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Fact Pégame tu vicio - Rolling Stone

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<strong>Fact</strong><br />

I<br />

Con las uñas coloradas es más fácil ser feliz.<br />

<strong>Pégame</strong> <strong>tu</strong> <strong>vicio</strong><br />

❋<br />

La primera vez que besé fue en sexto grado. Se sabe que mi debilidad<br />

siempre han sido mis vecinos, y la primera no fue una excepción.<br />

En esa época, por una de esas vueltas de la vida, estaba viviendo<br />

en una casa en la Horqueta que le habían prestado a Eddie. Normalmente<br />

yo vivía con Mercedes, pero esto coincidió con unos meses en los<br />

que ella se fue de viaje a Europa, así que armamos las valijas y nos<br />

mudamos a San Isidro. Jardín, pileta, vida suburbana, salvo la parte de<br />

compartir el cuarto con mi hermano, no estaba nada mal.<br />

A mí me gustaba el pibe de enfrente, pero even<strong>tu</strong>almente quedó<br />

claro que el niño era un lenteja total: ni pelota. Así que ya le había<br />

pegado el ojo a otro, que vivía a la vuelta y se lo pasaba andando en<br />

bici por mi cuadra, haciendo wheelie cada vez que cruzaba mi ventana.<br />

Ri<strong>tu</strong>al de apareamiento total, porque vuestra servidora pasaba<br />

varias horas al día trepada al marco de la ventana mientras leía y<br />

fichaba a los hombrecitos que desfilaban por la cuadra, haciéndose<br />

desear.<br />

No me acuerdo cómo fue que un día el pibe este (que era bastante<br />

mayor, estaba en segundo año) se me puso a hablar, ni cuántas veces<br />

(diciendo que me iba a caminar) bajé para que charláramos un poco.<br />

Pueden haber sido tres, puede no haber sido ninguna.<br />

En cualquier caso un buen día bajé y nos fuimos a caminar por<br />

ahí. Nos sentamos en una vereda con pastito, debajo de unos árboles, y<br />

charlamos bastante. No me acuerdo bien qué se discutía, sólo unos<br />

cuantos fragmentos que me hago el favor de considerar poco represen-<br />

13


tativos: le sorprendía que me negara a usar corpiño, cuando tenía<br />

“mucho más tetas que sus hermanas”; le dije que iba a ser una escritora<br />

muy famosa y me dijo que no hablara así “porque se ponía al palo”;<br />

me preguntó en repetidas ocasiones si podía darme un beso, a lo que yo<br />

me negaba tímidamente pero muerta de ganas. En el jardín de la casa<br />

en cuya vereda nos sentábamos empezó a sonar un lento de Roxette y<br />

me preguntó si bailaba (te lo *juro*), y bailamos. Después nos volvimos<br />

a sentar y accedí a que me besara.<br />

Pues bien, yo estaba por entonces enamoradísima de Macaulay<br />

Culkin y me esperaba un besillo de lo más inocente onda My Girl,<br />

pero el chavo al toque me metió la lengua y ya estábamos transando.<br />

Y así es<strong>tu</strong>vimos un largo rato, hasta que finalmente nos paramos<br />

(estábamos acostados en el pasto, ahí) y me acompañó hasta mi hogar.<br />

Él caminaba al lado mío con su bici y de pronto me dice “che, tenés<br />

todo sucio”, y me saca el polvo de los pantalones. Por decir le digo qué<br />

hacés y me dice “bueno, ahora que soy <strong>tu</strong> novio me vas a dejar tocarte<br />

el culo, ¿verdad?”. Y ahí me reí un poco y dije seguro, pero adentro<br />

pensaba acerca de qué raro que era todo, cómo era esto de que éramos<br />

novios. Y no habíamos llegado a la esquina que ya había calculado<br />

que las (tremendas) ganas de seguir practicando lo del beso no eran<br />

suficientes como para andar molestándome con toda esta burocracia<br />

de los novios, por lo cual no pensaba volver a verlo en toda mi existencia.<br />

Subí a mi cuarto, Eddie me dijo algo por haber desaparecido tanto<br />

tiempo y yo no podía sacarme la sonrisa estúpida en mi interior. No<br />

tenía la menor importancia.<br />

Estaba muy conforme conmigo misma, a decir verdad. Todo un<br />

récord, además. Se podría decir que más allá de la experiencia en sí<br />

estaba orgullosa de mí misma por haberla llevado a cabo. Obvio que<br />

tenía ganas de transármelo hacía rato. Obvio que tenía ganas de transarme<br />

a *cualquiera* hacía rato, y obvio que planeaba transarme a<br />

muchos más en el fu<strong>tu</strong>ro. Pero lo relevante en el momento era que ya lo<br />

había experimentado. Era cool.<br />

Después enseguida me puse de novia con Luquitas, por un año y<br />

medio. Después N. un par de meses, después muchos otros besos desparramados<br />

por San Isidro. Besos hot, besos normales, besos robados,<br />

besos mediocres, besos de todos los colores y formas durante el secundario.<br />

Conforme con mi experiencia y todavía bastante satisfecha conmigo<br />

misma, en la puerta de mi ropero tenía una lista con nombre y<br />

fecha de mis víctimas, que luego pasé a papel y finalmente quemé ins-<br />

14<br />

tada por mi novio de los dieciocho, que un año más tarde terminó siendo,<br />

además, el padre de mi hijita.<br />

El otro día me estaba por bajar del taxi y en Talcahuano veo en<br />

una vidriera una remerita súper cool, colorada con el dibujo de una<br />

minita onda art nouveau y una inscripción que decía “you will always<br />

remember your first kiss”. Pero por supuesto, pensé, quiero esa remera<br />

y ser causa directa de que la gente se lo acuerde cada vez que la lleve<br />

puesta. Después pensé: ah, pobre mi novio, seguro pensará que ando<br />

moqueando por el gilazo aquel, mi vecino de la Horqueta. Así que llegué<br />

a casa y le repetí algo que le había confesado hacía mucho tiempo:<br />

ese *no fue* mi primer beso.<br />

Siempre lo había considerado como tal, por haber sido el primero<br />

en el tiempo, y muchas veces había confundido a otros (de los buenos)<br />

como verdaderos primeros besos, de los que habla Drew Barrymore en<br />

Never Been Kissed (película cursi si las hay, pero siempre hay algo de<br />

cierto). El primer beso es otra cosa, es como estar enamorada: va más<br />

allá de lo irrelevantemente cronológico y no se supone o se desea. Simplemente<br />

es.<br />

Declaro orgullosa, pues, que <strong>tu</strong>ve mi primer beso el veinticuatro<br />

de junio de 2002, a los veintiún años. Sentada en mi auto a media cuadra<br />

de Retiro y con mi hija en el asiento trasero. Un beso totalmente<br />

inesperado, deseado más que ningún otro. Un beso que, a diferencia<br />

del de hace diez años (porque ahora tengo veintidós) y todos los que le<br />

siguieron, me hizo temblar, poner colorada, mirar para otro lado y tartamudear<br />

