17.05.2013 Views

La observación atribuida a Napoleón «Conozco a los ... - Educabolivia

La observación atribuida a Napoleón «Conozco a los ... - Educabolivia

La observación atribuida a Napoleón «Conozco a los ... - Educabolivia

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

prácticas supersticiosas preservadas en ciertos libros del rito que... degradaban a la<br />

religión con su absurdo, han sido prohibidas por el Concordato». Cuando <strong>los</strong> curas<br />

exigieron que no se realizara ningún tipo de trabajo <strong>los</strong> domingos. <strong>Napoleón</strong> lo<br />

desautorizó.<br />

«<strong>La</strong> sociedad —dijo—, no es una orden de contemplativos... <strong>La</strong>s leyes<br />

esenciales de la Iglesia son: "No perjudicarás a la sociedad", "No harás mal a tu<br />

prójimo", y "No abusarás de tu libertad"».<br />

Con el fin de resolver <strong>los</strong> problemas cotidianos de la Iglesia, <strong>Napoleón</strong> designó<br />

en el cargo de ministro de Religiones a uno de <strong>los</strong> creadores del Código Civil, Jean<br />

Ponalis. Hijo del profesor de derecho canónico de la Universidad de Aix, Ponalis<br />

nació en la aldea provenzal de Le Bausset en 1736. En su infancia trepaba sobre la<br />

mesa y discurseaba a sus padres con sermones de media hora; a <strong>los</strong> diecisiete<br />

años publicó una sagaz crítica del Emilio de Rousseau: «la irreligión reducida a un<br />

sistema»; a <strong>los</strong> veinticuatro años defendió la validez de las bodas protestantes,<br />

desarrollando la importante teoría del matrimonio civil que fue incorporada por<br />

<strong>Napoleón</strong> al Código Civil. Ponalis era un hombre de costumbres sencillas,<br />

consagrado a su esposa, la hija de un profesor de Aix, a su hogar y a la vida<br />

provinciana. Era un trabajador esforzado, a pesar de la casi ceguera provocada por<br />

las cataratas; fue uno de <strong>los</strong> ministros más amados de <strong>Napoleón</strong>, y <strong>los</strong> dictámenes<br />

que emitió fueron consecuentemente liberales. Por ejemplo, cuando <strong>los</strong> curas<br />

rehusaban aceptar como padrinos a quienes no fuesen asistentes regulares a la<br />

iglesia, Ponalis <strong>los</strong> llamó al orden. Dictaminó que la función de padrino era<br />

sencillamente un acto de amistad, y que la asistencia a la iglesia no debía ser la<br />

condición de dicho acto, pues «nadie debe ser excluido arbitrariamente sin pruebas<br />

de la participación en las ceremonias religiosas».<br />

Como se habían suspendido <strong>los</strong> diezmos, <strong>Napoleón</strong> fijó en quinientos francos el<br />

sueldo de <strong>los</strong> curas. Incluso complementados por las colectas dominicales, esa cifra<br />

no era gran cosa. <strong>Napoleón</strong> deseaba esa situación; quería que <strong>los</strong> candidatos al<br />

sacerdocio se presentaran movidos por la vocación, y no por el ansia de llevar una<br />

vida fácil.<br />

Durante el gobierno de <strong>Napoleón</strong> el número de ordenaciones, aunque reducido,<br />

reveló cierto incremento; 344 en 1807 por 907 en 1812. <strong>Napoleón</strong> observó<br />

interesado que las regiones montañosas de Francia aportaban la mayoría de las<br />

vocaciones. Como siempre en tiempo de guerra, la religión y el patriotismo se<br />

entremezclaron. Bernier organizó en su diócesis de Orléans una fiesta para<br />

conmemorar el episodio en que Juana de Arco liberó de <strong>los</strong> ingleses a la ciudad; en<br />

sus sermones comparó a Inglaterra con Tiro, del Antiguo Testamento, y se<br />

extendió en el relato de las victorias francesas, el Código Civil, el ejército, la figura<br />

de <strong>Napoleón</strong> —«el restaurador genial»—. Quedó poco incienso para Dios. Pero<br />

Bernier era excepcional en cuanto asumía el papel de un nuevo Bossuet, y de<br />

ningún modo todos <strong>los</strong> obispos se unían a esta procesión. En Gand, monseñor de<br />

Broglie se negó a permitir que se leyese desde el pulpito una circular acerca de la<br />

conscripción, y cuando se lo invitó a celebrar el nacimiento inminente del hijo de<br />

<strong>Napoleón</strong>, se limitó a rogar por que el buen Dios indujese a <strong>Napoleón</strong> «a corregir<br />

<strong>los</strong> defectos de su carácter». Cuando <strong>Napoleón</strong> reaccionó irritado diciendo: «¡Lo<br />

designé obispo! ¡Lo convertí en mi limosnero! Sin mí, ¿qué sería usted?», Broglie,<br />

que tenía sangre real en sus venas, se irguió. «Sire, sería príncipe».<br />

Los Tedeums eran una característica de la época, como lo habían sido de Luis<br />

