, a la inversa, el príncipe se adaptaría al poeta? ¿Se ha-<br />

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