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La Plata, lunes 13 de julio de 2009 13<br />
FOSILES DE OSOS EXTINTOS HACE 400 MIL AÑOS<br />
Secretos de un curioso hallazgo<br />
En una reciente publicación, científicos del Museo de La<br />
Plata revelan detalles de la vida de una especie de oso<br />
que habitó nuestra región hace más de un millón de<br />
años. En 2001 descubrieron restos fósiles de una<br />
hembra y dos crías en la cueva que habitaban<br />
Hace pocos días se conoció la noticia del<br />
descubrimiento de fósiles de osos por parte<br />
de investigadores del Museo de Ciencias<br />
Naturales de nuestra ciudad. Aunque en<br />
realidad el hallazgo data de algunos años<br />
atrás, el trabajo de los científicos se publicó<br />
recién ahora, en el último número de la revista<br />
Alcheringa, de la Asociación Australiana<br />
de Paleontología. En diálogo con Hoy,<br />
uno de los miembros del equipo, el doctor<br />
Leopoldo Soibelzon, contó las curiosidades<br />
que rodean al descubrimiento y los análisis<br />
que a partir de él se han hecho.<br />
Osos gigantes<br />
En las circunstancias menos pensadas,<br />
mientras extraían tosca para la construcción<br />
de la autovía 2 de una cantera en Vivoratá,<br />
localidad cercana a Mar del Plata, un grupo<br />
de trabajadores levantó tres cráneos, varias<br />
porciones articuladas del esqueleto y decenas<br />
de fragmentos de huesos con la pala mecánica.<br />
Fue en 2001, y el análisis de los<br />
restos cayó en manos de Soibelzon, y<br />
sus colegas Lucas Pomi, Sergio<br />
Rodríguez y Eduardo Tonni<br />
-todos paleontólogos del<br />
Departamento Científico de<br />
Paleontología de Vertebrados<br />
del Museo de La Plata-, y de<br />
Alejandro Dondas, del Museo<br />
Municipal de Mar del Plata.<br />
Ellos fueron quienes pudieron<br />
confirmar que los restos fósiles<br />
pertenecían a tres osos, de<br />
Innovadores<br />
Junto con el resto del equipo, Soibelzon aplica la<br />
técnica de “rappel” o descenso controlado para la<br />
búsqueda de materiales.<br />
Según cuenta, incursionaron en este deporte hace<br />
más de diez años con la idea de llegar a algunos<br />
fósiles que se encuentran en los acantilados que,<br />
por su altura, son inaccesibles desde abajo usando<br />
escaleras. “Además al estar colgado con alta seguridad,<br />
uno puede trabajar con ambas manos para extraer<br />
los fósiles con más delicadeza y sin accidentes”,<br />
señaló Soibelzon, que enfatizó que además de tomar<br />
cursos sobre trabajo en altura y realizar deportes son<br />
“muy meticulosos” en la revisión del equipo.<br />
una especie que se extinguió hace unos 400<br />
mil años, y que se encontraban dentro de<br />
una cueva al momento de su muerte. El<br />
equipo de investigadores determinó que<br />
corresponden a la especie “Arctotherium<br />
angustidens”, parientes lejanos de los osos<br />
de anteojos que habitan hoy en América del<br />
Sur. De acuerdo a Soibelzon, se trataba de<br />
osos de gran tamaño, entre los cuales el peso<br />
de los machos se estima en los mil kilos,<br />
mientras que el de las hembras estaría comprendido<br />
entre los 600 y 700 kg.<br />
Sin precedentes<br />
Los restos descubiertos son<br />
el cráneo completo de una<br />
hembra adulta, además de un<br />
cráneo también completo,<br />
otro fragmentario, una mandíbula<br />
completa y partes de las<br />
otras, y numerosos fragmentos<br />
del esqueleto de dos machos<br />
jóvenes de entre 1,5 y 2 años. Y<br />
es precisamente en este dato<br />
