Las Artes y los Oficios - Ministerio del Poder Popular del Despacho ...
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Capítulo aparte merece el desempleado que se resiste a dejar<br />
de serlo por razones de índole cultural. Se trata <strong>del</strong> desempleado<br />
que dice: “Yo soy ante todo escritor, y eso es lo que quiero ser para<br />
siempre. Si yo acepto un empleo fijo con jefe, horario de trabajo y<br />
todas esas cosas, ¿Con que tiempo voy a escribir? No, prefiero andar<br />
andrajoso y sin un centavo, pero no sacrificar mi obra literaria a un<br />
estúpido trabajo de oficina...” Demás está decir que el autor de este<br />
modesto ensayo se autoclasifica en esta categoría de desempleados.<br />
Modus vivendi<br />
Por contraste con el trabajador cesante, el desempleado<br />
profesional casi siempre anda fresquecito, bien arreglado, pimpante<br />
como dicen <strong>los</strong> francófi<strong>los</strong>. ¿De qué vive? Eso es y será quien sabe<br />
por cuánto tiempo uno de <strong>los</strong> misterios más profundos de la<br />
Economía Política. Sin embargo, en el velo de este misterio se han<br />
hecho algunos huecos que permiten conocer siquiera en parte de<br />
dónde chupa su savia el frondoso árbol <strong>del</strong> desempleo. Se sabe, por<br />
ejemplo, que la mayoría de <strong>los</strong> desempleados viven de pedir prestado<br />
bajo la solemne promesa de pagar la deuda tan pronto como cobre la<br />
primera quincena de un hipotético empleo que “ya lo tengo seguro,<br />
de un momento a otro me llaman”. Se sabe también que, en materia<br />
de alimentación, nadie domina con mayor maestría el arte de prolongar<br />
una visita hasta la hora de la comida y que en cuanto a las diversiones<br />
muchos desempleados tienen un olfato superdesarrollado y<br />
especializado que les permite encontrarse siempre “casualmente” con<br />
amigos que van camino <strong>del</strong> cine o <strong>del</strong> teatro. Y <strong>del</strong> resto, algo se sabe<br />
igualmente: al desempleado nunca le falta un hermano empleado o<br />
una hermana casada que, por supuesto, no le va a negar albergue y<br />
sus derivados, entendiéndose por tales, toalla y jabón, lavado de ropa,<br />
etc. Todo esto sin contar a aquel<strong>los</strong> desempleados que viven de sus<br />
empleados y tienen oficina, secretaria, chofer y hasta psiquiatra<br />
particular.<br />
ANIBAL NAZOA<br />
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