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AVATARES<br />
CUENTOS Y POEMAS<br />
<strong>ANTOLOGÍA</strong><br />
ANA BAUCHIERO<br />
MIGUEL CABRERO<br />
MIRANDA CASTELLANOS DE LA BOTA<br />
LUIS ELORRIAGA<br />
MAIRA JIMÉNEZ<br />
CELIA LIPSKY<br />
ADRIÁN MEREL<br />
MARÍA ELENA ORTIZ<br />
MABEL SPINELLI<br />
JUAN MANUEL VIAGGIO<br />
AÑO II Nº II - 2004<br />
DIRECTORA LITERARIA MARTA MUTTI<br />
EDITORIAL DUNKEN<br />
Buenos Aires<br />
2004
<strong>Avatares</strong> cuentos y poemas<br />
Antología del taller coordinado por Marta Mutti.<br />
1 a ed Buenos Aires Dunken, 2004.<br />
128 p. 23x16 cm.<br />
ISBN 987-02-0949-1<br />
1. Literatura Argentina-Poesía. 2. Literatura Argentina-Cuentos.<br />
CDD A860<br />
Impreso por Editorial Dunken<br />
Ayacucho 357 (C1025AAG) - Capital Federal<br />
Tel/fax: 4954-7700 / 4954-7300<br />
E-mail: info@dunken.com.ar<br />
Página web: www.dunken.com.ar<br />
Hecho el depósito que prevé la ley 11. 723<br />
Impreso en la Argentina<br />
© 2004 Marta Mutti<br />
ISBN 987-02-0949-1
ÍNDICE NDICE<br />
Marta Mutti ................................................................................ 7<br />
La marca de la literatura<br />
Ana Bauchiero.......................................................................... 9<br />
El placer de las cosas sencillas<br />
Miguel Cabrero ....................................................................... 17<br />
Desde el “país que está de olvido, siempre gris”<br />
Miranda Castellanos De la Bota ........................................... 25<br />
De manera personal<br />
Luis Elorriaga ......................................................................... 33<br />
Gozo en la palabra<br />
Maira Jiménez ........................................................................ 45<br />
El trazo de una voz<br />
Celia Lipsky ............................................................................ 59<br />
Arco iris etéreo<br />
Adrián Merel ........................................................................... 69<br />
Espejos de papel
6<br />
María Elena Ortiz .................................................................... 83<br />
Un libro…un mundo<br />
Mabel Spinelli ......................................................................... 95<br />
Tiempos de tempestad<br />
Juan Viaggio......................................................................... 113<br />
En las dunas del alma
MMMMMAR AR AR AR<br />
ARTTTTTAAAAA MMMMMUTTI UTTI UTTI UTTI UTTI<br />
L<br />
LA MAR MARCA MAR DE DE LA LLITERA<br />
L ITERA ITERATURA<br />
ITERA TURA<br />
Del latín (litteratúra): arte que emplea como medio de expresión<br />
una lengua Fuente: Diccionario de la Real Academia Española, vigésima<br />
segunda edición.<br />
La marca de la literatura reside en el peso que se le otorga<br />
a la palabra y su profundidad, es poner en evidencia lo que<br />
dice el espacio de su silencio.<br />
La significación de las palabras puede ser sólo una. Castillo<br />
quiere decir castillo, no hay ningún otro medio de decirlo. Pero la<br />
simbolización de una palabra es infinita, circunstancia que genera<br />
un torrente de sentidos que no se puede detener. Entonces la<br />
palabra castillo puede simbolizar familia, Dios, Estado, sueños,<br />
escape y muchas otras cosas. No hay contradicción sino transformación,<br />
asociación e identificación. Y las palabras construyen historias<br />
que laten más allá de la anécdota cuyo fin es revelar los<br />
mundos profundos de cada momento de la vida y de la muerte del<br />
hombre. Pero la historia se escribe andando los tiempos y la literatura<br />
también y es allí donde se abren las historias que avanzan<br />
más allá de todo plan preestablecido en la ordenación de ideas y<br />
pasos que lleven a la concreción de una obra. En ese proceso de<br />
elaboración transformación y conclusión interviene “el arte de la<br />
literatura como medio de expresión de una lengua” y no hay<br />
contradicción frente a la expresión del hombre en su necesidad<br />
natural de identificación a través del acto de escribir.<br />
Es el momento en que abre la página de un génesis propio,<br />
que no reemplaza a los anteriores sino que abreva en sus<br />
aguas y enriquecido establece nexos entre épocas y vivencias.<br />
El tiempo del hoy en la literatura es quizás complejo porque<br />
enlaza el acervo rico y vasto de todo un pasado donde la humanidad<br />
ha fijado huellas que aún, marcan caminos y por otro lado no<br />
dejan bajo el manto del olvido los equívocos. Debe pues funcionar
8<br />
MARTA MUTTI<br />
como conductora y conectora dentro de los espacios y tiempos en<br />
que vivimos donde la multiplicidad del cambio se da aún antes de<br />
poder definirlo. Por eso es fundamental más que nunca ser precisos<br />
cuando exponemos nuestros pensamientos e historias por<br />
escrito. Debemos marcar los contornos con trazos definidos, adoptar<br />
posiciones que conformen textos de conciliación entre el pasado y<br />
el presente que nos toca, para mostrar la historia real o ficticia que<br />
se construye de modo verosímil, es decir adecuar los hechos,<br />
ambientes y personajes de tal forma que la voz narradora adquiera<br />
tintes tangibles, cercanos. Producir textos cuyo discurso soporte<br />
el equilibrio precario de la balanza interior del hombre y su<br />
conformación con el exterior. Palabras, imágenes, ideas, tradición,<br />
vanguardia, corrientes, postmodernismo, hipertextos, todos en un<br />
diagrama de inclusión conjugando formas y estilos. De la tradición<br />
a la diversidad del peso de la imagen en la era visual. Signo de<br />
pluralidad, diálogo, disenso y convergencia. Ello supone transitar<br />
caminos de cambios. Nada es igual al origen, nada permanece<br />
intacto, todo está sujeto al irreversible proceso de evolución. Recordemos<br />
que como bien lo expresa la definición la literatura es<br />
un arte y como tal está siempre en la búsqueda y sólo reposa<br />
cuando apoya sus alas en las páginas de cada libro que se escribe,<br />
luego de cada final, para volver a comenzar a crear nuevamente.<br />
Cumplido el ciclo se abre al génesis siguiente, como la<br />
semilla que se hace planta, flor, fruto y luego deviene semilla. Por<br />
eso no importa el estilo o la postura que cada escritor adopta,<br />
importa cómo conduce su voz por la trama y ello requiere una<br />
labor cuidada que no tiene que ver con el registro elegido para<br />
realizarla sino a quién dirige su obra. Así cada uno tendrá características<br />
y registros diferentes y finalmente el lector será el que<br />
apruebe o desapruebe según su juicio.<br />
Por último en el mundo que conocemos la literatura ha<br />
atravesado y traspasado todas las fronteras del pensamiento<br />
de la humanidad y ella es y ha sido la encargada de ponerlo<br />
en nuestras manos y bajo nuestra mirada.<br />
MMMMMARTA ARTA ARTA ARTA<br />
ARTA MMMMMUTTI UTTI UTTI UTTI UTTI POETA POETA POETA POETA POETA YYYYY NARRADORA<br />
NARRADORA<br />
NARRADORA<br />
NARRADORA<br />
NARRADORA
AAAAANNNNNAAAAA BBBBBAAAAAUC UC UC UCHIER UCHIER<br />
HIER HIEROOOOO HIER<br />
PRÓL ÓL ÓL ÓLOGO ÓL OGO<br />
EL PL PL PLACER PL CER CER DE DE LAS AS COS OS OSAS OSAS<br />
AS SEN SENCILL SEN CILL CILLAS CILL AS<br />
Existe en la literatura actual una cierta tendencia a obligar<br />
al lector a buscar en los textos la belleza escondida dentro de<br />
juegos de palabras, a cuyo significado profundo sólo acceden<br />
algunos “iniciados”. En la era de la cibernética, cuando las<br />
mentes están habituadas a buscar y descubrir, parecería ilusorio<br />
dar servida una interpretación, que, por otra parte, admitiría<br />
un solo y único sentido.<br />
No obstante, quienes guardamos recuerdos de otras épocas,<br />
no podemos dejar de evocar aquellas horas maravillosas,<br />
vividas con un libro entre las manos, cuando Tom Sawyer era<br />
nada más que un niño travieso, Platero un adorable asnillo<br />
sabio y Juvenilia una ingenua estudiantina.<br />
Quizás por eso, yo haya preferido publicar un cuento y un<br />
relato simples, un poco cándidos, donde cada palabra expresa<br />
lo que significa, y donde no hay lugar para infinitas interpretaciones<br />
virtuales.<br />
Sin falsa petulancia, sea éste mi modesto homenaje para<br />
aquella inolvidable literatura del pasado.
M<br />
LA MMED<br />
M ED EDALL ED ALL ALLA ALL<br />
Era un cafetucho de la peor estirpe. Al abrir la puerta, ésta<br />
desarrajaba un chirriante sonido, similar al aullido desesperado<br />
de un lobo hambriento.<br />
El recinto estaba impregnado de un olor acre y nauseabundo.<br />
Dos o tres borrachos en estado calamitoso se recostaban<br />
sobre un friso antiguo de flores de humedad. Sobre el<br />
mostrador, una inquietante arquitectura de botellas transpiradas<br />
por tanto esfuerzo, hacía marco al pulido níquel. La resolana<br />
hería la superficie de las mesas bordadas de suciedad.<br />
Dos o tres parroquianos discutían animados acerca del último<br />
partido de Boca...<br />
Una anciana pulcra y vacilante entró, se sentó en un rincón,<br />
junto a la única ventana del local y pidió un café. Tenía miedo.<br />
Jamás había pisado un lugar así y una vieja maestra jubilada<br />
desentonaba tanto en aquel ambiente, como una porcelana<br />
china en un bazar de feria.<br />
Cuando el mozo se acercó con el café, ella sentía ya<br />
como, de las raíces de su cabello, descendían por su frente<br />
diminutas gotas de sudor. Con una profunda inspiración, cobró<br />
fuerzas y dijo, con una voz tímida: –Quisiera hablar con el<br />
dueño del local.<br />
El hombre la miró con los ojos muy abiertos y volviéndose<br />
hacia el mostrador, donde un gordo grasiento frotaba el estaño<br />
con un trapo endurecido de mugre, gritó:<br />
–¡Che, Turco, la vieja quiere hablar con vos!<br />
El gordo se acercó, tratando de acomodar, dentro de sus<br />
raídos pantalones, los pliegues de su camisa y los rollos sobrantes<br />
de su voluminoso abdomen. Era un hombrón desagradable<br />
y mientras la miraba con curiosidad, secaba sus manos<br />
en un delantal, cuyas manchas simulaban un extraño mapa.
12<br />
ANA BAUCHIERO<br />
La anciana trató de hacerse de todo su coraje y, con aparente<br />
resolución, comenzó a explicar el motivo de su visita: –Le<br />
ruego que me perdone si lo molesto, pero hace pocos días, en<br />
la estación Belgrano, un joven pasó corriendo a mi lado y me<br />
arrancó la cartera.<br />
El rostro del gordo se tornó pétreo: –¿Y yo qué tengo que<br />
ver con eso?<br />
–Sucede que al ver mi desesperación, el agente de guardia<br />
y el encargado de la boletería me dijeron que tal vez aquí...<br />
–Aquí que... ¡Me parece que Usted está inventando todo<br />
eso para arruinarme! –gritó el patrón, cada vez más furioso.<br />
–Por favor, no se enoje... Yo sólo quería encontrar a un<br />
cierto señor, “el Rata”, para pedirle que, si sabe algo de mi<br />
cartera... No es que yo quiera hacerle ningún daño y ni siquiera<br />
me interesan el dinero o los documentos, pero adentro tenía<br />
una medalla de oro que para mí, valía mucho.<br />
El hombrón sonrió con malicia: –¡Aja! de oro y Usted cree<br />
que yo tengo su medalla.<br />
Cada vez más turbada la mujer continuó: –No. No me<br />
malentienda. Yo soy maestra jubilada y, el día de mi despedida,<br />
mis alumnos y ex-alumnos, hicieron una colecta y me regalaron<br />
una hermosa medalla de oro. Era casi lo único que me<br />
quedaba de treinta años de trabajo. La llevaba siempre conmigo,<br />
y como vivo sola, era como si los tuviera a ellos junto a mí,<br />
acompañándome. Es por eso que me animé a venir aquí a<br />
buscar al señor Rata, para ofrecerle comprar mi medalla.<br />
El gordo enfurecido comenzó a gritar: –Mire, señora, aquí<br />
no hay ningún Rata y mucho menos ladrón. ¡Somos todos<br />
gente honrada!<br />
A esta altura, todos los miraban y hasta los borrachos habían<br />
salido de su sueño de alcohol.<br />
La maestra no sabía cómo continuar, pero tampoco quería<br />
darse por vencida: –Vea, yo no intento hacerle ningún daño. Le
AVATARES II 13<br />
juro que al salir de aquí con mi medalla, no volveré a acordarme<br />
ni de Usted, ni del Rata, ni de este café.<br />
Enrojecido y jadeante, el gordo volvió a gritar: –¡Cómo quiere<br />
que le diga que aquí no hay ningún Rata, ni ninguna cosa<br />
robada! –y volviéndose hacia el mozo, imperioso, dijo:<br />
–¡Che, Negro, sacame esta vieja afuera, antes que le dé<br />
una patada!<br />
Asustada, la anciana se puso de pie, y arrojando cinco<br />
pesos sobre la mesa, enfiló hacia la puerta. Entonces, sucedió<br />
el milagro. El mozo, que había sido llamado por alguien<br />
desde el mostrador, se acercó con algo en su mano: –Dice el<br />
Ra..., el señor Roberto, que él, por casualidad, encontró los<br />
otros días, tirada en la calle, esta medalla que tal vez sea la<br />
que busca la vieja.<br />
El gordo volvió la cabeza incrédulo pero, desde detrás<br />
del estaño, alguien le hizo una seña. Fastidiado, tomó la<br />
medalla, se la entregó a la anciana y con su tono más amenazador<br />
le dijo: –¡Tiene suerte! Pero si quiere un buen consejo,<br />
ahora mismo, váyase y olvídese para siempre de mi<br />
boliche.<br />
Sin decir palabra, la mujer tomó su tesoro y, muy emocionada,<br />
quiso marcharse, pero recordó que había prometido una<br />
recompensa, así que giró sobre sus talones e insistió, abriendo<br />
su cartera: –... Y ¿cuánto debo por esto?<br />
Desde detrás de las botellas alguien gritó: –Nada y cortala,<br />
antes de que me arrepienta.<br />
Sin volver atrás su cabeza, ella abrió la puerta y salió a la<br />
calle. El aire fresco la reanimó; respiró aliviada, oprimiendo con<br />
fruición la medalla en su mano derecha. ¡Por fin estaban juntas<br />
otra vez! Atrás habían quedado el cafetucho, el gordo, el Rata,<br />
los borrachos y las flores de humedad.<br />
El sol dibujaba extrañas filigranas en la vereda y el canto<br />
aletargado de algún pájaro, en alguna jaula de algún balcón,<br />
ponía música a su alegría.
14<br />
ANA BAUCHIERO<br />
El gordo increpó duramente al Rata: –Si otra vez me hacés<br />
una parecida, no pisás más mi boliche. ¿Qué querés, que me<br />
lo cierre la cana? ¿Desde cuando las viejas jubiladas te tocan<br />
el corazón? Y yo que creía que a vos te interesaba nada más<br />
que la guita. ¡Con lo que debía costar esa medalla...!<br />
El Rata soltó una estruendosa carcajada: –Ma que corazón,<br />
ni corazón. El “moishe” casi me mata cuando le llevé la<br />
medalla. Una porquería. ¡Lata dorada! No la quiso ni por diez<br />
mangos.<br />
El patrón y el mozo no salían de su asombro. –Pobre vieja.<br />
¿Así que, alguien le había “metido la mula” a los pobres pibes?<br />
¡Qué porquería! ¡Cuando yo digo que éste es un país de chorros!<br />
DE SONIDOS SONIDOS Y COL OL OLORES OL ORES<br />
Él era ciego. Había nacido ciego, pero su desgracia no<br />
había afectado su alma. Tal vez por no haber visto nunca la<br />
luz, su yo interior le había permitido construir su propia realidad<br />
en el mundo de las sombras.<br />
Un día oyó la voz dulce y alegre de Cristina y, desde entonces,<br />
quiso saber más de ese otro universo que él ignoraba.<br />
–¿De qué color son tus ojos?<br />
–Azules, como el cielo sereno y como el mar.<br />
–Pero yo no sé como son ni el mar, ni el cielo. ¿Cómo es<br />
el color azul? ¿Cómo son todos los colores?<br />
La pregunta la perturbó, pero el verdadero amor tiene siempre<br />
todas las respuestas. Buscó en su mochila el porta-casete<br />
y los auriculares y se los colocó. Luego, con una melodía le<br />
dijo: –Esto, Queen, es el amarillo: brillante, estridente, un poco<br />
agresivo. Así son el sol, las hojas de los árboles en el otoño y<br />
la arena de las playas.<br />
–Es alegre el amarillo –dijo él con una sonrisa.
AVATARES II 15<br />
Cristina eligió entonces entre sus casetes un viejo registro<br />
de Duke Ellington: –Esto, el jazz, es el rojo: colorido, chispeante,<br />
esplendoroso; como la sangre, como los atardeceres después<br />
de la lluvia, como el terciopelo de los telones en los<br />
teatros y las capas de los reyes.<br />
–Y ahora, Beethoven, el blanco, la suma de todos los sonidos<br />
y de todos los colores: así son las nubes, la nieve, la luna y<br />
el vestido de las novias.<br />
La muchacha esperó un momento y luego interrumpió la<br />
música.<br />
–¿Qué pasa? –preguntó el joven inquieto.<br />
–Nada. Esto, el silencio, la ausencia de sonido, como la<br />
falta de color, hacen el negro. Así, son los ornamentos de los<br />
muertos y la noche.<br />
–Pero aún no sé cómo es el azul de tus ojos.<br />
Cristina pensó un momento y conectó un romántico preludio.<br />
–Chopin es el azul: así son el cielo, el mar y la nostalgia.<br />
–El azul es hermoso y tus ojos también.<br />
AAAAANA NA NA NA<br />
NA BBBBBAUCHIERO<br />
AUCHIERO<br />
AUCHIERO<br />
AUCHIERO<br />
AUCHIERO
MMMMMIGUEL IGUEL IGUEL IGUEL IGUEL CCCCCABRER ABRER ABRER ABREROOOOO ABRER<br />
DDDDDESDE ESDE ESDE ESDE ESDE,,,,, “““““EL EL EL EL<br />
PRÓL ÓL ÓL ÓLOGO ÓL OGO<br />
…” …” …” …”<br />
EL PPPPPAÍS AÍS AÍS AÍS AÍS QUE QUE QUE QUE QUE ES ES ESTTTTTÁÁÁÁÁ ES ES DE DE DE DE DE OL OL OLVIDO OL OLVIDO<br />
VIDO VIDO VIDO,,,,, SIEMPRE SIEMPRE SIEMPRE SIEMPRE SIEMPRE GRIS GRIS GRIS GRIS GRIS…”<br />
Es difícil prologar a Miguel Cabrero, porque le gusta disfrutar<br />
del anonimato que supo conseguir. Además, descree de<br />
sus méritos literarios y sostiene que sus escritos carecen de<br />
rango como para ser publicados. Es así que, nuevamente, acudo<br />
a la anécdota.<br />
Un día, hablando con él, me dijo: “Si tuviera que definirme<br />
más o menos, te diría que soy nacido en los 60, infancia feliz;<br />
en los 70 adolescencia extraña, de allí que no creo la historia<br />
oficial de esa época o por lo menos tengo mi postura –lo que<br />
me trae algunos inconvenientes– En los 80, desarrollo vocacional<br />
y una utopía (la mía), cosas que terminarían muy mal porque<br />
empiezo los 90 tras las rejas (injustamente, claro), pero en<br />
este país, ya sabés como son las cosas. De allí a este momento,<br />
los ciclos se marcaron más fuerte, pues tuve dinero pero no<br />
descanso, pobreza pero con amigos. He estado casi un año en<br />
estado de gracia pero también mis buenas temporadas en el<br />
exceso y el caos. Conocí el ensueño al que llaman amor y me<br />
desperté tarareando el réquiem de los desvalidos. O sea, todo<br />
como cualquier hijo de vecino, es decir una ensalada. A veces<br />
hasta creo que soy una hoja de laurel. De ahí mi “pesimismo<br />
con esperanza muy leve” sobre el mundo, los tiempos, la vida y<br />
las gentes que nos tocan padecer. Se puede decir que hoy sólo<br />
busco el Equilibrio”. Agrego por mi parte para terminar, que<br />
Miguel Cabrero no tiene el “oficio” del escritor, le cuesta mucho<br />
escribir sus cosas, es decir, aún se encuentra en la dudosa<br />
“búsqueda de una filosofía de la escritura”.<br />
AAAAADOLFO DOLFO DOLFO DOLFO DOLFO VVVVVELÁZQUEZ<br />
ELÁZQUEZ<br />
ELÁZQUEZ<br />
ELÁZQUEZ<br />
ELÁZQUEZ
CUENT UENT UENT UENTO UENT<br />
M<br />
Á<br />
ENTRE NTRE LA MMUER<br />
M UER UERTE UER TE Y EL EL ÁÁNGEL<br />
Á GEL<br />
–¿Qué pasa muerte? ¿Por qué lloras la vida? ¿Te emocionas?<br />
–Sólo de vez en cuando, a mí también me afectan estos<br />
tiempos... vieja y sentimental –dicen– por ahí que, me estoy poniendo.<br />
¿Y tú que cuentas? Hace rato que no te presentabas...<br />
Otros marchan junto a ellos y ni siquiera hacen lugar<br />
para dejarlos pasar, siguen como si nada, la niebla difusa<br />
los circunda.<br />
–Es verdad, desde la última guerra creo, me dieron un descanso<br />
luego de aquello.<br />
–¿Qué te trae por aquí?<br />
–Vine por el muchacho...<br />
–El muchacho, un caso interesante… suerte que, contigo al<br />
menos se puede hablar.<br />
–Gracias, a tí te sienta bien el cabello rojo...<br />
–Zalamero... bueno, basta que ya viene.<br />
–Acércate, no temas, la señora y yo somos amigos, te queremos<br />
ayudar...<br />
Lo usual, trae esa mirada perdida.<br />
–No sé que me pasó... –nos dice con la expresión conocida.<br />
–Nosotros ahora tampoco pero...<br />
(…)<br />
–Estaba cansado, muy cansado... ahora me siento mejor...<br />
–Lo sé hijo, bien que lo sé, pero ahora debes ir con la dama,<br />
tendrás que hablar de todo con ella y escucharla, es vieja y<br />
carga con la sabiduría de muchos... En otro tiempo, más adelante<br />
nos volveremos a ver y seguramente querrás contarme.
