Las Artes y los Oficios - Ministerio del Poder Popular del Despacho ...
Las Artes y los Oficios - Ministerio del Poder Popular del Despacho ...
Las Artes y los Oficios - Ministerio del Poder Popular del Despacho ...
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
El astronauta debe amar profundamente a su país, pero sólo<br />
mientras está en tierra; una vez lanzado al Cosmos le conviene amar<br />
profundamente a cualquier país, con tal que el aterrizaje sea bueno y<br />
<strong>los</strong> grupos de rescate lleguen a tiempo. Necesariamente tiene que ser<br />
casado y con hijos: si no hay esposas ansiosas ante el televisor y niños<br />
orgul<strong>los</strong>os de tener un papá en órbita no se justifican <strong>los</strong> ingentes<br />
gastos que ocasiona un vuelo espacial.<br />
Pero uno de <strong>los</strong> rasgos más importantes que distinguen al<br />
astronauta es su habilidad para contar al revés. El conocido poema<br />
de Andrés Eloy Blanco “La Loca Luz Caraballo”, recitado por un<br />
astronauta sonaría más o menos así:<br />
“Diez, nueve, ocho, siete, seis,<br />
cinco, cuatro, tres, dos, uno,<br />
<strong>los</strong> deditos de tus manos,<br />
<strong>los</strong> deditos de tus pies...”<br />
No sabemos a ciencia cierta por qué a <strong>los</strong> astronautas<br />
siempre se les hace al revés la cuenta de la partida, pero suponemos<br />
que será por alguna razón psicológica: tal vez así se les crea la ilusión<br />
de que en vez de estar despegando están regresando, lo cual no deja<br />
de ser bastante tranquilizador.<br />
Indumentaria<br />
Desde el punto de vista de la vestimenta, el astronauta es la<br />
máxima representación de la juventud contemporánea, porque viste<br />
un traje desaliñado, absolutamente carente de elegancia, una especie<br />
de saco de papas que lo hace aparecer deforme, casi monstruoso,<br />
lleno de arrugas y bolsas por todas partes, y que sin embargo es el<br />
más costoso que se pueda imaginar, tan costoso que sólo el Estado<br />
puede pagarlo. A decir verdad, ya es hora de que <strong>los</strong> modistos<br />
intervengan en el diseño y confección de estos trajes a ver si se logra<br />
un mo<strong>del</strong>o más pasable. Pensemos en la posibilidad de que un día el<br />
LAS ARTES Y LOS OFICIOS<br />
163