como una estúpida. Lo único que pude susurrar fue un par<br />

de desorbitados “me muero, me muero” entre las tres pausas que me<br />

concedió; tres besos (casi) sin lengua pero los más eléctricos que esta<br />

chica compartió.<br />

Y no es que esté diciendo eso por el simple hecho de estar enamorada.<br />

He estado enamorada antes de ahora, pero nunca se me ocurrió<br />

cometer la barrabasada de andar inventando primeros besos de la<br />

nada.<br />

Can it get any better than this?<br />

❋<br />

Se levanta a las seis menos diez para prepararme el desayuno; se<br />

queda charlando conmigo hasta las siete, que voy a Comercial.<br />

15


¿Por qué no lo conocí dentro de diez años? Éste es el tipo de pibe<br />

con el que una desea terminar contrayendo matrimonio.<br />

Esa perra afor<strong>tu</strong>nada que termine quedándose con él.<br />

Lo and order<br />

Criminal Intent<br />

❋<br />

En Uruguay y Santa Fe pusieron un póster de Vincent D’Onofrio.<br />

También me gusta el decano de mi facu, aunque nunca lo vi y<br />

seguro que es un viejito malaonda-malaliento, pero sus libros son lo<br />

más. Cursás Reales u Obligaciones en su cátedra y no importa, hasta te<br />

pueden terminar gustando. Todavía me acuerdo de su cuadrito comparativo<br />

de los modos de transmisión en su libro azul, qué placer descubrir<br />

que con un cuadrito así la cosa se volvía hasta casi tolerable.<br />

El otro día A. me acompañó a la facultad y pedí mis fotocopias ahí<br />

en la del pasillito del primer piso, y como eran como veinte pesos en<br />

fotocopias íbamos a tardar muchísimo, así que muy aparatosamente<br />

nos pusimos a jugar a los jueguitos de nuestros respectivos celulares. Yo<br />

me daba cuenta de que era horriblemente aparatoso, pero como no<br />

había otra opción que la de quedarse ahí sentados y me molesta cuando<br />

la gente se pone a escuchar mis conversaciones íntegras, agarré el tetris<br />

y me pasé unos buenos veinte minutos jugando a ese jueguito. A. no se<br />

da cuenta de esas cosas, de lo horriblemente aparatoso: acaba de volver<br />

a la Argentina de vivir un tiempo largo en el primer mundo (en el primer<br />

mundo algunos parámetros son tan diferentes) y aparte pobre, de<br />

es<strong>tu</strong>diar economía, carrera aparatosa si las hay. De todos modos mi<br />

pequeño economista rocks my world, aun más que Atilio Aníbal.<br />

Pero claro, después las fotocopias ya están listas, y para avisarme<br />

me llaman por el apellido del doctor (que también es el nombre de mi<br />

cátedra), y yo me levanto orgullosa y agarro mi pilota de fichas y le<br />

digo A., no te imaginás cómo me gusta responder por este tipo: estoy<br />

considerando seriamente casarme con él y a partir de ese momento y<br />

para siempre, andar por la vida haciéndome llamar “señora de”.<br />

❋<br />

16<br />

Your mother wouldn’t like it<br />

If the conditions for revolution are not ripe,<br />

the true revolutionary will create them<br />

A los ocho años me escapé de mi casa.<br />

Por entonces vivíamos en Callao y Las Heras, yo iba a un colegio<br />

católico en Belgrano y era íntima amiga de una chica a quien llamaremos<br />

Madeleine (primero porque era su verdadero nombre, segundo<br />

porque no tengo ganas de ponerme a inventar uno para el caso). Me da<br />

una fiaca enorme ponerme a describir los pormenores de nuestra casi<br />

filial amistad, cuánto nos parecíamos y entendíamos y cómo la molesta<br />

de la mujer de su papá, que era psicóloga, rompía las pelotas con que<br />

parecíamos siamesas y cómo se lo pasaba intentando armarle a Madeleine<br />

programas con otras compañeras “para que fuera más sociable”.<br />

Tampoco es mi intención relatar las mil y una aven<strong>tu</strong>ras que vivimos<br />

(entre las cuales “la gran escapada” fue sólo una) ni describir todos los<br />

detalles de nuestra relación. Me suena a Nabokov pero: that, my beloved<br />

reader, you will have to imagine.<br />

La cosa es que siempre nos contábamos cuentos mu<strong>tu</strong>amente, y<br />

los de M. referían casi en su totalidad a las imaginarias huidas de su<br />

casa. Ya no me acuerdo ninguno (salvo el que tenía lugar en Punta del<br />

Este, y cómo había vuelto escondida en la bolsa de un vagabundo hasta<br />

los amantes brazos de su abuela, que la esperaba con la bañadera llena<br />

de espuma y scons para el té), pero siempre hablábamos del día en que<br />

nos íbamos a tomar el palo juntas.<br />

Éramos muy chicas, así que no consideramos jamás qué iba a ser<br />

de nosotras cuando volviéramos (estaba claro que even<strong>tu</strong>almente lo<br />

haríamos), a dónde íbamos a ir, ni qué íbamos a hacer con nuestra tan<br />

ansiada libertad. Esa tarde iba a venir a casa a jugar después del colegio<br />

y en algún momento convenimos que era la opor<strong>tu</strong>nidad perfecta para<br />

rajar. Tan na<strong>tu</strong>ralmente como si hubiéramos decidido tomar el té mirando<br />

El Chavo del 8 (no es que es<strong>tu</strong>viéramos histéricas y adrenalínicas y<br />

no pudiéramos pensar en otra cosa). “Hoy nos escapamos”, y fue.<br />

Llegamos a casa y antes de subir pasamos por el kiosko. El kioskero<br />

se llamaba Mario, era mi kioskero, yo siempre le compraba las figuritas<br />

de Rainbow Brite, y en esa ocasión nos regaló un par de Sugus<br />

sueltos. Subimos, miramos algo de tele, y le preparamos una cartita de<br />

despedida al bueno de Mario, llena de corazones y boquitas que tiraban<br />

besos. Después fuimos al hall de entrada (mamá estaba en el comedor,<br />

17


escribiendo algo en el comedor) con una soga para saltar y tras atar una<br />

de las puntas al picaporte de la puerta, nos pusimos a hacer de cuenta<br />

que saltábamos (mi mamá es bastante boluda, si yo no sabía saltar a la<br />

soga). Even<strong>tu</strong>almente decidimos que era el momento indicado, abrimos<br />