20<br />
–Es hora, por aquí muchacho ven, toma mi mano tenemos<br />
que hacer algunas cosas juntos.<br />
Los otros siguen por el camino pasando por encima de<br />
ellos sin inmutarse. La niebla ya se ha cerrado<br />
–Adiós, Ángel.<br />
–Adiós, linda.<br />
POESÍA OESÍA OESÍA<br />
MIGUEL CABRERO<br />
SI<br />
Si empezaste la caída<br />
y el calor está en las venas<br />
y el maldito perro no para de ladrar.<br />
Si volvió con su primer novio<br />
a la seguridad de su título<br />
y tal vez se va a casar<br />
Noches de carmín, se las llevó<br />
anhelos cojos, sin luz.<br />
Si un buen recuerdo, lo tenés que pensar.<br />
Si el trago se te calienta<br />
al igual que las neuronas<br />
Y la sangre fluye rápido,<br />
muy rápido, pero mal.<br />
Melodías al revés, amor amarillo<br />
Si comes flores negras de tallo verde<br />
y ese barco que se va sin cantante.
AVATARES II 21<br />
Si te gira un poco todo<br />
Botella y sombra de ayeres<br />
ojos rojos, ídolo de barro.<br />
Todos nos equivocamos y<br />
Si la foto ríe un hombre y una mujer<br />
navegantes que zozobran también.<br />
Si te ocurre todo esto<br />
y tal vez un algo más<br />
hacé lo que puedas o nada<br />
Yo no te puedo empujar.<br />
DE ENTENDEDERAS<br />
ENTENDEDERAS<br />
Si elijo estar solo antes que contigo<br />
Y acudo al silencio antes que a los ruidos<br />
Entiende el mensaje y seamos amigos<br />
Si elijo ser lago y no brioso río<br />
Prefiero el estanque y no el torbellino<br />
Entiende el mensaje y seamos amigos<br />
Si elijo horizonte antes que infinito<br />
Y las soledades antes que el delirio<br />
Entiende el mensaje y seamos amigos<br />
Si elijo ladera y no precipicio<br />
Camino de inca a bajada de ripio<br />
Entiende el mensaje y seamos amigos<br />
Si hablo vaguedades y no soy preciso<br />
Cartas de saludo y no de despido<br />
Entiende el mensaje y seamos amigos
22<br />
MIGUEL CABRERO<br />
Si me mato solo y no pido auxilio<br />
No llamo doctores ni nada preciso<br />
Entiende el mensaje y seamos amigos<br />
B<br />
BLUES UES DEL DEL DEL BBET<br />
BET<br />
ET ETO ET<br />
Beto es el hombre, de los anteojos negros<br />
con ellos mira la vida pasar<br />
pase que pase, que pase el que sigue<br />
y esta noche que vino sin final.<br />
Todas las calles parecen del Beto<br />
cuando con gafas oscuras sale a andar<br />
fuma de día, pasa la noche<br />
y este mundo que no da para más.<br />
Con la poesía llenando sus pulmones<br />
que es la única forma de arrancar<br />
sale Betito, buscando redimirse<br />
y se convierte también en uno más.<br />
Pero es la sangre que carga levedades<br />
(las que por suerte, del resto nos aislarán)<br />
y andamos Beto, buscando redimirnos<br />
disimulando que somos uno más.<br />
Y que te dicen: “cuidate loco, cuidate”<br />
y se van apurados a cambiar el celular<br />
o están ansiosos, esperando que les digan<br />
que les digan a quién deben votar.<br />
Mejor sigamos, Beto, con el recreo<br />
que algún día de estos se dará<br />
que aparezca, la pócima en forma de niña<br />
y que nos cure esta extraña soledad...
AVATARES II 23<br />
VALE ALE TODO ODO<br />
Fuego en la fosa<br />
y el golpe arriba<br />
en lo profundo del dolor<br />
placer del aire, brillo<br />
en la sangre y vale todo.<br />
Mugre en el medio<br />
y el golpe adentro<br />
en lo profundo del dolor<br />
matas neuronas con los recuerdos<br />
te quitas años, también memoria.<br />
Y aunque parece<br />
que es la culpable<br />
también es la solución<br />
todos los males que vienen de afuera<br />
ella los quema de adentro<br />
ella los quema...<br />
Bolsa basura<br />
vamos a fondo<br />
a lo profundo del dolor<br />
disfraz de a ratos, seguís<br />
andando por el envión.<br />
Pena en papeles<br />
y un rato sales<br />
de lo profundo del dolor<br />
después volvemos, que así<br />
es el juego del vale todo.<br />
Y aunque parece<br />
que es la culpable<br />
también es la solución<br />
todos los males que vienen de afuera<br />
ella los quema de adentro<br />
ella los quema.
24<br />
MIGUEL CABRERO<br />
(<br />
SAN AN ANGRE AN GRE ( (BOLER ( OLER OLERO) OLER<br />
Perdóname sangre por la porquería<br />
de gris y de alcohol con que te saturo<br />
por no molestarte ¡qué no! yo daría<br />
pero aquí me ves, ciego, sordo y mudo.<br />
Veo que circulas mi fiel compañera<br />
a los “trompezones”, como yo en la vida<br />
hasta que te estanques cualquier día de estos<br />
y yo<br />
cambie de barriada con algarabía.<br />
Hermoso y alado, vacilo y avanzo<br />
(con esta apariencia engaño a los otros)<br />
me doy un recreo de hombre liberado<br />
y eludo el “obligue” de cuidar tu garbo.<br />
Enclenque mi cuerpo, va como dudando<br />
mi alma “sudaca” sufre por inercia<br />
río desganado, “Riachuelo” pareces,<br />
circulas sin pausa, pero más pausado.<br />
Ya empieza a cansarte todo mi maltrato<br />
de stress y de excesos, de cansancio y caos<br />
mi pulso agorero, casi que no ayuda<br />
a que fluyas mansa, caudal nivelado.<br />
Quédate tranquila, si un día me fallas<br />
detienes tu marcha y también la mía<br />
sabré comprenderte, sabré agradecerte<br />
no eres responsable, la culpa fue mía.<br />
MMMMMIGUEL IGUEL IGUEL IGUEL IGUEL CCCCCABRERO ABRERO ABRERO ABRERO ABRERO
MMMMMIRAND IRAND IRAND IRANDAAAAA IRAND CCCCCAS AS AS ASTELL ASTELL<br />
TELL TELLAN TELLAN<br />
AN ANOS ANOS<br />
OS OS OS DE DE DE DE DE LLLLLAAAAA BBBBBOOOOOTTTTTAAAAA<br />
PRÓL ÓL ÓL ÓLOGO ÓL OGO<br />
DDDDDEEEEE MANERA MANERA MANERA MANERA MANERA PPPPPERSON ERSON ERSON ERSONAL<br />
ERSONAL<br />
AL AL AL<br />
Todo un año jugando a las escondidas para que, por fin,<br />
me encuentres aquí.<br />
Todo un año dirigiendo hacia ti, este impulso de escribir.<br />
Todo un año esperando me descubras en estas líneas,<br />
único modo de que tengan un valor.<br />
Todo un año fabulando un conocernos y crear entre nosotros<br />
un estado de intimidad que nos vincule. Que me permita<br />
ser parte de tí y a su vez puedas ser parte de esto.<br />
Todo un año arrullando este deseo de que sea personal el<br />
esfuerzo de cruzar el abismo entre el intelecto y tu corazón.<br />
Todo un año enmarcando realidades con sentimientos, tratando<br />
difundir la emoción por todo tu cuerpo.<br />
Te he imaginado y percibido durante todo un año para<br />
que puedas revelarte en mi pensamiento, exclusivo lugar de<br />
nuestro encuentro que ha querido el azar, quede escrito en<br />
este libro.<br />
LLLLLILIAN ILIAN ILIAN ILIAN ILIAN GGGGGÓMEZ ÓMEZ ÓMEZ ÓMEZ<br />
ÓMEZ
CUENT UENT UENTOS UENT OS<br />
, ,<br />
CON ON PERMISO<br />
PERMISO,<br />
PERMISO<br />
PERMISO,<br />
POR POR FAVOR OR<br />
La música lo acercó a la reja.<br />
Cruzó el parque caminando, la gramilla silenció sus pasos y<br />
los perros no ladraron.<br />
Preguntó al portero si lo dejaba pasar. Éste lo miro fijamente<br />
y le dijo que no, que mejor se fuera.<br />
Le pidió entonces que, por lo menos, lo dejara espiar y otro<br />
no, por respuesta.<br />
Se sentó en el umbral a esperar tratando de despertar su<br />
lástima. Sólo consiguió enojarlo y lo empujó hasta el medio del<br />
parque, después los perros hicieron el resto.<br />
Amanecía y la helada cubría los techos de los autos. Un<br />
grupo de cinco fue el primero en salir y el ordenanza hizo un<br />
gesto de llamado a los choferes ateridos.<br />
Ya dentro de los coches seguían riendo y bebían de botellas<br />
traídas de la fiesta. El alcohol de sus alientos habría hoyos<br />
en la niebla.<br />
Arrancaron. Salieron partiendo el hielo del pasto, y algo<br />
más.
28<br />
MIRANDA CASTELLANOS DE LA BOTA<br />
P<br />
FLORILEGIUM<br />
ORILEGIUM<br />
ORILEGIUM PPRIMUN<br />
P RIMUN<br />
Preludio floreciente,<br />
principio de mi vuelo.<br />
Como en un sortilegio la música lo fue llevando fuera del<br />
mundo.<br />
Aunque él no quisiera escaparse de la tierra, bajo sus pies<br />
se diluía el terreno del amor bien temperado al que había logrado<br />
llegar junto con Amanda.<br />
La música sin Amanda, la música con Isabel. Pentagrama<br />
en el aire de tiempos breves y largos silencios.<br />
Isabel una sinfónica en fuga, Amanda música de cámara.<br />
Arpegios y diapasón. Alquimia evasiva de melodías<br />
disonantes.<br />
Desorbitó su naturaleza en un eclipse de armonías.<br />
Y ahí va, a la deriva, entre líneas paralelas sobre pautas<br />
vacías en un universo insonoro.<br />
F<br />
SIN IN IN FFIL<br />
F IL ILTR ILTR<br />
TR TRO TR<br />
Creíste que dormía y saliste al balcón. Fumabas lentamente.<br />
Vi como tus labios tomaban el aire y sentí celos de él.<br />
El papel se quemaba con una llama que parecía de otro<br />
fuego y las cenizas caían como gotas de plomo sobre tu pie<br />
desnudo.<br />
Pensé en mi ropa que cayó sola sobre el piso cuando llegaste.<br />
Pensé en mí, cayendo en tus brazos sin menos peso<br />
que las cenizas de tu cigarro.<br />
Ya no tenías qué pitar y tus ojos me buscaron por sobre tus<br />
hombros, creíste que dormía.
AVATARES II 29<br />
Apoyaste tu espalda sobre el marco frío del ventanal y te<br />
abrazaste con pena, tu mirada se perdió en la luz de un cigarrillo<br />
que se apagada en otro mirador.<br />
Me di vuelta en la cama, creíste que dormía y yo no quise<br />
despertar.<br />
LA BURBUJ BURBUJA BURBUJ EN EN LA CAJ AJ AJ AJA AJ<br />
Algo estaba pasando, de eso ninguno tenía dudas.<br />
Aunque faltaba una semana para desocupar la casa y mudarse,<br />
todo seguía en su lugar.<br />
En su lugar el rayo de luz que se filtraba por la persiana y le<br />
daba en los ojos. En su lugar las pantuflas al levantarse la<br />
primera en las mañanas. En su lugar la bata sobre el puf.<br />
El banquito de carpintero que su hijo hizo en el industrial, la<br />
esperaba como siempre, en su rincón de la cocina, entre la<br />
mesada y la ventana que daba al patio.<br />
Allí tomaba el primer mate del día mirando detrás del vidrio<br />
las plantas en las macetas y los granitos blancos de las baldosas,<br />
que debían ser baldeadas, pero más tarde, cuando el sol<br />
le ayudara a secarlas.<br />
Hasta las cajas vacías que Braulio y Jesús se ocuparon de<br />
conseguir seguían apiladas en el pasillo.<br />
Catorce cajas grandes que Herminia corría para limpiar y<br />
luego las volvía a colocar en donde habían sido dejadas por<br />
ellos.<br />
A pesar de eso, ninguno de los dos tenía el coraje de<br />
hablarle sobre la mudanza.<br />
Jesús no quería herir a su madre y Braulio nunca supo<br />
hablar con su mujer mas que para pedirle lo que necesitaba.<br />
Una tarde Jesús llegó más temprano del estudio donde<br />
hacía de asistente y tomó tres cajas de la pila, besó a Herminia
30<br />
MIRANDA CASTELLANOS DE LA BOTA<br />
en la frente y le pidió le alcanzara unos mates mientras enfilaba<br />
para su cuarto, cajas en mano.<br />
Ella preparó una bandeja con el termo y unas tostadas con<br />
manteca y miel. Camino al dormitorio de su hijo se percató que<br />
faltaban otras dos cajas.<br />
–Te dejo la bandeja acá, yo tengo que seguir tejiendo.<br />
–Pero cómo, ¿me vas a dejar solo con todo este bolonqui?<br />
Cebame unos mates por lo menos.<br />
–No estás solo, yo estoy en la cocina, tejiendo.<br />
Salió del cuarto haciendo el camino de memoria, sin mirar<br />
nada, ni siquiera la llegada de Braulio.<br />
No la detuvo, tampoco intentó saludarla. Se metió al dormitorio<br />
en silencio, cerró la puerta con un suspiro. Se quitó los<br />
zapatos y tiró sobre la cama las llaves, el portafolio y el saco.<br />
Una música y ruidos en la pieza de su hijo lo llevaron hacia<br />
allí. Lo vio descolgando diplomas y se saludaron con un movimiento<br />
de cabezas. Se cebó un mate y le alcanzó otro a Jesús.<br />
–Y tu madre cómo está, ¿te dijo algo?<br />
–No, y no quiso ayudarme.<br />
–Y bué, tendré que arreglármelas. No entiendo por qué se<br />
pone así.<br />
A ver si se piensa que yo estoy contento con todo esto.<br />
Después de todo si no quería vender me lo hubiera dicho.<br />
Jesús se dio vuelta para contestarle algo y devolverle el<br />
mate, pero quedó con la mano extendida y la palabra en la<br />
boca, su padre ya se había ido.<br />
Braulio cruzó el pasillo, tomó dos cajas en cada mano y se<br />
encerró en la habitación.<br />
A Herminia la luz de la ventana en la cocina ya no le alcanzaba<br />
para seguir tejiendo. Buscó la hora en el reloj de la pared,<br />
las siete. Extendió el tejido y vio que le faltaba poco. Era una
AVATARES II 31<br />
especie de mantel blanco de hilo. Lo guardó prolijamente en<br />
una bolsa de tela y fue al comedor a bajar la persiana del<br />
ventanal a la calle.<br />
Recién entonces se dio cuenta que su marido había llegado.<br />
Su piloto colgaba del perchero del hall de entrada. Bajó la<br />
cortina.<br />
Antes, ése era su lugar de tejido. La mejor luz para el<br />
transcurrir de sus días. El punto de encuentro con sus vecinos.<br />
Una tapa de cristal que sellaba su vida.<br />
La abría por las mañanas para airear la casa y algunas<br />
veces por las tardes mientras tejía, cuando el sol, o algún<br />
sueño, le calentaba las mejillas.<br />
Una vez al mes limpiaba la reja desde adentro. Desde que<br />
pusieron el letrero de venta ya no quiso estar ahí. La franja<br />
negra y blanca de “vendida” que cruzaba el cartel, parecía<br />
dedicarle una risa de payaso.<br />
Nunca habló tanto Braulio con ella como el día en que le<br />
dijo “hay que vender la casa”.<br />
Herminia recordaba frases como, “debemos achicarnos”,<br />
“Jesús pronto se irá”, “necesitamos tener una renta”, “cada vez<br />
tengo menos trabajo”, pero no tenía noción de en qué momento<br />
ella estuvo de acuerdo.<br />
A no ser que fuera cuando él le preguntó si entendía lo que<br />
le estaba diciendo y contestó que sí.<br />
Salvo por eso, no podía acertar en qué momento del camino<br />
entre comprender y acceder se le extravió el pensamiento y<br />
la opinión. Aunque sabía que de esas cosas no tenía mucho<br />
por recordar.<br />
Su esposo siempre tomó las riendas de la economía familiar<br />
y tuvo épocas de grandes logros.<br />
Había sabido darles confort y seguridad a cambio de no ser<br />
molestado con temas domésticos como, la educación de su<br />
hijo o el amor de su mujer.
32<br />
MIRANDA CASTELLANOS DE LA BOTA<br />
A pesar de todo lo amaba. A pesar de él y a su pesar lo<br />
seguía amando.<br />
Y amaba su casa, que era su mundo. Un universo de rincones<br />
y momentos que ella no podía acomodar en ninguna caja.<br />
El día de la mudanza Braulio, Jesús y cuatro empleados del<br />
flete se encargaron de todo. Iban y venían como hormigas por<br />
el pasillo lateral a la casa. Cuando ya no quedaba nada más<br />
por cargar salieron en fila Braulio, Jesús y por último Herminia<br />
con una caja pequeña y su bolsa de tela, a la que le había<br />
bordado su nombre, pero sin “H”.<br />
Ellos partieron con el camión de la mudanza y Erminia<br />
atrás, con un remís. Ellos llegaron, Erminia no.<br />
MMMMMIRANDA IRANDA IRANDA IRANDA IRANDA CCCCCASTELLANOS<br />
ASTELLANOS<br />
ASTELLANOS<br />
ASTELLANOS ASTELLANOS DE DE DE DE DE LA LA LA LA LA BBBBBOTA OTA OTA OTA OTA
LLLLLUIS UIS UIS UIS<br />
UIS EEEEELLLLLORRIA ORRIA ORRIA ORRIAGGGGGAAAAA ORRIA<br />
GGGGGOZO OZO OZO OZO<br />
PRÓL ÓL ÓL ÓLOGO ÓL OGO<br />
OZO EN EN EN EN EN LLLLLAAAAA PPPPPAL AL AL ALABRA ALABRA<br />
ABRA ABRA ABRA<br />
El conocimiento es el<br />
alimento del alma (Platón)<br />
¡Conocer! Es a lo que me conmina la lectura cuando no deja<br />
de sorprenderme, cuando descubro aquello que me hace feliz,<br />
que fortalece mi espíritu y me proporciona alegría y placer. La<br />
lectura es vida, es amor; si no como explicamos esto:<br />
“(Escenarios de colores)... me abre los ojos un amanecer<br />
rozado”<br />
“(Jazmines frescos)... la blanca hoja tiembla para regocijo<br />
de su corazón...”<br />
“(Las palabras)... intrusas insolentes, invasoras/ del latido<br />
esencial de las emociones”<br />
“(Ave nocturna)... desnuda se posa en la noche...”<br />
“(Nuestro rato de piedad)... mutilando el silencio a besos...”<br />
Cuando leo; re-creo con pasión este o aquel texto de ese u<br />
otro autor que me atraviesa, que termina anidando dentro mío.<br />
Cuando escribo intento crear aquello que subyace desde siempre,<br />
a veces sin poder expresarlo, otras, escondido<br />
recónditamente y que aflora de repente como un alud. Y luego,<br />
como un artesano moldeo la materia y, comienzan a surgir las<br />
palabras que descubren y rearman un mundo nuevo, distinto,<br />
que irrumpe para confundirse con el lector que interpreta, incorpora<br />
y finalmente cerrando el círculo: re - crea. Cada lector,<br />
cada lectura, cada escritor, cada texto dan significado al maravilloso<br />
universo de la literatura. Pretendo, humildemente, participar<br />
de ese juego de creación - re - creación porque predispone<br />
a un continuo trabajo, enriquece el intelecto y me gratifica<br />
como persona.
