ANTOLOGÍA - Aula Avatares

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MABEL SPINELLI
Ya no se sentía el olor a caramelos de frutilla. No se caía
ningún lápiz.
Los niños se aprestaban a escuchar «Tehuelche, un perro
con historia».
Tehuelche cuenta:
–Yo vivía en una nube amarilla. saltando. ladrando, olfateando,
corriendo, jugando. Era feliz, era libre. Una tarde me vi. encerrado
dentro de una caja de cartón, de esas que guardan vinos finos.
Manos crápulas y despiadadas me dejaron en las orillas de
una zanja grande, muy grande, cerca de una plaza.
En el silencio una voz celestial me dijo:
–Pequeñín, perrito lindo, corres peligro. Puedes morir ahogado.
¡Ten cuidado!
Tuve miedo, comencé a gemir, lloré hasta que me puse a
aullar... guau... guau...
Asustado me pregunté dónde está mi mamá y la llamé con
desesperación.
De pronto escuché voces y otras manos me sacaron de la
caja. Oí que decían: –que sitio infernal– y luego.
–¡Miren! Es un cachorrito ¡Qué pequeñito y qué lindo! Mi
olfato sintió un perfume de jazmines y violetas.
–¿Qué hacemos? en casa no hay lugar.
–En la mía tampoco.
¿Y si lo cuidamos hasta mañana. Nada más que hasta
mañana?
La pareja de cachorros humanos me llevó a su casa. Me
acariciaron y alimentaron. Primero con un gotero lleno de leche,
después con una mamadera y al fin ¡carne picada!
«Las maripositas vuelan por el campo
Y al volar agitan sus lindas alitas»