la puerta y corrimos al ascensor. No venía. Bajamos corriendo hasta el<br />

piso de abajo y lo llamamos. A todo esto mamá, enojada y confundida,<br />

nos gritaba que subiéramos de inmediato. Seguimos bajando hasta el<br />

quinto (yo vivía en el catorce), agarramos el ascensor y llegamos a la<br />

planta baja. Sin apuro le dejamos la carta a Mario, volvimos a pasar por<br />

la puerta de casa (¿quizás cruzamos? no me acuerdo nada) y seguimos<br />

viaje.<br />

Entramos a caminar mientras charlábamos no sé bien de qué,<br />

pasamos por la Recoleta y bajamos a Figueroa Alcorta. Nos sentamos<br />

un rato en una plaza y después seguimos hasta ATC. Nos cruzamos con<br />

un policía y le aclaramos que no estábamos perdidas, que habíamos ido<br />

al kiosko “porque nos habían dejado ir solas” (el tipo ni siquiera nos<br />

había mirado) y el cana aprovechó y nos enseñó a no cruzar en diagonal.<br />

Cuando llegamos a Palermo Chico teníamos sed, y a Madeleine se<br />

le ocurrió que podíamos pasar por lo de su abuelastra a pedir un vasito<br />

de agua, y como estábamos cansadas quizás tirarnos a dormir un<br />

rato. Entramos, nos dieron nuestros vasos de agua y tras un par de preguntas<br />

llamaron al padre de mi amiga, quien tras una buena media<br />

hora nos pasó a buscar. Estaba enojado, nos llevó en taxi hasta mi casa.<br />

Mi madre, mi padre, mi abuela, mis tías, la madre de M., su abuela<br />

y el kioskero: menudo comité de bienvenida. Mario dijo que si hubiéramos<br />

sido sus hijas, nos habría dado una paliza tremenda. Del resto no<br />

me acuerdo demasiado. Me daba miedo papá, a esta al<strong>tu</strong>ra presentía<br />

que la onda no era como en las historias de Madeleine y que lo más probable<br />

era que me terminara surtiendo, así que pensando rápido le dije<br />

lo que presentí querría escuchar: había sido idea de ella, no me había<br />

gustado desde el principio pero no me animé a decirle que no para no<br />

quedar como una tonta. Se lo tomó con sorprendente calma y me dejó<br />

en los amantes brazos de mi madre, que subiendo el ascensor me recitaba<br />

muy caliente el millón y medio de penitencias con las cuales se<br />

suponía me iba a castigar, mientras me pedía algún tipo de explicación.<br />

Le dije lo mismo que a papá, no se la comió, y me trató de dar un par de<br />

cachetazos. Después ya no me acuerdo, pero no hubo demasiado quilombo.<br />

Ocho años. Antes de ponerme a escribir entré al cuarto de Eddie<br />

para preguntarle qué edad tenía, pero no se acordaba del evento. “Eras<br />

muy chica”, dijo E, “menos de diez años”.<br />

18<br />

Little Birds<br />

❋<br />

Mi hija, quien evidentemente en todo ha de superarme, descubrió<br />

la canilla a los dos años. Me llamó eufórica y con sonrisa victoriosa,<br />

para mostrarme: la bañadera vacía y ella acostada, con las piernas<br />

abiertas y los pies apoyados contra los azulejos de la pared. El chorro<br />

de caudal justo, estratégico, mirá mami hace cosquillas, festejamos.<br />

Le duró aproximadamente un mes.<br />

Yo por esas épocas (a los tres, quiero decir) me arreglaba con el<br />

borde de una silla. Mercedes me pescó e intentó alguna na<strong>tu</strong>ralidad al<br />

preguntarme qué hacía. Gimnasia para embarazadas, batí. Puso cara de<br />

sorpresa y de morbosa quiso saber cómo se me había ocurrido decir<br />

semejante cosa. No lo sé.<br />

Me dejó en paz, pero cuando empezó a volverse compulsivo insistió<br />

con que aflojara, empezamos a las escondidas. A veces con el borde<br />

de la cama, mirando nada particular en la televisión. Even<strong>tu</strong>almente<br />

comprobé que si me despojaba de ropas el efecto aumentaba. Una vez,<br />

sin saber qué motivo me empujaba, puse el cuerpo de un Ken desnudo<br />

debajo del mío. Me gustó.<br />

My darling child<br />

❋<br />

El jueves se llevan a mi baby, ayer la traje a mi cama y me di cuenta,<br />

llena de angustia, de que la voy a extrañar como una loca. Una cosa<br />

es hacerme la que las circunstancias me superan y fugarme sola a Brasil,<br />

otra muy distinta es quedarme es<strong>tu</strong>diando y que vengan unos Abus<br />

Usurpadores y se lleven a mi niña a Disney a mirar al Pato Donald y<br />

sacarse fotos comiendo malvaviscos de colores.<br />

Hace mucho que no dormíamos juntas toda la noche, y se extrañaba.<br />

Todos me criticaban con el tema de la lactancia na<strong>tu</strong>ral y la cama<br />

familiar, tanto defenderme con “sí, cuando vuelva del boliche a los<br />

quince le voy a hacer un lugar entre mis sábanas y le voy a dar la teta,<br />

así no tiene resaca”, al final un poco me la había creído. Yo sabía que<br />

estaba haciendo las cosas bien pero jamás esperé tan prontos e ideales<br />

resultados: una deambuladora independiente y tan segura de sí misma<br />

que pautó sus propios tiempos y a los dos años y medio decidió por<br />

19


mo<strong>tu</strong> proprio destetarme (¡a mí!) y abandonar mi lecho, mientras cambiaba<br />

los pañales por sus bombachas cool de las chicas superpoderosas.<br />

Una deambuladora que cuando se baña conmigo me toca el timbre<br />

en las boobies, o me encaja algún muñeco famélico como si fuera su<br />

nodriza. Si está de buen humor me invita a leer El Principito a su cama,<br />

o viene de medianoche a la mía. Ni siquiera quiere que la ayude a limpiarse<br />

la colita después de usar la pelela. Encima cuando viene a mi<br />

cama ya no demanda imperantemente mi abrazo, antes de sucumbir<br />

me recuerda que me quiere hasta las estrellas, agarra a su oveja Molly y<br />

cae rendida.<br />

Ahora se me va con sus abuelos, mi pequeña adulta de dos años<br />

me abandona. Y yo que iba por la vida tan segura de que iba a ser mi<br />

bebita-chiquitita hasta cumplidos los cuarenta y cuatro.<br />

¿Cuadrada?<br />

Una chica que necesita contención<br />

❋<br />

Uno de mis fetiches son las hojas cuadriculadas. Por contradictorio<br />

que parezca, el exceso de infraestruc<strong>tu</strong>ra me hace sentir más libre.<br />