CUENT UENT UENT UENTO UENT<br />
LA EMPLEAD<br />
EMPLEADA<br />
EMPLEAD<br />
La escalera estaba oscura. No le agradaba subir por allí.<br />
Cuando llegó al primer piso le preguntaron:<br />
–¿Cómo estas? ¿Se puede saber adonde vas?<br />
–A la Gerencia –contestó y agregó apresurada como sin<br />
aire:<br />
–Me llamaron.<br />
–No se te ocurrirá hablar, bueno, vos sabés.<br />
–¡Por favor, no me molestes! –La respuesta tajante sonó<br />
seca como un golpe mortal.<br />
Terminó el trayecto hasta el segundo piso corriendo. Cuando<br />
ingresó al sector estaba agitada. Todos posaron la vista en<br />
ella por el modo en que había llegado.<br />
Se acercó a la asistente y se hizo anunciar. Mientras esperaba<br />
recordó como en los últimos meses había poco a poco<br />
entrado en esa red de maledicencia que, en toda organización<br />
existe pero aquí además, sucedían ilícitos de una envergadura<br />
tal que le producían escalofríos.<br />
Concretamente su trabajo consistía en mantener informada<br />
a la Gerencia acerca de todo tipo de situaciones. Las cosas<br />
debían ser claras, ella era una empleada ejemplar y sus reportes;<br />
exactos, minuciosos. Todo esto –desde luego– por el bien<br />
de la empresa y de ello no existían dudas, pero muchos a sus<br />
espaldas la llamaban soplona.<br />
Ya no podía más con muchas cosas y había conversado<br />
acerca de ello con Rodolfo, adscrito a la Gerencia, a quien en<br />
confianza había develado lo que ocurría. Y ahora sin vuelta<br />
atrás temía por su vida.
36<br />
LUIS ELORRIAGA<br />
Se abrió el despacho e hicieron pasar a un proveedor.<br />
Ella cayó como en un sueño y recorrió aquellos momentos<br />
pasados con Rodolfo, su calidez, sus caricias, su pasión y<br />
tuvo que apagar el torbellino que de golpe corría por su piel.<br />
Justo se volvió a abrir el despacho y llamaron al Jefe de<br />
Seguridad que también aguardaba ser atendido. Otra vez se<br />
perdió en otros momentos. Vio claramente como fue enamorándose<br />
sin darse cuenta, confiando y divulgando detalles<br />
de su labor que la exponían y la llevaban inexorablemente<br />
hacia el ojo de la tormenta, al centro mismo de la<br />
atención. Seguramente esto provocaría inquietud y haría pensar<br />
a muchos.<br />
Ahora estaba allí, a punto de informar todo aquello que la<br />
atormentaba y de lo cual no quería ser cómplice. Nuevamente<br />
la puerta del despacho se abrió y a continuación la asistente le<br />
indicó que podía pasar. Se encontró con el Gerente, Rodolfo y<br />
su Jefe. La miraron en silencio, la invitaron a sentarse y le<br />
ofrecieron café que también compartieron.<br />
La sirena de la ambulancia llamó la atención de los que aún<br />
permanecían en la empresa. Al entrar los camilleros con el<br />
médico, se constató la muerte por caída de la escalera con<br />
golpes en la nuca y la columna vertebral rota al rodar por<br />
aquella.<br />
Los integrantes del servicio de la limpieza discutían si no<br />
era demasiado la cera con que se mantenía la escalera.<br />
Más tarde, el Gerente, Rodolfo y el Jefe de Operaciones<br />
comentaban apesadumbrados la pérdida de una colaboradora<br />
ejemplar, aconsejando a quien los escuchara que debían<br />
asistir al velatorio para rendir un último y merecido<br />
homenaje. Todos se referían a ella como una empleada<br />
ejemplar.<br />
Lo curioso es que nadie la llamó por su nombre.
MMMMMINI INI INI INI<br />
INI CUENT CUENT CUENTOOOOO CUENT CUENT<br />
AVATARES II 37<br />
FRÍO RÍO<br />
Las hojas comenzaron a caer<br />
–Quizá hiberne hasta la próxima primavera –dijo el amor y<br />
se perdió en tus labios, fue entonces cuando sentí frío.<br />
OPINIÓN PINIÓN<br />
INF NF NFORME NF ORME SOBRE SOBRE EL EL AMOR<br />
AMOR<br />
El amor es aquella materia sobre la que todos hablamos sin<br />
conocerla.<br />
El amor ¿tal vez una cuarta dimensión?<br />
Sí, el amor, de eso se trata del amor por el amor…<br />
Fuimos educados en el amor a Dios, a la familia, al prójimo,<br />
al trabajo… ¿Quién podría opinar de otro modo?<br />
La educación que recibimos inculcaba el amor a la familia,<br />
al estudio, al trabajo, al prójimo. ¿Quién? Vuelvo a preguntar;<br />
podría disentir, negar. Sin embargo, esa educación ha sido<br />
informativa, una más de las tantas recibidas.<br />
Las personas confundimos querer con amar.<br />
Querer es posesión; el otro debe ser tal cual yo quiero que<br />
sea, como a mi me gusta, como yo lo deseo.<br />
Amar es aceptar al otro como es, con sus más y sus menos,<br />
con lo que suma y también con lo que resta.<br />
Es difícil amar, porque significa entrega, aceptación. ¿Entonces,<br />
aquella educación de cual hablábamos nos dejaba en<br />
la puerta de entrada, sin hacernos conocer la casa, la mansión,<br />
el palacio del amor?
38<br />
LUIS ELORRIAGA<br />
El género humano deambula entre amar y querer. Cuánto<br />
más de uno u otro, depende de cada individuo. Así llegamos a<br />
no diferenciarlos. A reconocer que son la misma cosa y no vale<br />
la pena hacer diferencias de ninguna naturaleza. ¿Para qué?<br />
Si el otro poco importa. Primero yo, luego el prójimo. La conclusión<br />
la tenemos a la vista: desconocimiento del amor como<br />
virtud de aceptación y apasionamiento en la entrega. Por lo<br />
cual, luego se sufre y padece las consecuencias de esta carencia.<br />
Cuando miramos la cara de nuestros congéneres, por ejemplo,<br />
en la calle, en el colectivo o en cualquier otro lugar público<br />
y también en lugares privados. ¿Qué pasa? ¿Qué nos pasa?<br />
Buenas preguntas pero con respuesta ausente, porque se mezclan<br />
los valores con las cosas. Lo intangible con lo tangible.<br />
Sería interesante manejar perspectivas hoy aletargadas o dejadas<br />
fuera, como que cada cosa en su nivel, en el lugar que le<br />
corresponde por orden justo y natural.<br />
¿Y si volvemos hacia atrás? ¿Y si jugamos a ser niños? ¿Y<br />
si volvemos a ser frescos, espontáneos, sin dobleces?<br />
Sin duda como niños amaremos sin confusión posible.<br />
Amaremos naturalmente.<br />
Amaremos amar al amor por amor.<br />
BORB ORB ORBOTÓN<br />
ORB ÓN ÓN<br />
Nace desde aquí dentro. ¿Entiendes, no? Desde aquí: debajo<br />
del pecho, sobre el estómago. Es una sensación crispada de rabia,<br />
bronca y odio. ¿A quién? A todo lo que nos rodea. Me enseñaron,<br />
de chiquito nomás, “tu derecho termina donde comienza el de los<br />
demás”, pero ya de grande, veo como se ha subvertido este principio<br />
de convivencia. Entonces aflora la impotencia, la duda sobre<br />
como actuar. La revulsión crece y crece generando angustia.<br />
Y no siempre termina en una falsa paz o indiferencia sino que<br />
afloran borbotones de violencia que afectan a quiénes nada tienen
AVATARES II 39<br />
que ver. Pero salen, se manifiestan y seguramente dañan. El alma<br />
individual y todo el cuerpo social está enfermo porque la intolerancia<br />
ruge y ataca a sus víctimas con saña e impudicia.<br />
CIT IT IT ITA IT<br />
“Todos los de aquí buscamos el paraíso perdido sin pensar<br />
demasiado que nunca existió”.<br />
POE OE OESÍA OE SÍA<br />
B<br />
LA BBRUMA<br />
B RUMA<br />
Fue como mirar a lo lejos, así de lejos,<br />
tan lejos, que todo era bruma.<br />
A poco de andar, sediento, con los ojos abiertos en las tinieblas,<br />
como avizorando la luz que marcara el designio.<br />
Fue duro, muy duro encontrar el sendero.<br />
Pero el sendero estaba, existía.<br />
Fue como dar en una puerta enorme, imponente,<br />
pero no había puerta.<br />
Eran colores y luces despidiendo fulgor,<br />
pero no había colores ni luces.<br />
Palpitaba en el ambiente una continua alegría y felicidad,<br />
pero no había alegría ni felicidad.<br />
Sólo había paz, serenidad, recogimiento,<br />
en esa luz brillante pero tenue al mismo tiempo,<br />
ofreciendo claridad humildemente.<br />
El sendero se abría ante los ojos del viajero,<br />
como invitándolo a adentrarse en si mismo.
40<br />
LUIS ELORRIAGA<br />
Fue cuando de pronto surgió la duda.<br />
Nunca falta la duda ante lo nuevo e inesperado.<br />
Pero no era inesperado, la duda tampoco.<br />
SUEÑO UEÑO<br />
Había un sueño<br />
vacilante y macilento.<br />
Un sueño duro<br />
que despojaba de la inercia oscura<br />
a la noche juguetona<br />
de amores desacompasados.<br />
El sueño se transformaba<br />
y transcurría con lentitud pasmosa<br />
anegando los pliegues del amor,<br />
con el dolor acomodado<br />
en el alma desprolija,<br />
negando la gratuidad de la vida.<br />
Había un sueño<br />
vacilante y macilento.<br />
Quizás la realidad de la vigilia<br />
sea más cruel, tenebrosa e incoherente.<br />
Tal vez, no. ¿Quién lo sabe?<br />
¿A quién corresponde no averiguarlo?<br />
JUEGO UEGO<br />
Juego al amor,<br />
al calor intenso de los sentidos,<br />
a la figurada zona del placer.
AVATARES II 41<br />
Juego con ánimo falaz<br />
sabiendo del corte habido<br />
en los límites de la vida.<br />
Juego con la luz del día<br />
y en la oscura noche.<br />
Juego y gano la vida<br />
que se esfuma.<br />
NOMBRAR OMBRAR OMBRAR<br />
Nombro a mis padres,<br />
a mi origen personal y único.<br />
Nombro a las personas cercanas<br />
que vibraron junto a mi alma.<br />
Nombro la imagen del altar<br />
que mitiga el dolor de mi inhallable meollo.<br />
Nombro las cosas<br />
que me hacen crecer y decrecer.<br />
Nombro a las páginas del conocimiento<br />
en que abreva mi ignorancia.<br />
Nombro el camino de arena, sol y sombras<br />
que conduce a la meta concebida.<br />
REP EP EPASO EP ASO<br />
El verso será mi afán<br />
como la fantasía<br />
de ver la noche y el día<br />
juntos, de la mano, van.
42<br />
LUIS ELORRIAGA<br />
Versos míos que vuelan<br />
buscando esa alegría,<br />
cual sabiduría<br />
duerme si no la llaman.<br />
Y surge el recuerdo triste<br />
de aquellas noches serenas<br />
cuando, tú, me entretuviste<br />
con el resplandor de ideas<br />
que, murmuraban mis penas:<br />
¡Cuánto, corazón, esperas!<br />
OLVIDO VIDO<br />
Olvidar,<br />
olvidar que sueño<br />
los colores, las dudas,<br />
olvidar el odio,<br />
el placer morboso.<br />
Olvidar el rocío otoñal,<br />
la luna llena<br />
y el amor,<br />
ese destello, esa gracia.<br />
No, nunca podré olvidar<br />
el fuego de la vida.<br />
ADVIER VIER VIERTO VIER MI MI TEMOR TEMOR<br />
TEMOR<br />
Advierto mi temor<br />
y siento un escozor en el cuerpo.<br />
Quizás no quiera darme cuenta
AVATARES II 43<br />
de la lucha que significa vivir.<br />
Más allá de historias,<br />
versos y palabras<br />
palpita el mundo<br />
que me acoge<br />
en sus mandíbulas feroces<br />
como a todo hombre o mujer<br />
que lo habita.<br />
IDEOGRAMAS<br />
DEOGRAMAS<br />
Energía vital<br />
Sol matinal<br />
Un parque y niños que juegan<br />
Una pareja amorosamente unida<br />
(vida vida vida) vida<br />
Sinsabor<br />
Miedo<br />
Incertidumbre interior<br />
(desesperanza<br />
desesperanza<br />
desesperanza)<br />
desesperanza<br />
Animosidad<br />
Rudeza verbal<br />
Hilarante disquisición<br />
Desplante…burla…<br />
(resentimiento)<br />
EEEEELORRIAGA<br />
LORRIAGA<br />
LORRIAGA<br />
LORRIAGA LORRIAGA LLLLLUIS UIS UIS UIS<br />
UIS
44<br />
LUIS ELORRIAGA<br />
EEEEELORRIAGA<br />
LORRIAGA<br />
LORRIAGA<br />
LORRIAGA LORRIAGA LLLLLUIS UIS UIS UIS UIS
MMMMMAIRA AIRA AIRA AIRA<br />
AIRA JJJJJIMÉNEZ IMÉNEZ IMÉNEZ IMÉNEZ IMÉNEZ<br />
TTTTTRAZO RAZO RAZO RAZO<br />
RAZO DE DE DE DE DE UN UN UNAAAAA UN UN VVVVVOZ OZ OZ OZ OZ<br />
PRÓL ÓL ÓLOGO ÓL OGO<br />
La vida es un cuento largo con personajes de muecas misteriosas.<br />
Y allí en ese todo impreciso, impredecible, inmenso un personaje<br />
enloquecido expresa su grito mudo sobre frases y palabras.<br />
Palabras claras, oscuras.<br />
Todo momento de poesía volcado mística y hasta<br />
mágicamente sobre el corazón del mundo.<br />
Y tímido; nuestro personaje intenta ir desplazando sus huellas<br />
impregnadas en cada espacio del silencio, en cada página<br />
quizá.<br />
Y desde el fondo de su canto el sueño milagroso, el nuevo<br />
nacimiento.<br />
Allí, y aquí también, el encuentro con espejismos diferentes:<br />
universos alados; huecos vacíos...<br />
Y allí y aquí, el personaje revela toda una vida de muecas<br />
misteriosas.
CUENT UENT UENT UENTO UENT<br />
TÁCIT CIT CITO CIT Y TIBIO<br />
TIBIO<br />
Allí, donde la luz de tus ojos intenta crear a (aún en contra<br />
de ti misma) la sombra de un nuevo nacimiento.<br />
Los fantasmas lloran, lamentándose a tu alrededor, queriéndote<br />
resucitar. Pero te niegas impaciente y deseas gritar<br />
desde adentro, expulsando las piedras de antaño que antes<br />
fueron voces silenciosas. Entonces, comienzas a escupir y te<br />
mareas. Los fantasmas negros se apartan y se disipan en pequeños<br />
puntos luminosos.<br />
Ahora te levantas, llegas hasta aquella cima del misterio y<br />
dices desde tus adentros: déjate caer, déjate caer...<br />
Hacia el umbral de la más alta inocencia o tal vez tan sólo<br />
de la locura ves un pájaro de plumaje grisáceo que, con suaves<br />
vuelos parece evocar con su graznido al corazón del mundo.<br />
Y en ese preciso instante llora desde el cielo las gotas finas<br />
que una tormenta ocasionó, como en un suspiro de libertad.<br />
Es entonces cuando reaccionas, te recuperas y cierras la<br />
ventana dejando el acto del suicidio sin sujeto.<br />
Por detrás el sol entibia tu espalda.<br />
ABANDON ANDON ANDONO<br />
ANDON<br />
...Y ya nadie más me mirará con ese sentimiento de clamor.<br />
No pueden tener hijos –dijo el obstetra y de golpe la palabra<br />
fin cayó sobre nosotros como si se tratara de una película,<br />
pero no., nada tenía que hacer el celuloide entre nosotros. Sólo
48<br />
MAIRA JIMÉNEZ<br />
se trataba de nuestra película. Una sensación de abandono, de<br />
dejar caminar los días nos ganó.<br />
De aquello había pasado mucho tiempo pero esa mañana<br />
lo volví a recordar.<br />
Caminaba seguido por los pasos de mi sombra, cuando me<br />
detuve un instante sobre una plaza cercada de risas infantiles.<br />
Llamó mi atención la mirada distraída y llorosa de un pequeño...<br />
Estaba sentado sobre un banco medio erosionado. El niño<br />
me observaba y yo a él, inexplicablemente cambié el rumbo y<br />
me acerqué. Sus ojos parecían decir lo que no podían gritar.<br />
No podía quedarme allí, tenía que ir a mi trabajo.<br />
El niño, cubierto con frazadas delgadas y viejas, temblaba<br />
apenas, de a ratos... Un brote de gotas tibias me sorprendió y<br />
también la sensación de besarlo. Sentí como si mi alma comenzara<br />
a encenderme por dentro.<br />
Me uní a su silencio. Nos miramos fijamente. Luego un<br />
golpe de viento nos hizo tambalear y empezamos a reír sin<br />
saber el por qué.<br />
Me senté a su lado. El niño me miró sorprendido, mientras<br />
corría sus frazadas. Intentó irse, pero no le di tiempo.<br />
–Está bien, no hace falta que te vayas –dije.<br />
–¿Cuántos años tenés? –pregunte enseguida.<br />
–Nueve señor –respondió seriamente el pequeño.<br />
–Es una hermosa mañana, pero bastante fría ¿no? A lo<br />
mejor tenés ganas de comer un chocolate –dije, como para<br />
animar al niño.<br />
–Sí –contestó tímidamente.<br />
–Entonces esperá que ya vuelvo.<br />
–No, no señor, digo que sí, que hace frío –respondió el niño<br />
sorprendido.<br />
–Pero, ¿no querés un chocolate?<br />
–No, señor, gracias. ¿Pero por qué quiere hablar con migo?<br />
–Por... es que... ¿hace cuánto estás acá sentado? –pregunté.
