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001-344 Goethe y Schiller.qxd:Maquetación 1 - Tusquets Editores

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presentante del Sturm und Drang, aunque ya no lo es. Antes de<br />

emprender este viaje, había escrito en su Diario:<br />

Otros tiempos, otras preocupaciones. Silenciosa mirada retrospectiva<br />

a la vida, a lo revuelto, al tráfago [...]. Qué singular complacencia<br />

había encontrado en los misterios, en las relaciones oscuras<br />

e imaginativas [...]. Cuán insensatamente me envolví en las<br />

cosas humanas y divinas [...]. De qué forma me abstuve de seguir<br />

camino alguno, sino que estoy ahí más bien como quien se salva<br />

del agua y comienza a secarse por la acción solar... 2<br />

Últimamente, su actitud es forzadamente digna. El entorno<br />

más inmediato, que lo había conocido y apreciado cuando su<br />

comportamiento era distinto, acoge con extrañeza este cambio.<br />

Wieland escribe: «En lugar del calor que irradiaba vida por doquier,<br />

hay hielo político a su alrededor. Siempre es bueno e inofensivo,<br />

pero no se comunica». 3 <strong>Goethe</strong> notó la extrañeza que<br />

provocaba. En una carta del 13 de septiembre de 1780 a Charlotte<br />

von Stein se compara con un «pájaro que sin saber por qué<br />

cae al agua y los dioses, que lo ven a punto de ahogarse, intentan<br />

convertir poco a poco las alas en aletas de pez. Los peces,<br />

que se preocupan por él, no entienden por qué no se encuentra<br />

bien en su elemento». 4 ¿Por qué los demás han de complacerse<br />

en él, si él no logra complacerse en sí mismo? ¿Cómo no van a<br />

extrañarse de él los demás, si él mismo se siente extraño frente<br />

a sí y a su nueva tarea?<br />

Allí estaba, pues, este «gélido» <strong>Goethe</strong>, con gesto rígido e infundiendo<br />

profundo respeto, en la tribuna del nuevo castillo en<br />

Stuttgart, posiblemente inmerso en el aburrimiento. Dos semanas<br />

después escribe a la señora Von Stein: «Deambulamos de corte<br />

en corte, pasamos frío y nos aburrimos, comemos mal y bebemos<br />

todavía peor. Aquí la gente te da pena, pues se dan cuenta<br />

del aspecto que ofrecen, y un extraño les infunde temor. Están<br />

mal instalados, y en general tienen a su alrededor a tontos y bribones».<br />

5<br />

En Stuttgart, esos «tontos y bribones» habían advertido a<br />

<strong>Goethe</strong> que no mencionara el caso de Schubart ante el duque<br />

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