Necesito de formas, para poder ignorarlas.<br />

Ticket to ride<br />

Mejor no quiero que se vaya.<br />

Beg to differ<br />

❋<br />

❋<br />

Dijo el Dr. Pancho, la clase pasada de Derechos Reales (no la de<br />

hoy, porque faltó), respecto de su punto de vista (contrario al de Atilio<br />

Aníbal) en lo que concierne a la consagración legislativa de la cuasiposesión<br />

en nuestro país:<br />

“... pero como esto no es lo que piensa el Dr. Alterini, son cosas<br />

que casi no me animo a pensar, porque me parece que cometo pecado<br />

de pensamiento”.<br />

20<br />

Kinda bored<br />

❋<br />

Ayer medio insomne me puse a ver un poco todo este tema de<br />

Monty Python’s Flying Circus. Me dormí tarde, me desperté tarde,<br />

boludeé un rato, fui a votar, volví. Hablé con mi novio, fui a ver Sudeste,<br />

volví. Ahora pierdo el tiempo antes de ponerme a leer “delitos de<br />

omisión”, resumiré un poco y a la noche cine a ver la de Balzac y la joven<br />

cos<strong>tu</strong>rera china, después volver: también a dormir.<br />

No sé si es tan divertido todo este tema de no volver a nada.<br />

Hold me, thrill me, kiss me, kill me<br />

❋<br />

No hay nada como la sensación del instante previo al primer beso<br />

que se comparte con alguien al que —al menos— se desea locamente.<br />

Casi siempre que deseo es locamente, así es que las esperas me<br />

sientan eternas. Si me pongo a pensar seguramente llegue a la conclusión<br />

de que dentro de mi propia experiencia hay excepciones, lo que<br />

prueba que no es regla universal eso de que la longi<strong>tu</strong>d temporal las<br />

hace más especiales. Quizás incluso el mismo beso, a diferente hora<br />

del día, tenga otro sabor. Lo que sí sé es que siempre es sólo con los<br />

primeros primeros, ese instante previo a que los labios se toquen por<br />

primera vez, mientras los cuerpos se acomodan y you’re going through<br />

that perfect set of motions, que por más torpe que sea es siempre coreográfico,<br />

lleno de adrenalina y esa sensación de instante-milagro en el<br />

que lo que se desea por sobre todas las cosas está a punto de volverse<br />

realidad.<br />

No es que me haya vuelto loca y esté planeando inaugurar una<br />

flamante Fase de Peleas con A., pero me animo a admitir un fenómeno<br />

peculiar: no fue sólo con ese primer beso que me lo hizo experimentar.<br />

Hubo dos discusiones (bastante pelo<strong>tu</strong>das per se, pero del tipo<br />

encadenado del que a veces nos cuesta desligar) en las que pasamos<br />

varias horas juntos pero a kilómetros de silencio, sin tocarnos, noches<br />

de sueño peleado que afor<strong>tu</strong>nadamente no fueron (ni por lejos) las más<br />

angustiosas ni desagradables de mi vida. Sin embargo y para mi sorpresa,<br />

volver a su abrazo me trajo en el pecho, una vez más, por milésimas<br />

de segundo, esa sensación de momento milagroso (es que no hay<br />

21


otras palabras), como de estar tirándome a una pileta calentita que me<br />

envolvía despacito de calma y contención, como si después de estar<br />

andando y andando volviera a encontrar mi lugar.<br />

Otra que Ricitos de Oro y los tres osos: ésta es la sopa que tiene<br />

suficiente sal.<br />

Inquieta<br />

❋<br />

Me levanté sumamente angustiada y no entiendo por qué si nos<br />

acostamos re temprano y nos pasamos la noche entera a los mimitos.<br />

Ayer fue un día altamente productivo y el lunes no solamente no me<br />

puse como loca con las noticias de que el parcial de Comercial es un día<br />

antes que el de Penal, sino que me fui a la Biblioteca Nacional con mis<br />

chicos y meta resumir. Hice plan para la semana incluyendo muchas y<br />

bien repartidas horas de es<strong>tu</strong>dio, no pienso faltar a la clase de recuperación<br />

que el Dr. Pancho arbitrariamente decidió dar el día de la fecha<br />

para suplir su ausencia de la semana pasada, e hice cuentas y aparentemente<br />

podría llegar a leer todo lo que necesito.<br />

Con A. perfection perfection, ayer quesitos de Valenti y vininis<br />

mientras veíamos The Meaning of Life y hoy seguramente vayamos al<br />

cine al mediodía. Llamado de mi hija, que estando en Orlando me pide<br />

que la lleve a los jueguitos de McDonald’s y me dice que tiene un pasaje<br />

para venirme a buscar, además de que es<strong>tu</strong>vo comiendo salame con<br />

su abuelo y sacándose fotos con Buzz Lightyear. Mi tía me manda fotos<br />

de la pendex y mis primos andando en jeep o en la pileta, parecería que<br />

lo está pasando bien.<br />

Georgie-Girl se enoja cuando me llama y rechazo su auto-invitación<br />

del día jueves, lo cual me da soberanamente por las pelotas porque<br />

cuando ella no puede yo sonrío y le deseo buena suerte con el<br />

es<strong>tu</strong>dio, le digo qué tal si nos vemos el weekend y no puede, pero igual<br />

me pone cara de orto cuando le digo que el jueves yo tengo que es<strong>tu</strong>diar.<br />

Me hace sentir culpable porque no sabemos cuándo nos podremos<br />

ver, me repito que no es mi culpa pero igual me embola, y como<br />

ella se queda callada del otro lado pareciera que me lo es<strong>tu</strong>viera echando<br />

en cara. Lola nunca tiene tiempo para nada y no sólo eso: ayer decidió<br />

que no va a ir a buscar a su niña a Ezeiza porque el lunes está la<br />

clase de Monty Python. Qué guacha, no ves que es mala, malísima<br />

Lola que se queda escribiendo en su blog y mientras prende este cigarrillo<br />

decreta que no es tan grave faltar a la primera hora de Análisis<br />

22<br />

Económico y Financiero: si ya nos sentimos en falta por qué no faltar,<br />

si ya es lo mismo. Aparte es una paja esa materia.<br />

Debo mails a medio mundo, mi tía me reta y con razón, Bechi me<br />

respondió aplicadamente todas mis preguntas y debería mencionarle<br />

que al igual que ella tengo intenciones de boludear con mi novio por<br />

Brasil en el mes de enero, quizás podríamos hacer pausa de unos días<br />

en nuestras respectivas lunas de miel y encontrarnos en alguna parte.<br />

Mike también debe esperar noticias mías y se merece una respuesta<br />

dedicada, incluso ilustrada.<br />

Dios, necesito un descanso. Descanso de la culpa, de la cual no sé<br />

cómo se escapa, porque haga o no haga en rayes como éstos siempre de<br />

siempre de siempre me termino sintiendo como si es<strong>tu</strong>viera haciendo<br />

todo mal.<br />

I’m taking that as a compliment<br />

Nulle crimen, nulla pena sine lege<br />

❋<br />

Ayer, esperando que el Dr. Pancho apareciera para dar su bendita<br />

clase recuperatoria, me encontré socializando con un compañero de<br />

Reales (primera persona del curso a quien le dirijo la palabra, excep<strong>tu</strong>ando<br />