AVATARES II 49<br />
–Desde, no sé... es linda esta plaza, todos los chicos se<br />
divierten y están las palomas, a veces compartimos la comida.<br />
–¿Te escapaste de algún lugar? –pregunté sin querer preguntar.<br />
–No, vivo en la plaza, me gusta, es diferente –respondió<br />
mientras observaba el entorno, una voz chiquita.<br />
–¿Estás seguro de que no querés comer nada? Insistí necesitaba<br />
que me dijera que sí.<br />
El niño me tomó de las manos. Con un suspiro miró hacia<br />
la basura que apilada en una punta de la plaza aguardaba ser<br />
recogida y dijo:<br />
– Hace frío. –Y apretó mis manos buscando calor. Me quedé<br />
sin aliento, con el cuerpo erguido, sin palabras, sin nada<br />
para decir...<br />
Pensé que debía ir a mi trabajo y como disparado por el<br />
impulso de un resorte me levanté y me fui dejando atrás al niño.<br />
Atravesé calles y calles sin mirar semáforos. Las voces de<br />
la gente me aturdían. Y por un momento completo y largo odie<br />
a Buenos Aires.<br />
El día pasó muy lentamente. Salí del trabajo y busqué la<br />
plaza, podía no pasar por allí, pero quería volver. Algunas personas<br />
se hallaban cerca del banco murmurando. Me acerqué, el<br />
niño parecía dormir. Cierta frescura mezclada con angustia se<br />
reflejaba en la expresión de su cara. Observé sus frazadas. No se<br />
movían, hice la gente a un lado y me senté junto a él. Las mantas,<br />
casi harapos se extendían tristemente. Desconcertado las tomé y<br />
me abrigué con ellas, mordiéndome los labios, el remordimiento<br />
rasguñó mi garganta. No me perdonaría jamás haber ido ese día<br />
al trabajo. No me importaron las miradas de la gente.<br />
Después... cerré los ojos. Algo tibio me tocó, se había dormido<br />
y yo creí… Suspiré, ahora yo lo tomé de las manos y<br />
mientras empezamos a caminar juntos le dije que en casa
50<br />
MAIRA JIMÉNEZ<br />
había una habitación desocupada y una caja con chocolates, a<br />
mi mujer y a mí nos encantaban los chocolates.<br />
Ya no había sol, me saqué el saco y se lo puse. Le llegaba<br />
hasta los pies, nos pusimos a reír y dejamos las frazadas junto<br />
a la basura antes de cruzar la calle.<br />
INTEMPERIE<br />
NTEMPERIE<br />
El hombre terminó de redactar una historia fantástica y vagaba<br />
por una de las galerías, donde la salida tardaba en llegar y se<br />
diluía en paredes blancas y asientos largos sin respaldo. Luego,<br />
se dirigió hacia una escalera que daba lugar a otra sala, también<br />
del mismo aspecto. Rápidamente subió para buscar algo, alguien.<br />
Y entró en aquella habitación de puerta oscura y amarronada.<br />
El hombre tomó una silla se sentó y cruzó las piernas para<br />
poder empezar a leer su historia a ese alguien que le abrió la<br />
puerta pero no entendía nada...<br />
Entonces, tosió un cachito como para entonar su voz y<br />
comenzar.<br />
Cuando finalizó de contarla largó una lágrima gorda y se<br />
dirigió nuevamente a otra habitación, un cuartucho blanco con<br />
una ventana pequeña ubicada lateralmente al lado de la cama<br />
que causaba pavor...<br />
El hombre se detuvo ante la ventana de vidrios veteados,<br />
más que traslúcidos eran opacos y comenzó a desplazar su<br />
dedo índice sobre el reflejo de su rostro, mirándolo detenidamente,<br />
luego inclinó su cabeza hacia los pies, hacia sus manos<br />
y hacia su disfraz blanco...<br />
De repente golpearon la puerta de su habitación y el hombre<br />
por primera vez escuchó una voz conocida que lo llamaba suavemente.<br />
Tras esto con un asombro que lo hizo temblar de<br />
alegría y emoción, arregló apresuradamente su pelo corto, ondu-
AVATARES II 51<br />
lado de color gris oscuro, peinándoselo desordenadamente para<br />
ambos costados de la cabeza. Tomó su cuento de fantasías. Él<br />
esperaba un recibimiento quizás un abrazo. La puerta se abrió.<br />
La misma enfermera que siempre lo atendía fue la que lo<br />
saludó como todos los días para darle luego su medicina.<br />
Después y otra vez se cerró la puerta. El hombre se sentó<br />
sobre la cama, de sábanas blancas y limpias, derramando lágrimas,<br />
abrazándose sobre él mismo, inclinándose de atrás<br />
para delante. Buscaba consuelo, seguramente<br />
Cerrando los ojos trató de recordar su historia fantástica, y<br />
una especie de mueca de felicidad invadió su rostro pálido.<br />
–¡Despierta!, le dijo una pequeña princesa con cara de hada.<br />
–¡Mírame a los ojos!, le dijo un enano barbudo con cara de<br />
viejo gruñón, que lo sorprendió detrás de espalda.<br />
El hombre no entendía de qué manera los personajes habían<br />
logrado escaparse de su historia.<br />
Miró a la princesita, luego miró al enano de barba rojiza.<br />
Les sonrió como un niño tímido, con el dedo pulgar entre sus<br />
dientes gastados.<br />
¡Mírame a los ojos, cobarde!, le dijo el enano con furia.<br />
–¡Despierta, despierta, mi amado!, insistía la princesa con<br />
tierno tono de voz, moviendo su precioso vestido de plumas<br />
naranjas y hojas secas.<br />
El hombre empezaba a temblar...<br />
–¡Tengo mucho frío, mucho frío! –dijo tristemente el hombre<br />
y echó aliento en sus manos.<br />
–¡Despierta!... –Insistía la princesa, otra vez, con desesperanza.<br />
–¡Mírame, mírame!, le dijo el enano, ahora con voz más<br />
suave y hasta con dulzura.<br />
–Tengo frío y nadie vino por mí. Ustedes no son, en realidad<br />
son parte mía, o sea, nada... –Al decir esto, el hombre<br />
agachó amargamente su mirada y lloró.
52<br />
MAIRA JIMÉNEZ<br />
–Te quiero, dijo la princesa y sacó de su traje una varita<br />
mágica, dio dos soplidos sobre ésta y todo ese cuarto se<br />
hizo un paraíso de pinos verdes repleto de mariposas multicolores.<br />
–¡Sonríe, sonríe, cobarde! –Dijo el gnomo con sus brazos<br />
cortos en alto.<br />
–Nos diste la vida, sí, la vida Después comenzaron a danzar<br />
los tres juntos de la mano, con saltos y piruetas divertidas.<br />
De pronto, la princesa comenzó a correr hacia un camino finito<br />
que se perdía en una montaña del paraíso. El enano pareció<br />
sorprenderse y se deshizo al instante.<br />
El hombre vio que el paisaje se desvanecía; sus ojos perdían<br />
poco a poco nitidez, los colores se iban. Todo empezaba<br />
a oscurecer y su cuerpo parecía descongelarse, gruesas gotas<br />
de transpiración recorrían su cara enrojecida...<br />
–Tiene un poco de fiebre, no es nada, yo lo cuidaré y<br />
cualquier cosa llámeme por el timbre.<br />
El hombre, saliendo de su delirio, vio a la enfermera; tomó<br />
su mano y la miró fijo frunciendo sus cejas.<br />
–No hace falta, estaré bien, sé que estaré bien, si duermo<br />
junto a mi cuento.<br />
–Sí, sí, aquí está, se habrá caído de la cama seguramente.<br />
–Mejor démelo ya, necesito dormir...<br />
La enfermera se fue suspirando...<br />
Entonces, el hombre sonriente se acomodó sobre la cama,<br />
colocó su cuento debajo de la almohada y se relajó en un gran<br />
suspiro.<br />
–¡Despierta!:... necesitas vivir, ya nadie interrumpirá tus sueños,<br />
dijo la pequeña princesa, ahora con una aureola en su<br />
cabeza de ángel rubio y el hombre sonrió feliz.
RRRRREL EL EL EL<br />
ELAAAAATTTTTOS OS OS OS OS FFFFFANT ANT ANT ANTÁS ANTÁS<br />
ÁS ÁSTIC ÁSTIC<br />
TIC TICOS TICOS<br />
OS OS OS<br />
AVATARES II 53<br />
EL CORAZÓN ORAZÓN DE DE LA TORMENT ORMENT ORMENTA<br />
ORMENT<br />
De soles pequeños, amanecía sobre los ojos de la princesa<br />
vampiro.<br />
En silencio, cerradas sus manos hecha una furia caminaba<br />
atravesando estatuas de polvo, recuerdos de polvo.<br />
Truenos y relámpagos iluminaban el interior del castillo antiguo.<br />
Justo a tiempo la princesa enlutada había podido presenciar<br />
la orquesta de la madre naturaleza. A través de los vidrios<br />
del transparente ventanal, inquietante el paisaje del misterio se<br />
veía simpático, aterrador, lechoso, puro...<br />
La princesa parecía liberarse. La cadena de sus brazos<br />
gemía como el corazón de la tormenta.<br />
El pensamiento de la triste vampiro estaba poblado por<br />
sirenas, dioses a los que veía como reales.<br />
Sólo seres de fantasía habitaban dentro del cuadro de sus<br />
ojos turbios.<br />
Un entorno de ángeles negros provocaba una morbosa escena<br />
de zumbidos intolerables.<br />
Después, sus ojos dormidos soñando pesadillas de reconocimiento<br />
sobre tumbas y después del después la solitaria princesa<br />
soñando la aparición de un nuevo amanecer.<br />
DETRÁS ETRÁS ETRÁS DE DE LAS AS NOC OC OCHES OC HES HES, HES,<br />
JUNT JUNT JUNTO JUNT AL AL DIABL DIABLO DIABL<br />
No sé rezar... No veo santos misericordiosos... Tampoco<br />
escucho a Elim. y Astarot, los encarnados del diablo. Sólo sé<br />
que detrás de las noches presiento el misterio de nuevas sombras,<br />
de almas gritando en susurros la súplica de revivir... Es<br />
,
54<br />
inútil, les digo a las pobres ánimas sedientas de alguna palabra<br />
consoladora. Aquí hay amaneceres cargados de un Sol intolerable<br />
que oculta los prodigiosos disfraces de los vampiros, haciéndolos<br />
esconderse bajo la tierra húmeda y negra. El Sol es<br />
una real mentira, no sabe nada del frío, no sabe nada de los<br />
rostros pálidos... Sólo conoce los rostros atónitos de siempre.<br />
Él quiere destruir el misterio con su sonrisa de fuego maligna.<br />
Pero hay lobos que aúllan por las noches, alejando a los vivientes<br />
en sueños nocturnos y clamando el despertar de los vampiros<br />
escondidos bajo sus nichos, ya olvidados. Y salen a combatir<br />
la vida, a vengarse con colmillos de muerte de los que<br />
desprecian las noches pálidas y ebrias. Ellos están, ellos pueden<br />
devorarte en cualquier momento... Sin escuchar tus súplicas<br />
te beberán hasta verte exangüe y cuando hayan cumplido<br />
su plan se lo agradecerán al rey Isten o al increíble<br />
Satán.<br />
Que los vampiros saben pactar con sangre. Que el diablo<br />
sabe ser eternamente muerte, eterna. Pero ¿Quién es el diablo?<br />
Yo, detrás de las noches junto al diablo, volcando frases<br />
desde su conciencia perversamente hermosa...<br />
POESÍA OESÍA OESÍA<br />
MAIRA JIMÉNEZ<br />
LOS OS VIAJ VIAJANTES<br />
VIAJ ANTES<br />
Avísame cuando el amor despierte<br />
en el interior de un eco hechizado.<br />
Sacúdeme, cuando el silencio sea<br />
demasiado fuerte.<br />
Ábreme los ojos<br />
el cuerpo
AVATARES II 55<br />
mi sonrisa quebrada,<br />
cuando todo momento de misterio<br />
parezca un instante muerto.<br />
Búscame detrás de los muros<br />
de la soledad.<br />
Clama despacio,<br />
cuando la sed vibre<br />
y el dolor de los enigmas<br />
nos anuncie el encuentro<br />
de un nuevo alucinar:<br />
espacio de luz invisible<br />
para los seres amantes.<br />
H<br />
PEQUEÑA EQUEÑA HHIS<br />
H IS ISTORIA IS ORIA<br />
Detrás de las flores silvestres<br />
todo puede suceder...<br />
Detrás de la noche<br />
la claridad más perversa,<br />
el roce más tedioso,<br />
el beso de la locura,<br />
de la muerte,<br />
de la agresión...<br />
Sí, detrás de las flores silvestres<br />
algo sucedió,<br />
no sé,<br />
algo pútrido,<br />
de color sucio.<br />
Detrás de las flores silvestres,<br />
el secreto de una noche turbia
56<br />
MAIRA JIMÉNEZ<br />
OLVIDOS VIDOS EN EN PIEDRA<br />
PIEDRA<br />
En la pared,<br />
sobre la opacidad<br />
de un muro mudo...<br />
Grietas de silencio,<br />
voces prisioneras,<br />
historias primitivas.<br />
Arte rupestre<br />
sobre los muros<br />
de la soledad.<br />
Signos de nostalgia,<br />
señales del recuerdo<br />
encadenando mensajes,<br />
enardeciendo conciencias<br />
para decir: la vieja vida murió<br />
sobre la frialdad del hoy.<br />
Almas y lamentos<br />
desde el otro lado se levantan...<br />
para decir, nada más,<br />
para gritar<br />
la catástrofe de un paisaje en ruinas.<br />
PER ER ERCUSIÓN<br />
ER CUSIÓN DE DE CUERPOS<br />
CUERPOS<br />
Los dedos tiemblan<br />
al rozar la flor de la fiebre,<br />
quizás la de la fiebre del amor.<br />
El miedo empapado en la boca,<br />
en los deseos...<br />
¿Quién sabe qué es lo que ocurre?
AVATARES II 57<br />
...El miedo al dolor<br />
de los dedos rozando<br />
la flor de la fiebre del amor;<br />
esa es la causa inquietante del temor,<br />
la aparición del grave temblor<br />
de un tambor en pena.<br />
ANHEL NHEL NHELO NHEL<br />
La guerra<br />
con su cuchillo<br />
de lágrima<br />
se desborda<br />
sobre un torrente de inocentes.<br />
Aullidos.<br />
Lamentos anonadados.<br />
Latidos desesperados.<br />
Gemidos de espanto.<br />
Cuadro que aprecia<br />
el verdugo del mundo.<br />
Seres,<br />
cómo pájaros migradores<br />
intentan salvarse<br />
de los disparos<br />
de los cazadores.<br />
...La guerra no se cansa.<br />
Y la venganza<br />
de las almas resucitadas<br />
está por estallar,<br />
está por acercarse.
58<br />
MAIRA JIMÉNEZ<br />
MENTE ENTE MET METAFÍSIC<br />
MET METAFÍSIC<br />
AFÍSIC AFÍSICA AFÍSIC<br />
Ya no hay palabras<br />
en este mundo<br />
que alcancen<br />
para el origen de las cosas,<br />
de los hechos,<br />
de todo lo que en el fondo<br />
del misterio se esconde<br />
secretamente.<br />
Y mientras tanto,<br />
tratamos de dibujarnos<br />
paisajes prodigiosos<br />
en nuestras conciencias<br />
plenamente dormidas...<br />
Es que nadie sabe nada<br />
ni el final ni el principio de las cosas.<br />
PANDEMÓNIUM<br />
ANDEMÓNIUM<br />
De<br />
un<br />
círculo<br />
heterogéneo,<br />
se disipa en el vacío<br />
dejando otro vacío más hondo más enloquecido.<br />
¿Dónde<br />
estarán los hombres?<br />
... Naufragando,<br />
sobre<br />
las<br />
cenizas<br />
de<br />
sus luces desaparecidas.<br />
MMMMMAIRA AIRA AIRA AIRA<br />
AIRA JJJJJIMÉNEZ IMÉNEZ IMÉNEZ IMÉNEZ IMÉNEZ
CCCCCELIA ELIA ELIA ELIA<br />
ELIA LLLLLIPSKY IPSKY IPSKY IPSKY IPSKY<br />
PRÓL ÓL ÓL ÓLOGO ÓL OGO<br />
AAAAARRRRRCCCCCOOOOO IRIS IRIS IRIS IRIS IRIS ETÉREO ETÉREO ETÉREO ETÉREO ETÉREO<br />
Escribir; un proyecto celosamente acariciado, guardado, pendiente.<br />
Un proyecto que ha comenzado a tomar forma, cuerpo.<br />
Una explosión de los sentidos. La fantasía, las emociones y los<br />
sentimientos gestándose desde las palabras.<br />
Escribir; soltar la voz interna, abrir etéreos silencios, hendir<br />
las aguas agitadas de la vida.<br />
Descubrir espacios mágicos, presentir, crear y descubrir.<br />
Un salto hacia la luz. Una vía de acceso al infinito mundo<br />
sin medida de la imaginación. Una abstracción de la realidad<br />
que nos conduce hacia el otro lado del espejo, se me ocurre<br />
que sólo lo puedo definir como:<br />
Una<br />
Incursión<br />
fantástica.
CUENT UENT UENT UENTO UENT<br />
EL POR PORTAZO<br />
POR AZO AZO<br />
La cena está lista y yo aguardo como todos los días. Después<br />
del portazo, que ya no me sobresalta.<br />
Cuatro o cinco pasos arrastrados, el tintineo de las llaves<br />
arrojadas sobre la mesa pequeña del living. El portafolio<br />
cayendo pesado y seco sobre un sillón. Después el saludo<br />
menos que escaso. Unos minutos y la puerta del refrigerador<br />
dejando escapar muy suave los ronroneos del equipo de<br />
frío.<br />
Un silencio breve, un plato que se apoya sobre el mármol y<br />
luego el control remoto del televisor desde el silencio apoderándose<br />
del ambiente. Y mis ojos que se abrazan al dolor del amor<br />
roto. Y mis pasos hacia la puerta y el envión de mi mano<br />
soltando el picaporte y el golpe grave después. Y la luminosidad<br />
del sol sobre mi cara y el bullicio de los pájaros y la gente y<br />
el mundo rodeándome detrás del portazo.<br />
MINI INI CUENT CUENTO CUENT<br />
Cuando el alba asomó, había llegado a destino. Brillaron<br />
los primeros penachos del sol y el hombre pudo ver reflejado<br />
su rostro cansado en el agua mansa del lago. Entonces sació<br />
su sed en paz y murió.
62<br />
REL EL ELATOS EL OS OS<br />
CELIA LIPSKI<br />
CONFESIÓN<br />
ONFESIÓN<br />
Repentinamente te has ido. Después de una lucha intensa<br />
y larga te alejaste por un camino nunca antes recorrido. El<br />
dolor me atraviesa como un metal incandescente donde junto a<br />
la herida abierta la realidad me sacude honda y paradojal como<br />
un sueño profundo y casi infinito. Como tu sueño.<br />
Y ahora y ya ¿Cómo conformarse con la ausencia? ¿Cómo<br />
entenderla? ¿Cómo aceptarla?<br />
Cómo desacostumbrar los ojos a la mirada cálida que dice<br />
sin hablar.<br />
Cómo desacostumbrar los oídos a las palabras sabias, al<br />
consejo justo y a los oportunos silencios.<br />
Cómo desacostumbrar los brazos a los otros brazos y abrazos,<br />
al amor.<br />
Cómo desacostumbrar las manos a las caricias, a las palmadas<br />
en la espalda, al apretón que nos sobrepone, que nos<br />
devuelve la fuerza y la fantasía.<br />
Cómo desacostumbrarnos a la compañía<br />
¿Cómo dejar de fantasear tu presencia?<br />
No estás. Pero en la ausencia estás presente aunque algunas<br />
líneas sobre papeles deshabitados y las flores que te llevo<br />
digan que has muerto, Mamá.<br />
CER ER ERCAN ER AN ANOS ANOS<br />
OS E INT INTAN INT AN ANGIBLES<br />
AN GIBLES<br />
Se presentaron en la noche que estaba oscura y lluviosa.<br />
Francamente estaba cansada y lo que menos deseaba era<br />
verlos. Pero nada pude hacer. Comenzaron a presentarse, cada<br />
uno con sus mundos, dudas, certezas.
AVATARES II 63<br />
Cercanos e intangibles. Y yo, con la pretensión terca de<br />
ignorarlos me puse a contar corderitos. Ellos se empecinaron y<br />
no dejaron de desfilar, uno tras otro. Las horas pasaron y la<br />
claridad húmeda del alba despuntó. Recién entonces comenzaron<br />
a replegarse y debo confesar que sentí nostalgia cuando<br />
cerré los ojos para dormir un par de horas y ellos: los recuerdos<br />
finalmente me dejaron.<br />
D<br />
EN EL EL HORIZONTE HORIZONTE DE DE DDANTE<br />
D ANTE<br />
Frente a un paisaje descomunal, poblado de miradas impávidas,<br />
apasionadas, observando ríos de roja lava escurriéndose<br />
por las calles. Paralizado frente a lo sobrenatural no pude menos<br />
que sentirme insignificante.<br />
Lleno de desconcierto frente a las fuerzas del misterio,<br />
con aterradora curiosidad caí preso de la inmovilidad, mezcla<br />
de pánico y éxtasis. Inmerso en el dantesco espectáculo que<br />
se desplegaba por las calles y se expandía hacia el horizonte.<br />
Me sentí predeterminado por los arcanos de un tablero de<br />
ajedrez. Un desafío que no resolvería con explicaciones lógicas.<br />
Así que recurrí a mis instintos primarios y convoqué a la<br />
magia. Cerré fuerte los ojos y apreté los puños hasta lastimarme<br />
con mis propias uñas, convoqué la alquimia de Odín y de<br />
Morgana. Abrí mis ojos me vi. blanco y me sentí liviano, estaba<br />
montado sobre un Pegaso azul y comenzaba a elevarme<br />
por los aires –fue gracioso– mis conjuros habían resultado.<br />
Ahora era una nada más que una pluma montada sobre un<br />
caballo alado.