donde radica lo más curioso<br />
del hallazgo.<br />
“No sólo es novedoso haber encontrado<br />
restos de tres osos juntos,<br />
algo que nunca sucedió en toda América,<br />
Los grandes<br />
carnívoros<br />
del Norte<br />
comenzaron<br />
a llegar hace<br />
3 millones<br />
de años<br />
sino que se trata de una<br />
hembra con sus crías,<br />
en la cueva donde vivían”,<br />
señala Soibelzon,<br />
que califica de “insólito”<br />
a este descubrimiento<br />
que “habla<br />
claramente de un<br />
grupo familiar”. Cabe<br />
mencionar que el paleontólogo<br />
se especializa<br />
en grandes carnívoros<br />
y hallazgos de este tipo le<br />
permiten investigar los hábitos<br />
y modos de vida de los<br />
animales. Así, los investigadores pudieron<br />
determinar que la cueva no era propia de los<br />
osos encontrados, sino que “se trata de madrigueras<br />
de otros animales, que estos grandes<br />
mamíferos acostumbraban a ‘re ocupar’”.<br />
Lamentablemente, debido a las circunstancias<br />
del descubrimiento, los huesos<br />
no pudieron ser estudiados en su lugar, algo<br />
que hubiera aportado mucha más información.<br />
“La pala excavadora levantó con<br />
fuerza los materiales, y arrasó con la cueva”,<br />
contó Soibelzon. Es por eso que la causa de<br />
la muerte de la familia de osos queda sólo en<br />
el plano de las hipótesis altamente especu-<br />
lativas, y en este sentido el especialista<br />
menciona la posibilidad de que la cueva se<br />
derrumbara con los animales dentro, o que<br />
no hayan podido sobrevivir a un invierno<br />
muy crudo.<br />
Grandes cambios<br />
Parte de la investigación del grupo de trabajo<br />
de Soibelzon está focalizada en el estudio<br />
de los cambios en los ecosistemas que<br />
provocó la llegada a América del Sur de los<br />
grandes carnívoros, provenientes de América<br />
del Norte, en un evento que comenzó hace<br />
unos 3 millones de años y que se denomina<br />
“Gran Intercambio Biótico Americano”.<br />
Particularmente, la llegada de los<br />
osos se habría producido hace alrededor<br />
de 1 millón 700 mil años. “Indagamos en<br />
las modificaciones que eso supuso, porque<br />
los herbívoros que habitaban esta región,<br />
como los perezosos gigantes y los gliptodontes,<br />
entre otros, pasaron de defenderse<br />
de carnívoros de 30 kg como<br />
mucho, a tener que hacerlo de<br />
fieras que superaban los 350<br />
kg, como el tigre dientes de sable,<br />
o los 700 kg como los<br />
osos”. Son esas formas de<br />
adaptación las que Soibelzon y<br />
sus colegas estudian. “Tenemos<br />
evidencias de que, no sólo<br />
tuvieron que protegerse para<br />
no ser cazados, sino que sufrieron<br />
la ocupación de sus madrigueras”,<br />
señaló.<br />
Dentro de esta investigación<br />
mayor, el análisis de los osos sirvió<br />
para extraer datos más que valiosos.<br />
“América del Sur estuvo aislada durante<br />
65 millones de años, y los herbívoros que<br />
la habitaban tuvieron que adaptarse a la llegada<br />
de los carnívoros del Norte”, explica, y<br />
agrega que “probablemente, estos osos hayan<br />
sido los de mayor tamaño de las especies<br />
recién llegadas”. Al mismo tiempo, el<br />
comportamiento y los modos de vida de estos<br />
últimos también sufrieron cambios en el<br />
nuevo hábitat, y precisamente de este tema<br />
tratará la próxima publicación de estos científicos,<br />
que será en unos meses en la revista<br />
Lethaia de la Asociación Internacional de<br />
Paleontología.