a Fernández, a quien una vez le pedí fuego).<br />

No deja de asombrarme lo chusma y levantera que es la gente. Por<br />

otra parte, mi compa resultó ser un pancho, pero de un tipo muy diferente<br />

del que yo me hubiera apresurado a suponer si hubiera seguido<br />

sin hablarle. Por más que la charla no es<strong>tu</strong>vo tan mal considerando los<br />

veinte minutos de demora, esperamos que el tipo no sea denso del todo<br />

y se abstenga de intentar pegársenos en el fu<strong>tu</strong>ro (i.e.: volver a hablarnos,<br />

cualquiera sea el motivo, en las clases que proceden).<br />

Lugares comunes todos: leíste, entendés algo, las clases son buenas,<br />

qué más estás cursando, laburás, tenés novio, qué música te gusta,<br />

me gusta <strong>tu</strong> mechón colorado, etc. etc. etc. Después, en determinado<br />

momento,<br />

Pibe: ... ¿che y ya sabés en qué te vas a especializar en el CPO?<br />

Yo: Penal.<br />

Pibe: ¡ja! ya sabía, tenés toda la pinta.<br />

No pude evitar tomármelo personal, y sonreír.<br />

23


No debería<br />

❋<br />

Mi útero. Me duele mucho.<br />

Remedio: Ibu-Buscapina, sandwich de queso y tomate, Animal<br />

Crackers, computadora lejos, celular apagado. Pijama.<br />

I am waiting for your love<br />

❋<br />

Quiero que vuelva mi hija, ya. La extraño mucho. Ayer en lo de<br />

Jen y hoy en mis mails, fotos fotos fotos y no me gusta nada no poder<br />

tenerla acá y darle muchos muchos besos. Malditos Abus Usurpadores,<br />

devuélvanme a mi baby *ahora*.<br />

Cero planes para hoy, creo que voy a ir al cine a ver Bailando en el<br />

cementerio. Ayer Jen insistía con que hoy era una noche para alcoholizarse<br />

e ir a bailar. Georgie-Girl se hace la que tiene que es<strong>tu</strong>diar y no<br />

nos gusta, caso contrario la llevaríamos a la barra de John John para<br />

descontrac<strong>tu</strong>rar. Lucas está enojado y supongo que yo debería estar<br />

enojada con él, después de la del miércoles a la noche.<br />

Estoy sumamente apática, hace unos meses hubiera estado buscando<br />

entradas para hacer algo copado, hoy ni siquiera tengo ganas de<br />

ponerme a juguetear con mi Hitachi Magic Wand. De es<strong>tu</strong>diar, ni<br />

hablar.<br />

Street Fighter<br />

❋<br />

Hoy tocó y fui a ver El fondo del mar con mi hermanito, después de<br />

pasarnos la tarde comiendo marshmallows y Lincoln bañadas en chocolate<br />

mientras jugábamos al Nintendo. Mientras se hacía la hora para<br />

la peli, Sacoa y pancho con papasfritas. *Diver*.<br />

Ahora supongo que me voy a bañar y mirar a los hermanos Marx<br />

antes de irme a dormir tempranito, porque mañana tengo facultad a las<br />

siete, Amante a las nueve y después retorno a casa, a los preciosos brazos<br />

de mi cria<strong>tu</strong>ra.<br />

24<br />

Idea<br />

Posible agregado al art. 34, Cód. Pen.<br />

❋<br />

No estaría nada mal que se (me) redujera considerablemente (si no<br />

excluyera) la imputabilidad en el período pre-menstrual. Por supuesto<br />

que no hablo de una disminución de la capacidad (por la cual los cerdos<br />

machistas, no tengo duda alguna, estarían dispuestos a transar),<br />

sino de abrir una presunción de inimputabilidad a mi favor.<br />

Estado de emoción violenta, enajenación hormonal, excusa absolutoria,<br />

excepción de previo y especial pronunciamiento, causa de justificación,<br />

alguno de esos asuntos.<br />

Bibitty Bobitty BOOB<br />

❋<br />

Ya sé que siempre sos<strong>tu</strong>ve lo contrario, pero debo admitirlo: como<br />

excepción, los corpiños de lactancia y sus estratégicas aper<strong>tu</strong>ras al frente<br />

pueden resultar en extremo excitantes.<br />

Del nuevo amiguito de mi cria<strong>tu</strong>ra<br />

Make new friends<br />

and keep the old<br />

one is silver<br />

and the other gold<br />

❋<br />

A Buda no le gusta:<br />

– que mamá y Zoe se peleen<br />

– que Zoe esté de mal humor<br />

– que Zoe se ponga triste por tonteras (léase: “caprichosa”)<br />

Vive en mi ropero, sabe curar tanto como mis besos y se ríe<br />

mucho, pero no habla. Hace cosquillas y le gustan los secretos. A veces<br />

mira Barney.<br />

Ayer se quedó dormido en el cuarto de los abus pero mandó al<br />

Gingerbread Man (que es su amigo) para que lo reemplazara en la cama<br />

con Zoe, Molly, Rufi y Margarita.<br />

25


Le gusta que le froten la panza y la pelada.<br />

Tiene boobies.<br />

Especímenes que zafan<br />

❋<br />

Peter, que es chusma y levantero pero también vecino, medianamente<br />

cool, medianamente inteligente, lindo chico y me gusta su ropa.<br />

Pedrito es de esa gente que te toca, la cual si bien hasta suele agradarme<br />

(mientras no se trate de una perrita posando sus garras sobre mi<br />

hombre, por ejemplo), me suele poner un tanto incómoda y no termino<br />

de poder relajar. Me doy cuenta y me pongo más dura y más nerviosa,<br />

tipo mamá si la intentás abrazar.<br />

Lo vi pasándole el brazo a la nena que se chamuya desde principio<br />

de año y dije woah, en cualquier momento se la aprieta, pero asumí<br />

mal: sacando las fotocopias de los casos me dio apretoncitos leves en la<br />

espalda no estando en las mismas circunstancias. No es<strong>tu</strong>vo mal, y lo<br />

digo en el más inocente de los sentidos.<br />

Un gordito chiquitito que no sé el nombre, que vive en Beccar y es<br />

gracioso y buena onda. Gracioso bien, no “gracioso” mal.<br />

Una divina que también se sacó un nueve en el parcial pasado,<br />

es<strong>tu</strong>dia de Righi y es más inteligente de lo que pensé (que no es mucho<br />

decir, pero es un avance).<br />

El nerdy boy que le discutía al tipo la clase pasada, que es como<br />

tímido y muy es<strong>tu</strong>dioso y seriecito y obviamente muy superior a su<br />