64<br />
POESÍA OESÍA<br />
¿Qué es una poesía?<br />
CELIA LIPSKI<br />
¿Acaso alcanzan las líneas de una poesía para expresar el<br />
amor?<br />
Sólo en representación de algo infinito existe lo finito, lo<br />
real, lo tangible.<br />
Es en ese algo donde la poesía vuelca la ilusión. En sus<br />
líneas a veces escritas con simpleza absurda, surgen las voces<br />
secretas del alma, las experiencias y los deseos ocultos. Surge de<br />
lo profundo del ser, es le sentimiento puro dibujado en la palabra.<br />
Es esa llama intensa que se enciende dispuesta a perdurar.<br />
¿Acaso el amor alcanza para definir la poesía?<br />
YA<br />
El invierno ya se aleja<br />
con su típica tristeza.<br />
Ya viene la primavera<br />
otra época comienza.<br />
El verdor cubre la extensa<br />
inmensidad de la tierra<br />
el arco iris extiende<br />
variaciones y colores.<br />
Ya el grisáceo es despojado<br />
de su trono en el cielo<br />
y el azul celeste claro<br />
inaugura un reino.
AVATARES II 65<br />
Ya la tibieza del sol<br />
empuja al lánguido olvido<br />
alienta a empezar de nuevo<br />
e impulsa a vivir mejor.<br />
SINT INT INT INTONÍA INTONÍA<br />
ONÍA PARA ARA DOS<br />
DOS<br />
Dos almas se descubren<br />
en dulce amor platónico<br />
se queman sin querer<br />
en la pasión escondida.<br />
Dos almas frente al mundo<br />
se aíslan, se rechazan<br />
y como rocas,<br />
pierden su color.<br />
Dos almas en la noche<br />
florecen en delirios,<br />
y apenas hallan calma<br />
en el amanecer.<br />
Dos almas que reaccionan<br />
sabiéndose engañadas,<br />
resignan enfrentarse,<br />
y se niegan el perdón.<br />
DE INFINIT INFINITOS<br />
INFINIT OS E INFINITIV INFINITIVOS<br />
INFINITIV OS<br />
Pensar, soñar, reír, amar<br />
la vida que brota insaciable<br />
Llorar, sufrir, lograr, llegar<br />
el abismo oscuro de cada desafío
66<br />
CELIA LIPSKI<br />
Buscar, luchar, salir, volver<br />
encontrar el rumbo soñado<br />
Dar, recibir, aprender, sembrar<br />
Modos infinitivos para crear<br />
Tiempos del infinito para vivir<br />
ROMAN OMAN OMANCE<br />
OMAN CE<br />
Casi con la mañana<br />
orlado de fantasía<br />
surge tibio, tibio,<br />
un romance.<br />
Dos almas tejen<br />
ilusiones y sueños<br />
día a día las alimentan<br />
y desborda la pasión.<br />
El amor brota<br />
como el agua del manantial<br />
Palabras dulces, arrullos<br />
invaden los corazones.<br />
Crecen con fuerza,<br />
la ternura las acrecienta.<br />
Entonces la noche se rinde<br />
y es caricia y es romance.
Luz<br />
más luz<br />
nívea<br />
pura<br />
propia<br />
(el (el (el (el (el alma) alma) alma) alma) alma)<br />
vuelo<br />
infinito<br />
en alas<br />
sueños<br />
azules<br />
(la (la (la (la (la ilusión) ilusión) ilusión) ilusión) ilusión)<br />
desprendida<br />
oculta<br />
callada, grandiosa<br />
(humildad)<br />
AVATARES II 67<br />
IDEOGRAMAS<br />
DEOGRAMAS<br />
DEOGRAMAS<br />
tornado incomprensible<br />
sólo respeta<br />
su trono y el poder<br />
sólo…sí…<br />
para sí… por sí….<br />
((((( soberbia)<br />
soberbia)<br />
soberbia)<br />
soberbia)<br />
soberbia)<br />
CCCCCELIA ELIA ELIA ELIA<br />
ELIA LLLLLIPSKY IPSKY IPSKY IPSKY<br />
IPSKY
AAAAADRIÁN DRIÁN DRIÁN DRIÁN DRIÁN MMMMMEREL EREL EREL EREL EREL<br />
PRÓL ÓL ÓL ÓLOGO ÓL OGO<br />
EEEEESPEJOS SPEJOS SPEJOS SPEJOS SPEJOS DE DE DE DE DE PPPPPAPEL APEL APEL APEL APEL<br />
Cuando la vida se convierte en reflejo de una ciudad avara<br />
que sólo ofrece cielos de cemento y océanos calcinados de<br />
asfalto, aún puedo abrazarme a la piel de una pluma para que<br />
mis soles caprichosos y mis laberintos imaginarios sangren un<br />
papel inundándolo de letras. Una tras otra huirán de mis dedos<br />
para volverse ajenas, ausentes a mis explicaciones, cada vez<br />
que otro espejo las absorba y las refleje a su entender y antojo.<br />
Y ellas regalarán imágenes y sensaciones que yo ni había<br />
soñado, recreando el mundo en el abanico de pupilas que se<br />
alteren en su brisa.<br />
Cada poema, cada cuento, cada idea, esconde celosamente<br />
una parte de mí, fragmentos de mi orgullo y mis miserias,<br />
enigmas para mis ojos sordos y mis sueños mendigos de caricias.<br />
Para ustedes esconderán los colores que mejor combinen<br />
con sus realidades y sus fantasías.<br />
También bailan en estas páginas, el esfuerzo cotidiano de<br />
Horacio, la dedicación incondicional de Betty, la amistad de mi<br />
hermana Marcela, la hermandad de mi amigo Ariel, el pacto de<br />
amor cotidiano que alimentamos con Romina, los capítulos cálidos<br />
de mi novela condimentados por Rubén, Alfredo, Gerardo,<br />
Paola, Nestor y Juan Carlos.<br />
Y por supuesto, la música mas dulce brillando en los casi<br />
dos años de Nicolás y los jóvenes 84 de mi abuela Eva.
CUENT UENT UENT UENTO UENT<br />
G<br />
TRES RES GGOLPES<br />
GOLPES<br />
OLPES<br />
Un haz de luz se cuela por una hendija entre mis párpados<br />
asestando violentamente el amanecer sobre mi rostro. Cuando<br />
reacciono al aire pesado y somnoliento, descubro las cenizas<br />
del escenario; la mesa abrazada por el mantel de seda roja, el<br />
candelabro sosteniendo pequeños cadáveres de cera, la botella<br />
de Malbec irguiéndose orgullosa aunque vacía. Me levanto<br />
con una dificultad casi rutinaria que alberga un dolor insobornable<br />
ante mis años. Otra vez falló. Nuevamente falló.<br />
Junto los restos de pollo que yacen sobre un plato, extirpo<br />
el mantel desnudando toda la vulgaridad de la mesa. ¿Qué<br />
está pasando? Antes no fallaba nunca. ¿Será la mano burlona<br />
de los años? Acordarme de los años que pesan me llena de<br />
nostalgia por el pasado, cuando ella solía reírse de mis ocurrencias<br />
y yo forzaba mi imaginación para ser estudiadamente<br />
espontáneo. Ella daba tres golpes en la puerta como señal<br />
inequívoca, yo abría mi alma al destino, deslizando mis sueños<br />
por el camino aterciopelado de su vestido azul, de su piel resplandeciente<br />
de fulgores. La música danzaba a nuestro ritmo<br />
de pájaros ansiosos y cuerpos impacientes. El mantel era más<br />
rojo, las velas ardían como pensamientos, el Malbec era una<br />
excusa cómplice, compartida. Y la madrugada era una intrusa<br />
que solía divertirnos hasta desfallecer dormidos.<br />
Ya la geografía de la habitación ha vuelto a su paisaje<br />
habitual, iluminada por un sol añejo como mi memoria.<br />
Camino torpemente hacia el aparador de roble que se apoya<br />
en una de las paredes amarillentas carcomida por la humedad.<br />
Aprieto entre mis manos temblorosas el vestido de terciopelo<br />
azul y una pulsera dorada, últimas pertenencias que me<br />
fueron entregadas una noche tristemente oscura.
72<br />
ADRIÁN MEREL<br />
Tan oscura y tan noche como cada madrugada que embriagado<br />
con Malbec sueño que tres golpes desperezan la puerta.<br />
M<br />
OCHO HO MMINUT<br />
M INUT INUTOS INUTOS<br />
OS<br />
Recién ahora que estoy pisando el ocaso de mi vida vengo<br />
a aprender que la historia se vuelve historia sólo si es contada.<br />
Esta que les quiero relatar pasó de boca en boca, de alma en<br />
alma, de tiempo en tiempo y sospecho que después de tanto<br />
viaje es lógico que se haya vuelto hazaña. Según dicen los que<br />
la contaron antes que yo, fui parte de esa hazaña. Pero lo que<br />
recuerdo nítidamente aún es la figura de un hombre, igual a<br />
todos los hombres, que me enseñó que a la espalda de la<br />
alegría siempre baila el dolor.<br />
Por empezar puedo decirles que nunca vi. tanta gente en mi<br />
vida, un mar humano, un desierto inextinguible de cabezas que<br />
gritaban, reían, soñaban con que esos once muchachos de amarillo<br />
les dieran una alegría acorde al tamaño de aquel inconmensurable<br />
estadio. Si hasta lo habían construido para la ocasión; el<br />
más grande del mundo según se dijo por mucho tiempo.<br />
Yo era un botija desobediente, eso me había valido muchos<br />
reproches en la vida y muchos aplausos en la cancha. También<br />
me había servido para lucir la casaca celeste que llevaba en el<br />
pecho en aquella Copa del Mundo. El negro Obdulio, nuestro<br />
capitán, nos había dicho en el vestuario que no miráramos para<br />
arriba, que al salir no levantáramos la cabeza. Obviamente bastó<br />
que me aconsejara eso para que yo hiciera lo contrario. ¡Que<br />
sabía el Negro! pensaba sin pensar cuando desde el túnel ancho<br />
y oscuro el camino se hizo claridad, luz repentina acompañada<br />
de una silbatina que abrazaba violentamente el ambiente.<br />
Apenas pisé el perfecto césped verde alcé la cabeza y<br />
comprendí que el “negro” tenía razón. Hombres, mujeres, ancianos,<br />
niños, una marea amenazante que sólo deseaba soltar
AVATARES II 73<br />
la fiesta estrangulada en sus gargantas. Por más esfuerzo que<br />
hubiera hecho no podría haber visto el cielo.<br />
Jamás lo intenté, estaba demasiado concentrado en controlar<br />
el temblor súbito de mis piernas. En eso andaba cuando sentí<br />
una explosión de voces, un estruendo de luces en el aire seguido<br />
por un penetrante olor a pólvora, y detrás de eso, once muchachos<br />
de amarillo, de rostro tenso, desafiante, como de quien<br />
va a jugarse la vida en una batalla. Había en ese equipo de<br />
Brasil un aire de superioridad justificada, ellos habían llegado a<br />
esa final arrollando a todos sus rivales, con goleadas contundentes,<br />
como cumpliendo un mandato divino, que iba a sellarse con<br />
una última goleada ante nosotros, un puñado de uruguayos con<br />
mas garra y orgullo que destreza. Recuerdo que a los brasileros<br />
les bastaba el empate para cumplir pero eso no estaba en los<br />
planes de nadie. Nosotros éramos los invitados necesarios a la<br />
fiesta, la firma que faltaba para sellar el trámite. Entonces recordé<br />
lo que había pasado minutos antes en el vestuario, uno de<br />
los dirigentes más importantes del fútbol uruguayo, queriendo<br />
darnos el ánimo habitual, nos dijo que con que perdiéramos 4 a<br />
0 estaba bien. El Negro Obdulio lo miró con fiereza.<br />
El sonido del silbato aniquiló mis pensamientos, la gente<br />
daba alaridos, se movía nerviosa al igual que su equipo y nuestro<br />
arquero no pasaba mayores sobresaltos. Obdulio le daba<br />
indicaciones a los zagueros para que tomaran bien las marcas<br />
y a Schiafino y Ghigia para que molestaran arriba. Si bien<br />
Brasil dominaba el juego no llegaba con peligro a nuestra valla.<br />
A medida que iba pasando el tiempo yo acrecentaba mi confianza;<br />
salvo algunas llegadas bien resueltas por nuestra defensa,<br />
estábamos controlando el juego y eso se notaba en el<br />
público que había canjeado gritos por ansiedad. El primer tiempo<br />
terminó sin goles y en el vestuario Obdulio nos reunió a<br />
todos y dijo que era nuestro momento. Todos lo miramos un<br />
tanto incrédulos, ya nos parecía heroico estar logrando un empate<br />
y no haber recibido goles. Pero el Negro tenía la convicción<br />
de los que sienten que construyen su destino.
74<br />
ADRIÁN MEREL<br />
Al salir a jugar el segundo período ya me había ambientado<br />
a la pesadez del aire, al calor del ambiente, al himno de las<br />
tribunas. Los brasileros se movían, daban piques cortos, estaban<br />
esperando la indicación arbitral para salir a poner en alto<br />
su honor y cumplir con el objetivo para el que habían sido<br />
designados, para el que se había construido ese increíble estadio<br />
y por el cual se estaba jugando esa copa del Mundo. Cuando<br />
sonó el silbato del juez alemán, ellos se abalanzaron como<br />
una tromba incontrolable, llena de juego, de lujo, de vida. Nosotros<br />
olvidamos rápidamente lo aprendido en la primera mitad<br />
y no logramos contener los ataques que morían milagrosamente<br />
en manos de Roque, nuestros guardavallas. La insistencia<br />
tiene su premio y finalmente un moreno, alto y flaco estampó<br />
un derechazo que batió nuestra resistencia y venció la espera<br />
que por dos décadas se había instalado en esa tierra dulce y<br />
nostálgica. La euforia arrebató el ambiente como una niebla<br />
espesa colándose en cada grito, cada lágrima, cada historia.<br />
Yo recordé mi casa en Maroñas, no por melancolía, sino porque<br />
me hubiera gustado refugiarme allí, lejos de ese griterío<br />
infinito, de esa celebración que me tenía por víctima. Algunos<br />
de mis compañeros maldecían, otros se resignaban con la mansedumbre<br />
de quién acepta una verdad irrefutable.<br />
Busqué a Obdulio con la mirada, como recriminándole su<br />
infundada fe, su indomable amor propio. Lo encontré abrazado<br />
a la pelota, como tratando de seducirla, de convencerla de<br />
algo. Los jugadores brasileños lo miraban incrédulos, el Negro<br />
Obdulio exigía un traductor que mediara con el árbitro alemán<br />
para explicarle no se qué asunto. Pasaban los minutos y el<br />
Negro seguía acunando el balón; a esa altura los jugadores y el<br />
público lo insultaban a gritos, se habían olvidado del festejo por<br />
ese intruso que estaba empañando todo. Ocho minutos bastaron<br />
para acallar a la multitud, para dejarla inerme, desarmada.<br />
Entonces, cuando Obdulio apoyó el balón en tierra después de<br />
observar minuciosamente a los cuatro costados del estadio, ya<br />
nadie recordaba un motivo para festejar. Los once de Brasil
AVATARES II 75<br />
estaban nerviosos igual que otros tantos millones furiosos por<br />
el visitante que sin presentarse raptó a la novia en medio del<br />
baile nupcial.<br />
¡Tienen miedo! ¡Ahora vamos a ganar! ordenó el gran capitán.<br />
Esta vez todos le creímos y el resto ustedes ya lo conocen. Pepe<br />
Schiafino empató de media distancia y Ghigia a ocho minutos del<br />
final nos puso en ventaja. Uruguay ganó el partido, la copa del<br />
mundo y el reconocimiento de todo un continente. Obdulio se<br />
ganó el respeto y la admiración incondicional de todos sus compañeros<br />
incluido este botija, malcriado en los potreros del Parque<br />
Rodeau. Nos enseñó que un hombre es sabio cuando se sabe<br />
igual al resto de los hombres y entendimos el por qué de la fiereza<br />
permanente en su mirada. Hoy se sigue contando esta historia,<br />
quizás porque Uruguay nunca volvió a vivir una epopeya semejante,<br />
quizás porque la caprichosa justicia quiso conservar la memoria<br />
a salvo de la erosión del tiempo.<br />
Por la noche, luego de recibir las entusiastas felicitaciones<br />
y promesas de un futuro mejor de los dirigentes de la Asociación<br />
Uruguaya fuimos con Obdulio y Pepe Schiafino a marear<br />
nuestra alegría en el fondo de un vaso.<br />
La desolación popular cubría los rostros con su manto transparente<br />
y pesado, contradictoria con la felicidad que nos habitaba.<br />
Las calles oscuras retornaban a la rutina de sus miserias,<br />
a sus infranqueables grises, y el aire cortaba la garganta de<br />
esos hombres y mujeres despojados de un sueño.<br />
Nos metimos los tres en un bar pequeño, tratando ya de<br />
ocultarnos de aquel drama. Al entrar todos nos reconocieron,<br />
incluidos algunos jugadores brasileños que, abatidos, invitaron<br />
a Obdulio a beber con ellos. Alzaron las copas ¡A la salud de<br />
Obdulio Varela, el hombre que nos ganó la copa del mundo! El<br />
negro levantó su brazo tímidamente, no entendía como podían<br />
estar brindando en honor a su verdugo. Luego, todos los presentes<br />
le regalaron un cerrado aplauso. La amargura volvió a<br />
derramarse en cada trago. Obdulio, cabizbajo, nos miró y sen-
76<br />
tenció: “De haberlo sabido hubiera preferido perder el partido”.<br />
En el fondo de sus ojos la fiereza había dejado un hueco.<br />
Unas lágrimas rodaron por mis mejillas y en su caudal ahogaron<br />
mi soberbia despidiendo al exilio de mi alma al muchacho<br />
que jamás volvería a ser.<br />
PPPPPRRRRROS OS OS OSAAAAA OS PPPPPOÉTIC OÉTIC OÉTIC OÉTICAAAAA OÉTIC<br />
RIN IN INCÓN IN ÓN<br />
Guardemos un rincón para la sorpresa, cuando parece<br />
concluir la fiesta.<br />
Un beso inesperado en un cajón, una palabra muda que<br />
brilla sobre un gesto, un pequeño milagro burlando los relojes,<br />
una caricia torpe de parto prematuro, una promesa eterna sobre<br />
la agilidad de las crueles agujas del tiempo, tan sólo como<br />
prólogo de la próxima fiesta de estallidos de manos que besan<br />
como labios, que tocan como cuerpos, que aman como almas,<br />
que sienten como sueños, que habitan el infinito. Camino que<br />
va desde la puerta que me despide de tu memoria hasta el reencuentro<br />
que me protege de tu olvido.<br />
PPPPPOESÍA OESÍA OESÍA OESÍA OESÍA<br />
ADRIÁN MEREL<br />
RADIOGRAFÍA<br />
ADIOGRAFÍA<br />
El rutinario sol canjea exilios con la luna<br />
y en mi paz alquilada me despierta la vida<br />
diosa y dueña del tiempo, generosa y suicida,<br />
regalándome voces y envejeciendo sueños
AVATARES II 77<br />
Discuto en el espejo con ese que no entiende<br />
que al filo de mi espalda rasguñan mis flaquezas<br />
le adeudo a mis entrañas un gesto de entereza<br />
para temblar mis miedos con fértil valentía<br />
Respiro sentimientos que atascan mi garganta<br />
mastico pensamientos silvestres, inmaduros<br />
voy creciendo a la sombra de un brillo un tanto oscuro<br />
que por mis realidades desoye moralejas<br />
El dolor es memoria que brota cicatrices<br />
Mal curadas por golpes de mis caprichos ciegos<br />
quizá un día entienda que la vida es un juego<br />
tan profundo y fugaz que parece algo serio<br />
Soy hijo de caminos que no he andado<br />
soy padre de destinos malheridos<br />
soy hombre y niño a bordo de tus manos<br />
que me cubren a salvo del olvido.<br />
V<br />
VEN EN ENCEDORA<br />
EN CEDORA VVEN<br />
V EN ENCID EN CID CIDA CID<br />
Desmayan los ateos de fantasía<br />
una epidemia de colores baña los hospitales<br />
y la ciudad ya no mendiga cielos.<br />
Dicen que dijo un niño<br />
que te vio derrotada<br />
con tu rutina pesando en los huesos.<br />
Seguiste bailoteando<br />
tu carnaval de pena<br />
que esparce otoños y seca la sangre.<br />
Te diste algún banquete<br />
humeante de locura<br />
masticando sueños con tus amantes
78<br />
ADRIÁN MEREL<br />
Pero dicen que dicen<br />
que el niño fue millones<br />
de ojos que te vieron derrotada.<br />
El niño que lo dijo<br />
me canta por el pecho<br />
cuando me vuelvo amor o soy memoria.<br />
*Nada en este mundo tiene que ver con la muerte, excepto<br />
la vida.<br />
N<br />
DÍAS ÍAS Y NNOC<br />
N OC OCHES OCHES<br />
HES<br />
para Romina<br />
Hay días que la vida me sorprende<br />
besándome la boca con tus labios<br />
asesinándome preceptos sabios<br />
que el amor no razona, no comprende.<br />
Hay noches que destilan madrugadas<br />
y el sueño es vagabundo por tu abrazo<br />
tu calor cose en mí un bello retazo<br />
y la ausencia es una patria olvidada.<br />
Y hay tiempos en que estoy muy preocupado<br />
peleando en callejones inventados<br />
que fluyen desde el espejo invertido<br />
de mis miedos robándome el olvido.<br />
Pero aún cuando oscurece el calendario<br />
y el brillo suele ser virtud ajena<br />
sé que al final me espera tu mirada<br />
para que este latir valga la pena.
