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Las Artes y los Oficios - Ministerio del Poder Popular del Despacho ...

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¿Quién no ha sentido nunca la tentación de comprar un objeto<br />

robado? El buhonero se aprovecha entonces de la mala fe <strong>del</strong> cliente<br />

y logra arrancarle cien bolívares por una matraca que a él no le costó<br />

más de veinte en casa <strong>del</strong> mayorista. Gracias a este ingenioso sistema,<br />

no hay artículo que un buhonero no pueda vender, por absurdo que<br />

sea. Usted se habrá preguntado más de una vez para que demonios<br />

necesita un mechero de Bunsen, pero le apostamos lo que quiera a<br />

que si en ese instante se le aparece un buhonero ofreciéndole uno<br />

como quien ofrece un Colt 45 o media libra de heroína, se lo compra.<br />

Ya actuando abiertamente, el buhonero se defiende con sus<br />

dotes oratorias. Usted puede ofrecer la mejor mercancía <strong>del</strong> mundo,<br />

pero si no la sabe adornar apelando a <strong>los</strong> recursos <strong>del</strong> lenguaje, no se<br />

moleste en salir a buhonear. La elocuencia en muchas ocasiones le<br />

sirve al buhonero para salvar la mismísima vida. Pongamos un<br />

ejemplo: viene usted por la calle y ve un buhonero demostrando un<br />

aparatito para pelar papas; le compra uno, y cuando llega a su casa<br />

se encuentra con que el aparatito no corta nada o simplemente se le<br />

desarma en la mano al intentar pelar la primera papa. ¿Por qué no<br />

va usted inmediatamente a matar al buhonero o por lo menos a<br />

hacérselo tragar con estuche y todo? Porque, honradamente, a un<br />

hombre que habla tan bien se le puede perdonar cualquier cosa. El<br />

repertorio de trucos lingüísticos que posee el buhonero supera al de<br />

<strong>los</strong> políticos más brillantes. El nunca dice “lleve <strong>los</strong> lápices a real”<br />

sino “lleve <strong>los</strong> lápices a dos por un bolívar” y agrega, con el mayor cinismo:<br />

“...lo que le cuesta un real en librería, a dos por bo1ívar”. O bien pregona<br />

“lleve las plumas a cuatro bo1ívares, las de a diez a cuatro, propaganda de<br />

la Parker...”. La palabra propaganda, en este caso, tiene un efecto<br />

mágico: crea la ilusión de que el objeto ha sido obtenido gratis, o<br />

casi. Aquí lo que ha sido aprovechado es el espíritu oportunista, la<br />

“viveza” <strong>del</strong> cliente.<br />

Nunca hemos podido averiguar por que, pero el buhonero<br />

siempre es germanófilo. Alemania parece ejercer un influjo de tipo<br />

mitológico sobre el gremio, porque todo lo que vende el buhonero es<br />

“alemán”: “lleve las hojillas alemanas... lleve las correas alemanas... lleve<br />

LAS ARTES Y LOS OFICIOS<br />

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