humilde servidora. Se pasó la clase boludeando con una fórmula matemática:<br />

cuando le pregunté, me dijo que era la que había usado el tipo<br />

para resolver el caso. Le dije “freak”, a lo que me dijo que le gustaban<br />

las matemáticas. El gordo se reía y yo le digo a Nerdy que “entiendo la<br />

pasión, pero me parece que te equivocaste de carrera”. Se lo decía en<br />

broma, por supuesto.<br />

Me dieron muchas ganas de trabajar con él y hasta le pregunté<br />

qué letra era, para también pedirle su número a ver si le podía hacer<br />

consultas (no me reconozco), pero le tocaron otros casos.<br />

❋<br />

26<br />

Monkey Business<br />

Tras los casos de Penal, cualquier cosa (*cualquier cosa*)<br />

con tal de no es<strong>tu</strong>diar<br />

Me sigo identificando más con Groucho, pero ahora me he dado<br />

cuenta de que la onda sería evolucionar hacia Harpo.<br />

Lo cual, de más está decir, jamás conseguiría. No me imagino.<br />

Final del juego<br />

Now I lay me down to sleep<br />

Pray the Lord my soul to keep<br />

If I die before I wake<br />

Pray the Lord my soul to take<br />

❋<br />

Una vez que le rompí las bolas lo suficiente mi mamá accedió a<br />

contarme una historia que jamás terminé de entender.<br />

Resulta que estaba esta niña que se negaba a dormir la siesta. Se<br />

negaba se negaba se negaba, pero tenía una nana que (siguiendo estrictas<br />

órdenes de la madre) la obligaba a meterse en la cama por dos horas<br />

todos los días, después de almorzar. La pendeja (que era muy viva)<br />

cerraba los ojos hasta que la dejaban sola en su cuarto, después los<br />

abría y miraba el techo. El techo de su cuarto estaba todo descascarado<br />

por la humedad, y la chica esta se pasaba entonces imaginándose en él<br />

figuras a las cuales hacía protagonistas de fantásticas aven<strong>tu</strong>ras. Seguía<br />

odiando la hora de la siesta, pero estaba claro que lo pasaba de lo más<br />

bien (y acá me acuerdo de una parte que no sé hasta qué punto agregó<br />

mi propia imaginación infantil: “no como su hermanito menor, que se<br />

comía la bola de la siesta y se dormía de lo más contento”).<br />

El hecho es que un día aparecía la madre de la niña y le decía que<br />

le tenía preparada una sorpresa genial, que sabía que le iba a encantar<br />

y blablablablablá. La pendeja iba a su cuarto y la encontraba: se lo había<br />

hecho pintar, lo descascarado de la humedad (y con ello sus compañeros<br />

de aven<strong>tu</strong>ra) habían desaparecido. Después de unas tardes tristes la<br />

niña aprendía a dormir la siesta.<br />

Tiene demasiados niveles de lec<strong>tu</strong>ra, este cuento de mierda.<br />

Puede querer significar una cosa y puede querer significar lo opuesto.<br />

No me gusta un carajo.<br />

27


En cualquier caso, me acordé recién en el baño de la fac, porque<br />

acaba de ser repintado. No me gusta nada ese verde bien oscuro que<br />

sepultó todas las inscripciones pasionales que hacía tanto tiempo venía<br />

acumulando: “estoy enamorada de primo, qué hago?”, “hace tres años<br />

que me acuesto con el marido de mi mamá y no me siento culpable”,<br />

“me encanta chupar pijas y que me la metan por el culo”, “no tomen la<br />

cátedra X de Familia, son unos hijos de puta”, “me gustan las chicas,<br />

escribime a demasiadocuriosa@yaddayadda.com”, “mi novio quiere<br />

que aborte”, “Fulanito te amo”, “soy virgen a los 22”.<br />

No es que venga al caso, pero ahora que pienso había todo un<br />

tema con el sueño. A la noche nos daba jarabe para la tos, así nos dormíamos<br />

más rápido. En realidad se lo daba a mi hermano, yo lo tomaba<br />

voluntariamente porque sabía que lo que hacía (Mercedes) estaba<br />

mal y me parecía de lo más ocurrente. Mejor partícipe que víctima, hoy<br />

no me lo acuerdo como algo demasiado grave.<br />

Retazos de demencia pre-parcial<br />

❋<br />

Cuento los pequeños moretones de mis piernas: nueve. Los nervios<br />

pre-parciales me ponen especialmente torpe. Una uña rota hasta la<br />

mitad, la lengua recién recuperada tras varios días sin el piercing (porque<br />

me lo estaba mordisqueando compulsivamente y me iba a lastimar).<br />

El lunes rendí Comercial, y como era esperado me fue mal. En<br />

menos de una hora Análisis, en menos de cuatro Penal.<br />

Soñé toda la noche (las tres horas que dormí) con el caso del “niño<br />

débil”. Si bien mi solución me parece fantástica y la voy a defender hasta<br />

el final (será un 10 o un 0, supongo, si me llega a tocar), tengo en el estómago<br />

una sensación que me inquieta, porque la lógica sería que hubiera<br />

una respuesta mucho más estúpida y sencilla, que debe ser precisamente<br />

la que el ridículo del Dr. T está esperando que recite. Agarro a Zaffaroni<br />

y nada, ¿Righi tampoco? Pero la *reputa madre*. Autoría mediata de<br />

omisión impropia. ¿Existe o no? ¿Existe o no? ¿EXISTE O NO? El ejemplo<br />

de Righi es una MIERDA, y refiere sólo al supuesto de error de tipo en el<br />

instrumento. La *reputa madre* Righi, con tan buen libro me pregunto<br />

por qué *carajo* no se sentó un rato más largo a pensar al respecto.<br />

Igual sé que lo resolví bien. Sé que tengo razón. Me voy a defender<br />

a muerte y no sólo eso: te voy a hacer entender y hasta admitir mi punto<br />

28<br />

de vista, Dr. T, panzón-cabezadura-enamoradodeZaffaroni-mentecerrada-pococerebro.<br />

No me vas a intimidar con <strong>tu</strong>s dos metros ni <strong>tu</strong>s dientes<br />

de draculino: mientras me tomes me voy a repetir en mi cerebro que<br />

sos igual a John Cleese, sos igual a John Cleese, no sos vos sino John<br />

Cleese, estoy en mi parcial de Penal y me está tomando nada más y<br />

nada menos que John Cleese.<br />

Bar<br />

❋<br />

¿Qué tipo de personaje toma café por gusto?<br />

Café doble y agua mineral con gas, interminables cigarrillos tras<br />

el parcial de Economía. Me olvidé de es<strong>tu</strong>diar dos cosas pelo<strong>tu</strong>dísimas<br />

que me tomaron (calculo, para ambas, 7 minutos de es<strong>tu</strong>dio). Tan típico<br />