AVATARES II 79<br />
REVEL EVEL EVELACIÓN<br />
EVEL CIÓN<br />
Mi cuerpo explota<br />
en un banquete de contradicciones<br />
en el filo de mis noches<br />
los rumbos enturbian mi ceguera.<br />
He aborrecido a mi destino<br />
de callejones tibios como el miedo<br />
y del olvido espero algún recuerdo<br />
de encorvados triunfos y dolores sabios.<br />
Las desintegraciones me iluminan<br />
leguas de tiempo incinerados en falsos rostros<br />
creo esta tarde en algo que no entiendo<br />
amanecerá mi vida desangrando vida.<br />
IDEOGRAMA<br />
DEOGRAMA<br />
Pájaro soñado,<br />
sirena sin rostro<br />
beso furtivo<br />
ajeno a explicaciones,<br />
enigma<br />
dulce<br />
que oxigena las venas (magia)
80<br />
ó<br />
ADRIÁN MEREL<br />
UUUUUNNNNN PPPPPOC OC OC OCOOOOO OC DE DE DE DE DE HHHHHUMOR UMOR UMOR UMOR UMOR
AVATARES II 81<br />
CHIS HIS HISTE HIS TE
82<br />
CUENT UENT UENTO UENT<br />
ADRIÁN MEREL<br />
DOL OL OLORES OL ORES<br />
El que es hombre de campo sabrá entenderme. A veces<br />
uno se encariña con todo lo de esta tierra, el lugar donde uno<br />
se crió, los sitios que cobijan anécdotas, los aromas.<br />
Yo era un hombre de campo, de esos que aman todas las<br />
sorpresas que nos regala esta actividad, y entre todas amaba a<br />
Dolores.<br />
Fue algo mágico nuestro primer encuentro, un cruce de miradas<br />
bastó para sellar nuestro cariño mutuo. Ustedes saben que<br />
aquí la vida es muy sacrificada y no hay tiempo que perder, tal es<br />
así que a las dos semanas estábamos viviendo juntos. Primero<br />
fue un revuelo general en la hacienda, si hasta parecía que los<br />
patos cogoteaban para espiarnos por la ventana. Dolores, ajena a<br />
ellos, muy de vez en cuando le dedicaba alguna mirada curiosa. Y<br />
hablando de miradas, los dos hallábamos largos momentos en los<br />
cuales regocijarnos con el silencio y la contemplación mutua.<br />
Pero todo lo bueno tiene quién lo envidie y pronto llegó la<br />
noticia al centro del pueblo. Algunos familiares míos se acercaron<br />
para conocer a Dolores y darme su opinión. No la aceptaron,<br />
seguramente por tantos prejuicios que amuran sus grises<br />
vidas o quizás porque Dolores no les prestó la más ínfima<br />
atención, probablemente perceptiva de sus miradas intimidantes.<br />
Lejos de asustarme seguí luchando por este bello amor<br />
hasta que el destino cruel y juguetón, interpuso una dura enfermedad<br />
que se la llevó de mi lado. Hice un velorio con todos los<br />
honores y mis parientes, ya más calmos, me consolaron diciendo<br />
que no era lógico vivir con una vaca. ¡Qué sabrán ellos!<br />
Nunca hubo entierro. Preferí huir de mis penas y empezar de<br />
nuevo, mientras saboreaba un asado con cuero del que participó<br />
todo el pueblo. ¡Es que la vida continúa!<br />
AAAAADRIÁN DRIÁN DRIÁN DRIÁN DRIÁN MMMMMEREL EREL EREL EREL EREL
MMMMMARÍA ARÍA ARÍA ARÍA<br />
ARÍA EEEEELEN LEN LEN LENAAAAA LEN OOOOORRRRRTIZ TIZ TIZ TIZ TIZ<br />
PRÓL ÓL ÓL ÓLOGO ÓL OGO<br />
UUUUUNNNNN LLLLLIBR IBR IBR IBR IBROOOOO…………… UN UN UN UN UN MUNDO MUNDO MUNDO MUNDO MUNDO<br />
Hace tiempo descubrí que un libro encierra un mundo. Y<br />
que tras cada lectura hay puertas inesperadas, espacios increíbles<br />
que se anuncian y se abren. Después sentí la necesidad<br />
de mostrar los mundos que yo conocía y comencé a escribir.<br />
Necesitaba plasmar lo que veía en este mundo de aguas<br />
embravecidas, intentar llevar mi barca a puertos seguros a puertos<br />
de paz. Contar como susurra el arroyo jugando entre los<br />
juncos. El canto de las aves que surcan el cielo y nos llena de<br />
alegría. El sol, la luna, las estrellas esperando que nuestros<br />
ojos los descubran. Los campos sembrados de trigo que se<br />
agitan en las manos del viento y mueven sus monedas de oro<br />
tibio y blando. La candidez de los niños, los adolescentes y el<br />
amor que despierta y florece.<br />
Descubrir cada día la vida y amarla.<br />
Hacer un poema de amor, contar historias, deslizarme por<br />
el cauce del tiempo sin medida de las palabras impresas en las<br />
páginas de un libro.
CUENT UENT UENT UENTO UENT<br />
YO TAMBIÉN AMBIÉN FUI FUI PAR AR ARTE AR TE<br />
Aquella tarde de abril salí de mi casa, bajo una lluvia que<br />
recién se animaba.<br />
Rumbo a la plaza primero, a fin de ver las hojas rojas, amarillas<br />
y marrones del otoño. Luego, me dirigí a la estación de trenes,<br />
era día de semana así que tenía que atender mis obligaciones.<br />
Y…de pronto sin pensar que sucedería yo también fui parte.<br />
La lluvia se había hecho más y más fuerte. Escuché gritos,<br />
pero no le di importancia.<br />
Apuré el paso, quería llegar lo más pronto posible al andén<br />
para protegerme debajo del techo. Cuando escuché otra vez<br />
los gritos, miré hacia atrás y una mujer corría desesperada<br />
hacia donde yo estaba. Al mismo tiempo un muchachito pasó<br />
corriendo a mi lado y de golpe me sentí angustiada.<br />
Por fin bajo techo, estaba cerrando el paraguas y una niña<br />
se acercó.<br />
–¡A la ancianita le pasó algo! –dijo como reprochando<br />
Miré hacia otro lado y contesté:<br />
–A tanta gente le pasan cosas.<br />
Pero la curiosidad o no sé qué me hizo voltear y de reojo<br />
observé la escena. Entonces vi, como la mujer angustiada hundía<br />
sus manos en los cabellos estirándolos una y otra vez.<br />
Ahora un llanto ronco la sacudía.<br />
La gente había empezado a juntarse a su alrededor formando<br />
un círculo. En ese preciso momento llegó el tren. Se<br />
abrieron las puertas y todos nos apuramos a subir.<br />
La mujer quedó atrás, sola. Un punto pequeño a medida<br />
que el tren se alejaba.<br />
Seguía lloviendo, nadie dijo nada.
86<br />
MARÍA E. ORTIZ<br />
POR OR ES ESA ES MISMA MISMA ÉPOC ÉPOCA ÉPOC ÉPOC<br />
En la penumbra de aquella casona de la que casi no quedan<br />
rastros, todavía se huele el aroma de recetas irrepetibles<br />
que en las manos ágiles de la abuela se hacían una realidad.<br />
Guisos de mondongo, pasteles de crema y fuentes de pescado<br />
frito recién sacado del río. Además de los cuentos del lobizón<br />
que el abuelo nos contaba en las noches frías, mientras nuestros<br />
ojitos se perdían entre las flores del delantal de la abuela,<br />
en las horquillas que sujetaban su rodete y en el brillo dorado<br />
de sus grandes aros. La ascendencia española no la abandonaba<br />
nunca, ni siquiera cuando secaba sus manos en el delantal<br />
para tomar el mate que el abuelo le ofrecía.<br />
Recuerdo los ojos azules tendiendo la ropa bajo el cielo de<br />
agosto junto a la complicidad del silencio sereno del abuelo, que<br />
un día se quedó solo amparado en las sombras de la noche para<br />
dejar salir algunas lágrimas que, como cristales rodaron por su<br />
cara. Él no se resignaba. La última vez que lo vimos fue cuando<br />
arrodillado junto al rosal que la abuela había plantado recogía un<br />
pimpollo blanco, el primero de la estación. Sus manos estrujaban<br />
los pétalos perfumados desparramando un leve aroma.<br />
Las paredes de la casa aún siguen en pie, el techo yace<br />
desparramado sobre las baldosas descoloridas.<br />
En el jardín del rosal suele aparecer una luminosidad azul, en<br />
el mes de agosto y un perfume suave a rosas, la gente del lugar<br />
habla de un lobizón que llora por esa misma época del año.<br />
LA OTRA TRA<br />
Sólo fue un instante, una chispa en su mente para darse<br />
cuenta.<br />
Le había mentido. Verlo allí, junto a ellos correteando en la<br />
arena. Y la otra. Segura, dueña de la situación como ella; aho-
AVATARES II 87<br />
ra lo sabía, nunca lo había sido. Y él que bajo el disfraz de la<br />
sonrisa y la ternura le había hecho sentir que no era niña, que<br />
de golpe había crecido.<br />
Había sido en otra playa bajo la esfera rojiza cayendo derrotada<br />
a plomo en el horizonte, el momento de los dos.<br />
Las horas pasando como soplos y ella abandonando la<br />
inocencia. Hasta este instante, hasta este cruce de caminos y<br />
de destinos. No necesitó más explicaciones que las que tenía a<br />
la vista. Después de todo había madurado. Entonces fue que la<br />
joven mujer se dio vuelta y dando la espalda hacia aquel paisaje<br />
atroz comenzó a caminar, hasta que la noche la alcanzó<br />
junto con la lluvia que lavó las lágrimas de su rostro de niña. Él<br />
quedó atrás con sus hijos y la otra.<br />
Ya no llovía y el fulgor de las estrellas abrió sobre la joven<br />
la noche serena casi una promesa mágica anunciándose.<br />
LA MUER MUERTE MUER TE DEL DEL AHOG AHOGADO<br />
AHOG ADO<br />
Dos de la tarde, linda hora para algunos que interrumpían<br />
la jornada para descansar.<br />
Los chicos corrían hasta el río en sus balsas improvisadas<br />
e inofensivas que se balanceaban sobre las mansas aguas,<br />
donde nadie se inquietaba porque todos sabían nadar. Ley<br />
obligada en aquel pueblo de calles soleadas y senderos<br />
sombreados y el río abrazándolo todo.<br />
La mujer tomó el libro y se recostó, estaba empeñada en<br />
terminarlo de leer esa tarde. La muchacha había salido de la<br />
fábrica y se encaminaba hacia su casa, pero sin entenderlo<br />
cambió el rumbo y regresó bordeando el río, el calor seguramente.<br />
Pasó por el puerto y siguió disfrutando el paisaje. Recorrió<br />
el murallón que detenía las aguas bravas de las crecientes<br />
cuando el río arrasaba con todo internándose por las callecitas<br />
del pueblo hasta que el viento amainaba y las aguas volvían al
88<br />
cauce. De golpe vio un abanico de gente amontonándose como<br />
hormigas. La muchacha se aproximó.<br />
–¿Qué pasa? –preguntó un par de veces.<br />
–Un niño –alguien dijo mordiendo las palabras. Se acercó<br />
despacio, reconoció la camisita a cuadros y los pantalones<br />
cortos. Ahogó un grito.<br />
–¿Qué dijo? –preguntaron muchos.<br />
–Era su hermano –contestó uno solo.<br />
La madre en ese momento cerraba el libro que por fin<br />
había acabado: “La muerte del ahogado”<br />
REL EL ELATOS EL OS<br />
MARÍA E. ORTIZ<br />
DESINTERÉS<br />
ESINTERÉS<br />
Era una noche inconmensurable, de cielo despejado, como<br />
el alma de todos los que habitaban la casa de ventanas iluminadas.<br />
Hombres y mujeres ejercían su libre albedrío.<br />
Todos disfrutaban de esa espectacular fiesta en libertad.<br />
Desde las ventanas se observaba la ciudad iluminada, cuyas<br />
luces se reflejaban en el lechoso y oscuro río. De pronto<br />
sin nada que lo pudiese explicar, corrieron hacia las ventanas<br />
como llevados por miedos pequeños. Infinidad de luces desde<br />
el cielo y un estruendo atronador que se fue apagando lentamente<br />
los sobrecogió. Todos quedaron sin voz y extrañamente<br />
exhaustos. Esperaron la mañana para salir y entender lo que<br />
presentían. ¿Ovnis?, ¿un meteorito? ¡Quién podía explicarlo!<br />
Lo cierto es que sólo encontraron un hoyo profundo, grisáceo,<br />
arenoso y todo vestigio de pasto, o lo que fuera en estado<br />
de ausencia. Alguien señaló hacia arriba, en ese momento una<br />
paloma blanca pasó sobre ellos, en el pico llevaba algo verde.<br />
Probablemente ella hubiese podido explicar lo sucedido. Aún
AVATARES II 89<br />
hoy siguen reuniéndose en torno al hoyo algún que otro domingo,<br />
sin embargo no logran convencer a la paloma para que<br />
hable. Tampoco creo que a ella le interese comunicarse con<br />
unas aves que no vuelan.<br />
¿Q<br />
¿Q<br />
¿QUÉ UÉ HA HA SIDO SIDO SIDO DE DE ÉL ÉL? ÉL<br />
Repentinamente había decidido irse arrasando mil quimeras,<br />
con mirada opaca no vacía de amargura. Todos lo lamentaron. En<br />
el pueblo lo querían, realmente se trataba de un buen hombre.<br />
Por otra parte la gente preguntaba: –¿y Boby? ¿Qué será de él?<br />
Poco a poco los rumores se hicieron una romería. A él lo<br />
llevaron al mejor salón, al más grande. Flores no faltaron. Al<br />
igual que los amigos, todo el mundo dio el presente para acompañarlo.<br />
Hasta Boby que entró corriendo con el diario en la<br />
boca para su amo, lo dejó en el suelo y comenzó a aullar con<br />
gemidos lastimeros. Tanto que los allí presentes se pusieron a<br />
llorar. En medio de tal confusión él hombre se incorporó para<br />
ver a su fiel amigo que, finalmente no se había perdido. Ya<br />
más tranquilo se volvió a acostar en el ataúd. El encargado del<br />
velatorio, para no seguir con las confusiones selló la tapa del<br />
cajón. Y todos en largo silencio y a paso cansino –hasta Boby–<br />
que aún sujetaba el diario entre los dientes, emprendieron la<br />
marcha hacia el cementerio.<br />
VUEL UEL UEL UELTA UEL<br />
Pasado el cielo de su juventud había cambiado su manera<br />
de pensar y sentir. Volvería a sus ancestros. El barco se deslizaba<br />
por el río y en él, iba hilvanando un sueño. La niñez<br />
desde el recuerdo se levantaba en fotografías dentro de su<br />
cabeza y sintió nostalgia. Desde el barco miraba la costa de
90<br />
Colonia y la reconocía otra vez, más bella que nunca. Ya habían<br />
transcurrido treinta años desde la partida de Uruguay, de<br />
pronto otra vida aletargada parecía levantarse. Claro que ya<br />
tenía una y no le había ido mal; la suya era una familia feliz.<br />
Desembarcó y comenzó a recorrer las callecitas de adoquín<br />
y árboles frondosos. Cientos de pájaros cobijados en<br />
ellos parecían recibirlo para llevarlo hacia el pasado con la<br />
fuerza de sus trinos. Se alejó del río inmenso perdiéndose<br />
entre las casas antiguas atiborradas de glicinas y plantas de<br />
Santa Rita florecidas. Subió al ómnibus que lo llevaría a sus<br />
amigos, a la tumba de su perro, ¿estaría el árbol que allí<br />
había plantado? ¿Cómo lo recibirían? Sabía que muchos faltaban<br />
aunque para él no era así. Cuando el micro cruzó el<br />
arroyo donde tiritaban los juncos después de la escarcha las<br />
mañanas en que iban todos juntos a pescar mojarras; los vio.<br />
A todos y…a él. Cuando el ómnibus se detuvo, descendió<br />
pero no dejaba de repasar aquellos momentos hasta que llegó<br />
a la casa. Allí había nacido, allí estaban los mismos árboles,<br />
los colores y su gente que salió a recibirlo. Nunca les<br />
había escrito. Necesitaba palabras muchas palabras para alcanzarlos<br />
porque no lo habían olvidado. Con ellos comenzó a<br />
recorrer el lugar, turnándose para caminar abrazados<br />
palmeándose y riendo.<br />
Cuando llegó a la tumba de su perro, lo vio. Erguido, fuerte,<br />
protector. Entonces se abrazó al tronco añoso y bajo su sombra<br />
lloró.<br />
CAR AR ARTA AR<br />
MARÍA E. ORTIZ<br />
A MI MI PADRE ADRE<br />
Hace mucho que no hablamos papá, entonces se me ocurre<br />
que podía escribirte una carta.
AVATARES II 91<br />
Te escribo desde la niñez lejana, desde aquel corazón donde<br />
guardé el sueño de tu regreso. Y caminé por la vereda gris y<br />
traté de alejarte. También esperé sin preguntar.<br />
Sólo encontré espacios sin voces. Tu apodo era “el pájaro”,<br />
y en cada rama te oía. y mi alma niña escuchaba que no<br />
volverías.<br />
Pasó el tiempo. El verano implacable se hizo sentir. Ansiosa<br />
te esperé bajo la sombra de aquel eucalipto; ¡tantos recuerdos!<br />
Y el viento me lo dijo. Finalmente lo supe: no volverías.<br />
Presentimiento –ahora pienso.<br />
¿Por qué no he podido convencerme? ¿Por qué este duelo<br />
sin fin?<br />
Tal vez por no querer verte en ese cedro frío en cuyos<br />
gajos se cobijaron quizás miles de pájaros que como vos; volaron<br />
muy alto para caer después con las alas truncas.<br />
Papá: en cada árbol te veo, en cada nido te espero y cada<br />
mañana oigo tu voz que me dice: “ voy para viejo”<br />
La vida se te hizo corta y un duende tronchó tu voz y ya<br />
nunca regresarás y ya tu canto sonoro comienza a escucharse<br />
lejano…<br />
POESÍA OESÍA<br />
NECESID ECESID ECESID ECESIDAD<br />
ECESID AD CER CERCAN CER AN ANA AN<br />
Lejana<br />
en el patio te veo.<br />
Juventud<br />
bajo la sombra de la parra<br />
y escucho como silban<br />
el canario, el zorzal y la calandria.
92<br />
MARÍA E. ORTIZ<br />
Lejana<br />
en el viento<br />
que acaricia mi cara.<br />
Cercana<br />
en el lugar mágico del recuerdo<br />
Hoy que llevo un andar pausado<br />
aún te siento en mi realidad.<br />
Hoy no siento el peso del pasado<br />
en mi cantar.<br />
Lejana juventud, cercana necesidad.<br />
QUIER UIER UIERO UIER QUED QUEDARME<br />
QUED ARME EN EN LA AREN ARENA AREN<br />
¿Por qué me has traído al río,<br />
a la escollera junto al faro<br />
donde no rompen las olas<br />
y el dulzón viento no llega?<br />
¿Por qué me has traído al río<br />
y miras hacia otras tierras<br />
si sabes que mi gran deseo<br />
sobre la arena se queda?<br />
Soy muchacha de mi pueblo<br />
anegado de crecientes<br />
cuando el viento fuerte llega.<br />
Y quiero ver las gaviotas<br />
posarse sobre la orilla<br />
buscando aliento<br />
y acompañando al viajero<br />
que lleva el río en el vientre,<br />
a otros puertos extranjeros.<br />
Yo he decidido quedarme
AVATARES II 93<br />
saboreando el agua dulce<br />
impregnada de riquezas<br />
que alimenta a los puebleros.<br />
Muchacha de plata y luna,<br />
rumorosa de la noche.<br />
Te he traído junto al río,<br />
para no morir de pena.<br />
Es tu amor el que me inquieta<br />
Quiero esta noche, en tus brazos<br />
quedar atrapado<br />
sobre este lecho de arena.<br />
TIEMPOS IEMPOS<br />
Cruces de caminos,<br />
almas sin destino,<br />
sueños imposibles<br />
rechazando tiempos.<br />
Encontrarnos luego<br />
…un lugar… un cielo<br />
realidades hechas<br />
uniendo distancias.<br />
Gozos sin tristeza,<br />
corazón abierto<br />
palabra infinita<br />
suavidad del alma.<br />
Destronar rencores<br />
afrontar la vida<br />
llegar a la muerte<br />
liberando odios.
