Las Artes y los Oficios - Ministerio del Poder Popular del Despacho ...
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EL VAMPIRO<br />
¡Aaaaaaaaaaaaayyyyyyyyy!<br />
Dang... Dang... Dang... Danggg... <strong>Las</strong> cuatro siniestras,<br />
pesadas, tristísimas campanadas <strong>del</strong> viejo reloj de la torre indican que<br />
es la medianoche, porque el viejo reloj tiene el sistema de campanas<br />
descompuesto y a las dos da cuatro, pero habida cuenta de que<br />
también tiene dos horas de a<strong>del</strong>anto, es fácil llegar a la conclusión de<br />
que en realidad son las doce, ¿Está claro? No, claro que no está claro:<br />
está muy oscuro, muy negro. Sólo un relámpago lejano rompe de vez<br />
en cuando la oscuridad de la noche gélida y tempestuosa. El viento<br />
ulula antiguas historias de fantasmas y <strong>los</strong> cipreses <strong>del</strong> cementerio le<br />
responden inclinándose sobre las tumbas con horrible crujido. El<br />
aullido de un lobo rebota sobre las colinas mientras un buho grazna 1<br />
su lúgubre salmodia 2 entre las ramas de un añoso roble 3 a la vera <strong>del</strong><br />
camposanto. En el lóbrego castillo de Kartoffelschale, allá en lo alto<br />
de la Montaña Negra, la noche es joven. La frágil baronesita de La<br />
Crevette, tiernamente inocente de <strong>los</strong> peligros que la rodean, duerme.<br />
Acaso sueña con el príncipe azul que le pagará la renta <strong>del</strong><br />
apartamento, la luz, el teléfono, el gas, etc., por el resto de sus<br />
plácidos días. De pronto, algo como un leve aleteo apenas audible,<br />
una ráfaga helada, un suave pinchazo en el marmóreo pescuezo de<br />
la doncella, justamente sobre el latido angelical de la yugular. La<br />
frágil baronesita de La Crevette despierta con un grito para<br />
comprobar, horrorizada, que una cucaracha se desplaza sobre su<br />
lecho. Su mano temblorosa va a la mesita de noche y toma el pomo<br />
1. Ya sabemos que <strong>los</strong> que graznan son <strong>los</strong> cuervos, pero como en Venezuela no<br />
hay cuervos.<br />
2. Si <strong>los</strong> búhos no graznan, tampoco salmodian. Lo que pasa es que la palabra es<br />
muy apropiada para este tipo de narración.<br />
3. También sabemos que en Venezuela no hay robles, pero ¿Qué quieren ustedes,<br />
que pongamos al búho a salmodiar entre las ramas de una vulgar mata de guayaba<br />
o de aguacate?<br />
LAS ARTES Y LOS OFICIOS<br />
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