mío. Me acordé del terremoto de Kobe en el 95, pero en vez de poner<br />

que los japoneses andaban con unos 625 millones de dólares repartidos<br />

por el mundo, mandé 625.000 millones. Pequeña diferencia.<br />

Así y todo, optimista. Lo preocupante son las faltas, no puedo<br />

parar de faltar y me voy a quedar libre —siempre lo mismo.<br />

Con Penal (que rindo YA) sigo inquietantemente tranquila. Releo<br />

los casos, resalto los puntos fundamentales a tratar. Me horroriza un<br />

poco darme cuenta de mi negación para memorizar la parte procesal:<br />

me divierte y me entrego de lleno a resolver la problemática del caso,<br />

pero no me puedo (*no me puedo*) obligar a memorizar reglas pedorras<br />

respecto de cómo se calcula la pena para el concurso de delitos. Me<br />

sienta absurdamente burocrático (las reglas están ahí en el Código, te<br />

fijás y listo) y, en ese sentido, me supera totalmente.<br />

A una mesa de distancia un engendro grita mientras le explica a<br />

su compañera de Traductorado y no me permite concentrar (en evadirme<br />

totalmente, escribiendo estas palabras o mirando por la ventana).<br />

Sin embargo un rato más tarde (ahora) miro a mi alrededor en busca de<br />

estímulos para anularlo y me encuentro rodeada de pequeños congresos<br />

de compañeritos que rinden el parcial conmigo: discuten casos, se<br />

consultan. Me ponen nerviosa, era bastante más cómodo centrar mi<br />

exasperación en el irritante traductor.<br />

❋<br />

29


Yesterday<br />

Después de escribir eso fui y rendí (tras cinco horas de espera).<br />

Antes (durante cinco horas), me senté en los pasillos y me puse a<br />

discutir con mis compañeros. Discutir, repasar, aprender. Aprendí<br />

mucho. Y un poco a mi pesar, los conocí un poco más.<br />

No están del todo mal, para compañeros de la fac. A Peter lo<br />

bocharon, pero se la tomó muy bien (es cancherito): se fue entre risas y<br />

me mandó “un besito” para Z. Carla (que es mi compañera de grupo y<br />

por lo general me pone de mal humor con su constante contrac<strong>tu</strong>ra)<br />

es<strong>tu</strong>vo irreconocible: llegado cierto punto se negó a hablar de la materia,<br />

cansada del histeriqueo general. Una gorda nerda que en la vida<br />

real me parecería detestable resultó tenerla clara, ser educada (pero<br />

bastante perra, bien ahí) y me explicó con paciencia, dándome su punto<br />

de vista para mis casos. La nena de Peter, con quien tampoco me pondría<br />

a socializar con un pie fuera de la clase, también divina. Niña católica<br />

de botas altas y pantalón blanco, familia feliz y crucecita colgando,<br />

le llamó mucho la atención el piercing de la lengua —pero por supuesto,<br />

si en quinto año volvió del viaje de egresados con uno extra en una<br />

oreja y a la madre casi le da ataque. Te das una idea. De todos modos,<br />

un ángel, también es<strong>tu</strong>dioso, que me ayudó con el tema de concursos.<br />

No sé, me llama la atención. Al principio de esas cinco horas no<br />

nos ubicábamos las caras. A los cinco minutos me encontré a un gordito<br />

semblante-rozagante que tenía mi letra y repasamos toooodos los<br />

casos. Y así no paramos. Terminamos compartiendo cigarrillos, cediendo<br />

<strong>tu</strong>rnos, ofreciendo agua, acompañando al baño, consultando los casos<br />

hasta con quien no le había tocado, che me cuidás las cosas y en cierto<br />

momento me sorprendí preguntando “si alguien tenía un caramelo<br />

para darme”.<br />

No creo que dure demasiado, porque en las catástrofes uno siempre<br />

se pone solidario y somos todos hermanos, pero es<strong>tu</strong>vo bien.<br />

Bonus track para la nerda, que odiaba a Zaffaroni tanto como yo y<br />

le atribuía oligofrenia, se reía con todo lo concerniente a su teoría de la<br />

tipicidad conglobante y por más que se notaba lo había consultado, a<br />

Righi lo bancaba a muerte (igual que yo).<br />

En cualquier caso, divertido. Y me fue muy bien en el oral.<br />

❋<br />

Nota al pie, después chequear mi libro (no entiendo por qué<br />

habría de estar chequeando el libro, pero en fin)<br />

30<br />

Eran 625.000 millones, nomás. *Groso*.<br />

You only see what you want to believe<br />

❋<br />

Me causa gracia mi hija cuando le dice “rubia” al padre, o “mala”<br />

a mi hermano, o “viejita” a su abuelo. También dice “señor mariposa”<br />

y “señor luna”.<br />

Por supuesto que no pienso corregirlo, para eso está el colegio. Ya<br />

le corrijo los verbos, le enseño a contar, la hago pensar, le hablo en<br />

inglés y le leo muchos muchos libros. Me ocupo de que no le metan<br />

demasiadas ideas pelo<strong>tu</strong>das en la cabeza.<br />

Si por ahora entiende a la igualdad de sexos no como igualdad de<br />

derechos pero igualdad idéntica, me chupa un reverendo huevo.<br />

Mindfields<br />

❋<br />

Llegó el punto en que los nervios me llevan a una depresión insoportable,<br />

no aguanto las nubes y tengo unas ganas de vomitar horribles.<br />

No aguanto la presión no aguanto el no-recreo no aguanto más.<br />

Odio TODO.<br />

Pequeño recreo<br />

This used to be my playground<br />

❋<br />

Tras la clase de Woody Allen, resumo un par de horas. Ver a A. me<br />

ha hecho bien, lo mismo respecto a las partecitas de Bananas, Sleeper,<br />

Annie Hall. Mi niño me deja en casa con la promesa de dirigirse a la<br />

suya y “hacerme mucho reiki”, así consigo concentrarme y es<strong>tu</strong>diar.<br />

Me meto de lleno (nuevamente) con el maldito fideicomiso; finalmente<br />

termino de resumirlo. Fumo mucho, como Bubbaloos y tomo<br />

Coca Light (despreciable nueva cos<strong>tu</strong>mbre gracias al comienzo de la<br />

primavera).<br />

31


Las manos me *matan*, porque (no sólo debido al brote preparcial,<br />

sino siempre) lo mío es de una intensidad tan extrema que la vivo<br />

hasta con la manera en que me relaciono con mi birome: dos callos ridículos,<br />

sumados a la promesa de una ampolla y muchísimo dolor en<br />

mi mano derecha.<br />

De esta tarde me queda poco menos de tres horas, luego el escalofriante<br />

prospecto de estar acompañando a mi hija (nuevamente) al<br />

cumpleaños de una compañerita del jardín. Lu dice que me lleve los<br />

apuntes, posiblemente le haga caso.<br />

I can get no<br />

Voilá<br />

❋<br />

La esencia pura de la satisfacción radica en la punta de un pelo<br />

encarnado.<br />

Es una verdadera lástima que no me toquen más seguido.<br />

Femme Fatale<br />

Es preciso que la mujer permanezca secreta, desconocida,<br />

para que se la pueda adorar como a una princesa lejana<br />

❋<br />

Tirada en la camilla de la depiladora pienso: hablar de menstruación<br />

es hablar de ser mujer. Sangre, cera —tex<strong>tu</strong>ras pegajosas, olores<br />