XVI, pero lejos de sobrecargar<strong>los</strong> de elogios serviles, <strong>Napoleón</strong> <strong>los</strong> modificó de<br />

arriba a abajo.<br />

Cuando aceptó el Consulado vitalicio, <strong>Napoleón</strong> estudió el Tedeum proyectado y<br />

de propia mano tachó cieñas frases, que aquí ponemos entre corchetes: «Él, a<br />

quien el Señor destinó para reconstruir su sagrado templo y reagrupar a sus tribus<br />

dispersas, [el héroe a quien bendecimos y que nos gobierna] nace el día designado<br />

en <strong>los</strong> decretos de Dios para ser en el futuro, por así decirlo, el día de un nuevo<br />

pacto [entre Francia y su Cristo, entre el cielo y la tierra. El héroe de Francia vuela<br />

CAPÍTULO DIECISIETE<br />

El imperio de <strong>Napoleón</strong><br />

Durante <strong>los</strong> cinco años que siguieron a su coronación, <strong>Napoleón</strong> creó un imperio<br />

europeo más extenso que todo lo que se había conocido desde <strong>los</strong> tiempos de<br />

Roma. ¿Qué era exactamente este imperio? ¿Dónde estaban sus fronteras?<br />

¿Cuántos habitantes lo poblaban? ¿Quién lo gobernaba? ¿Cuál era su meta<br />

fundamental? Y ante todo, ¿cómo llegó a existir? <strong>La</strong> situación de la cual surgió el<br />

imperio comenzó a formarse durante la niñez de <strong>Napoleón</strong>. Durante el período en<br />

que <strong>los</strong> franceses jugueteaban con sus amantes en las fiestas campestres"y[os<br />

bailes de máscaras, dos notables gobernantes, Catalina la Grande de Rusia y<br />

Federico el Grande de Prusia emprendieron una férrea política de conquista. En<br />

1772, aliados con Austria, conquistaron y desmembraron Polonia, un reino más<br />

antiguo que Prusia o que Rusia, y un país que durante mucho tiempo había servido<br />

a Francia en el papel de estado tapón. En 1795 Polonia desapareció por completo<br />

del mapa. Fue un hecho que tuvo profunda importancia ya que desplazó el centro<br />

de la política de Europa mucho más hacia el oeste, y determinó que Rusia y Prusia,<br />

ambas en un proceso de plena expansión, inaugurasen un período de conflicto<br />

potencial con Francia.<br />

Éste fue uno de <strong>los</strong> hechos con que <strong>Napoleón</strong> se encontró cuando asumió el<br />

poder; el otro fue la hostilidad de las cortes europeas. Los nobles de estas cortes, e<br />

incluso más sus esposas, detestaban a la Revolución que había guillotinado o<br />

arruinado a sus homólogosde Francia, y como Crabb Robinson escribió en 1805:<br />

«<strong>La</strong> corte es aquí francamente lo que todas las cortes son en privado: el enemigo<br />

de Bonaparte.» Precisamente las familias de la corte eran las que casi sin excepción<br />

controlaban la política exterior en San Petersburgo y Berlín, en Viena y Londres, en<br />

Copenhague y Estocolmo, en Napóles y Madrid.<br />

En 1801, Alejandro, el joven nieto de Catalina la Grande, se convirtió en zar de<br />

Rusia. Ella eligió el nombre de su nieto, ella lo crió y le enseñó que un día sería un<br />

nuevo Alejandro, y conquistaría más territorios para Rusia. Además del ejemplo y<br />

las enseñanzas de Catalina, y de la influencia de la corte, había tres razones por las<br />

cuales Alejandro pronto se enredaría en un conflicto con Francia. En primer lugar,<br />

Czartoryski, su ministro de Relaciones Exteriores, por nacimiento príncipe polaco,<br />

soñaba con la fundación de un gran estado paneslavo, que permitiría a Rusia el<br />

control de la totalidad de la Europa Central.<br />

Segundo, casi todo el comercio ruso estaba en manos de cuatro mil<br />

comerciantes ingleses establecidos en San Petersburgo, y era natural que el<strong>los</strong><br />

utilizaran su influencia contra Francia. Finalmente, estaba el ejemplo de las<br />

victorias espectaculares de <strong>Napoleón</strong>. ¿Por qué, se preguntaba el joven Alejandro,<br />

yo no puedo conquistar la gloria mediante las proezas de las armas?.<br />

En 1804, Czartoryski fue informado secretamente por d'Antraigues, espía<br />

realista francés, que <strong>Napoleón</strong> planeaba invadir Grecia y Albania.<br />

Este plan no existía fuera del fértil cerebro de d'Antraigues, pero Czartoryski le<br />

creyó, y persuadió a Alejandro de que le creyese también. Comenzaron a sondear a<br />

Inglaterra, que ya estaba en guerra con Francia, con vistas a una acción coordinada<br />

contra <strong>Napoleón</strong>. Pitt, que ya había retornado al poder, salió al encuentro de<br />

Czartoryski recorriendo más de la mitad del camino, pues le ofreció un millón y

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!