94<br />
MARÍA E. ORTIZ<br />
LLUVIA UVIA<br />
Llegué a su casa, confusa<br />
repiqueteaban sus pasos en mis oídos<br />
como una tragedia que yo nunca olvidaría.<br />
Llegué impregnada de olor a comida<br />
y llantos de niños.<br />
Llegué con un cansancio absurdo.<br />
No restregué mis párpados<br />
no quería ver lo mismo.<br />
No había hecho nada para que viniera<br />
temía lastimar mis miedos<br />
Yo no tenía suspiros en la boca.<br />
Quédate si quieres –dijo.<br />
Y avivó el fuego<br />
Afuera la lluvia caía sin sonido.<br />
ENTREG NTREG NTREGA NTREG<br />
Me confundo, me inhibo, me avergüenzo,<br />
pero al verte,<br />
recupero el deseo<br />
de tenerte.<br />
Lloro, me amargo, desespero,<br />
miro tus ojos<br />
y mi alma se ilumina.<br />
Te tomo, me dejas,<br />
me vuelves a tomar<br />
y así juntos,<br />
llegamos al final.<br />
MMMMMARÍA ARÍA ARÍA ARÍA<br />
ARÍA EEEEELENA LENA LENA LENA LENA OOOOORTIZ RTIZ RTIZ RTIZ RTIZ
MMMMMABEL ABEL ABEL ABEL<br />
ABEL SSSSSPINELLI PINELLI PINELLI PINELLI PINELLI<br />
PRÓL ÓL ÓL ÓLOGO ÓL OGO<br />
TTTTTIEMPOS IEMPOS IEMPOS IEMPOS IEMPOS DE DE DE DE DE TEMPES TEMPES TEMPESTTTTTAD<br />
TEMPES TEMPES AD AD AD AD<br />
Amigo mío, con el hilo mágico de la esperanza quiero acompañarte<br />
en el viaje de la vida. A través de mis palabras me<br />
atrevo a hacerme presente en el espacio vivo del tiempo.<br />
Amigo mío, quiero si me permites hacerte volar en mis<br />
vuelos. Vibrar en la magia de los sueños. Mirar para que mires.<br />
Sentir para que sientas. Recordar para que recuerdes.<br />
Dibujar el amor para amar.<br />
Contarte de amaneceres, de lunas y lluvias.<br />
Simplemente amigo mío estar a través de las líneas de<br />
un poema o de un cuento... Perdernos en el éter existencial<br />
que emerge del papel como una revelación. Encender luces<br />
apagadas, para que tú amigo mío dejes morir tus penas,<br />
para que dejes olvidado en el viento al dolor. Quiero si puedo,<br />
devolver la sonrisa a tu corazón y juntos andar estos<br />
tiempos de tempestad.<br />
Desde<br />
y<br />
las<br />
palabras<br />
por un cielo<br />
de papel
CUENT UENT UENT UENTO UENT<br />
LIBRES IBRES<br />
Ayacucho…calle de ensueño. Alameda de árboles frondosos<br />
de flores azul celeste como las del jacarandá, tipas y álamos<br />
extendidos. Un lugar y un pedazo de historia. Desde lejos<br />
la calle con sus árboles parece una postal donde el cartón nos<br />
enamora.<br />
Caminan por ella tomados de las manos, una mujer alta,<br />
corpulenta y un niño. Ella viste ropas negras y lleva grandes<br />
gafas oscuras. Sin detenerse siquiera, de pronto lo zamarrea.<br />
¡Soltá esa porquería! –acalorada mira el cielo enfundado en<br />
nubes.<br />
¡No!, ¡No! –contesta el niño y enojado golpea con tanta<br />
fuerza el piso que desde su rodilla, la rótula casi se escapa<br />
fuera de la piel.<br />
En el piso yacen hojas, ramas con frutos secos que lucen<br />
como pintados. El perfume de las flores los rodea. Alguien más<br />
marcha cerca de ellos. Es también una mujer. Su mirada dulce<br />
y su figura espigada se funden con el paisaje. En el rostro<br />
profundos hoyuelos denuncian sonrisas; llaman la atención sus<br />
aros, brillantes y largos. Como un resorte se agacha y recoge<br />
una rama pequeña que se abre en otras tres cargadas de<br />
frutos rojos. Los observa detenidamente, piensa en la obra<br />
creadora de la naturaleza, la perfección indefinible. En ese momento<br />
un carro cargado de cartones y desechos pasa a trote<br />
lento. La mujer con la rama en la mano había presenciado la<br />
escena entre la madre y el niño, también escuchó que el nombre<br />
del niño es Francis. y ella ama profundamente a los niños.<br />
El niño que ahora se ha detenido, no advierte la presencia de<br />
aquella mujer. Deja algo sobre el suelo cubierto de frutos, hojas,<br />
flores y toma una rama que también se abre en tallos más<br />
pequeños repletos de frutos. Arranca una a una las hojas de
98<br />
MABEL SPINELLI<br />
los tallos, hasta dejar la preciosa carga de color al descubierto<br />
y la mira como algo de mucho valor: piedras preciosas, un<br />
tesoro. Se endereza y fijando la vista dice:<br />
–¿Y vos quién sos?<br />
– Martina –le responde y sacude suavemente el mentón de<br />
Francis con una caricia, enseguida ella abre la mano y le dice:<br />
–¡Mirá! –El niño intrigado se acerca y observa: Martina tiene<br />
allí los mismos frutos.<br />
El cielo se nubla apenas un sol transparente se filtra, las<br />
nubes chocan entre sí por el viento. La mamá de Francis se<br />
suma a la escena, sube sus lentes oscuros hasta dejarlos en la<br />
cabeza:<br />
–¡Son frutos!, ¿Qué extraños? Tan rojos, tan brillantes –<br />
balbucea y sin darse cuenta ahora ella los tiene en las manos y<br />
los hace girar. Su cara ha cambiado, la piel se ve lisa y los ojos<br />
serenos brillan.<br />
En silencio las miradas se unen. El viento sigue sacudiendo<br />
los vestidos y cabellos. Francis olfatea los frutos y los aprieta.<br />
Los ojos se abren más aún y la frente se ensancha. La boca<br />
incrédula va de un lado a otro como si quisiera despegar un<br />
chicle adherido en los dientes. Martina pregunta:<br />
–¿Te gustan mis frutos? Yo los colecciono. Si querés te los<br />
regalo…<br />
La mano extendida espera. El pequeño no responde, permanece<br />
callado unos segundos mirando hasta que dice:<br />
–¡Me gustan los míos! ¿Ves? –y los muestra– Son más<br />
grandes –agrega seguro.<br />
Se unen tres sonrisas, pensamientos y miradas. La mamá<br />
toma al niño de la mano y se alejan. Martina sigue su camino,<br />
aprieta los frutos secos…El viento se ha vuelto más intenso y<br />
cuesta caminar. Martina ve como las hojas y los frutos secos<br />
ruedan… saca las semillas del bolsillo y las deja ir…<br />
libres.
AVATARES II 99<br />
TEHUEL EHUEL EHUELCHE<br />
EHUEL HE<br />
La maestra escribe en el centro del pizarrón<br />
¡Todos los perros van al cielo!<br />
Debajo con tizas de vivos colores anota una canción corta<br />
«Las maripositas vuelan por el campo<br />
y al volar agitan sus lindas alitas»<br />
En la pared en ángulo recto con el pizarrón, la silueta de un sol<br />
de cartulina radiante y feliz hace de marco. A su alrededor varias<br />
nubes amarillas, nubes verdes, nubes rosas, nubes violetas.<br />
Se escucha el chirrido de la puerta del jardín, cuidadosamente<br />
alguien entra y cierra.<br />
–Buenos días señorita –saluda con voz grave y amable.<br />
La maestra responde moviendo la cabeza mientras sonríe<br />
suavemente.<br />
–Buenos días señor.<br />
El director mira el pizarrón, lee... observa y exclama sorprendido.<br />
–¡Nubes amarillas! verdes, no entiendo. Señorita ¿No cree<br />
que haya una equivocación?<br />
–Señor, acaso ¿Usted no ha visto nunca un atardecer antes<br />
de la lluvia?<br />
Tiempo después. Una tarde se oyó sonar la campana del<br />
patio. ¡Tan... tan... tan...!<br />
Se había levantado viento y el cielo dejó ver nubes hermosas.<br />
Nubes amarillas, nubes verdes, nubes rosas, nubes violetas<br />
que parecían ovejas de colores jugando en el cielo.<br />
Los niños detuvieron sus juegos y entraron muy calladitos<br />
al salón. Allí en un profundo silencio, todos los ojos se concentraban<br />
en el tierno gesto de la maestra.<br />
Era la hora del cuento.
100<br />
MABEL SPINELLI<br />
Ya no se sentía el olor a caramelos de frutilla. No se caía<br />
ningún lápiz.<br />
Los niños se aprestaban a escuchar «Tehuelche, un perro<br />
con historia».<br />
Tehuelche cuenta:<br />
–Yo vivía en una nube amarilla. saltando. ladrando, olfateando,<br />
corriendo, jugando. Era feliz, era libre. Una tarde me vi. encerrado<br />
dentro de una caja de cartón, de esas que guardan vinos finos.<br />
Manos crápulas y despiadadas me dejaron en las orillas de<br />
una zanja grande, muy grande, cerca de una plaza.<br />
En el silencio una voz celestial me dijo:<br />
–Pequeñín, perrito lindo, corres peligro. Puedes morir ahogado.<br />
¡Ten cuidado!<br />
Tuve miedo, comencé a gemir, lloré hasta que me puse a<br />
aullar... guau... guau...<br />
Asustado me pregunté dónde está mi mamá y la llamé con<br />
desesperación.<br />
De pronto escuché voces y otras manos me sacaron de la<br />
caja. Oí que decían: –que sitio infernal– y luego.<br />
–¡Miren! Es un cachorrito ¡Qué pequeñito y qué lindo! Mi<br />
olfato sintió un perfume de jazmines y violetas.<br />
–¿Qué hacemos? en casa no hay lugar.<br />
–En la mía tampoco.<br />
¿Y si lo cuidamos hasta mañana. Nada más que hasta<br />
mañana?<br />
La pareja de cachorros humanos me llevó a su casa. Me<br />
acariciaron y alimentaron. Primero con un gotero lleno de leche,<br />
después con una mamadera y al fin ¡carne picada!<br />
«Las maripositas vuelan por el campo<br />
Y al volar agitan sus lindas alitas»
AVATARES II 101<br />
Estoy vivo, estoy vivo... ¡Huy! Hay pastos, muchos pastos<br />
frescos esmeraldados. Yo los piso, salto, me lo como. Pim -<br />
Pim - Pim. Son gotitas de rocío.<br />
Plim - Plim - Plim, es la lluvia y juega conmigo.<br />
El viento me deja ver barriletes.<br />
Snif - Snif... se acerca el olor a violetas y me llama...<br />
–¡Tehuelche... ven aquí! Corre...<br />
Me tira un tronquito, hago gambetas, la miro.<br />
–Vamos Tehuelche ve a buscarlo. Corro, lo busco, lo muerdo<br />
y lo llevo entre mis dientes...<br />
–Cuidado, dame esa blusa – Yo corro con la prenda en la<br />
boca.<br />
–¡Tehuelche! –Mi nombre. Recuerdo haber escuchado que<br />
así llamaban a unos aborígenes valientes que fueron despojados.<br />
Ahora que lo pienso... ¿No es lo mismo que hicieron conmigo?<br />
Después...<br />
Viví en diferentes casas, algunas con terreno y otras con<br />
terraza. Correteé por fondos entre ladridos y piruetas.<br />
¿Qué veo? Una mariposa. Me llama: –¡Tehuelche!<br />
Y me hace ladrar en altos y bajos con sonidos graves y<br />
agudos. Olfateo que se acerca el olor a jazmines. Trae en las<br />
manos... maderas, serrucho, clavos y martillo.<br />
Ahora tengo una cucha en forma de chalet.<br />
–Pasto, pastito, te muerdo, te como, te piso.<br />
Me responde el pasto mojado: –Tehuelche ¡No me mojes!.<br />
Me encantan la tierra, las flores y de cada una salen mariposas<br />
amarillas, rojas, azules, violetas, anaranjadas.<br />
Todo es color y brillo para este perro fiel y guardián.<br />
“Las maripositas vuelan por el campo<br />
Y al volar agitan sus lindas alitas”
102<br />
MABEL SPINELLI<br />
Gruño... susurro.... pienso... mientras levanto atento las<br />
orejas.<br />
Otra vez la voz. –Tehuelche no pienses más... Cada mariposa<br />
viene de tu nube amarilla. ¡Ahí viven!<br />
Pasan los años...<br />
Un día se me acercó una cachorrita humana. Muy hermosa,<br />
con pelo lleno de rulitos y una risa alegre como campanillas azules.<br />
La cachorrita olía a rosas.<br />
La miré, la olfateé atento y mi cola empezó a moverse<br />
vertiginosamente.<br />
–Tehuelche... ven acá.<br />
Me acercaba y juntando mis cuatro patas, corría, corría,<br />
corría a toda velocidad.<br />
–Vamos Tihui. Trae la pelota.<br />
Aquí en mi mano. Ven... ven.<br />
Yo me dejaba hacer de todo. La amaba con fidelidad como<br />
saben amar los perros.<br />
–Vamos caballito... arre... arre- y la llevaba en mi lomo<br />
dando vueltas. Otras veces me tiraba la cola. Me pasaba la<br />
hamaca sobre mi cabeza. Si me echaba, me cubría de arena y<br />
me regaba como a una planta.<br />
No salía. No sabía lo que era el amor. Sólo tenía una rendija<br />
en la puerta para saber qué allí detrás está el mundo.<br />
El tiempo sumó más días y más noches y Tehuelche fue a<br />
vivir a su última morada.<br />
Ni una casa, ni un departamento, ni un chalet; las tres cosas.<br />
Me pusieron una vistosa cadena y entré en la vida social.<br />
Dos salidas al día, olfateo de pasto y otras cosas...<br />
Pero... sumo 119, son muchos años. Apenas corro, apenas<br />
salto. Sin embargo..., ¿Quién viene por allí?
AVATARES II 103<br />
–Hola, ¡cómo estás!, Me llamo Diana, y ¿vos?<br />
–Tehuelche, esteee… estoy muy contento de conocerte –<br />
balbuceé con timidez.<br />
Diana es una bella perrita, tiene ojos soñadores. Su pelo<br />
suave, de color marrón, brillante como el sol. Y yo me enamoré<br />
perdidamente de Diana.<br />
Nos pusimos a correr, juntos. Diana me sonríe mostrándome<br />
sus dientes como perlas encantadas. Después me mira<br />
quieta, estática, me olfateó. Me muerde una oreja y nuestras<br />
narices húmedas se acercan. Veo en los ojos de Diana, mi pelo<br />
negro y lustroso.<br />
Y... nos unimos en una melancólica armonía.<br />
Pero ¡Qué pena! Escucho una voz aguda.<br />
Diana–... Vamos.<br />
Quiero seguirla, pero estoy un poco viejo, tengo canas. No<br />
puedo correr como ella. Aunque cuando la olfateo mi rabo no<br />
se pueda detener.<br />
“Las maripositas vuelan por el campo<br />
Y al volar agitan sus lindas alitas”<br />
Una bruma me envuelve. Recuerdo que juego, corro, brinco,<br />
salto. Me tiro al suelo. Me revuelco en el pasto, ladro,<br />
gruño... En medio de la luz como una canción.<br />
“Las maripositas vuelan por el campo<br />
Y al volar agitan sus lindas alitas”<br />
La puerta está abierta. No tengo cadena.<br />
Miles de estrellas me alumbran... Diana... Diana...<br />
En el jardín de la vereda creció una flor de Lirolay y lentamente,<br />
como un misterio profundo, una mariposa amarilla se<br />
posa, sin explicación.
104<br />
POESÍA OESÍA<br />
MABEL SPINELLI<br />
M<br />
JUAN AN MMANUEL<br />
MANUEL<br />
ANUEL<br />
Pedacito de carne rosada<br />
duerme pegadito a mí<br />
ojitos y boca almendrada<br />
nunca te olvides de mí.<br />
Esa piel tan suave<br />
de armiño, déjame<br />
besarla así.<br />
Tus manitas gorditas<br />
y tiernas con deditos<br />
cual flor de alelí<br />
Como un ángel te<br />
llama la vida, eres<br />
nube que corre a la<br />
lluvia sutil.<br />
Inocencia de mundos perdidos,<br />
candidez de esperanza sin fin<br />
tu belleza es tan grande<br />
y tan santa que en un<br />
beso encuentro el candil.<br />
Pedacito de carne rosada<br />
duérmete acurrucado en mí<br />
que ya el tiempo, llenará<br />
tus rincones de juguetes<br />
y sueños sin fin.<br />
Si en la vida juegan los<br />
temores, hay un ángel que vive ya en ti<br />
junto a él serás muy dichoso<br />
no lo dudes pequeño gurí.
AVATARES II 105<br />
BESO ESO ESO TUS TUS MAN MANOS MAN OS CANS ANS ANSAD ANS AD ADAS AD AS<br />
Con tu caballo cansado<br />
pasas cartonero<br />
lento, pensativo,<br />
inconmensurable.<br />
En aquella lúcida mañana<br />
los cartones desbordaban<br />
de tu carrito pequeño,<br />
las ruedas desenfundadas<br />
se lamentaban llorando<br />
en este hoy, sin mañana.<br />
En tu rostro desencajado<br />
de tu cabeza enmarcada<br />
por largos cabellos negros<br />
se perdían tus sueños rotos.<br />
Como pájaro perdido<br />
recogiste mis cartones.<br />
Te miré con tristeza,<br />
me miraste con tu pena.<br />
¡Oh! Cartonero querido<br />
no te juzgo, no te olvido<br />
no te desprecio, te admiro<br />
no me eres indiferente<br />
en mis lágrimas dolientes.<br />
Despacito te marchabas<br />
llevándote mi corazón,<br />
desafiando las heladas<br />
el frío y el fuerte sol.<br />
Cuando ya te alejabas<br />
silenciando tu dolor,
106<br />
MABEL SPINELLI<br />
la injusticia, la mentira<br />
la barbarie y corrupción<br />
Solo te dije –¡Mi amigo!<br />
te quiero y te bendigo!<br />
En el paso vacilante<br />
de tu caballo Nerón<br />
mis sueños se van con vos<br />
en pizarrones inhóspitos<br />
de tizas sin letras ni borrador.<br />
en tu carrito sencillo<br />
y tu casa de cartón.<br />
Beso tus manos cansadas<br />
en medio de esta basura<br />
Te pido que me perdones<br />
pues no puedo hacer nada<br />
en esta mi Patria Amada<br />
que quedó sin corazón.<br />
ESP SP SPACIO SP CIO AZUL AZUL<br />
AZUL<br />
Miro el mar en su inmensidad sin límites<br />
a lo lejos está el horizonte, con su<br />
mundo de vida y de infinito.<br />
En ese punto, en ese lugar<br />
van las almas perdidas en el tiempo.<br />
Todo es brillo y paz, una línea de<br />
plata une el cielo y la tierra.<br />
Más allá... ¿Qué hay más allá?<br />
¿más agua, otro mar? o continúa<br />
la lucha del bien y del mal.
