Las Artes y los Oficios - Ministerio del Poder Popular del Despacho ...
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<strong>los</strong> cepil<strong>los</strong> alemanes...”. De manera, pues, que si usted no siente especial<br />
admiración por la patria de Goethe, tampoco sirve para la noble<br />
profesión buhoneril. Tal vez ese mismo culto a lo alemán lo ha<br />
llevado a desarrollar otro ingenioso truco lingüístico que consiste<br />
en no pronunciar claramente el nombre de lo que vende. Muchas<br />
veces el transeúnte se detiene junto al buhonero tan sólo por el<br />
interés en descifrar su pregón, que es algo así como “mira aquí están<br />
<strong>los</strong> gripates, lleve su grtipates, aproveche <strong>los</strong> gripates... gripates... grtipates...”,<br />
y hasta termina por comprarle un grtipate.<br />
El buhonero y la ciudad<br />
Según afirman <strong>los</strong> especialistas en turismo y folklore, el<br />
buhonero es uno de <strong>los</strong> elementos que dan más colorido y “sabor<br />
local” a la ciudad. Esto es absolutamente exacto. Sobre todo cuando<br />
viene la policía a desalojar a <strong>los</strong> buhoneros para evitar que le hagan<br />
competencia al gran comercio, se producen las escenas más coloridas<br />
que se pueda imaginar, con aquel<strong>los</strong> regueros de peines, anteojos,<br />
pantaletas, libros y mil artícu<strong>los</strong> más en multicolor mezcolanza, sin<br />
olvidar las cajas de cartón y las mesitas de tijera despanzurradas a<br />
puntapiés por <strong>los</strong> policías, las cabezas rotas y las camisas desgarradas.<br />
Los economistas, por su parte, opinan que la cantidad de buhoneros<br />
presentes en las calles es un índice de la verdadera situación de un<br />
país, especialmente en cuanto al nivel de empleo de la población<br />
apta para el trabajo. En ese sentido podemos decir que Venezuela -<br />
el país que tiene más buhoneros en el mundo- goza de una situación<br />
verdaderamente privilegiada. Los venezolanos tenemos a nuestra<br />
disposición bastantes empleos. Empleos de buhonero, por supuesto.<br />
Concluyamos, como un pequeño homenaje al buhonero,<br />
recordando que más de una vez sucede que cuando usted ve a una<br />
distinguida señora mostrándole a una amiga el vestido de cuero que<br />
se acaba de comprar y diciéndole: “este es de Courrèges, lo compré en París<br />
esta primavera”, a lo mejor “Courrèges” es un buhonero que tiene su<br />
tarantín montado en una esquina no de París, sino de El Silencio.<br />
ANIBAL NAZOA<br />
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