particulares, dolores propios, colores, sensaciones. A veces goce, a<br />

veces maravilla, a veces sufrimiento.<br />

A Dieguito le “llama la atención” la discusión de la regla en (algunas,<br />

ni tantas) conversaciones femeninas. La na<strong>tu</strong>raleza es sabia en<br />

hacer, de algunos, hombres: no cualquiera está preparado para abrazar<br />

la feminidad.<br />

Infantilísima<br />

Not the mama!<br />

❋<br />

Algunas veces cuando está distraída le robo stickers a mi hija.<br />

32<br />

Otras veces se las robo cuando no está distraída, y me pesca mi<br />

hermano corriendo por el pasillo para llegar a mi escritorio antes que Z.<br />

y pegarlas definitivamente en mi monitor, haciendo oídos sordos a los<br />

gritos de “¡No! ¡No te la regalo! ¡¡es mía!! ¡¡es mía!!”.<br />

Furious Anger<br />

❋<br />

Tengo ganas de matar al tipo de Penal.<br />

Propongo meterle una rata muerta por el orto, a ver si sigue tan<br />

convencido de que tal comportamiento no subsume en “violación”.<br />

Pre<br />

❋<br />

Ahora que ya soy grande y aprendí a disfrutarlo del todo, el pre<br />

de esas Citas Muy Especiales me tiene completamente fascinada.<br />

Después del mate prendo Sony y me tiro a pintarme las uñas de<br />

colorado, prolijiiitas prolijitas. Fumo, me relajo. Rompo mi fetiche abstinente<br />

y hablo por teléfono con mi novio, flirteando descaradamente.<br />

Me hago la misteriosa, le histeriqueo sanamente, corto.<br />

Encontré mi arito: calzo el piercing bucal.<br />

Sacacorchos, vino: check. Filcar con anotaciones varias: check.<br />

Ropa interior nueva, utensilios de utilería varios: check. Cigarrillos,<br />

Bubbaloo, celular, plata, cámara digital: check.<br />

A<strong>tu</strong>endo de mami quenchi foxy lady: listo. Un rato más de fiaca,<br />

un buen baño, y estoy.<br />

The Curse<br />

❋<br />

Me vino en sexto grado, el 23 de junio de 1991, a los diez años. No<br />

quería que me viniera, no quería que no me viniera, no pensaba demasiado<br />

al respecto. Con Madeleine leíamos y releíamos libros informativos,<br />

y habíamos decretado que nos iba a venir cuando es<strong>tu</strong>viéramos en<br />

séptimo.<br />

Iba a un colegio católico en Belgrano R y estaba en “C”, que era un<br />

grupo de mierda en el sentido de que:<br />

33


a) nadie se daba mucha bola, y<br />

b) nadie usaba corpiño, y a mí ya me había llegado la hora hacía<br />

rato.<br />

A nadie le había venido, o al menos nadie hablaba por los pasillos<br />

al respecto.<br />

A mediados de sexto grado, entonces, una noche cualquiera de las<br />

de pelea con mamá, me sentí especialmente melodramática e incomprendida<br />

y me encerré en el ropero con la única foto que quedaba de<br />

mamá, papá, mi hermano y yo juntos, y me puse a llorar. Al rato apareció<br />

Mercedes y me dijo que ya sabía lo que pasaba. La miré como si<br />

es<strong>tu</strong>viera loca y me llevó al baño, para mostrarme mi bombacha manchada.<br />

Me dijo felicitaciones, le dije que si le decía a alguien la mataba,<br />

y se fue a la farmacia.<br />

Volvió con una caja de O.B. mini y unas Siempre Libre inmundas<br />

y enormes que parecían pañales.<br />

Respecto de los tampones dijo: No me vas a hacer ponerme uno<br />

enfrente <strong>tu</strong>yo, ¿verdad? No me hubiera venido nada mal, pero le dije que<br />

me las arreglaba con el librito de instrucciones, al que por otra parte<br />

tenía plenamente es<strong>tu</strong>diado hacía bastante. Me senté en el bidet y salí.<br />

Listo.<br />

Llamé a Madeleine y le conté. Le hice jurar que no le iba a decir ni<br />

a su mamá ni a su abuela, pero al día siguiente en el colegio me arrepentí<br />

y le dije que era todo un chiste. Ella puso cara de que no me creía<br />

(incluso es posible que me lo haya dicho), pero respetó mis pocas ganas<br />

de compartirlo y nunca más hablamos al respecto.<br />

La primera noche fue algo especialmente emotivo o memorable.<br />

Estaba en la camioneta que me llevaba al colegio, sentada en mi<br />

lugar en el fondo de todo, en ese viaje eterno y lleno de vueltas desde<br />

Olivos a Belgrano. Viaje de mierda, larguísimo, repleto de adoquines y<br />

lomos de burro y badenes, millones y millones de montañitas que te<br />

hacían saltar tanto que se te levantaba el traste del asiento. Se te levantaba<br />

y después de unos segundos suspendido en el aire, pum, volvías a<br />

caer con un golpe seco contra el asiento.<br />

Me estaba muriendo. Todavía no la tenía tan clara con la parte de<br />

“ni vos te das cuenta”, evidentemente me había metido el O.B. demasiado<br />

poco y me estaba incomodando *muchísimo*. El viaje al colegio<br />

más largo del mundo, puteando al chofer, a mi vieja y la puta reputísima<br />

menstruación en todos los idiomas del mundo. Chofer de mierda:<br />

34<br />

¿no se da cuenta de que una de estas niñas PUEDE ESTAR MENSTRUAN-<br />

DO?, mamá es una IMBÉCIL IMBÉCIL IMBÉCIL, ¿cómo va a ser tan idiota<br />

de tirarme un tampón para que sea creativa a los diez años? Me están<br />

violando me estoy muriendo me duele me duele me duele me cago en<br />

ser mujer me están matando.<br />

Pensaba: quizás algún día me ría de esto, quizás algún día escriba<br />

al respecto, quizás algún día esta humillación tan terrible me haga sonreír<br />

con ternura. Pero la mayoría del tiempo simplemente concentraba<br />

mi odio en la humanidad y en el forro hijo de puta que había inventado<br />

el slogan de los malditos tampones del orto.<br />

También memorable fue el mes siguiente. En un acto de responsabilidad<br />

y compasión conmovedor, mi madre se acordó de la fecha en<br />

que más o menos debía volver a indisponerme y me preguntó si me<br />

había vuelto a venir la menstruación. Le mentí un serio “por supuesto”<br />

y me pasé semanas convencida de que me estaba por morir (lo que estaba<br />

claro prefería, antes de ir a consultar a un ginecólogo) o caso contrario<br />

lo evidente: estaba embarazada (del Espíri<strong>tu</strong> Santo).<br />

❋<br />

35

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