Las orillas, envuelven las<br />
lágrimas de la humanidad<br />
perdida en el espacio azul<br />
de la mentira, el engaño y<br />
la infidelidad.<br />
AVATARES II 107<br />
Pero cada día es un nuevo rayo de sol,<br />
que renace en un murmullo<br />
cadencioso que dice –Ven a mí–<br />
La vida se acerca y la existencia<br />
se llena de caricias, abrazos y besos<br />
extraviados entre el agua salada y la<br />
libertad.<br />
M<br />
LA MMUJER<br />
MUJER<br />
UJER<br />
Llegué a tu casa asustada y fugitiva,<br />
las calles conocen bien mis pasos,<br />
mi piel te busca entre las sombras.<br />
Mis manos olían mal,<br />
dejé atrás un mundo cotidiano,<br />
presuntuosa colgué mi delantal.<br />
Llegué con miedo y con pena<br />
me invadió el silencio.<br />
–Solo el silencio–<br />
Necesitaba que mi cuerpo se llene<br />
de caricias y de besos,<br />
que mis manos vacías del pequeño<br />
tengan vida en otra boca<br />
y otros sueños<br />
Vine a buscar lo que me falta<br />
amor
108<br />
MABEL SPINELLI<br />
llenar mi vida y...<br />
una almohada tibia.<br />
Siento tu abrazo como enigma,<br />
mis cabellos se unen al perfume de tu beso.<br />
Mis ojos se confunden con los tuyos<br />
ardientes y serenos.<br />
Entonces comprendí que<br />
entre dos seres hay algo más<br />
que una mirada.<br />
Tus ojos ardientes y serenos.<br />
Afuera no hay estrellas.<br />
Sólo silencio.<br />
ÉTER TER<br />
Cada día es bueno<br />
para cortar amarras,<br />
volar.<br />
Con tu presencia<br />
etérea<br />
el amor brilla,<br />
es un rayo de luz<br />
semilla sana que<br />
da buen fruto<br />
Quiero ser éter,<br />
quiero ser polen<br />
quiero ser la adormidera<br />
cápsula en fruto seco<br />
vaina, receptáculo carnoso<br />
jugoso…fruto maduro.<br />
Quiero ser mariposa<br />
buscar luz amada
AVATARES II 109<br />
cerrar los ojos<br />
convertir mi alma<br />
ser planta y<br />
hacer mi fotosíntesis<br />
SI PUDIERA<br />
PUDIERA<br />
Si pudiera mitigar el hambre<br />
de los pobres;<br />
mi vida vale.<br />
Si pudiera aliviar al que sufre,<br />
calmar su dolor<br />
contener una lágrima,<br />
y llevarla entre mis manos,<br />
mi vida vale.<br />
Si pudiera ayudar al pájaro herido<br />
y encontrar su nido,<br />
abrazar la noche,<br />
y convertirla en día,<br />
mi vida vale.<br />
Si pudiera ver niños felices<br />
no mendigos suplicantes con ojos<br />
tristes y manitas sucias,<br />
mi vida vale.<br />
Si pudiera ser escuchada<br />
hacer justicia, soportar al que odia,<br />
ver como el rico, no es indiferente<br />
sin que mi corazón estalle,<br />
mi vida vale.<br />
Si pudiera encontrar un alma
110<br />
MABEL SPINELLI<br />
gemela que viva el dolor del semejante.<br />
Si pudiera detener la violencia y el mal<br />
que nos rodea,<br />
mi vida vale.<br />
AMOR MOR ODIO<br />
ODIO<br />
Me miras, te miro<br />
me besas, te beso<br />
tus brazos me asfixian,<br />
desgarran el universo.<br />
Me miras, te miro<br />
desafiante, olvidada<br />
como filo de<br />
navaja afilada.<br />
PENS ENS ENSAMIENT<br />
ENSAMIENT<br />
AMIENT AMIENTOS<br />
AMIENT OS<br />
Pensamientos acallados, vacíos<br />
forman espirales y volutas,<br />
nacen sombras densas, tenebrosas,<br />
me envuelven en un manto prestado<br />
por la oscuridad.<br />
Crecen rumores de seda y raso.<br />
Soplo de vida, luz de energía.<br />
Espejo sin mancha ni esplendor.<br />
Piso los pensamientos de mi sombra.<br />
LUMINISCEN<br />
UMINISCEN<br />
UMINISCENCIA<br />
UMINISCEN CIA<br />
Esencial lucidez pasajera.<br />
Éxtasis, recuerdo<br />
Oscuridad sin nombre.
¡V<br />
¡V<br />
AVATARES II 111<br />
Trasciende el sol, disco rojo.<br />
Luminiscencia, espacio<br />
Noche cerrada.<br />
Mundo.<br />
ESCEPTICISMO<br />
SCEPTICISMO<br />
SCEPTICISMO<br />
El hombre es como soplo<br />
de ráfaga embriagada,<br />
en los días sombra pasajera<br />
donde no puede<br />
vivir con la soberbia<br />
de creerse el rey del universo.<br />
No creer, no querer, no soñar…<br />
Su alma se convierte en<br />
planta frondosa<br />
piedra tallada.<br />
…!<br />
¡VIENT IENT IENTOOOOO<br />
IENT OOOOO OOOOO…!<br />
OOOOO…!<br />
ESCÚC ESCÚC ESCÚCHAME<br />
ESCÚC HAME<br />
Se escucha un viento fuerte, no lo veo. Él es libre…<br />
Sopla donde quiere como quiere.<br />
¿De dónde vienes milagro viviente?<br />
No lo toco, no lo atrapo, no lo encierro.<br />
Ës como un fantasma poderoso,<br />
invencible, dueño del todo,<br />
menos del amor.<br />
Lo siento, escucho su silbido<br />
miles de ondas acústicas<br />
traen el lamento de la humanidad
112<br />
MABEL SPINELLI<br />
Viento ¡escúchame! si puedes<br />
atrapa mis fulgores<br />
¡Deja libre mi poesía!<br />
¡Vientooooo…!<br />
CAR AR AR ARTA AR PEQUEÑA PEQUEÑA A UN UNA UN UN HOJ HOJ HOJA HOJ PEQUEÑA<br />
PEQUEÑA<br />
Hojita… ¿Qué hacías en mi mesada fría,<br />
si tú eres tan cálida.<br />
¿Quién te trajo aquí? ¿El viento, el frío, el amor?<br />
Te tengo en mis manos. Eres perfecta.<br />
Tan pequeña, pintada con los colores de mi amigo otoño.<br />
Miro tu borde dentado, tus nervaduras, tu forma, tu belleza.<br />
Eres hermosa. Sólo te pudo crear el SER PERFECTO.<br />
IDEOGRAMA<br />
DEOGRAMA<br />
Murallas<br />
en<br />
lo etéreo<br />
en<br />
el aquí<br />
en el silencio<br />
y olvido<br />
en luz y sombras<br />
Murallas<br />
Murallas<br />
Murallas<br />
(miedos)<br />
MMMMMABEL ABEL ABEL ABEL<br />
ABEL SSSSSPINELLI PINELLI PINELLI PINELLI PINELLI
JJJJJUUUUUAN AN AN AN AN MMMMMANUEL ANUEL ANUEL ANUEL ANUEL VVVVVIA IA IA IAGGIO IAGGIO<br />
GGIO GGIO GGIO<br />
“¿Cómo decirlo?, me pregunté un día, mientras moría<br />
suave y dulcemente, en un laberíntico desierto.<br />
Así, sentado en las dunas del alma, un puño<br />
irrespetuoso, comenzó a trazar un gran espejo de tinta”.<br />
PRÓL ÓL ÓLOGO ÓL OGO<br />
EEEEENNNNN LLLLLAS AS AS AS AS DUN DUN DUNAS DUN DUNAS<br />
AS AS AS DEL DEL DEL DEL DEL ALMA ALMA ALMA ALMA ALMA<br />
Prologar a Juan Viaggio es, realmente, una<br />
satisfactoria complicación. Bastaría quizás, el verso de Miguel<br />
Hernández: “un amor hacia todo me condena”.<br />
Escondido y escudado tras los papeles, se muere de miedo<br />
por el valor de creer, “todo duele, mueve y conmueve”, su<br />
corazón deshabitado y oxidado, como esa estación donde nadie<br />
espera el tren, estrangula historias de una vida llena de<br />
“amores” inoportunos, otros de fantasía y todos infructuosos.<br />
Meterme en su interior, es apagar la luz, donde su pasión<br />
de poesía, sus incontenibles formas de expresión y su infierno<br />
que mira al cielo, se debaten por el alma.<br />
Triste escapista, vive naciendo en nuevos mundos, pero<br />
esperando la noche, para volver a soñar.<br />
Hablo y el corazón me sale en el aliento.<br />
Huelo la vida y la muerte,<br />
oigo mi sombra,<br />
en el silencio de mi pena.<br />
JJJJJOAQUÍN OAQUÍN OAQUÍN OAQUÍN OAQUÍN SSSSSOLARI OLARI OLARI OLARI OLARI<br />
MMMMMIGUEL IGUEL IGUEL IGUEL IGUEL HHHHHERNÁNDEZ<br />
ERNÁNDEZ<br />
ERNÁNDEZ<br />
ERNÁNDEZ<br />
ERNÁNDEZ<br />
JJJJJUAN UAN UAN UAN UAN VV<br />
VV<br />
VIAGGIO IAGGIO IAGGIO IAGGIO<br />
IAGGIO
CUENT UENT UENT UENTO UENT<br />
EL ESPIRAL<br />
ESPIRAL<br />
En su rostro no había más que primaveras sin brillo y en<br />
ellas, abrazaba siempre una estrella abollada.<br />
La frente contra la ventana y pequeñas perlas de cristal,<br />
caían en lluvia granizada, pensó entonces, que no le quedaba<br />
ya, una sola lágrima más.<br />
Había escuchado el primer ruido plateado y sabía que<br />
Luisa, por sus problemas en las piernas y su alta edad, tardaba<br />
entre tres y cuatro minutos en subir la inagotable escalera<br />
en espiral, que llevaba a la habitación, aunque según el cansancio<br />
que arrastrase del día, se demoraba uno o dos minutos<br />
más.<br />
La cortina sucia y descolorida que entre dos pliegues parecía<br />
sostenerle la cabeza, se confundía con su pelo descuidado,<br />
y se pasaba las manos por la cara, como queriendo lavar con<br />
esa misma saliva, alguna culpa pretérita.<br />
Sus mejillas hervían en la soledad de una vida llena de<br />
ausencias y lunas vacías, ¡Y cómo pesaban esas manos!, las<br />
que estrujaban el aire, tan frágiles y temblorosas.<br />
“Soy como un fantasma visto de día, se me ha podrido el<br />
corazón, y se me hizo un hueco la vida”, gritaba y aullaba con<br />
la garganta irritada, como queriendo desgarrar un mundo con<br />
su aliento.<br />
Los pasos de Luisa se oían aún lejanos, quizá no había<br />
llegado al primer descanso, de los dos que tenía el gran espiral<br />
de madera crujiente y abandonada.<br />
“Derramé la sal sobre las almas, y la sangre de quien amaba”,<br />
continuaba con el grito intacto y lloraba horrorosamente,<br />
pero de sus ojos, no caía el tibio vidrio, porque lloraba por<br />
dentro, retorciéndose en su propio infierno.
116<br />
Pensó una vez más en todo lo que la hacía sentir vacía y<br />
en aquel que le besó la boca, sus pálidos y finos labios, para<br />
ponerlo justo ahí, en el doble filo de la tentación, en el diente<br />
agudo de la conciencia.<br />
¡Ah! qué peso el de esas manos, tan frágiles y temblorosas.<br />
Luisa ya había dejado el segundo descanso, su andar se<br />
oía con claridad y, llegando al umbral del estupor, comenzó a<br />
golpetear como la hacía siempre a la hora de la cena, la cuchara<br />
contra la ennegrecida bandeja plateada.<br />
La ventana abierta de par en par, y un cuerpo desnudo,<br />
enredado en la cortina sucia y descolorida, donde perlas de<br />
cristal caían en lluvia granizada.<br />
“Los traidores a sus cenizas”, había dicho la hermana de la<br />
infame a Luisa, días después, en esa misma habitación, cuando<br />
esta le dejaba una ennegrecida bandeja con la cena.<br />
Luego se recostó en la cama, y el crujir de la madera parecía<br />
entenderse con el gran espiral, por donde Luisa continuaba<br />
de regreso a la sala, encendió un cigarrillo, tomó su libro y,<br />
mientras se dejaba llevar por la “continuidad de los parques”,<br />
fumaba con un temblequeo familiar.<br />
POESÍA OESÍA<br />
JUAN VIAGGIO<br />
INTERIOR<br />
NTERIOR<br />
NTERIOR<br />
Los sueños maltratados,<br />
la huella de una estrella,<br />
la garganta avinagrada,<br />
el canto amargo,<br />
las pupilas endebles,<br />
la razón sin razón,
AVATARES II 117<br />
el deseo impío,<br />
la sal del corazón,<br />
la pena enmadejada,<br />
el hilo de mi enredo,<br />
la oscura poesía,<br />
el día después.<br />
Las manos de la ausencia,<br />
las rodillas del temor,<br />
la compañía de nadie,<br />
la luna en un cajón,<br />
las uñas del llanto,<br />
los nudillos del “amor”,<br />
el ojo de la espina,<br />
la conciencia en borrador,<br />
los precipicios interiores,<br />
la saliva y el sudor,<br />
las fauces del tiempo,<br />
las noches sin vos.<br />
Las cercanas lejanías,<br />
los ramos marchitos,<br />
la copa hecha añicos,<br />
la fe pidiendo auxilio,<br />
el refugio en la nada,<br />
el verso que se niega,<br />
los párpados que pesan,<br />
los abismos del alma,<br />
las horas coaguladas,<br />
la sangre que no pasa,
118<br />
JUAN VIAGGIO<br />
las certezas que dudan,<br />
los huecos en la almohada,<br />
los precipicios interiores,<br />
la saliva y el sudor,<br />
las fauces del tiempo,<br />
las noches sin vos.<br />
AUSEN USEN USENCIA<br />
USENCIA<br />
CIA<br />
Tiene la noche<br />
ese aire,<br />
ese gusto a tango,<br />
mi pasado más reciente<br />
me estrangula la sangre,<br />
y calla un rato la nostalgia,<br />
y llora el silencio su llanto.<br />
¡Ah! si tus manos<br />
cerraran mis ojos,<br />
y tu boca,<br />
en metáforas,<br />
besara mis párpados.<br />
Y tiene esta noche,<br />
la tibieza oscura<br />
de mi alma,<br />
y soy una peca<br />
de la luna,<br />
un verso frágil,<br />
sin garganta.
AVATARES II 119<br />
Los jirones de mi pecho,<br />
se embriagan con el dulce dolor<br />
de las copas rotas,<br />
y me seduce un rato<br />
la muerte,<br />
y descalza la vida,<br />
me llora gota a gota,<br />
y tiene esta noche,<br />
la ausencia de todas las cosas.<br />
EL CORAZÓN ORAZÓN ORAZÓN DEB DEBAJO DEB DEBAJO<br />
AJO DE DE DE LOS OS ZAP ZAPATOS ZAP OS<br />
Sale arrastrando su suerte<br />
y tropezando con su sombra,<br />
la certidumbre en una mano,<br />
es golpeada por la otra.<br />
El aire se ha enviciado<br />
con la indecisión perfumada<br />
de vestidos sin “amor”,<br />
y el cielo, con indiferencia,<br />
ostenta su luna mentirosa.<br />
Camina lento,<br />
sin dañar el silencio,<br />
para que los recuerdos<br />
no lo escuchen,<br />
no es de noche,<br />
tampoco de día,<br />
pero se ve oscuro.<br />
Ya ha perdido el mundo,<br />
o el mundo lo perdió a él,<br />
y no creo que le importe,<br />
su corazón parece estar<br />
debajo de los zapatos,
120<br />
JUAN VIAGGIO<br />
y en cada uno de sus pasos,<br />
una mueca de ansiedad.<br />
Va yendo hacia un encuentro<br />
que no para de buscar,<br />
Y en la rutina de pensar,<br />
colecciona residuos de un futuro<br />
predecible y maltratado.<br />
TÚ<br />
Tú me dislocas, me revuelves,<br />
me dueles, me sofocas,<br />
tu me aceleras, me precipitas,<br />
me relames, me calcinas.<br />
Y eres tan breve,<br />
abstracta, ausente,<br />
nocturna y paciente,<br />
eres mi derribo, mi tiempo,<br />
mi desvelo, mi cornisa,<br />
mi abismo, mis escombros,<br />
y, mi muerte.<br />
La mentira de mi vanidad,<br />
mi decencia y mi imprudencia.<br />
Tú me disputas<br />
en los sueños errantes.<br />
Que se duermen en la sangre.<br />
me incitas, me desanimas,<br />
me retuerces, me lastimas.<br />
Te trazo en carne viva<br />
con la tinta de mis huesos,
AVATARES II 121<br />
en las rimas del insomnio,<br />
y en los versos del consuelo.<br />
Tú me besas<br />
con cuchillos de seda,<br />
me reduces a la espera,<br />
de tu boca cancerbera.<br />
Eres mi desencuentro,<br />
mi cama tumba,<br />
mi silencio de hospital,<br />
mi insoportable existencia,<br />
mi anunciada palidez,<br />
mi corrupta soledad,<br />
mi razón inmoral.<br />
Simplemente<br />
eres quien faltó,<br />
a la cita<br />
que no fui.<br />
EL CREPÚSCUL<br />
CREPÚSCULO CREPÚSCUL EN EN LA ALMOHAD<br />
ALMOHADA<br />
ALMOHAD<br />
Giró sobre el desconcierto,<br />
y la bronca trasmitida a sus manos,<br />
calcó la ira en sus rodillas<br />
pálidas de esperar.<br />
Perdió los ojos,<br />
buscando una sombra<br />
que nunca encuentra,<br />
ni siquiera<br />
en el frenesí de su cabeza,<br />
que gira explorando sus espaldas,<br />
y el desvelo es inmortal.<br />
Va y viene kilómetros de encierro,
122<br />
JUAN VIAGGIO<br />
deslizando los dedos<br />
por los cabellos firmes<br />
y blanqueados por el tiempo,<br />
la ansiedad le saborea los labios<br />
en una noche que se va montando<br />
al alba nueva.<br />
Recuerda y cuanto más, más descubre.<br />
Se frota el pecho con violencia<br />
como si toda su memoria,<br />
le hubiese mordido el corazón.<br />
EL SILEN SILENCIO<br />
SILEN CIO DE DE ESP ESPALD ESP ALD ALDAS ALD AS<br />
Sobre las mesas nubladas,<br />
se refleja un cielo debajo del cielo<br />
Duele la vida y en la piel,<br />
esparcida toda mi suerte<br />
con un dulce rencor.<br />
Me dicen las calles<br />
que ella camina sola<br />
que su silencio huele mi sombra<br />
con el marchito ramo que le di.<br />
.<br />
Cuadros oscuros,<br />
de una roja agonía<br />
intoxicada de opaco,<br />
fondos de ramos arcanos,<br />
en las botellas vacías,<br />
las venas de la noche<br />
almacenan sangre fría,<br />
y caen gotas de vidrio<br />
cortando el aire
de las bocas.<br />
AVATARES II 123<br />
Irisado de pena y verso,<br />
se me quiebran<br />
las costillas,<br />
y entre los negros huesos<br />
de olvidos que se astillan,<br />
dulce amargura de seda,<br />
de ausencias que se ovillan.<br />
Me dicen las calles,<br />
que su silencio<br />
huele mi sombra.<br />
AMANECERES<br />
MANECERES DE DE DE LAN AN ANA AN<br />
Con la alegría<br />
de dos cuerpos<br />
que viajan juntos,<br />
me llega el mundo,<br />
a lo mismo<br />
que un bolsillo.<br />
Y uno<br />
pasa por las cosas,<br />
y a través del tiempo<br />
se hace lana,<br />
en las agujas<br />
de la memoria.<br />
Ya nadie espera,<br />
los ojos<br />
se me han llenado<br />
de amaneceres,<br />
y mi boca
124<br />
A<br />
A<br />
JUAN VIAGGIO<br />
ciega y torpe<br />
se hizo sombra.<br />
Y entre sombras<br />
de paredes,<br />
clavó al olvido<br />
por el vientre.<br />
A LAS AS PUER PUERTAS<br />
PUER AS DE DE TU TU TU ALIENT ALIENTO ALIENT<br />
Aún hay un corazón,<br />
allí, donde las estrellas<br />
no pueden apagarse,<br />
donde mi luna<br />
conversa en los balcones<br />
de tu calle.<br />
Y yo pido tus manos,<br />
con ese alivio de enfurecido<br />
y penetrante licor,<br />
para mi pecho<br />
de caminos arrugados.<br />
Aún hay una mirada,<br />
ahí, justo donde el sol,<br />
no puede quemarte<br />
los párpados, y yo pido tu boca,<br />
así, con el calvario de la sed,<br />
para inspirar mis agónicos labios<br />
saciados de espinas<br />
y gotas de sal.<br />
Aún será hoy,<br />
con agridulces de ayer<br />
y profecías de cenizas.
AVATARES II 125<br />
Pero yo te pido la mañana,<br />
fresca, de corazones trémulos,<br />
porque mi poesía se desangra<br />
en un tiempo inquieto<br />
de frío y grises silencios,<br />
te pido entera la vida,<br />
para morir<br />
a las puertas de tu aliento.<br />
JJJJJUAN UAN UAN UAN<br />
UAN MMMMMANUEL ANUEL ANUEL ANUEL ANUEL VVVVVIAGGIO IAGGIO IAGGIO IAGGIO<br />
IAGGIO
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Noviembre de 2004